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Howard Tate, la muerte silenciosa de un genio del soul

Howard Tate (1939-2011)

Howard Tate (1939-2011)

La canción se titula Get It While You Can. Es un pragmático consejo de educación sentimental: ya que la vida es amarga y las trompadas vienen de quien menos te lo esperas, aprovecha lo que tienes cuando lo tienes.

La compusieron en 1966 Jerry Ragovoy y Mort Shuman. Ambos eran hijos de emigrantes judíos (el primero de orígenes húngaros; el segundo, polacos) escapados a los EE UU para evitar los pogromos. El rock and roll, la música más feliz y sexual de la historia, deriva de la devastación, la violencia y el disturbio.

Es probable que usted, invisible lector, conozca la pieza en la versión de una infeliz chica blanca que tenía el corazón en pústulas, como si fuese negra: Janis Joplin, que grabó Get It While You Can en 1971 para el que sería su disco póstumo, Pearl. El 25 de junio de 1970, menos de cuatro meses antes de morir tras inyectarse heroína y beber mucho bourbon en la habitación de un desabrido hotelucho, Joplin había interpretado la canción en un show televisivo.

Así suena la grabación discográfica de Joplin:

No se puede negar la turbulencia de la interpretación y la desnudez emotiva de la cantante.

Quizá haya demasiado adorno dramático en detrimento de la elegancia y contención bluesy de la la canción, pero, ya se sabe, Janis cantaba con el mismo exceso con el que abusaba de los fulares y el terciopelo de colores no complementarios: deseaba demostrar en cada verso que nadie se rompía tanto como ella. Era un infinito grito en demanda de ayuda que, pese a las octavas y los alaridos, nadie escuchó.

Si se tratase de elegir, yo me quedo con la primera versión de Get It While You Can, grabada cinco años antes. Aquí está:

La voz que culebrea y se lamenta en medio del sofisticado arreglo es la de Howard Tate. Acaba de morir, hace unas semanas, en una residencia de ancianos tras varios años de leucemia. Tenía 72. No era un one hit wonder, pero murió con menos estruendo que si lo hubiese sido: no he encontrado ni un sólo obituario en la prensa española y hay muy pocos en la anglosajona. Ni siquiera ha merecido la gloria última de la celebrada sección de obituarios del Times, tan minuciosa y registral.

A mediados de los años sesenta, Tate era la mejor voz, la más expresiva, de Verve, uno de esos sellos discográficos con un catálogo que debería ser patrimonio de la humanidad (Charlie Parker, Dizzy Gillespie, Billie Holiday, Oscar Peterson, Count Basie, Lester Young, Bill Evans, Tom Jobim, The Righteous Brothers, Frank Zappa and the The Mothers of Invention, The Velvet Underground, The Blues Project…).

Interpretando canciones escritas y producidas por el mago Ragovoy -pionero en la combinación de los arreglos vocales de aire góspel con bases instrumentales  sinfónicas-, Tate encadenó gloriosas canciones que hoy suenan ajenas al tiempo: Ain’t Nobody Home (1966), Look at Granny Run Run (1966), Baby I Love You (1967) o este Stop (1968):

Como declaraba en una de sus piezas, Tate aprendió a vivir a golpes: del éxito inicial, cuando compartía cartel con Marvin Gaye y era considerado el cantante más soul de los EE UU -con un tono que iba de las caricias del tenor al quejido del falsetto-, no sacó más que migajas (los contratos eran sanguinarios y tramposos con los intérpretes, sobre todo si eran negros) y en 1970, arruinado, tuvo que ponerse a trabajar como vendedor de seguros puerta a puerta.

Unos años más tarde, la tragedia arreció: su hija de 13 años murió en el incendio del hogar familiar. Tate se entregó al consumo inmoderado de cocaína durante casi diez años. Vivió como homeless en las calles de Camden (Nueva Jersey). Se ofrecía a cortar el cesped, lavar coches, limpiar fosas sépticas…

En 1994 logró limpiarse. En lo físico, dejó las drogas. En lo espiritual, se entregó a la prédica del cristianismo. Un DJ local se enteró de la peripecia y le empujó a cantar de nuevo. En 2003, Tate grabó un disco que produjo Ragovoy, Rediscovered.

