El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Nuevo libro: El cerebro obeso; una lúcida perspectiva neuroendocrina del problema y sus posibles soluciones

Si alguien te dice que tiene una respuesta simple para solucionar tu obesidad o la de la población general… recela: o no tiene ni idea de lo que habla o miente como un bellaco.

El cerebro obesoCon estas palabras tan poco halagüeñas pero sinceras desde mi perspectiva me referí en el libro “Adelgázame, miénteme”a la solución de la obesidad. Y decía así, porque en efecto el problema, y por tanto su posible solución, son de todo menos simples. De todas formas, no estoy hoy aquí para comentarlo de nuevo, ni mucho menos, si no para glosar los contenidos de la obra editorial de Luis Jiménez, “El cerebro obeso” quien de forma espléndida aporta las razones que justifican esta forma de pensar y nos ofrece una panorámica accesible y sin parangón al respecto de las causas últimas del espectacular auge del sobrepeso y la obesidad a escala planetaria.

Cada día estoy más convencido de que adelgazar es terriblemente difícil (aunque no imposible) y más convencido aun si cabe tras leer el libro de Jiménez. La razón es que las decisiones últimas que terminan condicionando nuestras elecciones alimentarias se hallan condicionadas por una cantidad enorme de factores que a duras penas encuentra parangón en otro tipo de respuesta fisiológica. Me explico (aunque encontrarás explicaciones más detalladas en el libro):

Abrir o no la nevera para picar algo o merendar; servirse o no una segunda ración de lo que sea; elegir servirse un cazo más o no; alargar la mano para, cuando se hace la compra en el súper, elegir una serie de alimentos y no otros; decidir ir a comer a un restaurante y no a otro; preferir una guarnición de pimientos rojos frente a la de puré de patata, o escoger no poner guarnición; tomar de postre sandía o arroz con leche (o de nuevo, elegir no tomar postre); tomarte esa segunda cerveza (o tercera, o “n”) acompañada de patatas bravas, de pepinillo con atún… o de nada; llegar al bar de la piscina tras una maratoniana sesión de bicicleta y pedir un refresco de cola normal, sin azúcar, o agua; planificar un menú de Navidad y no otro… De forma ininterrumpida, todos los días de nuestra vida (en nuestro medio y afortunadamente) tenemos que hacer múltiples elecciones alimentarias… ¿y de qué depende que sea una u otra la opción escogida? Te lo diré en una sola palabra: de nuestro cerebro. Nuestro centro rector.

Es este órgano el que determina en última instancia nuestro comportamiento… lo peor para nuestros intereses es que su decisión final es tomada en virtud de innumerables variables (de las cuales, la mayor parte, no se controlan de forma voluntaria).

En un ultra resumen, se podría decir que en primera instancia se identificó al hipotálamo como esa región de nuestro cerebro dentro del sistema nervioso central encargado de recibir y procesar las señales de hambre y saciedad… si lo prefieres, de comer más o menos en virtud de nuestras necesidades energéticas o calóricas: que tienes necesidad de más energía, el hambre se despierta… que ya has comido lo que necesitas, llega la saciedad. Qué fácil sería el problema si la ecuación fuera tan simple. Pero va a ser que no.

Al mismo tiempo y siguiendo con el megaresumen de la situación y por tanto del propio libro, otras zonas de nuestro sistema nervioso central, también en el cerebro, se encargan al mismo tiempo de dar una respuesta hedónica al hecho de comer… pero espera… de comer ciertos alimentos y no otros y en cierta cantidad. Dependiendo de su naturaleza y volumen despertaremos ciertas respuestas de agrado o disconfor que hará que, más allá de nuestras necesidades energéticas, nos apetezca y terminemos comiendo, si tenemos esa posibilidad, más o menos de esto o aquello otro.

Por último está la parte raciocional de nuestro cerebro, la consciente, la que al tiempo que trata de interpretar este tipo de señales como puede (las que responden a las necesidades energéticas y las que responden al placer) usa los conocimientos sobre nutrición y dietética y los pone en valor en virtud de nuestros intereses más mundanos (imagen, capacidad física, perspectivas de salud, etcétera) para terminar haciendo una elección, que lejos de ser «libre», está fuertmente influida por otras áreas del cerebro que a su vez se ven condicionadas por elementos externos.

