El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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¿Cuánto darías por poder rebobinar el futuro dietético de tus hijos?

Niño cocinaPresta atención: imagina que tienes una especie de máquina del tiempo que te permite apreciar de forma vívida la cadena de acontecimientos que, desde el pasado a nuestros días, terminan en un desenlace fatídico… tu hijo, vuestro hijo, fallece antes que vosotros. Y tú, vosotros, sois parte implicada en ese final. ¿La usarías para evitar ése final? Yo sí. No te preocupes demasiado, a falta de retrospectivas máquinas del tiempo es probable que un álbum de fotos sea suficiente, no hace falta recurrir a que alguien termine por inventar máquinas prodigiosas ni bolas de adivino.

Pues bien, hoy te traigo una realidad teatralizada, una ficción, con la que, a fuerza de repetirse de verdad, dudo mucho que alguien no sea capaz de sacar sus propias (y únicas) conclusiones. Su creador es Strog4Life, una plataforma nacida con el fin de proporcionar el bienestar y propiciar el cambio social para revertir la epidemia de obesidad infantil y sus enfermedades asociadas en el estado norteamericano de Georgia.

Los escasos dos minutos de duración del vídeo consisten en un violento flashback que se inicia cuando un varón de 32 años, 1,75m y 136 kilos aterriza inconsciente en una sala de urgencias médicas víctima de un ataque al corazón. A partir de ahí, de forma fotográfica se relata de modo retrospectivo la cadena de acontecimientos vitales que le han llevado a John (el protagonista y sujeto pasivo de la acción) hasta esa fatídica situación y funesto lugar. ¿Te lo resumo? Venga va.

Se trata de un elocuente vídeo de minuto y pico y refleja la forma en la que la vida de su protagonista ha estado caracterizada por el despropósito dietético (y atlético): mucha comida (de la chunga) y poco ejercicio. Mucho ocio tecnológico y poca comida (de la de verdad)… y todo ello desde sus años del taca-taca en los que se ve a una madre, preocupadísima, por darle lo mejor a su hijo… en este caso, patatas fritas de hamburguesería para que se calme (es lo único que lo consigue, afirma)… y así ambos tan felices.

El desenlace, como en la mayor parte de las retrospectivas cinematográficas, es abrupto. ¿Pero sabes qué? Terriblemente frecuente habida cuenta de los muy extendidos e inadecuados hábitos de vida de la población de nuestro entorno. Te dejo con el video que, por si el enlace en youtube fracasa, puedes visualizarlo aquí a partir de su fuente original.

A modo de guiño (agrio), no puedo dejar escapar la oportunidad de demostrar una especie de autocomplacencia al contrastar que esta estrategia argumental, hoy plasmada en el video de Strong4Life, es similar a la mía cuando en 2005 escribí este relato fantástico acerca de la obesidad infantil y sus consecuencias y que publiqué en este blog hace un par de años: Cuento de miedo grasiento (Fatty and scary tale), capítulo 1 y capítulo 2.

Por último una reflexión, si no eres capaz de hacerlo por ti, al menos hazlo por lo que más quieres en este mundo, sé que su mera presencia puede suponer un importante motor imprescindible para el cambio tal y como he contrastado muchas veces en primera persona y así lo puse de manifiesto en esta entrada.

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Imagen:  marin vía freedigitalphotos.net

Azúcares añadidos: recomendaciones y etiquetado (deshaciendo la madeja)

Refresco de cola

Antes de comenzar aclaremos que por “azúcares añadidos” se entiende cualquier tipo de azúcar que uno mismo pone en su plato, taza, vaso o receta; y también (esto es importante) todo aquel azúcar utilizado en la fabricación de todos aquellos productos alimenticios manufacturados, y que de forma típica, están presentes en: los (mal llamados) refrescos, las (mal llamadas) bebidas energéticas, los caramelos y chucherías, los productos de pastelería y galletería, las bebidas a base de frutas, los helados… etcétera.

Las recomendaciones

A día de hoy la mayor parte de gobiernos y sociedades científicas implicadas han realizado recomendaciones de límites superiores de ingesta para los “azúcares añadidos” y han establecido ese límite superior en el 10% del valor energético total de la dieta. Es decir, que de todas las calorías aportadas, los azúcares añadidos no deberían contribuir en más del 10% de las calorías. Es más, como ya te conté en esta entrada desde la OMS se está barajando incluso el hacer bajar esta recomendación sobre la presencia de azúcares añadidos a no más del 5% de las calorías totales. El tema es importante ya que uno de los principales problemas con este nutriente es que, tal y como comentamos en este otro post, la mayor parte de los “azúcares añadidos” en nuestra dieta no los añadimos nosotros sino que van insertos en la matriz de ese alimento industrial que nosotros elegimos poner entre nuestras manos o en nuestro plato. Y ya que el elegir estos alimentos es especialmente frecuente, tentador y ubicuo se terminan sobrepasando con facilidad ese 10% máximo de calorías aportadas a partir de los “azúcares añadidos”.

Pero, ¿alguna vez hemos reparado en la cantidad real de azúcar que representa esta cifra del 10%, no digamos ya la del 5%? Pues es muy poco, vamos a verlo.

Considerando una dieta estándar de 2000 kcal, su 10% serían 200 kcal que para aportarlas con azúcar, haría falta a una cantidad de 50g de azúcar. Es decir, las recomendaciones de las que hablaba indican que no se deberían incorporar más de 50g de “azúcares añadidos” y que se estudia reducir esta recomendación para no superar los 25g (la OMS), insisto en una dieta “tipo” de 2000 kcal.

El etiquetado y la legislación

La cosa se complica notablemente cuando uno revisa el etiquetado de algunos alimentos. Tomemos por ejemplo la etiqueta de un conocido refresco de cola (así como la información contenida en su propia página web). Me he tomado la libertad de repoducir sus datos a continuación por si el enlace falla. En ellos, dentro de la información nutricional, se dice que una unidad de 250 mL contiene 27g de hidratos de carbono de los cuales, su totalidad son azúcares. Todos son, evidentemente, de los considerados “azúcares añadidos”. A continuación nos informa de los porcentajes que implica tal cantidad de hidratos de carbono y azúcares respectivamente en la consabida dieta estándar de 2000 kcal… y aquí es donde viene el lío que voy a tratar de aclarar. Recordemos que con 27g de azúcar (los presentes en una botellita de “refresco” de las pequeñitas) estaríamos en principio cubriendo un 54% de las recomendaciones actuales de muchos gobiernos al respecto de la presencia de “azúcares añadidos” ¡y llegando a un 108% si tuviésemos en cuenta las mencionadas expectativas de la OMS de no superar su presencia en un 5%!