La voz se mantenía intacta, como si hubiese seguido el el consejo de Get It While You Can: aprovecha lo que tienes cuando lo tienes.

Ánxel Grove

El hombre que tocaba la música «que no está»

"La mano de Miles Davis" - Irving Penn

"La mano de Miles Davis" - Irving Penn

La mano izquierda del Mago Oscuro, el Príncipe del Silencio, el reventador, el gran enigma.

La mano izquierda de Miles Davis, el músico más devastador del siglo XX, inventor de varios estilos que luego despedazó. Debes romper lo nuevo antes de que lo entiendan.

Dentro de unas semanas, el 28 de septiembre, se cumplen veinte años de su muerte. Cualquier excusa es razonable para volver a Miles. Esta veintena, por ejemplo.

1. Podía leer cualquier partitura, pero no estaba interesado en notaciones, dogmas y formulismos. Algunos de los consejos a los músicos con los que deseaba volar parecen normas dictadas por un roshi zen: «No temas a los errores, no existen»; «tío, no hace falta que hagas eso»; «aquí haz lo que quieras»; «esto es cuadrado»; «toca en el color de la canción»; «no toques lo que está, toca lo que no está»; «no toques lo que sabes, toca lo que no sabes».

2. Tal como había detonado el bebop con The Birth of the Cool (1950) y el cool con Kind of Blue (1959), volvió a desmembrarlo todo en In a Silent Way (1969), donde maridó el funk con el rock y el jazz. En Agharta (1975) hizo algo tan nuevo que todavía no tiene nombre.

3. Algunos le consideran el personaje más influyente del siglo XX. Por encima de Lenin y Hitler. Al primero se parecía en el pragmatismo como líder y al segundo en el carácter fanático.

4. Sexy. Se las llevaba de calle y le gustaban blancas y, siempre que fuese posible, francesas («sacan la lengua al hablar, son deliciosas»). Estuvo liado con Juliette Gréco y Jeanne Moreau cuando trabajó en París en la banda sonora de Ascensor para el cadalso (Louis Malle, 1958). La música es mucho mejor que el film.

La Policía se pasa con Miles (25 de agosto de 1959)

La Policía se pasa con Miles (25 de agosto de 1959)

5. Un agente de policía (blanco) le partió la cabeza a porrazos una noche de agosto de 1959 frente al mítico club Birdland, en Nueva York. El agente se mosqueó porque Miles, que ayudaba a una chica (blanca) a subir a un taxi, no hizo caso a sus órdenes de salir de la calzada. «Soy Miles Davis. Trabajo aquí», dijo. Tras apalearlo, lo detuvieron y llevaron a comisaría. Él demandó a la Policía por malos tratos y ellos le retiraron el carnet sindical. Estuvo varios años sin poder tocar en Nueva York. «No voy a aguantar la mierda de nadie porque sea mierda blanca», declaró el músico.

6. La pregunta no es quién tocó con Miles, sino quién no ha tocado con Miles. Entre sus colaboradores: Gerry Mulligan, John Coltrane, Cannonball Adderley, George Coleman, Wayne Shorter, Dave Liebman, Branford Marsalis, Kenny Garrett, J. J. Johnson, Horace Silver, Red Garland, Wynton Kelly, Bill Evans, Herbie Hancock, Joe Zawinul, Chick Corea, Keith Jarrett, John McLaughlin, Pete Cosey, John Scofield, Paul Chambers, Ron Carter, Dave Holland, Marcus Miller, Darryl Jones, Elvin Jones, Philly Joe Jones, Jimmy Cobb, Tony Williams, Billy Cobham, Jack DeJohnette… Sería posible escuchar una canción al día de Miles y su tribu durante dos décadas sin repetir ninguna pieza.

