Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

Entradas etiquetadas como ‘ideas políticas’

PSOE y UPyD: si tienen el mismo programa, ¿por qué no se presentan juntos?

Se trata en efecto de una pregunta retórica. Son partidos políticos, y si cada uno presenta su propio programa electoral será porque está íntimamente convencido de que sus ideas son diferentes (y mejores) que las del resto. Me estoy refiriendo, por si alguno se ha perdido, a las elecciones europeas y a los partidos nacionales que a ellas se presentan.

La tarde de ayer la dediqué a la sana y repetitiva tarea de leer los programas electorales que las formaciones han pergeñado para los comicios de mayo. Para ser sincero, aún no he terminado. Hay partidos, como IU, que todavía no han publicado el suyo en su página web y partidos, como el PP, que han optado por una extraña e ineficiente solución que ya comentaré (hay para todos).

(EFE)

(EFE)

El asunto es otro. Tengo aquí delante los programas del PSOE y UPyD. Para ser honesto por segunda vez diré que lo del PSOE no es exactamente un programa, sino un manifiesto fechado en Roma hace un mes y de alrededor de 15 páginas (no he logrado dar con el programa completo… si es que está disponible, que ya lo dudo) mientras que el documento de UPyD tiene cerca de sesenta.

Más allá de la diferencia de extensión y el nivel de detalle y concreción de las propuestas que contienen, el espíritu y la letra de ambos programas se parecen demasiado. Tanto que si esto fuera una cata de vinos o un concurso para distinguir el original de la copia, sería muy complicado –hasta para el más refinado observador– llegar a la conclusión de que se está frente a productos rivales.

Es verdad que UPyD abusa un muchito del término ‘nacionalismo’ (la cuasi obsesión marca de la casa) y que el PSOE hace lo propio con ese lenguaje lánguido que últimamente se gasta, tan naíf como los murales de abrazos que decoran su web. Pero por debajo de menudencias que solo un entomólogo político percibiría, las ideas políticas sobre Europa plasmadas en cada texto parecen invariablemente fundidas con el mismo molde.

Ambos ven en una Europa la solución a nuestros problemas. Ambos, quieren, eso sí, que Europa también cambié. Que sus instituciones superen el perenne déficit democrático que tienen. Ambos quieren, a su vez, regular el sistema bancario, separar la banca comercial de la de inversión y que fluya el crédito. Más puntos en común: la lucha contra la trata de personas, reforzar el Parlamento Europeo o la igualdad real entre hombres y mujeres. Y podría seguir.

La sintonía es total. Y me temo, como así he ido comprobando, que el resto de grandes partidos tampoco se desvían demasiado de esa línea invisible y común sobre lo correcto y lo incorrecto a la hora de proponer una mejor Europa. Pero esta mímesis, seguro que no pretendida conscientemente por nadie, favorece la aparición de las dudas.

Un ciudadano interesado en Europa, a la hora de votar, valorará las diferencias ideológicas, pero si no aprecia ninguna distinción sustancial entre los programas, es muy posible que decida retrotraerse  a la experiencia que esos partidos le evocan en en el plano doméstico. De esta forma, la tan criticada y con razón ‘lectura en clave nacional de las elecciones’ se vería reforzada por la casi ausencia de opciones realmente políticas en el momento de votar.

Además, si la semejanza intrínseca de los programas es tal que es complicado diferenciarlos unos de otros, ¿dónde queda entonces el debate sobre las ideas? ¿Qué argumentos tienen los cuadros de los partidos, y sus dirigentes, para pedir el voto si son conscientes de que lo que les separa de los otros son matices demasiado sutiles para que el grueso de la masa de votantes los perciba? De nuevo, la clave nacional. O los eslóganes superficiales de la teledemocracia.