Coca-cola Información nutricional

Sin embargo, tanto web como etiqueta informan que esos 27g de hidratos de carbono aportarían el 10% de la energía total que se recomienda provengan de los hidratos de carbono en una ingesta de referencia de 2000 kcal y que además, esos mismos 27 gramos, siendo como son azúcares simples aportarían tan solo el 29% de la energía proveniente en forma de azúcares simples en esa misma dieta estándar. Como se puede apreciar muy lejos del 54%… y no digamos del 108% mencionado como posible. Sin embargo, y aunque parezca un contrasentido hay que decir que la citada etiqueta, y por tanto la marca en cuestión, cumplen escrupulosamente con la legislación del etiquetado. ¿Cómo es esto posible?

Es posible gracias a las aclaraciones que hace el panel de expertos de la EFSA que puedes descargar en este enlace. En él se aclara que el porcentaje de hidratos de carbono que se va a considerar adecuados dentro de una ingesta dietética de referencia de 2000 kcal es del 52%, que traducido a gramos de hidratos de carbono, son 260g. Así sí: los 27g de hidratos de carbono del «refresco»son, aproximadamente, el 10% con respecto a esos 260g, y que es lo que aparece en la etiqueta.

¿Y con respecto a los azúcares? Pues igual. En el mismo documento, el panel de expertos de la EFSA sostiene que la ingesta de referencia para el etiquetado propuesta para azúcares totales (no solo los añadidos) es de 90g, es decir el 18% del valor energético total de la dieta. En este punto hay que aclarar que por “azúcares totales” se entiende tanto los intrínsecos o presentes de forma natural en alimentos como la fruta, las verduras, los cereales y la lactosa en productos lácteos; como aquellos azúcares añadidos a los que estoy haciendo especial referencia en este post. Con estos 90g de referencia queda claro entonces que los 27g de azúcar del refresco se corresponden con el 29% (de azúcares aportados en la ingesta detética de referencia) que refleja.

Así, el comité de expertos entiende que esta cifra de 90g para azúcares totales es compatible con el límite superior de recomendaciones de ingesta para los “azúcares añadidos” del 10% para la población general propuesto por algunos gobiernos ya que:

Se ha calculado que la ingesta de azúcares intrínsecos proporcionada para la ingesta de las cantidades recomendadas de frutas, verduras, cereales y productos lácteos equivale a aproximadamente a 45g en adultos. Suponiendo que los 45g restantes de azúcares (hasta llegar a los 90g propuestos por la ingesta de referencia para el etiquetado) son azúcares añadidos, ello se correspondería al 9% para una dieta 2000 kcal.

Es decir, que la EFSA considera que los azúcares consumidos en una ingesta dietética de referencia (90g) provienen de forma arquetípica de dos fuentes bien distintas. Por un lado los presentes de forma natural en frutas, verduras, cereales y productos lácteos hasta llegar a los 45g de azúcares dentro de un consumo racional de estos alimentos, y otros 45g opcionales (“opcionales” lo digo yo, no la EFSA) con los “azúcares añadidos”.

Conclusiones, son tres

Primera: Con tan solo el consumo de un único envase de medio litro del “refresco” mencionado, muy accesible hoy en día en cualquier máquina de vending, supermercado, etcétera, se supera con creces el actual límite superior (y más permisivo) diario de consumo de «azúcares añadidos» establecido por diversos gobiernos. Imagina lo que supone si además de este refresco, te tomas un café (¿con azúcar?) o dos, más un caramelo… o dos, más una pieza de bollería industrial… en un solo día. Como ves es relativamente fácil superar ese límite con nuestro lamentable patrón de consumo. Y eso sin hacer burradas que seguro todos conocemos y que a lo mejor peor, no son tan infrecuentes. Imagina además que en vez de esa recomendación fijada actualmente en el 10% , se termina por imponer la de 5%. Consumimos mucho, pero que mucho azúcar, y no precisamente del “intrínseco”.

Segunda: El etiquetado como hemos visto (al menos en este ejemplo) es escrupulosamente fiel a la legislación vigente sobre el etiquetado. Sin embargo, las cifras que muestra en forma de porcentaje ofrecen, en mi opinión, una trampa que el consumidor medio dudo mucho que pueda percibir, pudiendo tener la impresión que se pueden llegar a consumir tres unidades y pico de ese “refresco” (del de 250 mL) sin pasarse de la cantidad de azúcar recomendada. Y eso suponiendo que dicho consumidor no le dé por comer además una fruta, algo de verdura, etcétera que también aportará azúcares a la suma.

Tercera: Esto es así, porque en la legislación no se contempla la posibilidad de incluir la información al respecto de la cantidad (y su porcentaje, que sería lo importante) de “azúcares añadidos” dándole el mismo valor gramo-a-gramo al azúcar que vienen en un vaso de leche o una manzana, que al que vienen en un “refresco” o cualquier otro producto manufacturado (pasteles, galletas, chucherías…). Esto, para mí, es una cuestión que se debería mejorar sin lugar a dudas. O al menos que se tenaga en cuenta por el consumidor.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Nota: Quiero agradecer a Rafael Urrialde (@RUrrialde_PhD) sus inestimables aclaraciones para confeccionar este post.

Imágenes: Naypong vía freedigitalphotos.net

¿Sirve para adelgazar el polen de abeja, qué beneficios tiene?

Polen de abeja

En primer lugar acotemos el término “polen de abeja”.

Para empezar el polen, a secas y como tal, son las micropartículas pulverulentas que contienen los gametofitos masculinos de las plantas con semillas. En un símil zoológico (en vez de botánico) serían los espermatozoides de una determinada especie vegetal de reproducción sexual. Estas partículas además de la función biológica propia de su ciclo vital en cada especie pueden servir de alimento a especies distintas, entre ellas la de las abejas. Pero para ello han de transformar ese polen recolectado, madurarlo, con el fin de poder aprovechar sus nutrientes. Así, las abejas en su metódica recolección de néctar floral y de polen incorporan este último elemento en los panales, agregan una serie de enzimas digestivas y tapan las celdillas con el fin de que pasado un tiempo y tras la acción de esas enzimas se obtenga un producto que sirva de alimento, especialmente destinado para sus larvas.