8. Durante muchos años tocó de espaldas al público. Cuando le preguntaron por qué, dijo: «Nadie se molesta por ver la espalda del director de una orquesta sinfónica».

Miles, 1970

Miles, 1970

9. Fue el primer músico de jazz en tocar en conciertos de rock. En 1970 apareció en el Festival de la Isla de Wight, donde le colocaron de día, como a un segundón. Interpretó una salvaje improvisación de casi una hora que dejó a la altura del jardín de infancia al resto del cartel (Jimi Hendrix, The Doors, The Who, Jethro Tull, Joni Mitchell…). Alguien le preguntó a Miles el título de la pieza. Respondió: «Llámala cualquier cosa«.

10. Se dice (y él nunca lo negó) que entre 1951 y 1952 fue proxeneta de tres prostitutas.

11. Consumió heroína, cocaína y píldoras para dormir durante muchos años. Fumaba unas cuatro cajetillas de cigarrillos al día. También le daba duro al alcohol. Su bebida favorita era el brandy. «Lo peor de todo son los cigarrillos. Me costó menos dejar la coca que el tabaco», dijo.

12. En 1972, de camino a visitar al dealer, se estrelló al volante de su Lamborghini. Fracturas en ambos tobillos.

13. Padeció de úlceras sangrantes de estómago (Agartha está grabado en plena crisis), insomnio, pólipos en las cuerdas vocales, diabetes, artitris (tuvieron que reemplazarle parte de una cadera), bursitis, anemia y depresión.

14. A los 17 años fue fichado por Charlie Parker para formar parte de su quinteto. Era la estrella juvenil del bop.

Miles Davis, 8 años

Miles Davis, 8 años

15. Su padre, un dentista de Alton, Illinois, quería que el crío, cuyo nombre de nacimiento fue Miles Dewey Davis III, aprendiese piano. Miles se empeñó en la trompeta.

16. Su relación más duradera de pareja fue con la actriz Cycely Tyson. Se casaron en 1981 y se divorciaron siete años después. Había estado casado antes con la bailarina Frances Taylor y la cantante Betty Mabry. Fue un marido en extremo celoso y apenas se relacionó con sus cuatro hijos.

17. En 1982, durante una convalecencia -había sufrido un ataque que le dejó paralizada una mano-, empezó a pintar en papeles y servilletas. Se le daba bien y la afición desembocó en una carrera paralela como pintor, con exposiciones y un gran reconocimiento público.

18. En julio de 1991, en París, Miles hizo lo que había prometido no hacer nunca: volver atrás y ejercer la nostalgia. Tocó con algunos de sus ex protegidos (Hancock, Corea, Zawinul, McLaughlin…) una recreación sinfónica de Sketches of Spain, que había grabado en 1960.

19. Actuó por última vez en agosto en Los Ángeles. Fue internado con vómitos de sangre en un hospital privado de Santa Mónica. Pesaba sólo 37 kilos. Tuvo un ataque cardíaco del que despertó para decir: «No quiero morir». Se intentó arrancar los respiradores mecánicos y entró en un coma del que no salió. El parte de defunción señaló como causas de la muerte: neumonía y fallos cardíaco y respiratorio.

 

20. Las anteriores 19 entradas son innecesarias. Olvídenlas y limítense a esta grabación, realizada en abril de 1959. Los cinco ángeles con traje y corbata son John Coltrane (saxo tenor), Wynton Kelly (piano), Paul Chambers (contrabajo), Jimmy Cobb (batería) y Miles Davis (trompeta). Lo que interpretan cambió el rumbo de la música para siempre. Los especialistas dicen que inauguró el jazz modal, algo así como la libertad melódica y sin estructuras flamenca o turca llevada a la América africana. El estilo convirtió al improvisador en el verdadero compositor e hizo del jazz algo flotante y elástico, de discreta y apasionada elegancia. Díganlo despacio, recen las cinco letras (M-I-L-E-S). Prolonguen la ese final en un siseo. Eso es el paraíso. No acepten otro.

Ánxel Grove