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"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Nuevo libro: Mamá come sano; guía indispensable en embarazo y lactancia

mama-come-sanoLa paternidad en general… la maternidad más en concreto, o lo que es lo mismo el saberte responsable en última instancia de una criatura que depende absolutamente de ti (padres en general y madres de nuevo más en concreto) obliga a que muchas personas se decidan a ponerse las pilas en eso de la alimentación saludable. Los hijos son un gran motor de cambio (te lo conté en este post), o al menos de buenos propósitos (ya veremos cómo se terminan por materializar) y conste que me parece fenomenal… tal y como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Los cambios, si son para mejorar, siempre serán bien recibidos.

Las estrategias para propiciar esos cambios pueden ser varias y no tienen por qué ser excluyentes… que si consultar con un profesional, investigar en Internet, hacerse con un libro que de forma monográfica aborde estas cuestiones, etcétera. Pues bien, en este último caso tienes un texto que debiera ser de referencia para todas aquellas madres-padres que en la aurora de la maternidad deciden poner un poco de cordura entre tanto mito y tanta controversia que hay en el terreno de la alimentación de la mujer embarazada y lactante. Pero voy a ir más allá.

Mamá come sano” escrito por Julio Basulto debiera ser un libro de lectura-consulta obligada para todos aquellos alumnos y profesionales de la nutrición humana y dietética (para los dietistas nutricionistas) ya que resume de forma magnífica las cuestiones más candentes entorno a la alimentación en este episodio de la vida de la mujer. Estoy hablando de averiguar, por ejemplo, hasta qué punto influye la alimentación en la fertilidad; aclarar la sempiterna cuestión de “comer por dos” en el embarazo; el papel de múltiples nutrientes como el ácido fólico, el yodo, la vitamina B12; el de otros elementos de los estilos de vida como el tabaco o el alcohol; los famosos suplementos; el uso de “plantas medicinales”; la mayoría de los alimentos más conflictivos (algas, café, aditivos…); la cuestión del peso antes, durante y tras el embarazo; el vegetarianismo en el embarazo y la lactancia; etcétera. Y todo ello con el estilo al que nos tiene acostumbrado Julio (padre de otras obras como No más dieta; Secretos de la gente sana, Se me hace bola y Comer y correr) es decir, aportando una apabullante bibliografía tanto en calidad como en cantidad (toda ella recogida al final de la obra) con el fin de que el lector así interesado siga por su cuenta tirando del hilo y contrastando opiniones sobre aquello que más le interese.

No merece la pena entretenerse mucho más para alabar el trabajo de Julio que ha terminado en una obra especialmente actualizada en el conocimiento de esta materia y que carece de defecto alguno. Antes de despedirme hacer mención a los dos grandes teloneros que acompañan a Julio Basulto en “Mamá come sano”. Se trata del prólogo a cargo del pediatra Carlos González (superlativo) y el epílogo de la mano de Eva Hache (estupendo).

Par despedirme no me resisto a dejar aquí por escrito parte de prólogo que Carlos González destina a explicar la finalidad del libro que, aunque sencillo en su planteamiento, no deja de ser revelador.

No se trata, pues, de hacer un “sacrificio” durante unos meses para luego volver a comer patatitas y refrescos, sino de dejar de sacrificarnos, dejar de sacrificar nuestra salud en el altar de la moda y de la publicidad, y aprender a comer normalmente el resto de nuestras vidas. Porque lo que de verdad va a influir a largo plazo en la salud de nuestros hijos no es lo que hemos comido en el embarazo (que influye solo un poco) ni lo que comemos durante la lactancia (que no influye casi nada), sino los hábitos que adquirirá comiendo a nuestro lado durante los próximos veinte años o más.

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Compa «Mamá come sano»

Pues no, las fórmulas lácteas no son iguales (y ni mucho menos mejores) que la leche materna

Parece mentira que aun nos veamos en estas, pero no puedo dejar pasar el comentar algunas cuestiones que me vinieron a la cabeza tras leer la pasada semana el post de mi vecina Madre reciente al respecto de la donación de leche materna y que se tituló: 1.315 madres, 4.967 litros, 1.500 bebés. Hoy es el Día Mundial de la Donación de Leche Materna.

Leche materna vs fórmula

De veras que me parece increíble que a estas alturas haya quien argumente que las fórmulas lácteas sean igual de buenas que la leche materna ya que según comentaron algunos participantes en el maremágnum de opiniones que se suscitó a continuación, las fórmulas artificiales actuales son de suma calidad (que sí, pero que no). Es más, según alguno cree, se le incorporan esos componentes “imprescindibles” que argumentan los partidarios de la leche materna… lo que (casi parece que se lee entre líneas) termina en un producto hasta mejor aun que la leche materna. O quizá no sea tan increíble el saber de personas que así piensan, fíjate: según este estudio se puso en evidencia que, al menos en Estados Unidos, el porcentaje de personas que estaba de acuerdo con la afirmación “la fórmula infantil es tan buena como la leche materna” pasó de un 14,3% en 1999 a un 25,7% en 2003 (no voy a hacer mayor comentario… que se me hincha la vena mala)

Mencionemos de nuevo que en este tema parece que es imposible encontrar opiniones mesuradas o simplemente educadas que no terminen en el insulto y el menosprecio del que no opina de la misma forma que uno. Es decir, que en base a mi experiencia, tanto los defensores de una y otro postura (lactancia materna vs lactancia artificial) suelen en muchos casos estar, ambos, bastante embebidos de cierto fundamentalismo. Así pues, tras santiguarse tres veces y tocar madera con los dedos cruzados mientras se pisa una caca (que es lo que los supersticiosos harían cuando uno se arriesga a volver a escribir sobre estos temas) vamos allá…

Leche materna vs fórmula: composición

Para que el que quiera utilice los argumentos que le dé la gana, pero que los utilice bien, veamos a continuación cuáles son las diferencias bromatológicas de ambos productos, de la leche materna frente a la leche artificial, de modo general. Ni que decir tiene que esta comparativa está basada en generalizaciones aceptadas de ambos productos y que dependiendo de la leche particular que se considere se podrían encontrar no pocas discrepancias aunque las características nutricionales de uno y otro producto estén más que marcadas.

