Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

«Los europeos hemos vivido con la idea de que otros países querían ser como nosotros»

La bibliografía que genera Europa acaba por apabullarte. La temida hiperespecialización también ha llegado (hace tiempo) a los dominios de la UE. Estar al día de su producción académica, periodística e institucional es un imposible metafísico. Este blog ocupa un apéndice de mi tiempo, un punto medio entre no hacer el ridículo y la obsesión malsana, por lo que ni sueño con alcanzar la totalidad.

Trato de combatir la percepción de vivir a remolque de los sucesos haciendo una selección sensata de lecturas. Algunas, no todas, las desmenuzaré en posts para compartirlas con vosotros. Habrá de todo y para todos los gustos, desde ensayos de contenido más filosófico, pasando por obras de Historia (clásicas, pero también recientes) y terminando en publicaciones de naturaleza más combativa (estos panfletos, en el buen sentido, que tanto abundan últimamente).

Europa tradicion o proyecto

Comienzo, pues, con un volumen colectivo que acaba de publicarse, escrito por investigadores jóvenes que reflexionan sobre el continente desde distintos campos de estudios dentro de las Humanidades. Se titula Europa: tradición o proyecto (Abada, 2013).  No os asustéis, porque trataré de ser digerible.

Como se intuye ya desde el título, se trata de una obra de contenido puramente especulativo. Salvo un par de artículos, centrados en economía y relaciones internacionales (de los mejores de todo el conjunto), el resto de la obra lo conforman trabajos filosóficos de distinto cariz, pero con un denominador común: la preocupación por la identidad y el ser europeo.

Ciertamente, y no es una crítica menor, algunos de los artículos poseen un tono críptico que me resulta un tanto desagradable (estoy acostumbrado a la droga dura teórica, pero cada vez que leo ‘genealogía’ y Foucault me pongo a bostezar) y escasamente motivador. En cambio, otros son muy iluminadores y contienen reflexiones audaces acerca del pasado y el presente.

Desgranar sin más los artículos sería una tortura para vosotros y un trabajo muy poco fructífero para mí. Así que lo que haré será transcribir algunas de las reflexiones que contienen, pero agrupándolas bajo conceptos claves. Así, quien quiera leerse el libro sabrá de antemano a qué atenerse y, quien no quiera, se hará con una idea muy aproximada de por dónde van los jóvenes que piensan Europa.

SOBRE LA IDENTIDAD

«La hora de Europa está por venir (…). Europa consiste en estar justamente por venir: siempre pendiente, permanentemente a punto de… (aus geblieben), como gustaba de decir a Heiddegger respecto al ser».

«Europa será Europa cuando deje de serlo, esto es, será perfecta cuando alcance su télos al modo en que el héroe se hace verdaderamente héroe en el momento de su muerte».

«La idea de Europa, o mejor dicho, Europa en tanto que podemos imaginarla como un mapa, está a medio camino entre la realidad y la abstracción».

«Si Europa es ya una invención europea, Europa es primeramente una reflexión (…). Europa se diferencia por su capacidad de diferir de sí misma».

SOBRE EL PASADO

«Hemos vivido en el pasado con la idea de que otros países querían ser como nosotros».

«Europa es un proyecto en movimiento que tiene pasado judío«.

«La historia de Europa es por ello un ejercicio permanente de juridificación en el que la norma sirve de enmienda a la naturaleza, confiándose así a su rentabilidad futura».

«Todo lo más, a lo que puede aspirar la Europa del presente es a validar la legitimidad de su legado tratando de mantenerse a la altura de un pasado que, ya dijimos, corre el riesgo de ser ficticio».

SOBRE ECONOMÍA Y SOCIEDAD

«Los grandes avances en el proceso de integración siempre se produjeron como reacción ante etapas de crisis».

«La mayoría de los retos han tenido una dimensión fundamentalemente interna«.

«El modelo solidario de sociedad que hereda la Europa del siglo XX, en conclusión, lejos de ser un logro heroico del movimiento obrero, naturalizado en derechos sociales, es una solución relativa a la coyuntura del conflicto generado por el primer capitalismo industrial».

SOBRE LA CRISIS

«La debilidad actual de Europa podría atribuirse al final de la <<energía acumulada>> tras ese conflicto [bélico, Segunda Guerra Mundial] , o, si nos situamos en el plano subjetivo, por el olvido de los horrores de la guerra en generaciones que no la conocieron directamente».

