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Cómo tratar una quemadura

Hay muchas prácticas cotidianas que conllevan el riesgo de quemarse, como cocinar o planchar, sin ir más lejos. Y también hay muchas falsas creencias  sobre cómo tratar esas quemaduras,  que deben ser valoradas en una escala de leve a muy grave.

La gravedad de una quemadura depende de su extensión y profundidad, y ésta última se mide en una escala de leve, grave y muy grave.

Si la quemadura es aparatosa a simple vista, lo mejor es acudir directamente al médico, y si la zona quemada es la cara, las manos, los pies, articulaciones, vías respiratorias o genitales, lo mismo: directamente al médico, como en el caso de sufrir una quemadura grave o muy grave.

Si la quemadura es leve, para tratarla lo primero que se debe hacer es enfriar la zona y huir de algunos consejos de Internet que mencionan la pasta de dientes como remedio universal, el aceite o las latas frías para aplicar en la zona e historias peregrinas diversas.

Lo primero, como decía, es enfriar la zona, y alejar al quemado de la fuente de calor. Mantener la quemadura bajo el agua tibia o fría durante unos veinte minutos es una buena opción, pero no se debe utilizar nunca el hielo o el agua helada.

Ojo con el agua si la quemadura la ha producido la cal viva, porque en ese caso habrá que sacudirla pero no mojarla, pues puede ser peor el remedio que la enfermedad.

Si se ha quedado adherida a la quemadura algo de ropa que cobra la piel, salvo que esté pegada, no debe tocarse, pues podrían dañarse los tejidos corporales y causar mucho daño. En ese caso, mejor también ir al médico.

En cuanto a si, una vez tratada, deben cubrirse las quemaduras, depende. Si la quemadura es pequeña y superficial y no afecta a una zona sensible, no es necesario taparla. Si es más grave, debe cubrirse con alguna tela limpia y húmeda hasta que la vea un médico, teniendo en cuenta que el tejido no debe desprender hilos o pelusas.

Por último, tampoco se recomienda dar de comer o beber al quemado hasta que lo examine un especialista.

Siguiendo esta serie de consejos, tratar una quemadura puede ser mucho más fácil, aunque, ojo, el mejor consejo es tomar siempre precauciones para evitar quemarse.

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* Foto: GTRES

Bebidas energéticas y alcohol, una bomba en tu organismo

Hablábamos en la entrada anterior de los ‘complementos para deportista’ ilegales y del ‘mercado’ que generan en Internet esos productos, que en demasiadas ocasiones resultan, cuanto menos, peligrosos.
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Hoy os voy a hablar ahora de otros ‘productos’ que sí son legales, pero no por ello dejan de ser peligrosos: las bebidas energéticas. Estas bebidas llevan tiempo de moda, sobre todo entre los más jóvenes, además de por sus evidentes efectos vigorizantes, por los reclamos que los asocian con los deportes extremos, la aventura y el riesgo.

Pero riesgo conlleva también una ingesta excesiva de ellas. De hecho, hay marcas que ofrecen en una sola lata, el equivalente en cafeína a 14 cafés. Eso sin hablar de otros ingrediente, como la taurina, un aminoácido que interviene en la formación de la bilis y que está de manera natural en la carne y el pescado.

Tomar demasiadas bebidas energéticas es peligroso, sobre todo por el contenido en cafeína. Una ingesta inferior a 400 mg es segura, aunque en los adolescentes debe reducirse a 100 mg diarios. Sin embargo, hay bebidas que con tomar sólo una, ya se superan esas cifras. Y hay otras que no reseñan la cantidad de cafeína que contienen en el etiquetado o lo enmascaran en letra súper pequeña.

LA MEZCLA EXPLOSIVA

Pero más preocupante resulta la mezcla de bebidas energéticas y alcohol, y en ocasiones con drogas, como han puesto de moda algunos jóvenes. Combinar alcohol y bebidas de estás está, por desgracia, a la orden del día cada fin de semana. Un médico del Samur, Alfonso Morán, define así las consecuencias de esta mezcla explosiva: “El alcohol es un neurodepresor y las bebidas energéticas son neuroestimulantes. La cafeína camufla el efecto del alcohol y así parece que no están tan borrachos como están. Pero el efecto del alcohol y sus niveles en sangre son los mismos que sin tomar la bebida energética. Se produce una falsa sensación de control y ahí está el peligro. Esta mezcla es absurda. Su único objetivo es lograr más resistencia al alcohol para aumentar el consumo”.

Esta mezcla de bebidas energéticas y alcohol puede provocar euforia, depresión, deshidratación, hipertemias, arritmias, taquicardias, broncoaspiración respiratoria por vómito incontrolado y, lo peor, parada cardiorespiratoria y la describe de manera muy gráfica Alfonso Morán, que se ha encontrado con casos de intoxicación en demasiadas ocasiones: “La sensación de sufrir muerte inminente es característica por la frecuencia cardiaca tan alta y la gran presión en el pecho, pues se siente que va a explotar. Generalmente nos requieren en accidentes de tráfico causados por conductores imprudentes bajo los efectos de esta combinación”.

INCOMPATIBLE CON LA CONSCIENCIA

Alfonso Morán nos describe uno de esos accidentes, en los que uno no se explica cómo llegan vivos algunos jóvenes a casa: “Hace unos meses atendimos un choque fronto-lateral entre dos vehículos, con dos pacientes muy jóvenes fallecidos, tres atrapados muy graves, y otros dos más leves. El conductor causante dio un índice de alcoholemia veinte veces superior al máximo permitido, prácticamente no era compatible con el estado de consciencia, pues era una cifra más propia de un coma etílico. Conducía bajo los efectos de esa combinación letal y no había señales de frenada en el asfalto”.

Ya lo sabes, si decides tomar bebidas energéticas, hazlo con moderación y no las mezcles con alcohol, pues la mezcla produce una falsa sensación de control. Toma estas bebidas únicamente de manera ocasional, porque no son refrescos ni bebidas isotónicas.

* Foto: GTRES