Comparación leche materna fórmula

Así, tal y como se puede contrastar el mayor parecido entre la leche de fórmula y las leches maternas es su aporte energético (nada relevante en cualquier caso, un combinado de ron y refresco de cola puede tener las mismas calorías que un bocata de jamón). Sin embargo, la cantidad de proteínas es un 40% más abundante en la fórmula, tienen más hidratos de carbono y suelen tener menos grasa. Pero si encontramos notables diferencias entre la cantidad de macronutrientes, más significativa me parecen las que encontramos en relación a su calidad.

En cuanto a las proteínas en la lecha materna el 30% lo constituye la caseína y el 70% restante las proteínas del suero entre las que destacan alfa-lactoalbúmina (de alto valor biológico para el bebé), seroalbúmina, beta-lactoglobulinas, inmunoglobulinas, glicoproteínas, lactoferrina, lisozima, enzimas, moduladores del crecimiento, hormonas y prostaglandinas. Una composición cualitativa muy difícil de igualar por las diversas fórmulas ya que la fracción proteica de la leche materna es especialmente digerible e hipoalergénina cuando se compara con la de las fórmulas.

En cuanto a la grasa de la leche materna (y a pesar de sufrir importantes fluctuaciones en su contenido tanto a lo largo del periodo de lactancia como de un mismo día) posee una proporción relativamente estable en cuanto a la proporción de ácidos grasos: cerca de un 42% de ácidos grasos saturados y en torno al 57% de poliinsaturados. Toda la leche materna es especialmente rica en estos ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga y quizá por eso la mayoría de las fórmulas están enriquecidas con ellos desde hace dos o tres décadas. Sin embargo, es preciso saber que aunque la “la percha” sobre la que se construyen la mayor parte de las fórmulas lácteas para lactantes es la leche de vaca desnatada, esta se ve enriquecida con diferentes mezclas de aceites procedentes de la colza, la soja, el coco, el girasol y la oleína de palma.

El caso de los hidratos de carbono también merece mención especial. El origen de los carbohidratos de la leche materna es sin duda alguna la lactosa. Su alta concentración (en comparación con la leche de vaca) facilita la absorción del calcio y el hierro y promueve la colonización intestinal de una flora microbiana fermentativa que mantiene un ambiente ácido en el intestino que inhibe en cierta medida el crecimiento de bacterias, hongos y parásitos. Por su parte, en el caso de las fórmulas también suele ser la lactosa el principal hidrato de carbono, no obstante no es infrecuente encontrarlas con ingredientes tan poco apetecibles como el sirope y maltodextrinas de maíz.

En cuanto a los micronutrientes, las fórmulas están enriquecidas “a cascoporro” con minerales que parecen especialmente interesantes, más en concreto el calcio y el hierro cuya presencia es notablemente superior a la de las leches maternas.

Nutrientes a parte

Más allá de los nutrientes clásicos, su cantidad y origen, la leche materna presenta singularidades concretas que difícilmente podrán ser igualadas algún día en las fórmulas… o no al menos a corto plazo y a un precio más o menos asequible (como si las actuales lo tuvieran… que esa es otra). Me refiero por ejemplo a factores anti infecciosos como los anticuerpos, la inmunoglobulina A, la lactoferrina (que “secuestra” el hierro haciéndolo inaccesible a las posibles bacterias y por este mecanismo frenar su proliferación), las lisozimas… Quizá por estas razones la incidencia de infecciones es menor en lactantes alimentados al pecho que en aquellos con lactancia artificial.

Así pues: no, las fórmulas lácteas no son iguales que la leche materna… y ni mucho menos mejores. De forma que si existe la posibilidad de crear entornos en los que se estimule la donación de este preciado fluido entre las madres que les sobre leche para que otros bebés puedan aprovecharse de ello, pues bienvenido sea.

Ahora ya… que cada cual, haga lo que le dé la gana.

Si te has quedado con ganas de seguir leyendo y sobre todo profundizando sobre el tema te recomiendo sigas por este post del experto en el tema Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) Lactancia materna: deliciosa conexión entre la inmunidad de la madre y la del bebé

Y si quieres leer más en de lo publicado en el blog sobre el tema:

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Imágenes: Boians Cho Joo Young vía freedigitalphotos.net

Con médicos así la lactancia materna no necesita muchos enemigos más

Pulgares abajo

En poco tiempo he sido conocedor de un par de hechos francamente alarmantes al respecto de la percepción que algunos profesionales sanitarios tienen de la lactancia materna.

El más gordo de los dos y que ha generado un revuelo considerable en las redes sociales ha sido el anuncio de la próxima aparición de un libro titulado “Víctimas de la lactancia materna ¡Ni dogmatismos ni trincheras!» cuyo autor según parece es el médico pediatra José María González Cano. El caso es que el anuncio de su presentación, habida cuenta de lo que del libro se sabe por su contraportada, pone en entredicho las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y de la Asociación Española de Pediatría (AEPED).

Esto es lo que se podía leer en una página que anunciaba el evento correspondiente a la presentación del libro y que está(ba) previsto precisamente para hoy, 5 de febrero:

La LM Prolongada está generando muchos ingresos en los Hospitales por desmedro. No es lo mismo dar pecho tres meses que darlo durante seis y no digamos nada si se prolonga por encima del año de vida. Por poder hacerse, puede hacerse. Pero ¿es bueno o malo para los niños? ¿Acaso un niño de dos años de edad medio desnutrido, con estigmas raquíticos y anémico, no es una «víctima» del actual dogmatismo? Y eso sin hablar de los complejos de Edipo severos que están aflorando ante amamantamientos tan prolongados. En contra de las Recomendaciones actuales, considero que en los países desarrollados el destete total o parcial debe hacerse a los cuatro meses de vida. A partir de ese momento llega la primera papilla de cereales y progresivamente de fruta, verduras etc. Si el destete es más tardío, casi siempre hay problemas con las papillas y eso conduce inevitablemente a carencias nutricionales y a convertir a esos niños en «victimas» del actual dogmatismo.