«El proyecto de la UE ha surgido precisamente para ofrecer un contrapeso (sobre todo económico) al poder desmedido de los Estados Unidos, pero no parece por el momento garantizar ese sentimiento de pertenencia que los EE UU en cambio transmiten no solo a cada ciudadano americano, sino también a los individuos miembros de esa confusa entidad llamada <<occidente>>».

«En nuestra opinión, la clave para la superación de la profunda crisis que atraviesa europa para por una transformación del concepto de ciudadanía«.

«En este momento, la libertad de los europeos se pervierte quizás en aras de un progreso que sabemos que no se dará«.

 

8 comentarios

  1. Dice ser Fran

    Las disciplinas humanísticas son una patochada que a nadie le interesa.

    Encima enlazas a un libro… ¡que hay que pagar! Impresentable.

    06 noviembre 2013 | 12:59

  2. Dice ser carlos

    Europa a sufrido dos grandes guerras y una guerra fría. Era la envidia del mundo porque creo un sistema llamado ESTADO DEL BIENESTAR. Sin emabargo, se relajarón los sistemas de control y aparecio la avaricia y codicia de sus dirigentes. La clave de ese estado de bienestar era una clase media pujante, emprendedora, que era y es la que paga todas las facturas. Unos iluminados crearón algo llamado globalización, lo que hizó bajar las rentas de estas clases medias y sobre todo precarizando su trabajo en nombre de algo pomposo llamado COMPETITIVIDAD. Ahora bien, se deshizo el equilibrio que existía y todos nos engañamos a nosotros mismos con un orgía de crédito barato, lo que disimulaba esa bajada de poder aquisitivo. Ahora somos una sombra de lo que eramos, nos han vendido a un sistema injusto, pero lo gracioso es que quieren que sigamos comprando coches y casas, y sobre todo sufragar todos los impuestos. Porque los ricos no pagan, y lo pobres no pueden. Resulta que han matado a la gallina de los huevos de oro. Pero la gran culpa es de los europeos que hemos permitido todo esto, perdiendo nuestro poder democrático. Es así de sencillo….

    06 noviembre 2013 | 13:51

  3. Dice ser Jaeger

    HOY EN DÍA EUROPA ES UN EJEMPLO DE JUSTO LO QUE NO SE DEBE HACER, Y ME REFIERO EN TODOS LOS ASPECTOS.
    UNA SOCIEDAD EN DECADENCIA, CADA DÍA CON MENOS VALORES, CADA DÍA MÁS POBRE, CADA DÍA MÁS VIEJA.

    LOS NUEVOS «EUROPEOS» (MEZCLA DE OTRAS RASAS CON EUROPEOS) SERÁN LOS QUE RECUPERARÁN A EUROPA.

    06 noviembre 2013 | 14:51

  4. Dice ser paquito

    Jaeger otro chicano que lo flipa

    06 noviembre 2013 | 16:01

  5. Dice ser Cora

    Felicitaciones de parte de una más que interesada en las «patochadas humanísticas». Son de agradecer (además de útiles) este tipo de post para los que buscamos referencias bibliográficas en este inmenso océano que es la literatura sobre europa, ya que desgraciadamente es algo complicado encontrar reseñas de estos materiales ajenas a los autores o editoriales.
    Lástima que con algún comentario se pretenda sentar cátedra sobre lo que debe ser interés de todos y encima insultar. Lo dicho: ánimo y gracias.

    06 noviembre 2013 | 20:16

  6. Dice ser Pelus

    Nuevamente este blog nos hace otro post interesante para los locos humanísticos. La patochada, desde mi punto de vista, es no pararse a pensar, aunque sea de refilón, qué es Europa, que ha sido y hacia dónde va, ya que nos guste o no, estamos dentro del barco. Y o nos tiramos de él (una opción tan digna como cualquier otra) o hacemos por conocerlo bien para intentar hacer que llegue a buen puerto. Otra cosa será ver a que puerto vamos, porque eso es lo que está en cuestión.

    06 noviembre 2013 | 22:32

  7. Dice ser Tula

    Una interesante selección de lecturas nos propone este artículo, con una más que excelente bibliografía, que seguro nos va a hacer reflexionar, a mi por lo menos la curiosidad se me ha abierto y ya estoy medio enganchado en el tema. Acertado recomendar el libro Europa: tradición o proyecto y muy viable abrir el melón sobre el viejo continente desde «campos de estudios dentro de las humanidades». Espero lo siguiente.

