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Muere Mary Ellen Mark, encantadora de las serpientes del alma

Izquierda, autorretrto de Mary Ellen Mark. Derecha, Tiny

Izquierda, autorretrto de Mary Ellen Mark. Derecha, Tiny

Adivino un hilo dorado entre el autorretrato de Mary Ellen Mark al comienzo de su carrera, en los años sesenta, y su foto más conocida, Tiny in Her Halloween Costume, la imagen de la niña-prostituta Erin Charles, de 14 años, que la fotógrafa hizo en 1983. El hambre de la segunda está presente en la aguda mirada de la primera. Las desvincula el gesto amargo de la boca de Erin y los labios distendidos de Mary.

Mark, a quien llamaron con exactitud «encantadora de serpientes del alma», acaba de morir a los 75 años de leucemia. Es demasiado pronto para una mujer que no estaba dispuesta a dejar de comer a grandes bocados el mundo y las dudas que lo pueblan. Fue la gran cronista de la vulnerabilidad de su generación y tres cuartos de siglo no bastan para abarcar, como hubiese deseado, a todos los frágiles.

Tengo la seguridad de que las casualidades obedecen a leyes que acaso redactan nuestros fantasmas. Anoche leí, de un tirón, la necropsia —porque me sentí parte de ella— de la nouvelle También esto pasará, donde Milena Busquets narra el exorcismo por la muerte de una madre. Marqué en el lector electrónico dos citas:

Tal vez todos nos quedamos siempre con algún viaje pendiente, planeamos viajes cuando ya son imposibles, como si intentásemos comprar tiempo aun sabiendo que el nuestro se ha agotado y que nadie puede regalarnos ni un solo minuto más. Debe de ser intolerable tener todavía los ojos abiertos y pensar que hay lugares que ya no volverás a ver nunca, que se cierren las posibilidades antes que los ojos.

Es un resumen de mis carencias, las que nunca ya repararé. Las palabras de Blanca, la protagonista de la novela, también me llevaron a las fotos de Mark, de cuya muerte me había enterado unas horas antes.

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El retorno de Francis ‘Ciencia’ Coppola

Francis Ford Coppola en el set de 'Apocalypse Now'

Coppola en el set de 'Apocalypse Now'

Francis Ford Coppola (Detroit, 1939) sabe lo que es pasar de la dirección a la completa locura, sabe lo que es descalabrarse por una historia en la que crees ciegamente, sabe de saltarse presupuestos y arruinarse varias veces por amor al arte…

Este mes ha anunciado el estreno de Twixt, su nueva película, influenciada por las historias clásicas de terror y protagonizada por Val Kilmer, que interpreta a un escritor en decadencia que llega a un pueblo en el que asesinan a una joven. El ambiente irrespirable y claustrofóbico del pueblucho se convierte en el escenario ideal para acontecimientos extraños. En este link se puede ver el trailer.

Para celebrar el regreso, ahí van una docena de notas que construyen al personaje: un eterno niño que experimentó en el punto álgido de su carrera la necesidad del sacrificio personal más extremo por una película bien hecha.

1. Lo llamaron Francis en honor a su abuelo materno, Francesco Pennino. El nombre de Ford le fue dado por el lugar en donde su padre –Carmine Coppola– trabajaba por entonces como arreglista musical y ayudante de dirección:  The Ford Sunday Evening hour, un programa de música clásica con orquesta en directo que duró de 1934 a 1946 y que estaba patrocinado por los coches Ford.

Coppola a los 10 años - © American Academy of Achievement

Coppola a los 10 años - © American Academy of Achievement

2. Cuando tenía nueve años contrajo la polio. El lado izquierdo de su cuerpo quedó paralizado. «El médico me dijo que no volvería a caminar y que tenía que ser valiente como un soldado. Me llevaron a casa, me tendieron en la cama y me amarraron el cuerpo con las sábanas para que no me cayera», le contó más tarde el director al biógrafo y crítico de cine Peter Cowie.

3. Por su enfermedad estuvo casi un año recibiendo al fisioterapeuta en su cuarto, aislado por ser la poliomelitis una enfermedad contagiosa. No se le permitía recibir visitas y apenas tenía contacto con la familia. Inventaba personajes con marionetas, a las que manejaba inventando historias y diálogos.