Como se ve, más que cuestionar las recomendaciones de la OMS las contradice sin ambages, ya que tanto este organismo como la AEPD y por ejemplo también la Academia Americana de Pediatría recomiendan la lactancia materna en exclusividad durante los seis primeros meses de vida y, partir de ese momento, mantener la lactancia materna junto con la alimentación complementaria… hasta el año, los dos años, o hasta que el bebé y la madre lo quieran (depende de las fuentes consultadas).

Tal y como comentaba, el escándalo que ha generado la presentación de este libro ha sido mayúsculo, las redes sociales ardían (aun hay bastantes brasas) e incluso se ha planteado una recogida de firmas en la plataforma Change.org para solicitar: la corrección de los contenidos del libro según indicaciones de la OMS al respecto de la lactancia materna; y la supervisión del trabajo de José María González Cano como pediatra en la sanidad pública. Si quieres ver y firmar esta petición, lo puedes hacer en este enlace.

Si bien me parece que hay frases o contenidos del libro que van en contra de lo que se debería hacer como profesional sanitario y que por tanto difícilmente se pueden salvar, opino que lo correcto sería contar con todo el libro y dejarle explicarse a su autor por ver si opta por la conveniencia o no de rectificar en algún sentido. De entrada, parece que habida cuenta de la que se ha montado la presentación del libro se ha suspendido tal y como reflejan algunos medios de comunicación (aquí, aquí y aquí).

El colmo: la lactancia materna observada como una enfermedad

Y tal y como anunciaba al principio, esta no es la única cuestión rocambolesca al respecto de la lactancia materna. Cambiando de tercio, el otro día una seguidora de Twitter (@batnaigz), me hizo llegar esta foto en la que, en el marco del informe de un reconocimiento médico laboral, la anamesis recoge la situación de ser una madre que da el pecho dentro del epígrafe patologías comunes:

 Lactancia materna2

¿Error a la hora de redactar… hábito de poner estas cuestiones en ese curioso lugar? No lo sabemos o yo al menos no he llegado a enterarme si la afectada (la que indignada twitteó la foto de su informe colocando las letras en rojo sobre la misma) ha preguntado sobre las razones de esta situación o si le van a recomendar algún tratamiento para su curiosa “patología”.

Viendo a la lactancia materna ser tratada con este desdén…. cuando no menosprecio, que mal futuro le veo.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interese consultar:

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Nota: Mi agradecimiento a @batnaigz, “madre reciente” (@madrereciente), @jmarinosa y @Pilar_Mtnez (ver en este enlace su post)

Imagen: stockimages vía freedigitalphotos.net

 

Recomendaciones sinsentido de la cerveza SIN durante la lactancia

Mujer cerveza

En una reciente nota de prensa de Europa Press se da cuenta de una sorprendente recomendación nutricional dirigida a las madres que dan el pecho referente a las bondades de incorporar cerveza sin alcohol en su dieta habitual y en una cantidad de dos raciones al día. Algo que en verdad tampoco nos debería de llamar tanto la atención cuando en su día se recomendó esta bebida a todo tipo de mujeres, ya estén embarazadas, sean lactantes o estén en la menopausia. Más o menos, si eres mujer y por tu salud has de beber cerveza SIN. Y siempre, no solo por aquello de no tomar la cerveza normal, con alcohol, algo lógico por sus claros efectos deletéreos, sino al parecer por las pretendidas bondades intrínsecas de esta bebida en lo que se refiere a su aporte nutricional

Lo que sí es sorprendente se mire como se mire es quienes hacen llegar al alimón esta recomendación, no te lo pierdas: La Asociación Española de Matronas y Cerveceros de España… XD que así dicho (es como está en la nota de prensa) no debe ser, no creo que haya una asociación con ese nombre sino que deben ser dos: la española de Matronas por un lado y la de Cerveceros de España por el otro. Para que luego digan que la política hace extraños “compañeros de cama” (no voy a seguir por este camino que me pierdo)… matronas y cerveceros… bien, bien… quién lo diría. Bueno, vamos al meollo.

No he sido capaz de encontrar y descargar el documento tal cual, del que al menos de momento, la asociación de matronas no se hace eco en su web. No así el Centro de Información Cerveza y Salud (¡como no!, ¿te acuerdas?) que comenta a bombo y platillo su relación con las matronas.

Con el eslogan “Su alimentación depende de ti. Durante la lactancia, bebe SIN” se hace hincapié en diversos puntos, algunos con más insistencia que otros:

  • La incompatibilidad del consumo de bebidas alcohólicas durante el proceso de lactancia [bien]
  • La importancia de que la madre preste una especial atención a su alimentación en este periodo [bien]
  • Los beneficios de la lactancia materna [A medias bien, y me explico: ¿es necesario comentar los beneficios de respirar? No, porque es lo “natural”; pues con la lactancia materna lo mismo (entendiendo en este caso cuando hay una posible disyuntiva entre dar y no dar el pecho)]
  • Comparar cuánto beneficio se halla en la leche de madres que beben cerveza sin alcohol y las que no la beben [mal]

O fatal… el relato de todos estos beneficios surgen al parecer de un único estudio titulado «Efecto de la cerveza sin alcohol sobre la leche materna» que no hay forma humana de encontrarlo publicado. Se habla de él, pero es imposible acceder al mismo y conocer sus entresijos, metodología, financiación, conflicto de intereses… etcétera. Si yo tuviera que apostar, apostaría a que está detrás el ínclito Centro de Información Cerveza y Salud. De todas formas recordemos las preclaras palabras de Ben Goldacre:

Sea como fuere, ya sabes o te imaginas lo que viene a decir el consabido documento: que si la leche de las madres que beben cerveza SIN es mucho más rica en antioxidantes (de los que no se ha constatado beneficio alguno directo), además de muchos otros beneficios que al final por repetirlos se los van a terminar por creer hasta ellos.

