Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Mad Men: la derrota final de Don Draper

5Llevo desde ayer pensando qué escribir sobre el final de Mad Men. Ha sido tan extraño e inclasificable que es imposible plasmar en poco tiempo una opinión bien formada sobre lo que ha ocurrido en la despedida de una de las mejores series de la historia. Como ocurre con las asignaturas más difíciles, lo que te hayas estudiado al principio solo podrás asimilarlo con el paso de las horas y tras una noche de sueño. The End of and Era, el capítulo 14 de la séptima temporada de la serie, el 92 de su historia, te exige más tiempo para hacer un análisis sosegado y que se aproxime a la realidad. Aunque cada persona que haya visto este final tenga un parecer distinto.6

No voy a decir que me ha encantado el último capítulo y lo que ocurre con Don Draper en los últimos minutos. Tampoco que no me ha gustado nada, que ha sido aburrido y que no aporta nada a la historia. Lo que me ha parecido es que ha sido un capítulo más de Mad Men. Desconcertante. Rico, lleno de novedades para las tramas actuales e interesante. Pero sí destaca en que ha sido de los episodios que más me ha hecho pensar en cómo soy y me ha forzado a buscar paralelismos entre mi actitud diaria y la de los que me rodean. Hasta el último segundo ha cumplido con el objetivo de Matthew Weiner: ser una clase de empatía en cada escena. Especialmente con la derrota de Don Draper con respecto a todos los que le rodean.

3He leído por ahí que ha sido un final «espiritual» (y, esto es verdad, lleno de guiños maravillosos). Todo porque Don acaba en un retiro rodeado de hippies y gente alternativa con nada más que unas cabañas y el mar para escapar. Que hasta es una representación del comienzo de su nueva vida. Algo que ocurre por lo que su familia le dice que debe hacer y por la experiencia que comparte uno de sus compañeros de sesión. Cuando finalmente se da cuenta de que todos le miran a él pero no como le gustaría. Que triunfar con las mujeres no significa nada. Tampoco hacerlo en la publicidad. Es la vida vacía del éxito que nos han enseñado durante estos ocho años y que Jon Hamm ha explotado dentro de un personaje que merece tener un hueco destacado en la historia televisiva. 1

Mi sensación es que Weiner ha querido dejar el final más abierto posible para que estemos ahora todos haciendo conjeturas. Preguntándonos qué va a ser de Don ahora que todo lo que conocía va a cambiar por completo, ya sea por sus elecciones o por los golpes de la vida. Así estoy yo ahora mismo. Lo mismo con el resto. ¿Va a hacer caso Peggy a su corazón? ¿O realmente es su cabeza la que habla? ¿Va a triunfar Joan ahora que no tiene un asidero? ¿Cómo le irá a Peter? ¿Y a Roger Sterling? ¿Sabremos algo más de Sally Draper?

4Lo que sí está claro con el final de Mad Men es que todos los personajes han rehecho sus vidas y tienen un horizonte claro. Incluso Betty. ¿Quién es el único que no puede contar con un futuro aparente por delante? Exacto. Al final, siempre hay esperanza para todos. Excepto para los que se autodestruyen y retozan en su mierda. Estoy convencido de que todos nos hemos podido ver reflejados en algún momento en la historia de Don. Los otros personajes son muy interesantes, pero evidentemente no están a la altura de los matices del protagonista. Por algo es el que manda.

Quizá Matthew Weiner alumbró esta serie como algo autobiográfico. Él puede decir una cosa en una entrevista y otra en la contraria, despistándonos y convenciéndonos de que debemos creer que para nosotros debe ser lo que dice él. Yo creo todo lo contrario: cada uno debe sacar sus propias conclusiones. Más en una serie que tiene tantas lecturas posibles. Por algo es una de las mejores de la historia.2

El desconcierto que ha generado el capítulo 92 de Mad Men debería servir de lección para todos aquellos que dicen que es aburrida y que nunca pasa nada en ella. Si no fuese así, ¿para qué iba a escribir siete u otro párrafos que rozan lo bizcochón? Ya dije en una ocasión que no es una serie para todo el mundo porque no es fácil seguir el hilo al principio. Pero cuando te das cuenta de qué va, del fracaso dentro del éxito, es imposible no engancharse. Así hemos estado ocho años.

