Hoy, a las cuatro de la madrugada, me ha despertado el muecín. Una vez más.
No sólo quiere que rece, sino que me lo recuerda con unos altavoces, poniendo la megafonía a todo volúmen. Y no son uno ni dos los muecines que hacen esto, sino ¡todos los de todas las mezquitas de la ciudad!
Así que pregunto: ¿para quiénes se levanan a las seis de la mañana para ir a la fábrica textil o conservera, por ejemplo, donde se dejan los ojos y los dedos durante diez horas, qué es más importante, dormir o rezar? ¿Llegar descansado al trabajo o harto de oír altavoces?
He aquí la irracionalidad. Es lo que ocurre cuandio se mezcla la religión con la organización social. Conozco a personas que hasta que se acostumbraron a estos sobresalatos nocturnos decidieron «tapiar» las ventanas; otras se cambiaron de casa sin mas.
Lo que no se comprende es que la Autoridad no haga nada para facilitar el descanso de sus ciudadanos. Al fin y al cabo descansar y dormir`por las noches redunda en riequeza para un país.
En fin, se admiten propuestas… ¿La gente tiene el derecho a descansar, no?