Se vuelve a la carga con aquello de que la cerveza, incluida la SIN es rica en lo de siempre: ácido fólico (o vitamina B9), magnesio, calcio, fósforo, potasio y silicio… ¿será cierto? Ya sabes que no, o que no para tanto como para que merezca la pena destacarlo. Recordemos esta entrada:

  • Un vaso de cerveza SIN de 200 ml aporta el 4,10% de la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) de ácido fólico. Por su parte, un plátano aporta más del 12% de esa CDR; un plato de alubias rojas el 128%; un vaso de zumo de naranja natural el 68%; un plato de espinacas el 108%… ¿seguimos?
  • En cuanto al calcio, el mismo vaso de cerveza SIN aporta entre el 1% y el 2% de su CDR… sin embargo, un vaso de leche alcanza el 35,6%; un plato de espinacas 35,3%; un puñado de almendras 8,75%; dos yogures 43,1%… ¿seguimos?
  • En cuanto al magnesio, potasio, fósforo, calcio y muchos otros minerales cuya riqueza habitualmente se hace destacar en la cerveza… nada de nada. Pero nada de nada porque son minerales para los que no hay normalmente ningún peligro de sufrir una deficiencia… hay que tener una alimentación francamente desequilibrada para que se presenten deficiencias de ellos. Es decir, no habría porqué destacar a la cerveza, ya sea con o sin, con elementos habitual y constantemente presentes en la mayor parte de alimentos. Ahora bien, está claro que si los mencionas queda muy, muy guay cara a la población general.

Con tanto supuesto parabién en la cerveza SIN, planteo la pregunta de siempre: ¿por qué no aparecen todos estos superbeneficios en la etiqueta de las cervezas SIN? Ya te lo digo yo, porque a pesar de no tener alcohol en esta ocasión el contenido en esos nutrientes es tan exiguo que la legislación no permite ponerlos en la etiqueta… otra cosa es en un panfleto confeccionado entre Cerveceros de España y la Asociación Española de Matronas. Ahí sí que se puede, y todos tan contentos.

Además ¿por qué estos convenios con las matronas no se celebran con la Asociación para la promoción de frutas y verduras 5 al día o con la Asociación de productores de lentejas (que no sé si existe) o con Pescaderías Asociadas Españolas (que tampoco lo sé)?

Vuelta a las suposiciones y a las apuestas… si de mi dependiera respondería que por el maldito dinero que tienen unos y el que les falta a los otros. Aunque igual es una falta de perspectiva y resulta que todas estas asociaciones (5 al día, lentejas, pescado…) y en especial la de matronas, simplemente, no han caído en la cuenta que hay una mejor forma de hacer las cosas.

Post data: Si te preocupa verdaderamente lo de no tomar alcohol en el embarazo o la lactancia te recuerdo que las cervezas del tipo «0,0» son las que menos alcohol aportan (según la legislación no pueden aportar más de 0,09% ) y que las denominadas SIN deben tener menos del 1% en volumen, es decir, pueden llegar a tener un 0,9%.

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Nota: mi agradecimiento de hoy para @SeanMurchainpor hacerme partícipe en TW de esta, en realidad mala, noticia.

Imagen: vectorolie vía freedigitalphotos.net

Bebés, proteínas, leches y obesidad

bEBÉ BIBERÓN

Hace unos pocos días fuimos testigos de una noticia que se hacía eco de un estudio científico que afirmaba que los bebés que toman fórmulas lácteas (lactancia artificial) con menos proteínas estaban expuestos a un menor riesgo de padecer obesidad (medido a partir del índice de masa corporal o IMC) en la edad pediátrica.

En este estudio, cuyo resumen puedes consultar en este enlace, tras haber realizado un seguimiento a más de 1600 niños concluye de forma categórica que:

La leche artificial para lactantes con un menor contenido de proteínas reduce el IMC y el riesgo de obesidad en la edad escolar. Evitar aquellos alimentos infantiles que aportan una cantidad excesiva de proteínas podría favorecer una reducción de la obesidad infantil.

Muy interesante, sin lugar a dudas. No obstante hay algunas cuestiones que apenas se han reflejado en este estudio y que me han llamado poderosamente la atención. La principal, el poner el acento en el efecto de la composición de las leches de fórmula y mencionar muy de refilón los resultados observados en los niños alimentados a partir de lactancia materna. Me explico.

Resulta que con los cerca de 1600 niños en observación se hicieron tres grupos. Empezaron distinguiendo los bebés en dos grupos: los que recibieron lactancia artificial y los que recibieron lactancia materna, al que se denominó “grupo de referencia observacional”. A su vez, el primer grupo, algo más del millar, fue divido en dos: los que recibieron fórmulas artificiales “alta en proteínas” y los que la recibieron “baja en proteínas”.

Pues bien, independientemente de que puedan existir otras variables que afecten al peso de los niños, algo evidente, resulta que la prevalencia de obesidad en los niños de seis años fue claramente diferente entre los que habían recibido fórmula “alta en proteínas” (prevalencia = 10%) frente a los que la habían recibido “baja en proteínas” (prevalencia obesidad = 4,4%). Muy interesante.

