Tanta lengua afilada como navaja, tanta promesa naciendo oxidada. Momento de campaña: hablan para reventarte la razón y robarte el corazón.
Entonces escuchas:
Lo malo de crecer no son las canas,
ni las ojeras tatuadas por los años,
no es la duda agazapada en los rincones,
ni la colección inacabada de fracasos.
Lo malo de crecer no son las ruinas,
ni que el invierno dure más que los veranos.
Lo malo de crecer son las espinas,
cuando no saben a nuevo los pecados
Bendito seas, Mohamed Sharif Fernández Méndez (Zaragoza, 1980).