Así pues, el “polen de abeja” es el polen floral transformado por acción de las enzimas de la abeja… no es que las abejas “tengan” polen.

Sobre este producto, una vez recolectado por el ser humano, se han hecho descansar infinidad de propiedades nutritivas y no me refiero a las referentes a la de las larvas de las abejas sino a la nuestra cuando es consumido como alimento o complemento. Cuando digo infinidad, digo bien porque su consumo se ha relacionado con ciertas propiedades antioxidantes, anti cáncer, antienvejecimiento, contra la diabetes, ser adelgazante, vigorizante sexual, atajar problemas de colesterol, menstruales, de depresión, anemias, alopecia, artritis, reuma, etcétera (piensa en el problema de salud que quieras, seguro que alguien en algún momento le ha atribuido al polen de abeja la propiedad de mejorarlo). Hay cientos de páginas web (aquí solo un ejemplo típico) que obnubiladas por el buenrollismo natural nos invitan a consumir este producto como la enésima panacea para no importa qué dolencia o enfermedad.

¿Cuánto hay de cierto en todas estas magnificas alegaciones sobre el polen de abeja?

Pues la verdad que poco o nada, al menos desde el punto de vista serio… otra cosa serán todos aquellos planteamientos alternativos, naturistas y eco-molones. Para que tomes nota, en Europa aun no se ha admitido ninguna de las alegaciones que se ha solicitado para este producto a la Autoridad de Seguridad Alimentaria (EFSA). A día de hoy, este organismo ha recogido 6 posibles solicitudes para hacer las correspondientes alegaciones sobre sus propiedades nutricionales en la salud:

  • Como agente inmuno-modulador gracias a su contenido en enzimas y vitaminas (que aun está bajo consideración por parte del panel de expertos).
  • Como agente antioxidante gracias a su contenido en vitaminas y selenio.
  • Como protector frente al estrés oxidativo.
  • Como protector cardiaco así como para controlar los niveles de colesterol y lípidos plasmáticos (bajo consideración).
  • Como ayuda para la función inmune (bajo consideración).
  • Como estimulante del apetito (bajo consideración).

En el único documento publicado hasta la fecha sobre sus presuntas propiedades, el panel de expertos de la EFSA sostiene que:

  • No está comprobada una relación causa y efecto entre la toma de polen de abeja y la protección del envejecimiento celular.
  • Ni sobre su capacidad antioxidante dado su contenido en antioxidantes o propiedades antioxidantes.
  • Ni sobre la protección del DNA, de las proteínas o de los lípidos frente al estrés oxidativo.

En lo que respecta al posicionamiento de las autoridades sanitarias norteamericanas, la FDA, sobre los usos que habitualmente se le atribuyen al polen de abeja entre quienes lo distribuyen ha hecho público este elocuente documento titulado: Algunos productos de polen de abeja para adelgazar son una estafa peligrosa en el que sin ambages señala:

Los productos que dicen contener polen de abeja en la etiqueta y que prometen ayudar a bajar de peso o a esculpir su figura podrían, de hecho, hacerle daño […]

Se ha descubierto que algunos productos de polen de abeja que se publicitan para adelgazar contienen ingredientes ocultos y potencialmente peligrosos que pueden ser dañinos para las personas con padecimientos tales como pulso irregular, presión arterial alta y trastornos bipolares.

La FDA ha recibido más de 50 denuncias de consumidores y profesionales de la salud sobre efectos adversos relacionados con el consumo de productos de polen de abeja para adelgazar contaminados. En las denuncias figura por lo menos un deceso, problemas cardiacos graves, dolor de pecho, palpitaciones, taquicardia (frecuencia cardiaca acelerada), presión arterial alta, convulsiones, pensamientos suicidas, ansiedad, insomnio y diarrea.

Además, muchos de los productos de polen de abeja para baja bajar de peso se publicitan como suplementos alimenticios que afirman curar o prevenir enfermedades y síntomas diversos, entre ellos la diabetes, alergias, la presión arterial alta y el colesterol alto. Por ley [tanto en USA como en la UE], los suplementos alimenticios no pueden afirmar que curan o previenen enfermedad alguna.

Los laboratorios de la FDA han analizado 15 muestras diferentes de Polen de Abeja Zi Xiu Tang de varios distribuidores, con fechas de caducidad y números de lote diversos. Todos los productos sometidos a prueba, entre ellos los que dicen ser “genuinos” y “auténticos”, contienen ingredientes farmacológicos que no aparecen en la etiqueta: sibutramina o fenolftaleína, o ambas.

Bien, dicho esto, puedes llegar a pensar que: a) eso es lo que pasa en Estados Unidos y, b) que eso pasa con el polen de abeja de una determinada marca y que el que tú compras en tu herbolario es “natural” y de absoluta confianza.

Bueno, eres libre de pensar lo que quieras, pero mi opinión es que este polen de abeja, como el 99,9% de los suplementos son ineficaces para todas las alegaciones que suelen hacer… ya lo adquieras en USA o en tu farmacia de confianza; y que además los controles a los que se están obligados los complementos alimenticios (y este es uno más) son terriblemente laxos, así que yo pondría en entredicho esa “seguridad” al respecto de que un determinado complemento alimenticio no lleve nada que no deba llevar o que no esté declarado. ¿Cómo sabes y porqué dices que tu complemento es seguro? Igual te interesa echar un vistazo a este post: ¿Te “alegras de verme” o acaso tomas fitoterapia adulterada?

Antes que preocuparse por la posibilidad de incorporar maravillosos complementos con asombrosas (y no reconocidas científicamente) propiedades más valdría ir zumbando a revisar nuestro patrón alimenticio, un patrón que bien articulado no precisa de todas estas zarandajas.