Tráiler del especial de Navidad de Black Mirror: ¿será Jon Hamm el villano?

black-mirrorEl 16 de diciembre podremos ver el especial navideño de Black Mirror. Desde la primavera del año pasado no disfrutamos de nuevos capítulos de la serie de Charlie Brooker, que es una de las favoritas del público por su calidad y su denuncia. Y es que Brooker carga contra todos nosotros por la obsesión que tenemos con la tecnología, en episodios de distinta temática en los que nunca le falta razón.

En el especial podremos ver a Jon Hamm, Oona Chaplin y Rafe Spall. Este es el tráiler de lo que veremos en dos semanas gracias a Channel 4. Según la cadena, será un especial de «tres historias entrelazadas al borde de un futuro cercano a la locura». Y parece que Hamm será el auténtico protagonista. Puede que hasta un villano.

Jon Hamm y Oona Chaplin protagonizarán el capítulo navideño de Black Mirror

Solo es un capítulo especial tras más de año y medio de espera, pero menos es nada. Black Mirror, la serie más estrambótica, enigmática e interesante que ha surgido en los últimos años regresará esta Navidad con un episodio de 90 minutos. Y lo hará con un elenco protagonista que logra aumentar aún más las expectativas: Jon Hamm (Mad Men), Oona Chaplin (Dates, Juego de Tronos) y Rafe Spall (Prometheus, Life of Pi).black-mirror

Estos nombres se han conocido este mismo martes, después de que la cadena británica Channel 4 los haya revelado en una nota de prensa, en la que también ha detallado de qué tratará el episodio y la fecha de comienzo del rodaje (esta misma semana).

El especial de Black Mirror, que ha salido una vez más de la cabeza de Charlie Brookermostrará tres historias entrelazadas a través de una sátira en un mundo de tecno-paranoia. Es decir, volverá a hacer una crítica al mundo moderno y a nuestra predilección por dejarnos absorber por la tecnología hasta niveles enfermizos.

Hamm será el protagonista principal de las tres historias, que según avance la trama se irán uniendo de forma inquietante, tal y como asegura la cadena en uno de los comunicados mejor recibidos en bastante tiempo. Y es que una serie tan esperada como Black Mirror se haga con dos de los actores más aclamados de la actualidad como Jon Hamm y Oona Chaplin es digno de aplaudir. Y es que nuestro hype no puede estar más elevado.

A Young Doctor’s Notebook, la (desagradable) serie de Daniel Radcliffe y Jon Hamm

Todos los actores que cuentan con presencia mediática, ya sea por su faceta profesional o por su facilidad para aparecer en la prensa por otras razones, son capaces de arrastrar hacia sus series o películas a una masa considerable de audiencia. Si estos intérpretes son muy buenos, la expectación está más que justificada. Aunque eso no exima de que el producto final resulte una decepción.3

Desde 2012, Jon Hamm y Daniel Radcliffe, dos actores encasillados por sus papeles en Mad Men Harry Potter respectivamente, se embarcaron en una serie llamada A Young Doctor’s Notebook. La serie, estrenada en 2012 y con dos temporadas de cuatro episodios cada una hasta el momento, está basada en historias cuasi biográficas del escritor Mikhail Bulgakov que cuentan la vida de un doctor recién licenciado destinado a un pueblo de la Rusia profunda durante la guerra civil del país.

Hamm y Radcliffe son tan buenos actores que logran desembarazarse de esos roles sempiternos de galán inseguro y niño mago al sustituirlos por la juventud y la madurez de un doctor enganchado a la morfina. Y ahí se acaban las buenas noticias, porque la serie no es ninguna maravilla; de hecho, es más bien todo lo contrario.

2A Young Doctor’s Notebook tiene un buen argumento, pero sus personajes son absurdos. La idea de una comedia negra en la que te tienes que reír de la estupidez y las desgracias de los que ves en la pantalla no está lograda por ninguna parte. No hace gracia, y lo que es peor, resulta desagradable en varios momentos. De esto último tiene culpa la excesiva dosis de gore y sangre que encaja por la temática de médicos y operaciones con medios limitados. Y si una de tus bazas es percibida como gratuita por el espectador algo estás haciendo mal. Y los responsables de la serie han metido la pata en varios aspectos.

