¿A quién le preocupa que mañana sea lunes?

‪Desde los dieciocho años. Tenemos más de cuarenta. Dos niños, el no parar diario, tareas constantes… y que aún haya raptos en los que le miras y se te detiene un instante el corazón. En los que las manos y las miradas vuelan.

Miras y ves en él, casi superpuestos, al capitán adolescente del equipo de baloncesto, al universitario despreocupado, al treintañero siempre soñando con subirse a un avión y al padre que repasa multiplicaciones. Un juego de muñecas rusas de carne y recuerdos que aún no ha terminado de formarse. Un amor de verdad, cotidiano y real. Una suerte infinita.

¿A quién puede preocuparle así que mañana sea lunes? Creo que lo único que debería preocuparnos es olvidar cómo mirar; no practicar el parar y ser conscientes de aquellos, de aquello, que realmente importa.‬

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