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Imagen: Jon Sullivan vía Wikimedia Commons

Perder peso en pareja y por los hijos, un maravilloso ejemplo del que tomar nota

Adelgazar en parejaLo veo a menudo en mi consulta. Muchas veces vienen en pareja, a veces solo él y otras solo ella; son jóvenes y aun no tienen hijos (la mayor parte de las veces). Acuden a recibir asesoramiento para perder peso, para mejorar su forma de alimentarse… en general para renovar sus hábitos de vida y escoger aquellos más beneficiosos. Y lo hacen, y esta es la madre del cordero, con una motivación que destaca sobre otras posibles: el ser un buen ejemplo para los hijos que planifican tener. He de decir que son los casos en los que la tasa de éxito (lograr cambiar esos hábitos) suele ser más alta. Mejoran ellos y son buen ejemplo (miel sobre hojuelas)

Hoy te traigo un ejemplo de estos, es un poco extremo, todo hay que decirlo, porque también extrema era su situación: él se llama Robert y pesaba cerca de 150kg, y ella Jessica y rondaba los 130. Tenían unos pésimos hábitos de vida, tanto en lo que respecta a la alimentación como a la actividad física… hasta que decidieron hacer borrón y cuenta nueva… y vaya si lo hicieron, gracias en parte a sus hijos.

Cambiaron radicalmente su forma de comer, dejaron a un lado las largas sesiones de sofá y empezaron a practicar deporte con asiduidad, además, los ratos de ocio en familia empezaron a ser un ocio activo, con excursiones, senderismo, etcétera.

¿Sabes lo mejor? Que son felices, que se encuentran mucho mejor consigo mismos en especial por ser ahora un mejor modelo para sus cuatro hijos… y además porque en estos apenas dos años desde que empezaron a implementar los cambios él ha perdido 72 kilos y ella 54… que se dice pronto.

Ojalá muchas personas tomen nota de su ejemplo y vean en su caso un espejo en el que reflejarse y con el que motivarse.

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En Estados Unidos le cantan las cuarenta al Dr. Oz ¿para cuando en España?

Tim MinchinHace ya unos días la administración estadounidense, en concreto un panel de expertos del Senado, le puso las peras a cuarto al Dr. Oz, una figura mediática que cuenta con una alta popularidad a través de un programa de televisión en el que aborda cuestiones sanitarias desde una particular perspectiva. Antes de nada convine que te presente adecuadamente al Dr. Mehmet Oz (sobre el que, a pesar de lo facilón del tema, no voy a hacer ningún hábil calambur con su nombre)

Como te decía el Dr. Oz, médico y cirujano de verdad, es conocido por conducir un programa de televisión cuyo nombre ya dice bastante de la filosofía subyacente “El Show del Doctor Oz”. El show… nunca mejor dicho. En él se abordan temas médicos y de salud personal, y para ello hace una especial promoción de diversos recursos pertenecientes a la (mal) denominada medicina alternativa (recuerda este genial vídeo de Tim Minchin) y a través del sensacionalismo, crear no poca alarma social, como por ejemplo cuando señaló públicamente (con pruebas más que dudosas) que en los zumos de manzana había una cantidad de arsénico dañina para la salud. O cuando propuso una terapia para “curar” la homosexualidad.

Sea como fuere, el programa ha tenido bastante reconocimiento recibiendo premios Emmy, pero también premios Pigasus, tal y como te comenté en su día en esta entrada. No hace falta recordar el marco de los premios Emmy, pero quizá si el de los Pigasus que tienen por objeto el poner de relieve los fraudes más flagrantes en materia de “ciencia”. En concreto el Dr. Oz ha recibido dos de ellos,  por su inagotable promoción de la charlatanería médica y por promocionar las creencias paranormales y la pseudociencia.

Llamada al orden y comparecencia

Con este panorama como trasfondo, en el Show del Dr Oz se hace promoción de los más variados productos, muchas veces con el fin de abordar y tratar el tema de la obesidad y sus comorbilidades. De muchos productos ya te he hablado en este blog, se trataría de la cetona de frambuesa, el extracto de judía, la alcachofa, el té verde, el café del mismo color y demás zarandajas de similar calado (en la comparecencia se centraron en la cetona de frambuesa, en el café verde y en los supuestos efectos de Garcinia cambogia).

Tal es así que al parecer a la administración norteamericana se le debieron hinchar las narices (no como aquí que las tenemos al parecer de boxeador, las narices) y le llamó al orden pidiéndole responsabilidades ya que después de su verborrea promocional en los consabidos programas se alentaba a que no pocos vendedores de píldoras milagro hicieran su particular agosto vendiendo estas tonterías a diestro y siniestro utilizando además las palabras del Dr. Oz. como criterio de autoridad.

Te sugiero que eches un vistazo a este video en el que a modo de resumen se recogen los momentos más importantes de su comparecencia mientras una estelar Claire McCaskill, senadora norteamericana, apelando a la formación del Dr. Oz, se preguntaba cómo una persona con sus potenciales podía hacer este tipo de declaraciones sin fundamento al respecto de los productos milagro. Estas son algunas de las perlas que le dedicó:

“No entiendo como puede decir este tipo de cosas sobre esta clase de productos si usted sabe que no son verdad” [elocuente la senadora Claire McCaskill]

“Porqué teniendo como usted tiene esa estupenda habilidad comunicativa y al mismo tiempo la posibilidad de llegar a tanta gente usted se empeña en denigrar el programa de esa forma”[yo adopto a esta señora como madre]

“El único estudio científico que yo conozco que avala la eficacia del café verde es uno que se realizó en India que abarca a una muestra de 16 personas que recibieron dinero por parte de los laboratorios que producían el suplemento para someterse al estudio, al igual que su autor” [Creo que la senadora debe referirse a este estudio]

 “No le hemos llamado a comparecer en este foro para intimidarle o arremeter contra usted, le hemos llamado para hablar de un problema muy real referente a la crisis entorno a la protección del consumidor. Usted está involucrado en esa crisis, bien como parte de la solución en base a la política que aquí se ha hecho saber, o bien puede ser parte del problema” [A estas alturas ya no sé si adoptarla como madre o pedirle matrimonio]

El caso es que la comparecencia de este señor ha generado bastante polémica y debate en USA y no han faltado, no me extraña, las sátiras sobre su persona en los típicos programas late-night estadounidenses (imprescindible).

A modo de reflexión

Trataré de seguir la pista a este asunto con el fin de poderla contar ¿cambiará el Dr. Oz la línea editorial de su “show”, seguirá en sus trece, le volverán a llamar al orden, esta vez con algún tipo de sanción?

Sea como fuere está claro que en España se practica la misma o muy similar ignominia adelgazante-milagrosa con productos fraudulentos prometiendo y alegando beneficios que distan mucho de ser reales. Sin embargo, a diferencia de los Estados Unidos aquí nadie hace nada, al menos de forma pública, mientras productos sin el menor aval científico se venden por doquier, mientras se juega con la desesperación de las personas (y con su dinero), mientras determinados “laboratorios” se forran con esta vergonzosa práctica y mientras… como digo, NADIE hace NADA.