Al final, lo que se pone de relieve de lo que actualmente se sabe, y que en realidad todo apunta a que debe tratarse de la punta del iceberg, es que hay un complejísimo entramado de circuitos neuronales que conectan diversos centros que controlan la ingesta, y que estos circuitos se ven influidos al mismo tiempo por una miríada incontable de señales químicas que a su vez dependen de nuestras propias elecciones alimentarias referentes a la cantidad de alimento que suministramos y de su naturaleza. Y todo ello suponiendo que el sistema funcione como se supone que tiene que funcionar.

Por si esta abigarrada perspectiva no estuviera suficientemente embrollada, el papel que a la luz de las más recientes investigaciones desempeñan la flora intestinal, la genética, las situaciones patológicas anteriores, el tratamiento concreto que se les ha dado o está dando, el nivel de estrés, las horas de sueño, etcétera… terminan por hacer de la solución de la obesidad un problema sumamente complejo en virtud de la inmensa cantidad de factores implicados y de las infinitas interrelaciones entre ellos.

Pero espera, para complicar todavía más este escenario, en las últimas décadas contamos con un nuevo actor, y que al menos por su coincidencia temporal es difícil de ignorar (el actor aparece y la obesidad aumenta de forma espectacular haciendo más que razonable el pensar en una relación causa-efecto). Quizá, más bien, lo que habría que hacer es empezar a señalar todos a ese actor con el dedo acusador, ya que el resto de elementos han sido comunes a la naturaleza humana a lo largo de su historia sin que la incidencia de la obesidad sea la que es hoy en día… ese actor es la industria alimentaria.

Una industria que con el lícito afán de hacer aquello a lo que se destinan sus más originales objetivos (mejorar su balance de cuentas), explota con perniciosas consecuencias nuestra natural inclinación a obtener placer del acto alimentario. Así, la balanza se desequilibra y se dificulta sobremanera el hacer mejores elecciones.

La obra se completa con una serie de breves consejos dirigidos a la acción, tanto del interesado individualmente hablando, como de los principales actores responsables en este drama planetario al que estamos asistiendo. Y es que… te pongas como te pongas, la culpa nunca es del propio implicado que padece obesidad.

Todo lo expuesto anteriormente, correctamente argumentado y explicado lo puedes encontrar en el libro “El cerebro obeso”… una obra de esas de las que solo puedo añadir, si esto te sirve de estímulo para su lectura, que es de las que sin lugar a dudas me hubiera gustado escribir a mí. Aun no entiendo cómo es que ninguna de las grandes editoriales no le ha echado el guante a Jiménez.

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Nota: No debiera hacer falta pero Luis Jiménez (@centinel5051) cuenta con un blog especialmente recomendable, «Lo que dice la ciencia para adelgazar» y es autor de otras dos obras: Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable; y Lo que dice la ciencia sobre dietas, alimentación y salud. Ambos libros, así como el que hoy se reseña, los puedes encontrar en este enlace.

Nuevo libro: Mamá come sano; guía indispensable en embarazo y lactancia

mama-come-sanoLa paternidad en general… la maternidad más en concreto, o lo que es lo mismo el saberte responsable en última instancia de una criatura que depende absolutamente de ti (padres en general y madres de nuevo más en concreto) obliga a que muchas personas se decidan a ponerse las pilas en eso de la alimentación saludable. Los hijos son un gran motor de cambio (te lo conté en este post), o al menos de buenos propósitos (ya veremos cómo se terminan por materializar) y conste que me parece fenomenal… tal y como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Los cambios, si son para mejorar, siempre serán bien recibidos.

Las estrategias para propiciar esos cambios pueden ser varias y no tienen por qué ser excluyentes… que si consultar con un profesional, investigar en Internet, hacerse con un libro que de forma monográfica aborde estas cuestiones, etcétera. Pues bien, en este último caso tienes un texto que debiera ser de referencia para todas aquellas madres-padres que en la aurora de la maternidad deciden poner un poco de cordura entre tanto mito y tanta controversia que hay en el terreno de la alimentación de la mujer embarazada y lactante. Pero voy a ir más allá.