Pero a mi juicio lo es mucho más, el saber que entre el grupo de niños de seis años que habían recibido lactancia materna esa prevalencia fue del 2,9%

 bebés, lactancia y obesidad

Es decir, tal y como se apunta en el estudio en cuestión (y nunca en la versión que ha llegado a los medios de comunicación) el grupo de lactancia materna fue observado como “grupo control” o como un tácito (no declarado) grupo en el que las circunstancias son las de referencia. Así pues, casi toda la fuerza del estudio se centra en recomendar leches artificiales y productos que no contengan un exceso de proteínas en el periodo de lactancia, haciendo una escasa (totalmente anecdótica) mención a los beneficios de la lactancia materna, cuando fue esta la opción que mejores resultados obtuvo.

A modo de (no sé si) curiosidad, creo que merece la pena mencionar que todos los bebés alimentados con lactancia artificial en este estudio lo fueron a partir de una única marca comercial, Bledina (de Danone) que se suministró sin coste a los participantes en el estudio. Aunque en el estudio, todo hay que decirlo se mencione que la compañía en cuestión no desempeñó un papel decisivo en la realización y análisis del trabajo.

En la actualidad los límites de contenido proteico en las leches de fórmula es relativamente variable. Según la normativa el contenido de proteínas de una fórmula infantil puede oscilar en una horquilla bastante amplia entre 1,8 y 3,5 gramos por cada 100 kcal aportadas. Sin embargo, es preciso mencionar que el contenido proteico de las fórmulas lácteas para lactantes ha sido recalculado “a la baja” ya que hasta 2006 los límites inferior y superior de contenido proteico estaban fijados respectivamente en 2,25g y 4,5g por cada 100 kcal aportadas. Es decir, como siempre, una reformulación conducente a asemejar en lo posible la composición de las leches artificiales a la materna que tiene un contenido netamente inferior de proteínas (1,3g de proteínas por cada 100 kcal de leche materna madura) al límite inferior legalmente vigente en la actualidad para las fórmulas artificiales (1,8g/100kcal).

En resumen, no ya solo por aquello de la prevención del riesgo de obesidad, sino por infinitos motivos más, la mejor opción al abordar la lactancia de un bebé es la lactancia materna. Y si por la causa que sea se termina recurriendo a la lactancia artificial, las fórmulas con un menos contenido proteico parecen ser más ventajosas. Al menos desde el punto de vista de la prevención del riesgo de obesidad y siempre y cuando se observen otros factores.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interés consultar:

¿Cuánto beneficioso resulta el haber recibido lactancia materna?

Lactancia materna, mucho más que el mejor alimento (I)

Lactancia materna, mucho más que el mejor alimento (II)

Con un par: dimite más del 60% del Comité de Lactancia Materna a raíz de una campaña publicitaria

10 Claves reales para fomentar la lactancia materna en el ámbito hospitalario

El dilema del destete

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Imagen:  Sura Nualpradid vía freedigitalphotos.net

¿Cuánto beneficioso resulta el haber recibido lactancia materna?

Lactancia materna 2Al parecer mucho. Así lo pone de manifiesto un reciente artículo de revisión al respecto de la evidencia científica sobre el impacto en la salud del adulto en virtud de haber recibido o no lactancia materna en su momento.

Con el título de The protective effects of breastfeeding on chronic non-communicable diseases in adulthood: A review of evidence (“Una revisión de la evidencia sobre los efectos protectores de la lactancia materna en la salud del adulto con respecto a las enfermedades no transmisibles”) este reciente artículo deja las cosas meridianamente claras; o al menos apunta ciertas hipótesis bastante probables que no por conocidas dejan de ser importantes a la hora de hacerlas destacar.

A pesar de que a día de hoy en la literatura científica esta relación resulta controvertida a largo plazo (el haber recibido lactancia materna o no frente a gozar de una determinada salud en la adultez) este artículo sugiere que existe un creciente cuerpo de evidencia que apunta a que la lactancia materna desempeña un papel protector ante enfermedades metabólicas y no contagiosas en la edad adulta como por ejemplo la obesidad, la hipertensión, la alteración de los lípidos plasmáticos (colesterol, triglicéridos) y la diabetes tipo II. Así, además de los conocidos beneficios a corto plazo, el fomento de la lactancia materna podría prolongar sus salutíferas ventajas a largo plazo tanto en lo que se refiere a las personas individualmente consideradas como a las repercusiones que estas enfermedades, importantes en cuanto a su gravedad y prevalencia, tienen en el tejido social de una determinada población.

Sin hacer de menos al impacto de las enfermedades contagiosas en el tercer mundo, es preciso ser consciente que las denominadas como enfermedades crónicas no transmisibles (enfermedad cardiovascular, cáncer, enfermedad respiratoria crónica, diabetes, etc.) son la principal causa de mortalidad en buena parte del mundo, en especial en países y entornos con ingresos medios y bajos.

Como siempre en estos casos el nivel de evidencia atribuible a este tipo de estudios resulta bastante controvertido ya que se basa en el análisis, siempre, de estudios observacionales, y estos frente a aquellos denominados “clínicos” o “de intervención” aportan una mucho menor potencia “probatoria” del asunto en observación. Lo malo, es que algunas cuestiones (como lo es esta) no pueden estudiarse de otra forma, me explico. Es difícil por no decir imposible, el planificar un estudio de intervención con una muestra lo suficientemente grande a la que, como es el caso, a una parte se le “obligue” a dar el pecho a su descendencia y a la otra no, con el fin de observar luego en la edad adulta de esos niños originales el posible impacto que sobre la salud tuvo el que recibieran lactancia materna o no. Y si eso es difícil, no hablemos, además, de la posibilidad de controlar las innumerables variables que sobre esa salud pueden intervenir más allá de la mencionada lactancia materna, que en este caso sería la variable objeto de estudio. Por eso, las conclusiones de este tipo de estudios de revisión sobre estudios observacionales hay que acogerlos con cierta cautela.