Nota: Con el fin de que esta colaboración no decaiga, más al contrario, vuelvo a agredecer a Guillermo Peris (@waltzing_piglet) sus aportaciones

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Imagen: RanZag vía Wikimedia Commons

 

¿Qué hay de cierto sobre la tripa cervecera?

Pensativo¿De verdad se le puede atribuir un papel significativo a la cerveza como tal en la protrusión abdominal que lucen en especial no pocos varones?

La respuesta es que a medias. O que de alguna forma la cerveza contribuye a ello, pero desde luego, por si sola no suele ser una explicación, hay otros elementos que normalmente se obvian en esta ecuación.

Tal y como explico en mi libro “Con las manos en la mesa” en el que se aborda la verosimilitud de este y otros mitos alimentarios, la cuestión ha de ser observada a través de varios factores. Además de los que son evidentes, es decir, la cantidad de cerveza y la frecuencia con la que se toma, es indispensable tener en cuenta otros no menos importantes: el marco alimentario junto al que se realiza esa ingesta de cerveza (si se comen más o menos panchitos, snaks, tapas, etcétera al tiempo que se bebe esa cerveza), así como el género del consumidor cervecero y su edad.

La cantidad y la frecuencia como claves

El tema de la cantidad no es baladí. Por ejemplo, es relativamente habitual que alguien entre en un bar y pida: ¡un zumo de tomate, por favor! Y en ése caso, lo más probable es que le sirvan unos 200 ml. (1 botellín) de zumo de tomate. Sin embargo, si alguien entra en el mismo bar y pide: ¡una cerveza, por favor!, lo más probable es que la ración sea de unos 330 ml. de cerveza. El resultado de la primera petición, unas 90 kcal (tomate), el resultado de la segunda 148 kcal (cerveza). Al mismo tiempo, en el caso de la cerveza y a diferencia del zumo de tomate, es más probable que haya una segunda, tercera y así sucesivamente consumición. Siendo así, el resultado es totalmente diferente como puede comprenderse con facilidad. Es decir, cuando se bebe cerveza es más frecuente que las ingestas sean mayores que cuando se bebe cualquier otra cosa.

El acompañamiento como clave

Cerveza y picoteo

Tampoco es tontería el tema del acompañamiento y el marco. En cierta medida se criminaliza un único producto (la cerveza) haciéndole culpable de un mal planteamiento alimentario general. En el marco del consumo cervecero, son mucho más frecuentes las asociaciones de esta con patatas bravas, “panchitos”, pizza, patatas fritas, etcétera. Asociaciones que quizá sean menos inmediatas con otro tipo de bebidas. Además el tema de la cerveza se vincula también en no pocas ocasiones a un estilo de vida más sedentario (¿hablamos de los eventos deportivos delante del sofá con unas cuentas cervezas en la mano y su acompañamiento?). En este sentido, sería tan correcto decir “tripa cervecera” como lo sería el referirse a ella como tripa patatera, cacahuetera, pizzera, sedentaria, etc. o simplemente, tripa tuttiguarri (y abundanti). Como ves, todo cuenta.

El género y la edad

Luego está el tema de “la tripa cervecera” en concreta alusión a la de algunos varones y de determinada edad. Pues esto también tiene su explicación. Sobrepasada la “plenitud” fisiológica y ya en la mediana edad, cuando no de pleno en la madurez, en general es contrastable un descenso en el gasto energético total tanto por un descenso del metabolismo basal, como por la habitual disminución del gasto debido a la actividad física. Ni que decir tiene que en estas circunstancias se facilita la acumulación de grasa a partir de los excesos calóricos a lo que puede muy frecuentemente contribuir la cerveza y sus acompañamientos. En el caso del varón, el patrón de acumulación de tejido graso más típico (mediado por características hormonales) tiene lugar en la región del abdomen.

Así pues, esta es la explicación, que si bien en general no hace justicia a realidad de la expresión, ayuda a comprenderla.

Aquí tienes un vídeo que lo explica a las mil maravillas y que se ciñe como un guante a los contenidos que en su día dejé por escrito en el libro. Educativo y entretenido. Que lo disfrutes.


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Imagen:  David Castillo DominiciKEKO64 vía freedigitalphotos.net

Bebés, proteínas, leches y obesidad

bEBÉ BIBERÓN

Hace unos pocos días fuimos testigos de una noticia que se hacía eco de un estudio científico que afirmaba que los bebés que toman fórmulas lácteas (lactancia artificial) con menos proteínas estaban expuestos a un menor riesgo de padecer obesidad (medido a partir del índice de masa corporal o IMC) en la edad pediátrica.

En este estudio, cuyo resumen puedes consultar en este enlace, tras haber realizado un seguimiento a más de 1600 niños concluye de forma categórica que:

La leche artificial para lactantes con un menor contenido de proteínas reduce el IMC y el riesgo de obesidad en la edad escolar. Evitar aquellos alimentos infantiles que aportan una cantidad excesiva de proteínas podría favorecer una reducción de la obesidad infantil.

Muy interesante, sin lugar a dudas. No obstante hay algunas cuestiones que apenas se han reflejado en este estudio y que me han llamado poderosamente la atención. La principal, el poner el acento en el efecto de la composición de las leches de fórmula y mencionar muy de refilón los resultados observados en los niños alimentados a partir de lactancia materna. Me explico.

Resulta que con los cerca de 1600 niños en observación se hicieron tres grupos. Empezaron distinguiendo los bebés en dos grupos: los que recibieron lactancia artificial y los que recibieron lactancia materna, al que se denominó “grupo de referencia observacional”. A su vez, el primer grupo, algo más del millar, fue divido en dos: los que recibieron fórmulas artificiales “alta en proteínas” y los que la recibieron “baja en proteínas”.

Pues bien, independientemente de que puedan existir otras variables que afecten al peso de los niños, algo evidente, resulta que la prevalencia de obesidad en los niños de seis años fue claramente diferente entre los que habían recibido fórmula “alta en proteínas” (prevalencia = 10%) frente a los que la habían recibido “baja en proteínas” (prevalencia obesidad = 4,4%). Muy interesante.