A su favor: dos temporadas cortitas con episodios de una duración asumible. El problema es que hasta éstos, con menos de 25 minutos de metraje, se hacen un poco largos. Tampoco tiene mucho sentido mostrar el futuro del doctor sin ponerlo en un contexto más adecuado, ya que en la primera temporada está en un sitio sin explicarnos por qué, y en la segunda va dando tumbos sin sentido.A YOUNG DOCTORS NOTEBOOK

Que A Young Doctor’s Notebook sea mala desluce mucho el buen hacer de Daniel Radcliffe y Jon Hamm. Pero no todo van a ser éxitos para ellos.

Dadle una oportunidad si os apetece, pero yo apostaría por otras.

Camino a los Emmy: los principales

Continuamos el análisis de la semana de los Emmy de cara a la ceremonia del domingo 22, esta vez con los actores principales (antes fueron los secundarios). Esos por los que todo ocurre, y que canalizan especialmente los éxitos de una serie. Más allá de lo que jalonan para sus respectivas ficciones, hay un factor determinante en la categoría de drama que influye en la victoria de uno u otro.

Como bien apuntaba uno de los comentarios del pasado miércoles, los actores nominados deben elegir un capítulo de la temporada por la que su serie compite para ser valorados en base a ese episodio. Los jueces, los que votan, vamos, decidirán en base a esas escenas en las que los aspirantes creen que se han lucido más. Unos han atinado más que otros en sus preferencias, recogidas en Gold Derby. Por tanto, aviso desde aquí, SPOILERS.

Mejor actor de drama

Hugh Bonneville (Downton Abbey). No parece tener muchas opciones. Y menos aún tras la elección del sexto capítulo de la tercera temporada, justo cuando la relación entre Robert y Cora Crawley empieza a resquebrajarse. El quinto, el episodio con el que pegarse la llorera por excelencia debido a los hechos luctuosos que recoge, habría sido una opción mucho más ventajosa para los intereses de Bonneville. Su rol en la elegante serie británica de ITV es necesario, pero tampoco es impactante ni memorable. No pasa como con Maggie Smith, que estás deseando que vuelva a aparecer en pantalla para descoyuntarte de la risa con sus ocurrencias. Sin duda es un buen actor, pero su papel carece de empaque suficiente como para un Emmy.

Jon Hamm (Mad Men). El eterno aspirante, cuya victoria parece estar pospuesta hasta los Emmy de 2016; es decir, cuando la segunda parte de la séptima temporada de la serie aspire a los premios. Pero este año sí merece ganarlo. Si bien es cierto que los publicistas de Madison Avenue han perdido la hegemonia en favor de Homeland, Hamm ha realizado en esta sexta entrega su mejor interpretación desde que comenzó la serie. En general, Mad Men ha mejorado notablemente y ha dejado momentos memorables durante sus trece capítulos de este año. Y muchos de ellos han estado protagonizados por él. Quizá por ello ha elegido como carta de presentación para el premio el último episodio de temporada, ese en el que realmente se plantea dejar Nueva York con destino a Los Ángeles. Cuando él mismo se da cuenta de que su relación con Megan es insalvable; tras asumir que no entiende a su hija; o al cerciorarse de que se está haciendo viejo. Ya ni la bebida ni las mujeres le reconfortan. Podría vencer (no soy el único que lo piensa), pero dudo que vaya a ser así.

Kevin Spacey (House of Cards). El nivel el año pasado en los nominados a mejor actor de drama estaba altísimo. Y si ahora le añadimos un ganador de un Oscar, un monstruo interpretativo que ha creado un personaje para el que no existen elogios suficientes, pues para qué queremos más. Ese es Kevin Spacey, que con su Frank Underwood ha logrado que todos disfrutemos con sus maquiavélicas estrategias para asaltar el poder. ¿Ganará? No lo sé, pero, ¿por qué no? La serie de Netflix ha asaltado los Emmy como ninguna otra ha hecho, y no digamos él mismo. Porque aunque todos los que forman parte de House of Cards contribuyen a que sea tan buena, Spacey es completamente necesario. No sabes por dónde va a salir este político del partido demócrata. Todo cae de cara para sus intereses sin que resulte predecible ni forzado. Hasta el punto de dejarse golpear para derrotar a un contrincante político. Y eso que se le tiene calado desde el principio. Puede que por todo esto haya escogido el piloto de la serie, ese en el que ya demuestra que es capaz de hacer y deshacer desde su despacho de la Cámara de representantes. Su mayor obstáculo para subir al escenario es el que viene ahora.