Sin embargo, los estudios observacionales y de revisión cuentan a su favor con la potencia de tener en cuenta grandes poblaciones, muchos estudios (todos aquellos con la suficiente calidad científica como para ser tenidos en cuenta) y grandes periodos de tiempo.

Sea como fuere, aunque controvertidas hasta cierto punto, las disquisiciones al respecto de si la lactancia materna tiene o no un efecto protector en las enfermedades no transmisibles del adulto consta de dos posibles respuestas: o es que no, o es que sí, pero teniendo en cuenta que hasta la fecha no se han puesto sobre la mesa efectos negativos la lactancia materna ofrece muchas más posibles ventajas tanto a corto (más que posibles en este caso) como a largo plazo. Es decir, la lactancia materna es, frente a su alternativa, una opción que sobre el papel ofrece un aumento de las posibilidades de salir ganando. Yo, si pudiera, no me lo pensaría.

En relación con este tema quizá te interese consultar estas otras entradas del blog:

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Imagen: Jomphong vía freedigitalphotos.net

Lactancia materna, mucho más que el mejor alimento (II)

En apoyo de las madres que dan el pecho

Os comentaba en el post del pasado viernes que la celebración de la semana mundial de la lactancia materna ha centrado su mensaje en el entorno de aquellas madres que se han decidido finalmente por dar el pecho. Así, y como no podía ser de otra forma, haciendo de ellas el centro de la cuestión, la actual campaña estimula el mensaje hacia aquellas otras personas que están alrededor de la mamá.

En concreto, la OMS ha editado en forma de póster pequeñas pildoritas para una buena parte de los actores implicados:

Empezando por la madre:

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Antes de que tu bebé nazca, preocúpate por conocer la realidad de la lactancia materna.

Una vez que haya nacido procura poner tu bebé al pecho dentro de la primera hora tras el alumbramiento.

No dudes en solicitar ayuda sobre todas las dudas y cuestiones relativas a la lactancia materna. Tanto tú como tu bebé saldréis beneficiados de los conocimientos especializados.

Sigue un patrón de vida saludable empezando por tener una pauta alimentaria adecuada, estar bien hidratada y descansar.

 

Siguiendo por los papás o parejas:

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Colabora con las tareas domesticas, trata de reducir el estrés y/o la presión de la mamá lactante, procura que no le falte de nada y que esté lo más descansada posible.

El pecho de los papás es un buen lugar para que los bebés descansen de su toma y llegado el caso, echen sus aires. [Ponte ropa que no te importe manchar… esta es una recomendación basada en mi experiencia personal]

Más allá de la alimentación hay muchas formas de preocuparte por tu hijo: el baño diario del bebé, el cambio de los pañales, pasear con él, etcétera.

 

Continuando con el resto de familiares y amigos:

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Estos debieran proporcionar tanto el apoyo emocional a la mamá como la ayuda activa a la hora de hacer la compra, preparar la comida, ordenar y limpiar el entorno familiar, etcétera.

Ocuparse de posibles hermanitos y hermanitas de la familia, por ejemplo encargándose de ellos en determinados momentos, jornadas con primos, sacándolos al parque, pasear…

Ser receptivos mientras se mantiene una actitud de escucha activa al tiempo que se aumente la confianza de la madre en la lactancia materna.

 

Y acabando por el entorno laboral:

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Gozando de una adecuada baja por maternidad para que la lactancia materna se realice con toda tranquilidad y sin agobios

Tras la baja como tal, facilitar una adecuada incorporación laboral que incluya la posibilidad de poder seguir amamantando al bebé.

Los compañeros de trabajo debieran ser condescendientes cuando una mujer está en esta situación. Desde luego no es una situación especialmente sencilla la de ser una madre que da el pecho, al tiempo que se atienden las obligaciones laborales.

 

Dicho lo cual, y en referencia al último apartado, el entorno laboral, creo que en España debiera cuidarse mejor el tema de la baja por maternidad. En la actualidad la situación de las mamás trabajadoras españolas sin ser de las peores de su entorno, dista mucho de ser la mejor. Por ejemplo, en Noruega, las madres tienen la posibilidad de elegir entre dos tipos de bajas laborales por maternidad: 392 días cobrando el 80% del salario o bien, 322 días cobrando el 100%. Algo que en cualquiera de los dos casos está muy alejado de los 112 días en España.

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Imágenes: http://www.who.int/mediacentre/events/meetings/2013/world_breastfeeding_week/en/

 

Lactancia materna, mucho más que el mejor alimento (I)

¿Viva la lactancia vs muera la lactancia?

Lactancia materna

Ayer dio comienzo un año más la Semana Mundial de Apoyo a la Lactancia Materna. Esta señalada primera semana de agosto ha sido escogida para conmemorar la publicación en 1990 de la denominada Innocenti Declaration (“Declaración de los Inocentes”, creo) firmada por responsables de UNICEF y de la OMS. Declaración que comienza más o menos con el siguiente texto:

La lactancia materna es un proceso único que pone al alcance de los recién nacidos una nutrición ideal que contribuye a su crecimiento y desarrollo saludable reduciendo al mismo tiempo la incidencia y gravedad de posibles enfermedades infecciosas. Todo ello reduce la mortalidad y morbilidad infantil al tiempo que influye de forma positiva sobre la salud de la mujer al reducir el riesgo de cáncer de mama y ovario, además de aumentar el tiempo entre posibles embarazos. También redunda en diversos beneficios tanto sociales como económicos y; cuando se lleva a cabo con éxito, proporciona en la mayor parte de las madres una sensación de satisfacción.

Desconozco las razones por las que cuando se toca el tema de la lactancia materna se terminan por levantar tantas susceptibilidades. Muchas veces, además, airadas. Y da igual el bando en el que estés, al final no es infrecuente que se termine hablando en términos de fundamentalismo, de radicalidad, de falta de perspectivas… Los unos hacia los otros y viceversa. Es triste, pero en este tema parece que solo se puede hablar en términos beligerantes: bandos, frentes, “defensores”, etcétera. Y a las pruebas me remito.