Pero a mi juicio lo es mucho más, el saber que entre el grupo de niños de seis años que habían recibido lactancia materna esa prevalencia fue del 2,9%

 bebés, lactancia y obesidad

Es decir, tal y como se apunta en el estudio en cuestión (y nunca en la versión que ha llegado a los medios de comunicación) el grupo de lactancia materna fue observado como “grupo control” o como un tácito (no declarado) grupo en el que las circunstancias son las de referencia. Así pues, casi toda la fuerza del estudio se centra en recomendar leches artificiales y productos que no contengan un exceso de proteínas en el periodo de lactancia, haciendo una escasa (totalmente anecdótica) mención a los beneficios de la lactancia materna, cuando fue esta la opción que mejores resultados obtuvo.

A modo de (no sé si) curiosidad, creo que merece la pena mencionar que todos los bebés alimentados con lactancia artificial en este estudio lo fueron a partir de una única marca comercial, Bledina (de Danone) que se suministró sin coste a los participantes en el estudio. Aunque en el estudio, todo hay que decirlo se mencione que la compañía en cuestión no desempeñó un papel decisivo en la realización y análisis del trabajo.

En la actualidad los límites de contenido proteico en las leches de fórmula es relativamente variable. Según la normativa el contenido de proteínas de una fórmula infantil puede oscilar en una horquilla bastante amplia entre 1,8 y 3,5 gramos por cada 100 kcal aportadas. Sin embargo, es preciso mencionar que el contenido proteico de las fórmulas lácteas para lactantes ha sido recalculado “a la baja” ya que hasta 2006 los límites inferior y superior de contenido proteico estaban fijados respectivamente en 2,25g y 4,5g por cada 100 kcal aportadas. Es decir, como siempre, una reformulación conducente a asemejar en lo posible la composición de las leches artificiales a la materna que tiene un contenido netamente inferior de proteínas (1,3g de proteínas por cada 100 kcal de leche materna madura) al límite inferior legalmente vigente en la actualidad para las fórmulas artificiales (1,8g/100kcal).

En resumen, no ya solo por aquello de la prevención del riesgo de obesidad, sino por infinitos motivos más, la mejor opción al abordar la lactancia de un bebé es la lactancia materna. Y si por la causa que sea se termina recurriendo a la lactancia artificial, las fórmulas con un menos contenido proteico parecen ser más ventajosas. Al menos desde el punto de vista de la prevención del riesgo de obesidad y siempre y cuando se observen otros factores.

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Imagen:  Sura Nualpradid vía freedigitalphotos.net

¿Son las bebidas light mejor que el agua para adelgazar?

Lata refrescoSi viste la noticia la semana pasada y estás un poco al corriente de estas cuestiones adelgazantes me imagino que aun seguirás con la boca abierta tratando de encajar esta pieza en tu puzzle. Yo el primero, pero alguna idea tengo, así que vamos a ello.

Pero antes de empezar y para los que no están al corriente, os pongo en antecedentes: hace pocos días saltó en titulares la siguiente noticia: Los refrescos light ayudan a perder peso más que beber sólo agua y en las explicaciones, como no podía ser de otra forma:

El estudio clínico realizado sobre 303 participantes durante 12 semanas demostró que informaban de «una sensación de hambre significativamente menor» quienes tomaban bebidas bajas en calorías que quienes se limitaban al agua. Los primeros perdieron un 44% más de peso que los otros.

Que poco me gustan esas expresiones: “demostró”. Y me explico. La primera clase que tuve en su día sobre metodología científica, la abrió el profesor con la siguiente frase:

los estudios científicos no demuestran nunca nada, si acaso rara vez; en su lugar, “muestran”, “observan”, etcétera una serie de circunstancias en el marco de ese estudio.

Los estudios «no demuestran»… (un ejemplo)

ciencia

Imaginemos que existe una especie de alienígenas que se alimentan solo de ballenas y que han extinguido todo el capital alimentario ballenístico en su planeta y oyen decir que en la Tierra hay ballenas y que podría ser, de haberlas realmente, una solución a su futuro. En estas, lo primero que hacen es llegarse en su platillo volante hasta nuestra roca y comprobar si es cierto. Así, el aguerrido explorador (y científico) intergaláctico decide llevar a cabo un estudio para contrastar la existencia de ballenas en nuestros mares. Para ello se dirige a una playa de cualquiera de nuestras costas con dos pozales en ristre; los llena de agua de mar y se vuelve a su platillo… a observar. A observar si ve en el agua de mar terrestre vestigio alguno de ballenas. Tras quince días de concienzuda observación del agua en esos cubos su conclusión no puede ser otra: Queda demostrado que en el agua marina del planeta Tierra no hay ballenas. Y se vuelve a su planeta. Hala, otra especie alienígena extinguida.

Pues bien, con este ejemplo es fácil contrastar que de “demostrado” nada, si acaso su conclusión podría haber sido que en las circunstancias que realizó el estudio no observó vestigio alguno de ballenas. Claro, en las circunstancias que realizó el estudio. Con otras circunstancias, con otro diseño, bien lo sabes, los resultados hubieran sido otros.

Pues me da por pensar que en este caso de las bebidas light vs agua sucede algo parecido. De hecho, a resultas de los titulares y de las propias conclusiones del estudio (que por cierto puedes consultar en este enlace: The effects of water and non-nutritive sweetened beverages on weight loss during a 12-week weight loss treatment program) cabría incluso esperar que quienes toman estas bebidas estuvieran más delgados… o que la recomendación de cambiar agua por este tipo de bebidas debiera sistematizarse en cualquier programa de pérdida de peso.

La relatividad de los datos

La verdad todo hay que decirlo, el estudio está bastante bien llevado, ahora bien, tengamos en cuenta algunas cuestiones. Estos resultados contemplan la pérdida de peso obtenida en tan solo tres meses, estaría bien, tal y como dicen los autores, hacer un seguimiento a más largo plazo, pongamos 1 año, 2 o incluso 10 a ver qué pasa. Además, ambos grupos (los 150 que bebían agua a discreción y los 158 que bebían bebidas light) estaban inmersos en un programa de cambios de hábitos conducentes a la reducción de peso. Ambos grupos perdieron peso, en el primero, el del agua, la pérdida de peso media fue de 4,09kg y en el segundo de 5,95kg, diferencias significativas, sí… y a esta diferencia le dicen (con razón, pero manipulada) que supone un 44% más de pérdida. Pero no sé yo si esto tiene suficiente relevancia clínica y más teniendo en cuenta que esto fue en 3 meses ¿se mantendrán, aumentarán o acaso disminuirán estas diferencias en un periodo de tiempo más largo? Otro ejemplo, supón que te doy 10€ para comprar un coche nuevo, y tu me dices que con 10€ no haces nada y que necesitas mucho más. Vale, te digo yo, pues te doy 100€, es decir, te doy un 1000% más que inicialmente. 1000% de dinero más supone una cifra grandilocuente, pero 100€ sigue siendo una ridiculez para comprarte un coche… no tiene relevancia.