Mamá come sano” escrito por Julio Basulto debiera ser un libro de lectura-consulta obligada para todos aquellos alumnos y profesionales de la nutrición humana y dietética (para los dietistas nutricionistas) ya que resume de forma magnífica las cuestiones más candentes entorno a la alimentación en este episodio de la vida de la mujer. Estoy hablando de averiguar, por ejemplo, hasta qué punto influye la alimentación en la fertilidad; aclarar la sempiterna cuestión de “comer por dos” en el embarazo; el papel de múltiples nutrientes como el ácido fólico, el yodo, la vitamina B12; el de otros elementos de los estilos de vida como el tabaco o el alcohol; los famosos suplementos; el uso de “plantas medicinales”; la mayoría de los alimentos más conflictivos (algas, café, aditivos…); la cuestión del peso antes, durante y tras el embarazo; el vegetarianismo en el embarazo y la lactancia; etcétera. Y todo ello con el estilo al que nos tiene acostumbrado Julio (padre de otras obras como No más dieta; Secretos de la gente sana, Se me hace bola y Comer y correr) es decir, aportando una apabullante bibliografía tanto en calidad como en cantidad (toda ella recogida al final de la obra) con el fin de que el lector así interesado siga por su cuenta tirando del hilo y contrastando opiniones sobre aquello que más le interese.

No merece la pena entretenerse mucho más para alabar el trabajo de Julio que ha terminado en una obra especialmente actualizada en el conocimiento de esta materia y que carece de defecto alguno. Antes de despedirme hacer mención a los dos grandes teloneros que acompañan a Julio Basulto en “Mamá come sano”. Se trata del prólogo a cargo del pediatra Carlos González (superlativo) y el epílogo de la mano de Eva Hache (estupendo).

Par despedirme no me resisto a dejar aquí por escrito parte de prólogo que Carlos González destina a explicar la finalidad del libro que, aunque sencillo en su planteamiento, no deja de ser revelador.

No se trata, pues, de hacer un “sacrificio” durante unos meses para luego volver a comer patatitas y refrescos, sino de dejar de sacrificarnos, dejar de sacrificar nuestra salud en el altar de la moda y de la publicidad, y aprender a comer normalmente el resto de nuestras vidas. Porque lo que de verdad va a influir a largo plazo en la salud de nuestros hijos no es lo que hemos comido en el embarazo (que influye solo un poco) ni lo que comemos durante la lactancia (que no influye casi nada), sino los hábitos que adquirirá comiendo a nuestro lado durante los próximos veinte años o más.

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Compa «Mamá come sano»

Nuevo libro: Alimentación inteligente, cocina saludable

Alimentación inteligente, cocina saludableUn libro que hable de las cosas que pasan en una cocina, que implique a los alimentos y trate de nutrición es fácil que llame mi atención.

Alimentación inteligente, cocina saludable es un libro necesario en el sentido de que no es ni un recetario ni un libro de nutrición al uso. Su autor, Antonio Palomar (@GarcPalomar), define su obra como un libro de “nutrición culinaria”. Con esta definición y conociendo mi especial interés por promover la vuelta al uso de la cocina (sí, he dicho la vuelta) como elemento promotor de una mejor salud tal y como he puesto de relieve en ocasiones (por ejemplo aquí y aquí) era inevitable dedicarle un post.

La obra aporta respuestas sensatas y contrastadas a buena parte de todas aquellas dudas y preguntas que rodean el acto alimentario, haciendo destacar que el cómo comemos es tan importante como el qué. De forma más o menos consciente cada día que pasa tomamos decenas de decisiones vinculadas a la cocina… cuando por ejemplo nos planteamos cenar de una forma y no de otra, o consumir un plato en frío o en caliente, o pelar una fruta o comerla directamente, el asar o freír, etcétera. Todas esas decisiones, a la larga van caracterizar nuestro hábito alimentario particular y dejarán su impronta sobre la salud, y el libro de hoy nos aporta buena parte de todas estas cuestiones, para que tomemos esas decisiones conscientes e informadas.

Así, a lo largo de 24 intensos capítulos Antonio Palomar, médico y divulgador sanitario, desgrana las más habituales cuestiones vinculadas al hecho de alimentarnos: la importancia de cocinar frente al no hacerlo; cómo articular una dieta saludable; descubrir la importancia de los sentidos en nuestra alimentación; porqué de las ventajas de que en nuestra dieta haya una porción considerable de alimentos vegetales; el papel de los alimentos encurtidos, fermentados y germinados; el de la industria alimentaria; las características del aceite de oliva; las diversas virtudes y riesgos de los distintos método de cocinado (freír, asar, parrilla, hervido, la plancha…), el uso y beneficios de las especias y hierbas frente a la sal; las diversas formas de endulzar; las características de los distintos materiales y utensilios empleados como menaje de cocina… para terminar concluyendo con una serie de rápidos y eficaces consejos sobre nutrición culinaria a la hora de preparar las más diversas recetas.