Damian

Damian Lewis (Homeland). Ganó el año pasado, y en esta segunda temporada se ha enfrentado a situaciones que le han hecho mostrar su vena más dramática. Cuando le interrogan y es cuasi torturado por los agentes de Langley, para que posteriormente acuda Carrie (Claire Danes) a su rescate con la idea de que confiese, son las escenas destacadas del episodio que el británico ha elegido para presentar al jurado (Q&A, el quinto). Lo cierto es que no podrían haber optado por otro mejor, ya que aquí Brody y Carrie se descubren por completo y exteriorizan todo lo que les atenaza. A mí me resultó sorprendente su victoria de 2012; ahora no me sorprendería tanto. Y es que Homeland gusta tanto…

Bryan Cranston (Breaking Bad). No he visto aún la quinta temporada (estoy en la contrarreloj), por lo que no puedo decir mucho de cara a esta edición. Sí sé que todos los Emmy que se ha llevado estaban más que merecidos. Todos los que la ven están convencidos de que debería agenciarse con cualquier premio. A pesar de todo, su año será el próximo, cuando BB compita por última vez tras despedirse el 29 de septiembre. Echaremos de menos a Walter White desde entonces. Seguro.

Jeff Daniels (The Newsroom). Me encanta Will McAvoy. Lo confieso. Y también habría escogido para intentar tener opciones a un premio un primer episodio en el que me luzco con un monólogo cargado de datos y que recito con total naturalidad (también os digo, dudo mucho que los periodistas tengamos esa capacidad para soltar estadísticas de la manera en que lo hace Daniels durante esos pocos minutos). Pero tanto él como yo mismo y todos sus seguidores debemos asumir que la creación de Aaron Sorkin es entretenida. Nada más. Quizá muchos la veamos por prurito profesional, aunque realmente sea una ficción con trazos periodísticos. Ahora bien, McAvoy es un gran personaje, y es imposible no sonreir de vez en cuando se hace el gracioso. O yo, al menos, he visto 100 veces la escena en la que descubre que están entrevistando para una beca en News Night a la misma chica que le hizo la pregunta que desencadenó en su perorata de presentación. Y los cuatro últimos minutos de la primera temporada, sí.

Mejor actriz de drama

Michelle Dockery (Downton Abbey). Ay, la pobre Lady Mary. Los quebrantos con los que se ha encontrado no se los desearía ni a mi peor enemigo (bueno, todo esto lo sabemos los que la hemos visto en Internet, porque Antena 3 aún NO HA EMITIDO el especial de Navidad de la serie y que responde a lo anterior). Pero eso no le va a generar réditos para ganar. Afrontémoslo, Lady Mary es hierática y hasta te alegras cuando ves que asoma una sonrisilla. No es Edith, obvio (aquí odiamos a Edith, a.k.a. la ‘hermana fea’ según fuentes consultadas), y menos aún Sybil (a ésta hay que amarla y echarla mucho de menos, ¿vale?). Ella es simplemente rancia. Ni aunque haya presentado el episodio de su boda para encandilar al jurado va a tener opciones. Así que circulando.

VeraVera Farmiga (Bates Motel). Es difícil no admirar a esta auténtica bestia de las cámaras. Su salto a la pequeña pantalla ha sido bien acogido, como era obvio, y ella ha respondido con un personaje espectacular. La mamá del jovencito Norman Bates no ha defraudado. Ahora, venir de Hollywood no sé si le beneficia o por el contrario es perjudicial para sus aspiraciones. En cualquier caso, Bates Motel no puede hacer más que crecer y mejorar. Por lo que Farmiga volverá a estar en esta lista. Puede que dentro de unos años hasta coincida con su hermana Taissa.

Connie Britton (Nashville). Ella me gusta; es una gran actriz. Y su serie me aburre. No me extiendo más porque me quedé en el tercero de la primera temporada. Y gracias.

Claire Danes (Homeland). Aquí tenemos un dilema. Creo sinceramente que su serie es muy buena, de las imprescindibles. Y estoy convencido de que sin su rol de ambiciosa llorica con trastorno bipolar nada sería lo mismo. Un tipo tan frío como Brody (en la primera temporada especialmente) necesitaba un contrapunto con una personalidad como la de Carrie. Lo que no creo es que haga un papelón de la hostia y tan admirable como lo pintan. Tanto llanto desmesurado y su dosis innecesaria de excentricidad la hacen insoportable a veces (siempre hablando como personaje, ojo). Al menos el jurado verá un capítulo en el que ella no es la que llora más (Q&A, el mismo que Brody). Con todo esto, me gustaría que los guionistas recuperasen a la mujer fuerte e inquieta de los primeros episodios de la serie. Es decir, cuando daba más juego y no solo enjugaba lágrimas.