Tal y como yo lo veo, al final se trata de decisiones personales. Lo importante, desde mi punto de vista, es que esas elecciones se terminen realizando con la mayor y mejor información posible. Sin presiones, sin amenazas, sin chantajes (emocionales) tan frecuentes. Ni por parte de los profesionales sanitarios, ni desde luego por el círculo más cercano a la madre que finalmente será la que se decidirá por dar o no el pecho. O presiones también hacia a la unidad parental. Porque esa es otra, aunque no lo creas el padre de la criatura y pareja de la afectada también tiene, o debería tener, una voz a tener en cuenta al respecto (al menos en cuanto a la decisión definitiva de hacer una o otra cosa). A partir de ahí que cada uno vea. Como espero que te estés imaginando, no me refiero a cuando la lactancia materna deja de ser una alternativa (por la causa que sea), sino a aquellos casos en los que pudiendo optar por ambas soluciones se debate cuál de ellas seguir.

Lactancia materna

Cuando así sucede, cuando hay un adecuado aporte de la información sobre el tema, de sus posibilidades, de las facilidades y de los inconvenientes, de los riesgos y beneficios de cada una de las dos opciones… entonces las circunstancias, valores y preferencias personales que terminan por hacer decidirse por una u otra son absoluta y perfectamente respetables. No encuentro mejor expresión para  resumir mi opinión que el título que encabeza el segundo capítulo del libro de Julio Basulto “Se me hace bola”:

 

La madre que no da el pecho es tan buena madre como las demás. La que lo da también

 

Una vez dicho esto y trayendo de nuevo a colación mi opinión sobre lo idóneo de dar el pecho frente a la lactancia artificial, te sugiero que leas esta entrada, que en resumen viene a decir que:

Todas las madres deberían tener acceso a un apoyo especializado para iniciar y mantener la lactancia materna exclusiva durante 6 meses y garantizar la introducción oportuna de alimentos complementarios adecuados e inocuos, manteniendo la lactancia materna hasta los dos años o más.

Y hablando de esas madres que finalmente se han decidido por esta opción y de ese apoyo con el que deberían contar según la recomendación de la OMS, te emplazo al próximo post (lunes 5) en el que daremos cuenta del leitmotiv de esta edición que no es otro, tal y como reza la primera imagen que ilustra el post de hoy, que ese adecuado apoyo que es preciso brindar a aquellas madres que han decidido, libremente, convencidas y asesoradas de forma conveniente, dar el pecho a sus hijos.

Por cierto, si te manejas en Twitter se están utilizando las siguientes «etiquetas» para aludir a este tema: #LactanciaMaterna #Breastfeeding

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Imagen: Jomphong via freegigitalphotos.net

Con un par: dimite más del 60% del Comité de Lactancia Materna a raíz de una campaña publicitaria

Lactancia materna

Hay cosas que le remueven las entrañas a uno. A cada cual lo suyo, eso es cierto, pero creo que los ejemplos palmarios sobre la integridad profesional (se cobre o no, más aun si es que sí) es una de ellas… y más aun cuando se tiene presente en la memoria la cotidiana y omnipresente carátula de la mayor parte de telediarios e informativos (a día de hoy, tristemente, parece que no hay que depender demasiado de la memoria sobre estos temas).

El caso que hoy os traigo es una cuestión de “dignidad… siempre dignidad” (dignity… always dignity es una frase mítica pronunciada por Gene Kelly al principio de la genial película “Cantando bajo la lluvia”, peli que recomiendo ver en familia en especial si tienes niños pequeños y/o te gustan los musicales del tipo “no plomazo”)

Bueno, manos a la obra, el caso que hoy os traigo es uno de esos, de los que se hacen buena la frase dignidad… siempre dignidad (son pocos pero haberlos haylos). Resulta que más del 60% de los miembros del Comité de Lactancia Materna pertenecientes a la Asociación Española de Pediatría (AEP) han decidido dimitir de su cargo cuando esta Asociación ha prestado su logo al avalar una publicidad de un producto sustitutivo de la lactancia materna de una conocidísima marca del sector alimentario. Una muestra de coherencia y valentía, una especie de “tú podrás hacer lo que quieras, pero no cuentes conmigo para ello”.

“El conflicto”

Por lo que sé (y que se me corrija en donde me equivoque)  en lo que llevamos de año el órgano de expresión científica de esta Asociación, la revista “Anales de Pediatría”, ha contratado en la contraportada de su versión editada, en todos sus números, el anuncio de una leche artificial destinada a los bebés nacidos por cesérea. En esta publicidad se da a entender que con esta fórmula láctea se reduce en un 46% el riesgo de infección gastrointestinal en el recién nacido (en este caso por cesárea). De esta forma se promueve la lactancia artificial por encima, al parecer, de la posibilidad de la lactancia materna. Una alternativa obviada, olvidada, ignorada, ninguneada y así, menospreciada, al estar ausente en el caso de los nacimientos por cesárea. La publicidad se acompaña, a toda página, de una impactante imagen en la que se ve “sacar” un feto, tirando de su cabeza desde la incisión en el abdomen de la madre, es decir de una cesárea en toda regla. La polémica (fotos aparte) viene cuando hay que responder a esta pregunta: ¿acaso los bebés nacidos por cesárea no tienen derecho a la mejor de sus opciones alimentarias que es, ya lo digo yo (y la OMS) la lactancia materna?

Al parecer, la reiterada publicidad con la inclusión mínima de un escueto faldón relativo a que la leche materna es el mejor alimento para el lactante en sus primeros meses de vida ha propiciado que más del 60% del colectivo que conforma el Comité de Lactancia Materna pertenecientes a la Asociación Española de Pediatría haya dicho que… ¡basta ya!