Sea como fuere, tengo la conciencia de hacer algo mal cuando mis opiniones profesionales chocan con los resultados de este estudio. No puedo negarlos, eso es cierto, pero me costaría llegar a recomendar en mi consulta a quienes pretenden reconducir sus hábitos alimentarios y perder peso que cambien agua por bebidas light. De hecho no lo voy a hacer hasta el momento que haya más estudios y que concluyan de forma similar. Algo a lo que ayudaría también el conocer el trasfondo de estos resultados es decir, sus causas, si al final terminan por reproducirse en otros ensayos.

Pero, la cosa no acaba aquí, para terminar de poner en contexto el estudio es preciso también tener en consideración el apartado disclosure (presente en la primera hoja del estudio, abajo, con un tamaño de letra considerablemente inferior al del texto general)

Ahora es cuando sale la chica del pastel

Fuegos artificiales

Disclosure en este contexto, hace referencia a la declaración de conflictos de intereses que pueden tener los autores del estudio. ¿Te arriesgas a apostar a qué tipo de empresa le podrían resultar beneficiosos estos resultados? Exacto. Pues resulta que este apartado dice textualmente lo siguiente:

JCP, JOH [co-autores principales] recibieron en su día honorarios por parte de la Coca-Cola Company como consultores fuera del actual trabajo. El resto de co-autores declararon no tener conflictos de intereses.

Para que me entiendas y en el caso del extraterrestre de antes, es como si para comprobar si hay ballenas en la Tierra (recuerda que es con el fin de exterminarlas) mandaran a un alienígena que hubiera militado en el Greenpeace particular de su planeta. ¿Crees que eso influiría en sus resultados? Hay quien es bueno-bueno y piensa que no, y hay quien es malo-malo y piensa que sí.

No te pierdas que, además, ¿será por casualidad? los gastos derivados de la realización de este estudio provienen, de forma íntegra, de la American Beverage Association… siguiendo con el ejemplo alienígena, por Greenpeace.

Y por último, está la prontitud con la que todos los medios de comunicación se han hecho eco de este artículo, es decir, al día siguiente de su publicación. ¿De veras alguien cree que esto es así porque sí, o es plausible pensar que haya alguien detrás moviendo los hilos para terminar haciendo publirreportajes disfrazados de noticias “científicas”? A este respecto no te pierdas esta magnífica entrada de Aitor Sánchez en su blog Mi dieta cojea titulado: “El ciclo de las noticias científicas: su mágica transformación hasta que aparecen en los medios

Este post me ha dado sed, me voy a por un vaso de agua, ¡hala!

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Imagen: Idea godigitalart, pakorn vía freedigitalphotos.net

Balón intragástrico para adelgazar: al principio sí, pero al final no

Supongo que la mayor parte de vosotros ya conocerá lo que se conoce como “balón intragástrico” referido a aquella técnica que se emplea para adelgazar. Se trata de introducir un objeto, en este caso el consabido balón de silicona (aunque en realidad por su tamaño podríamos hablar más bien de “pelota) en el estómago. De esta forma, obtenemos un espacio constantemente reducido en el estómago de modo que: 1º se limita la cantidad de alimentos que se pueden ingerir y que van a ir a parar al estómago y, 2º se consigue una sensación de saciedad más temprana con menos comida. En resumen se come menos y por tanto se adelgaza. Este es el mecanismo, simple.

Por lo general, hoy en día, tanto la implantación del balón como su retirada no requiere de cirugía mayor, ni de anestesia general, se realiza bajo sedación. Se mete deshinchado, se hincha una vez emplazado, pasado un tiempo (sobre los 6-7 meses) se deshincha, y se saca. Puedes ver un esquema del procedimiento en este vídeo.

Como ves, se trata de una técnica de quita y pon. Mientras está implantado el paciente come menos y, al mismo tiempo y según la teoría, el paciente “aprende” a comer de forma adecuada. Siempre que esté convenientemente asesorado, claro (aquí es donde debieran participar de forma indefectible los dietistas-nutricionistas)

Pero funciona o no funciona

Pasando por encima de sus pros y sus contras, que los tiene, lo más relevante es su eficacia (teniendo en cuenta que las cuestiones relativas a su seguridad suelen ser de menor importancia). Y la respuesta rápida es que al principio se consiguen importantes pérdidas de peso, pero… Sin embargo, a largo plazo, dos o más años por ejemplo, su eficacia es bastante escasa si comparamos esta intervención del balón intragástrico con cualquier otra denominada “tradicional” en el tratamiento de la obesidad grave.

Hay infinidad de estudios que valoran los resultados de esta técnica. Aquellos que observan una cantidad de tiempo suficiente, vienen a decir lo mismo, al principio sí, pero al final no. Que creo es de lo que se trata. Por ejemplo, esta revisión Cochrane de la literatura científica basada en la evidencia, concluye de forma bastante contundente:

Si se compara con el tratamiento convencional para la obesidad, no existe evidencia convincente de que el uso del balón intragástrico implique una mayor pérdida de peso.

Hay que decir que en el anterior estudio los resultados estaban referidos a largo plazo. Por eso, dado que se trata de una técnica temporal (se pone, y pasado un tiempo se quita) la clave radica en la motivación del paciente hacia el que habría de ser definitivo, cambio de hábitos alimenticios basados en una dieta bien organizada y un programa de modificación del comportamiento. Por eso, en este mismo artículo también se valora el precio de la técnica frente a su utilidad:

Precisamente por la escasa evidencia del beneficio adicional que puede aportar el uso del balón intragástrico en la pérdida de peso, se debe considerar su coste [muchas veces importante] frente a los programas de modificación del comportamiento alimentario.

Así pues, la clave del éxito señalada por la práctica totalidad de los estudios realizados a largo plazo consiste en la implicación del paciente desde el principio en el cambio de hábitos. Así lo señala este otro estudio 500 intragastric balloons: what happens 5 years thereafter? (¿Qué pasa cinco años después de haber implantado 500 balones intragástricos?)