4. El padre de Coppola tenía planeado que su hijo fuera ingeniero. Francis, fascinado por la ciencia y la tecnología, consideraba la idea de ser científico o físico nuclear y no se le pasaba por la cabeza dedicarse a nada artístico.

5. En el instituto lo llamaban Science (Ciencia) y lo veían como el empollón flacucho y con gafas que sabía todo aquello que a nadie le interesaba.

En maquillaje con Marlon Brando y Al Pacino - Steve Shapiro

En maquillaje con Marlon Brando y Al Pacino - Steve Shapiro

6. Cuando acabó la secundaria empezó a interesarse por el teatro, influido por su hermano August, que quería ser escritor y  convenció a Francis para asistir a la universidad de Hofstra, en Long Island, famosa entonces por su actividad teatral. Tardó poco en fundar un club de cine y enamorarse de la dirección de obras de teatro.

7. Anthony Quinn, Orson Welles Frank Sinatra y Edward G. Robinson fueron algunos de los candidatos para interpretar al Padrino Vito Corleone, pero Coppola tenía claros a sus aspirantes: tenían que ser Laurence Olivier o Marlon Brando. Olivier rechazó el papel por razones de salud. Aunque Coppola veía improbable que un hombre todavía atractivo y joven como Brando -que tenía 47 años- quisiera interpretar el personaje, el actor aceptó.

En el rodaje de Apocalypse Now (1979) - Mary Ellen Mark

En el rodaje de Apocalypse Now (1979) - Mary Ellen Mark

8. Coppola es famoso por someter a sus actores a todo tipo de pruebas. Para la escena de El Padrino, en la que el productor de cine Jack Woltz encuentra la cabeza de su caballo cortada en la cama, utilizaron en los ensayos una de mentira. Para la película Coppola consiguió una de verdad en una fábrica de comida para perros. Según el actor John Marley (que interpretaba a Woltz), nadie le informó de que se fuera a utilizar la cabeza real en esa toma, con lo que su grito de horror fue verdadero.

9. Su hijo primogénito Gian-Carlo (Gio) era su mano derecha. De pequeño acudía a los rodajes y era capaz de estar durante horas sentado en silencio. A los 16 años comenzó a trabajar como aprendiz de su padre. Fue director asociado de Rebeldes (1983) y La ley de la calle (1983), dirigió el montaje de Cotton Club y fue director de la 2ª unidad de Captain Eo (1986). Murió en 1986 a los 22 años en un accidente de navegación cuando el actor Griffin O’Neal conducía la lancha en la que iban ambos. La novia de Gian-Carlo, Jacqui de la Fontaine, estaba entonces embarazada de dos meses. En 1987 nació Gian-Carla Coppola, que también ha hecho sus pinitos en el cine como actriz.

10. Para El Padrino. Parte III, Coppola eligió a Winona Ryder para interpretar a Mary, la hija de Michael Corleone. Dos días antes del rodaje en Roma, ella llegó con su entonces novio Johnny Depp, directa de acabar la película Sirenas (Richard Benjamin, 1990), sin haber descansado y sintiéndose enferma. El día de su incorporación al rodaje no podía levantarse de la cama. Un médico verificó que sufría un colapso nervioso y advirtió de lo peligroso de que intentara trabajar. Coppola barajó entonces la posibilidad de contratar a otras actrices, incluso pensó en Madonna. Pero no había tiempo para trámites ni arreglos. Lo más práctico era que Sofía, la hija de 18 años del director, se quedara con el papel.

Francis y Sofia en 1990

Francis y Sofia en 1990

11. Apocalypse Now, rodada en Filipinas, costó 31 millones y medio de dólares. Francis fundió el presupuesto y tuvo que hipotecar su vivienda para finalizar la peli. El estreno se pospuso varias veces. El rodaje, planificado para seis semanas, duró 16 meses. Hubo todo tipo de desastres: un tifón destruyó los escenarios, a Martin Sheen le dio un ataque al corazón, los helicópteros cedidos por el ejército filipino tuvieron que ser devueltos para combatir ataques de guerrillas… Coppola intentó suicidarse varias veces.