    07 noviembre 2013 | 08:40

  8. Parecía un enfrentamiento “superado”

    Hace unos pocos años, era un tópico poner en duda la vigencia del enfrentamiento izquierda/ derecha. Quizá se trataba de la versión postmoderna del “final de las ideologías” proclamado por Fukuyama tras la caída del muro de Berlín. El capitalismo había derrotado definitivamente a su opositor, y por tanto aparecía como único sistema económico viable.
    El abanico de alternativas quedaba limitado a la posible gestión del capitalismo: más una cuestión de eficacia que de ideología, más técnica que política. A lo más, quedaba un margen para un posible “rostro humano” que permitía diferenciar un centro-izquierda respecto a la derecha, la cual por cierto se autocalificaba de centro-derecha como indicativo de amplio predominio.

    La pregunta “¿qué significa ser de izquierdas hoy en día?” presuponía que no había respuesta contundente en los términos tradicionales de lucha de clases. En todo caso debía buscarse en el eje ético moral: pacifismo, igualdad de género, aborto, respeto a opciones homosexuales,… Con estos ingredientes, se podía tejer ese centro-izquierda a la americana, pero no había espacio para una izquierda radical.

    La voracidad de la derecha

    Quizá Fukuyama hubiera tenido razón si la derecha hubiese sabido administrar su victoria. Pero no ha sido así, y él mismo se ha retractado. Lejos de esa prudencia, la derecha ha abusado de su hegemonía hasta extremos insospechados. No sólo la apropiación de rentas y patrimonio por parte de las élites parece no tener freno, sino que se socavan los pilares fundamentales del pacto social vigente durante buena parte del siglo XX.

    Primero se atacaron los derechos laborales, desde el poder adquisitivo hasta la estabilidad e incluso la sindicación. Después los fiscales, hasta el punto que las rentas de trabajo de las clases bajas y medias pagan más que las altas o que las rentas de capital. A continuación los sociales, poniendo en jaque todo el estado del bienestar, incluyendo educación y sanidad. Y más recientemente, los políticos, prohibiendo referendos y hasta sustituyendo gobernantes elegidos por tecnócratas designados.
    La crisis actual, tanto en su origen como en su presunta solución es el mejor ejemplo de esta voracidad, al mismo tiempo que la excusa para justificar todos los excesos. Tan lejos han ido como para que algunos magnates reclamen pagar más impuestos, o para que gobernantes conservadores quieran implantar la tasa Tobbin unilateralmente. No se sabe si por compasión, o por precaución ante la posibilidad que finalmente la recesión, el paro, la pobreza, la caída de la demanda,…, terminen socavando el propio sistema.

    ¿Por qué este desenfreno depredador, que incluso alguna derecha quisiera limitar? Quizá es la simple borrachera de victoria, ciega a todas las alertas. Quizá es que la esencia del capitalismo es la explotación máxima, hasta donde sepas y te dejen. En todo caso, no parece que la derecha industriosa y prudente pueda frenar a la rampante.

    No hay pacto posible

    Esta radicalización deja sin interlocutor al centro-izquierda pactista antes referido. Cada vez tiene menos credibilidad el discurso del capitalismo de rostro humano a la europea, o la posibilidad de gestionarlo mediante un nuevo pacto social entre una derecha refulgente y una izquierda desarbolada. No se ve el final de las sucesivas reformas laborales, ni de los sucesivos recortes. Y sobre todo no se ve posibilidad alguna de recuperar lo perdido cuando la tempestad amaine, suponiendo que lo haga.

    En el mejor de los casos, Europa va hacia un largo estancamiento o “crecimiento 0”. Por tanto, el problema no será cómo repartir las ganancias, sino cómo redistribuir lo que tenemos : los ricos sólo podrán seguir enriqueciéndose a base de empobrecer a los pobres; los pobres sólo podrán salir de la pobreza quitándoselo a los ricos.

    Sólo queda en pie el discurso de la izquierda radical. De hecho puede esgrimir el “teníamos razón”cuando Maastrich, las privatizaciones, etc., hasta la reforma constitucional del pasado mes de agosto. Esto no arregla la dramática situación de tanta gente, pero legitima y da audiencia a nuestras ideas, como herramienta política de trabajo: está de nuevo bien claro el enfrentamiento izquierda/derecha, y quién está a cada lado.

    Josep Ferrer Llop, ingeniero industrial, es catedrático de matemática aplicada y ha sido rector de la Univ. Politècnica de Catalunya (UPC)
    04/11/12

    07 noviembre 2013 | 10:59

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