El uso del balón intragástrico parece ser eficaz para perder peso y mantenerlo en largos períodos de tiempo, bajo la condición sine qua non de la implicación del paciente en el cambio del comportamiento alimentario desde el primer instante en el que comienza el tratamiento.

Es decir, lo difícil es lo de siempre, hacer lo que conviene sin ayuda externa, ya que cuando la ayuda es “interna” (cuando el balón está implantado) todo es más fácil de cumplir.

No sé, a mí en particular, y sin hacer de menos la ayuda puntual que puede suponer en unos (pocos) casos, y que habría que valorar en vez que usarlo de forma casi indiscriminada ante cualquier persona que lo solicite, esto del balón intragástrico siempre se me ha antojado una especie de “pan para hoy y hambre para mañana”… y sin dobles sentidos.

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Síndrome de ovario poliquístico y dieta

Ovario poliquísticoCon el nombre de Síndrome de Ovario Poliquístico (SOPQ) se conoce la afección causada por un desequilibrio en los niveles hormonales de las mujeres, con origen en las glándulas suprarrenales o los ovarios, que resulta en el desarrollo de quistes (cavidades llenas de líquido) en los ovarios. El desequilibrio hormonal consiste en la producción anormal y excesiva de andrógenos, hormonas típicamente masculinas. Este síndrome es más frecuente en las mujeres que padecen obesidad sin que hasta la fecha esté del todo claro que circunstancia es predisponente para la otra o incluso se hay una relación causal obesidad-SOPQ o viceversa. A día de hoy no se conoce la o las causas concretas del SOPQ sin embargo, también parece estar relacionado de alguna forma con la manera en la que el cuerpo gestiona la glucosa, la insulínresistencia y la diabetes.

En la actualidad se estima que afecta a más del 10% de las mujeres en edad fértil y su diagnóstico, en base la European Society for Human Reproduction and Embryology y la American Society for Reproductive Medicine se realiza ante la existencia de dos o más de las siguientes situaciones: 1. Ovarios poliquísticos; 2. Anovulación u oligoovulación; y 3. Valores bioquímicos que indiquen hiperandrogenismo y/o presencia de vello en la línea media del cuerpo.

Entre los síntomas físicos más frecuentes del SOPQ destacan la infertilidad, el dolor pélvico, el exceso de vello en el rostro, pecho, abdomen, dedos de los pies y manos, calvicie o debilidad capilar, acné, piel grasa, caspa y parches de piel gruesa de tonalidad oscura. Ni que decir tiene que esta sintomatología en el caso de la mujer puede propiciar la aparición de otra de carácter más psicológico (en relación con su imagen, seguridad…)

Tratamiento dietético del SOPQ

Según esta reciente revisión sistemática de la literatura científica, las intervenciones en el estilo de vida forman parte del tratamiento de primera línea del SOPQ habiendo no pocas dudas al respecto de las características de las cuestiones dietéticas, en especial en lo referente a los macronutrientes (cantidad de hidratos de carbono, proteínas y grasas). En cualquiera de los casos y con independencia del patrón dietético seguido, entre los estudios que formaron parte de esta revisión los autores concluyen que la pérdida de peso debe ser un objetivo de todas las mujeres que padecen SOPQ y que al mismo tiempo tengan sobrepeso u obesidad. Este adelgazamiento se ha de conseguir a través de la reducción de la ingesta calórica a partir de una dieta equilibrada en lo que respecta al resto de nutrientes, mediante la elección de alimentos considerados como “saludables” y con independencia de la composición de la dieta (en macronutrientes).

A una conclusión similar llega esta revisión Cochrane, poniendo el acento en los beneficios que tiene para estas pacientes la mejora de los estilos de vida: “las pruebas actuales indican que seguir un estilo de vida saludable reduce el peso corporal y la grasa abdominal, reduce la testosterona y mejora el crecimiento del vello, así como la resistencia a la insulina. No hubo pruebas de que un estilo de vida saludable mejore los niveles de colesterol o glucosa en las mujeres con SOPQ”.

Sin embargo, hay cierta controversia en cuanto a la composición en macronutrientes de la dieta. Por ejemplo, en este estudio de intervención con 60 mujeres aquejadas de SOPQ y durante tres meses se compararon los efectos de dos patrones dietéticos: uno “tradicionalmente hipocalórico” aportando un 15% del valor energético total (VET) a partir de las proteínas; y el otro, claramente hiperproteico (30% VET) y la especial inclusión de alimentos de bajo índice glucémico. En los resultados, ambas dietas hipocalóricas redujeron de manera significativa tanto el peso corporal como el de andrógenos. Sin embargo, la opción dietética de combinar un alto contenido de proteínas y alimentos de bajo índice glucémico mejoró de forma significativa la sensibilidad a la insulina y otros parámetros relacionados con el metabolismo de la glucosa.

Una lectura relativamente similar se obtuvo en este otro estudio con unas condiciones ligeramente cambiantes (6 meses de intervención, menos hidratos de carbono en la dieta “hiperproteica” y 27 mujeres) a favor de las dietas hiperproteicas.

Mi conclusión

Parece claro que el tratamiento dietético del SOPQ tiene bastante que decir y esto es algo de especial importancia ya que se trata de un trastorno crónico. De él, parece bastante determinante el control del peso para tratar que las pacientes se acerquen todo lo posible a una situación más beneficiosa en cuanto a la expresión de los síntomas. En este sentido, aunque cualquier patrón dietético considerado como saludable es beneficioso per se, parece interesante el papel que podrían desempeñar las dietas con una mayor proporción de proteínas en su composición junto a la presencia de alimentos de bajo índice glucémico. Ahora bien, las evidencias que se tienen en este sentido son limitadas debido fundamentalmente al escaso tiempo en el que se ha controlado este tipo de tratamiento y el número de la muestra que ha participado en los estudios de intervención. En cualquier caso, mi consejo sería el de acudir al médico y después a un dietista-nutricionista para que articulara un patrón dietético lo más adecuado posible.

Actualización: Tal y como siempre suelo recomendar en estas situaciones, aconsejo ponerse en contacto con la respectiva asociación de afectados por la enfermedad que sea, en este caso y tal y como se señala ya en los comentarios (gracias) con la Asociación Española de Síndrome de Ovarios Poliquísticos. Mis disculpas pon no haber facilitado de entrada esta información.

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Imagen: Kauczuk vía Wikimedia Commons