Sin lugar a duda, un libro del que poder sacar provecho durante mucho tiempo ya que, al menos desde mi punto de vista, me parece una interesantísima obra para contar con ella como material de consulta, quizá más que para leerla del tirón. En cualquier caso indispensable en la librería de mi cocina.

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Nuevo libro: Coaching nutricional. Haz que tu dieta funcione (cuando lo importante es la actitud)

Coaching nutricionalHay momentos en el que el cómo es tan o más importante que el qué. En esto del adelgazar, o mejor dicho, en esto del cambio de hábitos ya que en esencia es de lo que se trata, el qué hacer es, al menos en su enunciado, bastante sencillo… lo complicado está en el cómo llegar a hacer eso habida cuenta de la enorme variabilidad interpersonal.

Cada uno somos de una madre y de un padre y, además, vivimos en unas circunstancias absolutamente particulares que hacen que el hecho de adelgazar, mejor dicho de nuevo, de cambiar de hábitos no sea tan sencillo aunque todos sepamos, teoricamente, qué es lo que hay que hacer. A las pruebas me remito, si adelgazar, o mejor dicho, cambiar de hábitos fuese sencillo (ya no lo repito más) no sería la preocupación cotidiana, perenne e irresoluta de tantas y tantas personas en el mundo entero. Y si el asunto como digo fuese sencillo, no sería este tema una cuestión de Salud Pública mundial como realmente es.

E insisto, el meollo del asunto no es tanto saber el qué hacer para solucionar un problema, sino el cómo hacer para terminar provocando un cambio vitalicio con el que estemos satisfechos… y ya puestos perder peso si esa es una de nuestras metas.

De eso en esencia se encarga el Coaching, de establecer la mejor estrategia de entre las posibles habida cuenta de las circunstancias personales para alcanzar el objetivo. Tratándose de Coaching nutricional uno de esos objetivos principales se personifica en conseguir una adherencia eficaz al nuevo plan nutricional (y de vida) que se va a establecer en virtud de unos objetivos concretos.

Reconozco que soy muy poco amigo (pero que muy poco de verdad) en eso de practicar el naming cañí, es decir, en eso de referirse con términos extranjeros (habitualmente anglófonos y acabados en «ing») para aludir a prácticas o costumbres más o menos cotidianas pero que un día adquieren cierto renombre. En esencia: que soy más de salir a correr que de running. Ahora bien, también he de reconocer que la filosofía del Coaching no es fácil de encajar en nuestro vocabulario con todos los matices que el término ha adquirido, más allá de la traducción literal del inglés.

En cualquier caso, el tema del Coaching en general y más en concreto del Coaching nutricional supone una muy interesante herramienta para optimizar el cambio en materia de estilos de vida.

De la mano de este libro y de sus autores, Yolanda Fleta (coach y socióloga) y Jaime Giménez (dietista-nutricionista) se ayuda a los lectores a ser los protagonistas de su propio cambio, autogestionándolo a través de una actitud claramente positiva. Al mismo tiempo se ponen en alza importantes valores que son las piedras angulares del Coaching como por ejemplo la responsabilidad, la confianza y la motivación; todo con el fin de ayudar a perfilar y definir los verdaderos objetivos, poner de relieve y ser conscientes de nuestros puntos fuertes y débiles en el camino para mejorar nuestro estilo alimentario de forma permanente.

Dedicatoria Coaching nutricional

A título de crítica constructiva he de decir que me parece una obra que podría estar destinada de forma idónea a los profesionales de la salud más que a la población general, salvo que, esas personas estén verdaderamente implicadas en aquello de ponerse manos a la obra en su propio cambio. Autogestión del cambio. No obstante, opino que para los profesionales sanitarios tampoco debiera constituir una obra que habilite o capacite para operar y autodenominarse como “Coach nutricional” tras su lectura. Más al contrario, me parece una obra magníficamente estructurada para introducirse en este mundillo del Coaching nutricional que, bien llevado por profesionales debidamente formados y experimentados, puede constituir una herramienta de gran interés a la hora de reconducir nuestros hábitos.

A modo de interesante acicate es imprescindible hacer constar que el libro está prologado por Julio Basulto (@JulioBasulto_DN) y que tanto Jaime como Yolanda, los autores, formaron en 2008 Nutritional Coaching (@Nutricioncoach) la primera consultaría en España por aquel entonces especializada en estas cuestiones.