12. En 1975, tras el trauma económico y emocional de Apocalypse Now, se inició en el negocio de los vinos. Sus bodegas en Napa (California) han alcanzado gran fama. En abril de este año declaró que quiere introducirse en Europa. El enólogo francés Phillipe Bascaules supervisará la cosecha del 2011.

Helena Celdrán

Erin y Mary E., la niña prostituta y la fotógrafa

Mary Ellen Mark - "Tiny in Her Halloween Costume", 1973

Mary Ellen Mark - "Tiny in Her Halloween Costume", 1983

Primera Avenida y Calle Pike. Downtown Seattle. 1983, año de vicio. Ella dice llamarse «simplemente Tiny». En realidad se llama Erin Charles. 14 años.

– Quiero parecer una puta francesa -dice.

La fotógrafa se la gana con la mirada. Tiny se gana a la fotógrafa con lo que ustedes están viendo: la pose definitiva, hambrienta, de una mujercita de la nouvelle vague.

Es una apreciación injusta, una mera fascinación plástica por el velo, los guantes, el sombrerillo…

Mete la pata quien adivine un mélange de cynisme, de sensualité, d’indifférence et d’oisiveté en las promesas que contiene tanto color negro

A Tiny la delatan los labios, tuercas apretadas en una media esvástica de carne tiesa. Cuando eres prostituta debes evitar que el alma, puerca chivata, se te vaya por la boca, revelándote ante el público de la Primera con Pike.

Hay otra foto de la sesión callejera, el envés de este plano frontal con profundidad de Gran Cañón. Tiny, que masca chicle como todas las princesas de todos los downtown, hace un globo. El alma integral de la niña-puta contenida en una bola de goma rosa. Pagaría por ese tesoro.

Mary Ellen Mark - "Tiny in Her Halloween Costume", 1983

Mary Ellen Mark - "Tiny in Her Halloween Costume", 1983

Es la víspera de Halloween. Aroma de orín y mantequilla. En unas horas comenzará la noche de los muertos. Tiny tiene planes para celebrarla con otros muertos en el Monastery, la discoteca con el MDMA más fácil y barato de Seattle.

– ¿Eres de la Policía? -había preguntado a la fotógrafa Mary Ellen Mark (Philadelphia, Pennsylvania, EE UU – 1940) cuando ésta, fascinada, intentó el primer acercamiento.

Tiny acababa de bajar de un taxi. A veces puedes permitirte los tópicos, son la voz colectiva. Va uno que se adapta: vestida para matar.

– Quiero conocerte, hacerte fotos.

– ¿Qué saco yo de todo esto?

Tiny sabe de atuendos y de negocios feos: una felación a cambio de una pastilla, un intercambio sexual sin lengua a cambio de 50 dólares. Así es la vida en el Monastery.

Mary Ellen Mark, en el set de rodaje de "Apocalypse Now", 1976 (foto: Dean Tavoularis)

Mary Ellen Mark, en el set de rodaje de "Apocalypse Now", 1976 (foto: Dean Tavoularis)

Flashback. Seis años antes, 1976. Selva húmeda, infernal, en Ibas (Filipinas). El equipo de la película-pesadilla Apocalypse Now se enfrenta al ciclón tropical Olga, a la confusión y los intentos de suicidio del director Francis Ford Coppola, a las lecturas bíblicas, oraculares, de La rama dorada, El corazón de las tinieblas y Despachos de guerra, tres libros que estipulan la vida como un camino de sufrimiento y ceremonial.

Como la película, la filmación es un viaje hacia el miedo primario, la estaca en la sien, el mito de la oscuridad de la que emergemos.

Mary E. es la encargada de las fotos de rodaje. Retrata a Marlon Brando-Kurtz con un escarabajo sobre la cabeza, a Coppola encerrado en un poncho y sentado sobre el barro, a Martin Sheen con la mirada vacía del asesino encargado de liquidar al militar enloquecido de cordura

Mary Ellen Mark - 'Tiny' (Erin Charles)

Mary Ellen Mark - 'Tiny' (Erin Charles)

Ya sean tomadas en el millonario set de un film o en el lado equivocado de las calles, sus fotos no son complacientes ni pactistas. Arañan con profundidad de faros antiniebla.