Basta ya, por ejemplo, de violar el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna que en su artículo 7.2 se cita textualmente que:

La información facilitada por los fabricantes y los distribuidores a los profesionales de la salud [recordemos que estamos ante el órgano de comunicación oficial de la AEP] a cerca de los productos comprendidos en las disposiciones del presente Código debe limitarse a datos científicos y objetivos y no llevará implícita ni suscitará la creencia de que la alimentación con biberón es equivalente o superior a la lactancia natural.

El caso es que tal y como se aprecia en la publicidad mencionada, la información que se ofrece aparenta ser totalmente partidista, dando a entender que ante una cesárea la alimentación del bebé a base de leche artificial (de la marca anunciante por supuesto) evitará en un 46% el riesgo de padecer una infección gastrointestinal. Al hacerlo de este modo omiten de manera se supone que intencionada, claramente tendenciosa y posiblemente contraria a la legalidad, el papel protector de la leche materna en este tipo de circunstancias.

Es triste, muy triste, pero resulta que los vínculos de la industria alimentaria con las asociaciones y sociedades científico-médicas son, con no poca frecuencia, motivo de vergüenza. Ya comenté en esta entrada que muchos de los avales que lucen algunos de los productos alimenticios son bochornosos. Afortunadamente, por detrás de Asociaciones de lustroso nombre y apellido hay personas (algunas) que deciden mantener una sobriedad profesional al margen de cualquier interés. Todo un espejo en el que buscar referencias.

Chapó por ellos.

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Imagen: Jomphong via freegigitalphotos.net

10 Claves reales para fomentar la lactancia materna en el ámbito hospitalario

Siempre que sea posible la lactancia materna es sin lugar a dudas la mejor opción a la hora de alimentar a un recién nacido. Ya comenté algunos aspectos relativos a estas cuestiones y a su duración en esta entrada. Pues bien hay algunas noticias recientes que vienen a apoyar lo que en su día dije y que ratifican mi posicionamiento. En concreto las novedades se las debemos a una de las instituciones científicas más prestigiosas en este terreno, la Academia Americana de Pediatría (AAP) que el pasado mes de marzo publicó un artículo en el que reafirmaba su postura en relación a este tema, más en concreto la AAP sigue sosteniendo que:

  • Recomienda la lactancia materna exclusiva desde el parto y hasta los seis meses de vida del bebé.
  • Que a partir de ese momento se debe continuar con dicha lactancia materna al mismo tiempo que se introduce progresivamente la alimentación complementaria.
  • Que se recomienda continuar con esta dinámica al menos durante el primer año del bebé y que se puede prolongar así tanto tiempo como la madre y el bebé lo deseen mutuamente.

Pero en el mismo artículo se cita otras recomendaciones que han llamado poderosamente mi atención, se trata de la recomendación de una serie de rutinas hospitalarias que sirvan para fomentar y apoyar de forma adecuada el inicio y mantenimiento de la lactancia materna exclusiva. Digo que me han llamado la atención por lo alejado que estamos de ésas “rutinas hospitalarias” en nuestro medio. Y digo esto por lo que a mí me ha tocado vivir en primera persona como padre dos veces y por lo que he visto entre mis familiares y amistades.

Para hacer referencia a ese buen estilo de funcionamiento hospitalario, sus rutinas, para fomentar una adecuada lactancia materna la AAP acude a las recomendaciones de la OMS / UNICEF  «Diez Pasos para una Lactancia Materna Exitosa» contenidas a su vez en el documento “Promoción, apoyo y protección de la lactancia materna: el importante papel de los servicios de maternidad”:

  1. Poseer una documentación escrita a cerca de la política de ése centro al respecto de la lactancia. Documentación que ha de ponerse a disposición de todo el personal del centro sanitario.
  2. Capacitar a todo el personal de salud en las habilidades necesarias para implantar la política referida en la documentación mencionada.
  3. Informar a todas las embarazadas sobre los beneficios y la práctica de la lactancia materna.
  4. Ayudar a todas las madres iniciar la lactancia durante la media hora siguiente al parto.
  5. Mostrar a las madres cómo amamantar y cómo mantener dicha lactancia incluso si han de separarse de sus bebés.
  6. No aportar a los recién nacidos ningún alimento ni bebida que no sea leche materna, salvo indicación médica.
  7. Facilitar la cohabitación de las madres y sus hijos recién nacidos con el fin de que puedan estar en contacto a lo largo de las 24 horas del día.
  8. Fomentar la lactancia materna a demanda.
  9. No proporcionar tetinas o chupetes a los bebés que toman pecho.
  10. Fomentar la creación de grupos de apoyo a la lactancia materna y proporcionar información sobre ellos a las madres antes del alta hospitalaria.

De verdad que me gustaría saber si en los hospitales donde nacieron mis hijas (hospitales distintos) poseen algún tipo de documento como el que se recomienda tener por parte de la OM/UNICEF, no se lo pierdan, desde el año 1989. Y si lo tienen, qué pone. Como he dicho mi experiencia fue muy distinta (radical y diametralmente distinta), salimos del hospital con muestras de biberones, chupetes, papillas, etc. todo ello “gentileza”, supongo, de las marcas comerciales o del propio centro. Y en el caso de las paternidades de familiares, conocidos y allegados (centros distintos y ciudades distintas) algo muy parecido.

En mi opinión se hace muy poca “fuerza” de la de verdad para fomentar la lactancia materna. En sentido contrario saltan a la palestra noticias relativas a una nueva regulación que pretende prohibir las fotos de bebés en los botes de leche en polvo con el fin de fomentar la lactancia materna. ¿Por qué, para lavar la imagen de esta pujante industria?

Más realidades y menos artificios, por favor.

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Foto 1: fikirbaz

Foto 2: myllissa

Foto 3: Bo47

Foto 4: dmolsen