Elisabeth Moss (Mad Men). Empatizar con Peggy es casi una necesidad actualmente. La historia de una chica que pasa de ser secretaria a una creativa publicitaria por la que se pelean las agencias bebe mucho del tópico del sueño americano; pero en su caso te lo crees. Todo apunta a que su elección, el capítulo 9, ese en el que se da cuenta de que no quiere vivir en la casa que se ha comprado y donde se plantea la relación con Abe tras su beso con Ted Chaough, busca que el jurado vea en ella rasgos de mujer insegura. Vamos, que pretende demostrar que no es solo una mujer que renunció a un hijo por diversas razones (tragedias personales) o que no es simplemente una chica que no soporta a su madre (discusiones familiares). Hay que recordar que también está nominada como mejor actriz secundaria de miniserie. Parece improbable que alguien se lleve dos premios a la vez.

Kerry Washington (Scandal). No me la creo. Ni a ella ni al último invento de Shonda Rhimes. Pero como siempre, la gente cae engañada por lo entretenida y estrambótica que es. Es mala, pero embauca. Todos tenemos vicios de este tipo. Pero este no es uno de los míos ni mucho menos. Si sorprende que Olivia Pope aspire a un premio de por sí, imaginaos si se lo dan. La amistad que mantiene con los Obama, su elegancia y su belleza (que le sobra), no creo que sean suficientes.Robin

Robin Wright (House of Cards). Y aquí está la favorita. Ella, su compañero Kevin Spacey y la serie de ambos pueden ser los que impidan un nuevo ciclo en los Emmy por parte de Homeland (y que ya protagonizó antes Mad Men). La insaciable Claire Underwood ha sorprendido por sus destreza y su sagacidad a la hora de maquinar acciones en su beneficio. Una actitud que exterioriza en el capítulo 10, ese en el que planta cara a su marido. Aunque ya dio muestras de ello previamente, cuando despide a la mitad de su oficina; pero es tras acostarse con el pintor con el que ya estuvo antes y pactar con un lobby con el que Frank no quiere hacer tratos cuando realmente se hace fuerte y castiga a su compañero. A ella le da igual todo. Es taxativa. Por no decir que logra que todos caigamos bajo sus encantos (sí, las voces de MILF también me han llegado). Vamos, que es indefectible a la serie. Creo que se llevará la estatuilla.

En cuanto a los actores invitados, y para no extenderme más, en la categoría de ellos todo indica que van por delante en la carrera Michael J. Fox por The Good Wife y Rupert Friend por Homeland (sí, es Quinn). Para las actrices, la veteranía de Jane Fonda (The Newsroom), Margo Martindale (The Americans) y Diana Rigg (Juego de Tronos) supone una ventaja para ellas. Yo me inclinaría por la segunda. Aunque mucho ojo a Linda Cardellini, la amante de Don Draper en esta temporada de Mad Men y más conocida por ser la mítica Lindsay de Freaks & Geeks.

DISCLAIMER: No hay análisis de los actores de comedia por la misma razón que con los secundarios. Sin verles suficiente no me parece responsable ponerme a hablar de ellos.

Mad Men: la caída del típico fucker americano

ATENCIÓN: Esta entrada contiene spoilers desde el cuarto párrafo.

Hasta que comencé a interactuar más en Twitter, era el único entre mis amigos y conocidos que veía Mad Men. Seguir una serie tan sofisticada me hacía creer que se te pegaba algo de la elegancia que desprendían los personajes. Me sentía distinto gracias a lo que transmite la creación de Matthew Weiner, e incluso más culto. Porque no todo el mundo puede con ella.

Su lentitud, sus historias completamente originales bajo el paraguas de la realidad de los años 60 estadounidenses, o desviarse de un tema e introducir otro distinto del que no te enteras de nada hasta que pasa un rato lleva a mucha gente a aburrirse de la serie de AMC. Por suerte, los que la seguimos vimos en esos defectos una serie de virtudes que nos hacen disfrutarla aún más y empaparnos de la urbanidad y la distinción que nos han ofrecido sus seis temporadas. Y sobre todo en esta última, que ha sido la mejor hasta el momento.