En 1983, en Seattle, Mary E. y Erin intiman. La fotógrafa se prenda de la sonrisa oculta de la adolescente, de su naturalidad animal y franca. A Erin le gusta sentir que una hermana mayor retrata sus pasos.

Las primeras fotos aparecen en Streets of the Lost (Las calles de los perdidos), un reportaje que publica la revista Life en julio de 1983 sobre los runaway kids de los EE UU.

Estremecedor: un millón de críos de entre 11 y 17 años abandona por voluntad propia el hogar cada año. El 80 por ciento se dedica a la prostitución para sobrevivir. Cinco mil tumbas sin nombre se añaden anualmente a los osarios yanquis.

La historia de Erin es el corolario de la crónica negra. Vive con su madre y su padrastro, ambos desempleados sin más esperanza que fatigar las horas en la taberna de los bajos del edificio. La casa tiene un dormitorio. Erin duerme en el sofá. La han arrestado dos veces por prostitución, la han obligado por la fuerza a posar para fotos pornográficas, padece de una grave gonorrea.

Cartel del documental "Streetwise" (Martin Bell, 1984)

Cartel del documental "Streetwise" (Martin Bell, 1984)

Mary E. no es de las periodistas que dicen adiós con la última foto. A los tres meses regresa a Seattle con su marido, el realizador Martin Bell, y buscan a Erin. Cuentan su historia en Streetwise, un documental sobre los niños de la calle que es nominado al Oscar en 1984. Erin viaja a la ceremonia con el matrimonio. Se ofrecen a adoptarla legalmente. Ella se niega. Prefiere que Mary E. y Martin sean sus amigos. No se fía de los padres.

El vínculo, el hilo de oro, no ha sido mancillado por el tiempo. Erin y Mary E. todavía son confidentes. Se ven con frecuencia, hablan por teléfono casi a diario.

Mary E., a quien alguien ha llamado, no sin justicia, «la fotógrafa más importante del siglo XX», tiene ahora 71 años y sigue con las cámaras al cuello. Galardonada, celebrada, becada, premiada con casi todos los honores, atendida con esmero en sus consejos a reporteros primerizos, publicada en libros que se agotan (milagro radiante en un mundo en que sólo los locos compramos libros de fotografía), es una intocable.

En su honor debo anotar que aún conserva la rabia intacta:

«Estamos en la era de la superficialidad. Las historias de ricos y famosos son las únicas que venden. Estoy hastiada de las revistas que son sólo apariencia, moda, belleza, celebridades… Hay una crisis en el fotoperiodismo. Es duro: muchas revistas han cerrado y todavía tengo que luchar para ganarme el pan. Mi trabajo no es suficientemente arty para los museos. Tengo que aceptar encargos comerciales para financiar los proyectos que realmente me importan. Me da igual. Todavía quiero, todavía necesito hacer fotos», dice en una entrevista.

Mary Ellen Mark - Erin y dos de sus hijos, 2004

Mary Ellen Mark - Erin y dos de sus hijos, 2004

Erin, que tiene 42, es madre de nueve hijos de cinco hombres. Está casada con el padre de los cuatro últimos, ha dejado las drogas y perdido la gracilidad de reina de Halloween. Sigue viviendo en Seattle, pero en un suburbio de clase media-baja. A veces afloja la tuerca de los labios y esboza una sonrisa de inmensa franqueza.

«Sobrevivo. He tenido suerte», declara cuando algún periodista la llama para recordar su pasado.

Mary E., que considera a Erin el proyecto de su vida, le sigue haciendo fotos con el mismo ánimo que la primera: dejar que la vida entre sin pactos previos en la retina de la cámara. Ha retratado embarazos, partos, quehaceres domésticos, dones y melancolías de su amiga Erin, a la que alguna vez llamo Tiny.

¿Redención? La pregunta no tiene sentido en el mundo de Erin y Mary E que hoy ocupa Xpo, la sección de fotografía de este blog.

La redención no tiene sentido en ninguno de los mundos. La redención es un producto en una estantería del supermercado del cynisme y  la indifférence . Esto es sólo ceremonial y sufrimiento: la biblia de los normales.

Ánxel Grove