Sharif, rapero taciturno, desgarrado y vulnerable

Tanta lengua afilada como navaja, tanta promesa naciendo oxidada. Momento de campaña: hablan para reventarte la razón y robarte el corazón.

Entonces escuchas:

Lo malo de crecer no son las canas,
ni las ojeras tatuadas por los años,
no es la duda agazapada en los rincones,
ni la colección inacabada de fracasos.
Lo malo de crecer no son las ruinas,
ni que el invierno dure más que los veranos.
Lo malo de crecer son las espinas,
cuando no saben a nuevo los pecados

Bendito seas, Mohamed Sharif Fernández Méndez (Zaragoza, 1980).

Sharif - Foto: Boa Música

Sharif – Foto: Boa Música

Empiezo por lo más ligero: en un mundo en el que prevaleciera la justicia, el Premio Nacional de Poesía, ese galardón agusanado, debería ser este año para Sharif. No creo que ningún otro escritor español se haya quemado tanto las manos como el zaragozano con la abrasiva tinta de la sangre buscando diseñar, como él dice en otra canción, la «utopía del suicida».

Sigo con lo más personal: tengo 60 años, suficientes para haber escuchado mucho, entendido algo e hilvanado una inteligencia musical suficiente, —aunque, lo admito, más animal que otra cosa—. Después de un año emocionándome sólo con canciones tan viejas como yo, el disco recién editado por Sharif, Bajo el rayo que no cesa, me ha devuelto la fe.

¿Motivos?

  1. Es hijo de un desgarro casi gitano. Debería ser interpretado ante una candela, de noche, con hachís y luna suficientes para soportar la tortura del amanecer.
  2. Es raro en la habitual perspectiva ególatra del hip-hop español: tiende a la melancolía antes que a la bravuconada, a la metáfora antes que al eslogan, a la duda antes que a la certeza…
  3. Es hip-hop de juke joint, de tugurio, de fondeadero para almas rotas y manos manchadas. Ni un gramo de orgullosa prestancia, ni un gesto killer. El tempo musical no es de asonada exposiva, sino de fuego lento.
  4. Sharif es no logo. Un tipo de Zaragoza —alguien debería investigar qué contaminante tiene el Ebro para producir munición como la de este compositor y Kase.O, que, por cierto, también anuncia álbum—. Sharif viste pobre, no aturde con poses y no tiene reparo en mostrarse frágil.
  5. Jazz. No hay bases de hardcore académico sino de jazz, funk y otros géneros carnales y pegajosos. Hay un claro corresponsable: otro monstruo zaragozano, Lex Luthorz, el DJ con los beats más negros de España.
  6. Las letras proclaman la misma falta de artificio. La referencia a Miguel Hernández en el título del disco no es casualidad. Uno sabe los tatuajes ocultos de Sharif. Una espiral en la espalda: Un carnívoro cuchillo / de ala dulce y homicida / sostiene un vuelo y un brillo / alrededor de mi vida, y una línea quebrada en el abdomen, como exvoto al más gangsta de los ripiadores españoles, Joaquín Sabina, a quién el MC dedica una canción de admiración incondicional:

Jilguero de cantina, garganta con espinas
Maestro de esta voz que desafina
Lluvia que contamina
Le cantas a la sombra que ilumina
A las rosas que crecen entre las ruinas

Sharif, un vendaval que ya había llamado la atención con los grupos Fuck tha PosseTr3s Monos y, sobre todo, en sus anteriores discos como solista, A ras de sueño (2010) y Sobre los márgenes (2013) —ambos se pueden descargar en los vínculos de cada título—, emerge de Bajo el rayo que no cesa como un creador de una intensidad infrecuente en la música española, sea del género que sea.

Como ofrenda inevitable a las Nanas de la cebolla que Miguel Hernández escribió desde la cárcel a su hijo hambriento, este rapero existencial y taciturno firma Canción de nana para el hijo que aún no tiene:

Cuídate de Dios y de sus mercaderes
Con orgullo di a los tuyos que les quieres
Y guarda alguna foto de tu madre en la cartera
Pa’ cuando el dolor arde y llega tarde la primavera.
No serás más rico por tener dinero
Y menos hombre por saber decir un te quiero
Hijo, la vida es un acertijo pero
dentro de ti cabe el universo entero
Y tú recuerda que es mejor andar y no correr, no, no
No tengas prisa por crecer.
Que tarde aprenderás que eres mayor y que ya es tarde pa’ volver
Que la infancia se perdió y que el mañana ya es ayer
Y que tienes que aprender a perdonar al que perdona.
No es por tener, sino por ser buena persona
Da igual rico que pobre, da igual un rey, un paje
Si al final todos los hombres llevamos el mismo traje.
No reniegues de tu sangre ni tu gente
No permitas que te digan que ya es tarde
Cuesta una vida saber cómo ser valiente
Y basta con un segundo pa’ aprender a ser cobarde.
Y verás, hijo, yo no tengo más que esta canción
Te dejo por herencia un corazón, que no es mucho
Sí, aunque no es mucho,
la gota de sangre por la que lucho.

El desgarro de sabernos vulnerables que transmite Sharif me parece el mejor himno para las dos semanas de navajas tajantes y palabras purulentas que los Juan Nadie tenemos por delante.

Jose Ángel González

4 comentarios

  1. Dice ser Inma

    Gracias por este articulo Jose Angel

    09 diciembre 2015 | 19:08

  2. Dice ser UTCIAD

    Gracias por mostrar a la sociedad -aunque solo sea una pizca- que el rap es poesía hecha por poetas y Sharif es uno de ellos. Rafael Lechowski es de lo más similar, para paladares exigentes también.

    10 diciembre 2015 | 14:01

  3. Dice ser RickyTAN

    Muchísimas gracias por este artículo y poder hacer publico el sentimiento de muchas personas que nos deleitamos con su poesía, nunca diria nada malo de muchos grandes de nuestro pais y del mundo, pero shariff es el mejor poeta del siglo XXI con diferencia.

    10 diciembre 2015 | 14:34

  4. Dice ser Francisco

    ¿Qué opinión te merece el último disco de Sufjan Stevens?

    21 diciembre 2015 | 02:40

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