Antes de que empiecen los spoilers, quiero recomendarla a todos aquellos que no la han visto, y de forma muy especial a esos que la dejaron al segundo capítulo porque se aburrían. Ya sé que lo que la mayoría de la gente buscar en las series es acción inmediata, un entretenimiento puro y duro que les permita desconectar de su vida diaria. Algo por lo que, de primeras, no es característico en Mad Men. Pero merece la pena esperar. Tantos Emmys no se consiguen por contubernio de Weiner con los que votan los premios. La calidad que atesora es indiscutible, y os aseguro que os estáis perdiendo una de las grandes máquinas televisivas de los últimos años. Y ahora, pasemos a comentar la sexta temporada.

Está claro que esta ha sido la mejor remesa de capítulos porque nos hemos vuelto a encontrar con un Don Draper al borde del precipicio. Que Sally le pillase poniéndole los cuernos a Megan (Jessica Pare) con su vecina, la mítica Lindsay de Freaks & Geeks, fue la puntilla particular para el típico fucker americano que interpreta Jon Hamm, que como siempre, ha vuelto a estar espléndido. Engañar a su segunda mujer para poner remedio a sus carencias afectivas, tal y como hizo con Betty, ha vuelto a no servirle para nada.Peggyted

La conflictiva etapa adolescente de su hija, de la que él es responsable último por sus desmanes como padre y marido, ha sido algo que le ha pillado a contrapié. Que su niña bonita ahora le odie, cuando tenían un carácter muy parecido, ha contribuido especialmente a la caída del hombre al que mejor le queda el traje de la televisión (aun con los rumores o certezas sobre su pene, sí).

Porque ser un fucker que engatusa mujeres con solo una sonrisa no basta para que todo te vaya bien. Pero siempre lograrás ser un gran manipulador. Si no, que se lo pregunten a Peggy Olson (Elisabeth Moss) y Ted Chaough (Kevin Rahm), que por culpa de Don han puesto fin a su lío después de que éste le hiciera ver al otro director creativo de la agencia lo que él quería que viese. Que se dejase de aventuras y amantes. Es decir: hace por otros lo que no hace por sí mismo. Y eso es algo bastante habitual, si os ponéis a pensarlo. Somos capaces de ayudar a otros a encauzar de nuevo sus vidas, pero no somos capaces de esforzarnos en reconstruir la nuestra. Y ese es otro de los defectos que enriquecen al personaje.

bob-benson

Por suerte, no todo han sido las tribulaciones del protagonista. El juego que ha dado la fusión de las dos agencias, especialmente gracias al socarrón Jim Cutler (Harry Hamlin) ha potenciado los momentos en los que veíamos la serie con una sonrisa de oreja a oreja. Pero sin duda la mayor revelación de esta temporada ha sido Bob Benson (James Wolk).

Este sucedáneo de mentiroso a lo Don Draper ha ido aumentando su fuerza con el paso de los capítulos, después de que un día apareciese por Madison Avenue sin que nos diéramos cuenta. Yo llegué a pensar que era un simple extra con una frase. Y resultó ser un personaje divertidísimo que logra desesperar a Roger Sterling (John Slattery) y Peter Campbell (Vincent Kartheiser). Sin olvidar a Joan (Christina Hendricks), que cuando adquiere importancia en un capítulo este ya pasa a la historia directamente.

Los otros momentos humorísticos, a la vez que dramáticos, nos los ha ofrecido Campbell. Este hombre al que no para de crecerle la frente, que al fin se ha quedado sin Trudy (los que veáis Community me entenderéis: quien pillara a Alison Brie), y que ha visto como su madre, Benson y el enfermero que le recomendó éste han acabado por desquiciarle. Para nuestro divertimento, eso sí.

Megan

Ahora, nos queda esperar a la séptima temporada, posiblemente la última. Y estoy convencido de que va a ser buenísima. Unos 13 episodios como éstos son el ejemplo de lo que decía al principio: con tiempo, Mad Men te recompensa con una trama imprescindible. Como es ella misma. A pesar de que no se confirmaron los rumores de que a Megan Draper le iban a hacer un Sharon Tate, algo que, por macabro, habría molado mucho.

Y por favor, que Weiner haga algo con January Jones. Cuanta belleza desperdiciada.