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Coaching nutricional. Haz que tu dieta funcione.

Nuevo libro: Medicina sin engaños (información para cuando te la quieran dar con queso)

Medicina sin engaños

Dice J.M. Mulet, autor de “Medicina sin engaños”, que la esperanza tiene mejor mercado que el consuelo… una reflexión que aunque sencilla y previsible no deja de ser una verdad como una catedral. Una realidad que se nos olvida cuando lo que tenemos delante de los ojos es precisamente esa esperanza buenrollista que nos vende la cura para todos los males del mundo en especial si tenemos algún problema de salud. A mi modo de ver esta es la sentencia que mejor resumiría el libro, esperanza (la del incauto) y mercado (la del mercachifle) puestos en sintonía. Insisto, nada que no sepamos pero que convine recordar en plan erudito cuando se cita a Henri Poincaré:

También nosotros sabemos cuán cruel puede ser en ocasiones la verdad, y nos preguntamos cuánto más consolador es el engaño.

Muy en resumen en esta obra vas a poder encontrar todo aquello que callan quienes promueven el uso de falsas y fraudulentas terapias alternativas-complementarias-naturales para promocionarse y hacerte picar. Para ello se disfrazarán en muchas ocasiones de medicina, aunque, ha de quedar bien claro, medicina solo existe una: la que funciona. Puedes apostar a que si las flores de Bach o la aromaterapia tuvieran algún viso de efectividad o utilidad real (más allá de hacer caja sacando los cuartos a los incautos) estas terapias estarán al día siguiente a disposición de los usuarios de la sanidad pública en los ambulatorios de salud o en las consultas especializadas. Pero va ser que no.

He de reconocer que no me lo pensaba leer entero. Si acaso sí ojearlo en profundidad para encontrar aquello que esperaba encontrar y que ya conocía.  Confieso que me esperaba una obra que aún interesante y necesaria para muchos lectores contendría datos, argumentos e historias redundantes, al menos en lo que a mi conocimiento refiere. Sin embargo, lo devoré de la primera a la última página. Hay dos cosas que me han parecido especialmente brillantes en esta obra. Por un lado el invertir un buen número de páginas al inicio del libro para explicar por qué sí hemos de confiar en la medicina “oficial”, y por el otro el dar a conocer el verdadero origen de buena parte de las pseudociencias y planteamientos que en la actualidad mercadean feamente con tu salud, ya se trate de un cáncer o una gripe estacional pasando por el hecho de que te vacunes o no de cualquier cosa.

Así, este libro te dará suficientes argumentos para que otorgues a cada terapia su verdadero peso en virtud de la malinterpretada tradición (secular, milenaria, etcétera…), del criterio de autoridad, del amimefuncionismo o de las modas (mucha gente lo usa, no puede estar equivocada) y por tanto servirá para ayudar a poner en alza la razón y el sentido común. Unas virtudes que cuando se activan para obtener el mejor resultado posible entre todos los conocidos se le conoce como evidencia científica. Algo de lo que adolecen todas estas engañifas bienintencionadas-pero-no.

Medicina sin engaños_dedicatoriaEn cualquier caso puede que creas que escribo esta reseña porque J.M. Mulet es un amigo con el que comparto buena parte de las perspectivas científicas a la luz de su labor divulgativa y la mía… y estarías completamente en lo cierto. Pero del mismo modo espero que no tengas la menor duda si te digo que tal y como él sostiene, la información es el mejor antídoto contra la estafa. Así pues, infórmate con esta obra y, si acaso no te convence (pocas cosas hay en este mundo más difíciles de invertir que el sentido de la credulidad) puedes rebatir sus argumentos como bien te parezca. Seguro que tanto él como yo (al igual que muchos otros) estaremos encantados de que nos saquéis de nuestro error.

En definitivas cuentas, tanto si disfrutas de la divulgación en estado puro, si eres afín a las cuestiones científico-sanitarias, si disfrutas con la historia de la medicina, como si lo que quieres es conocer la realidad detrás de las infinitas terapias alternativas de buen rollo al tiempo que salpimientas la lectura con buenas dosis de humor, anécdotas y dobles sentidos, esta es con poco género de dudas una de tus lecturas imprescindibles para este verano… o para cuando sea.

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Nota: no olvides consultar otras obras del mismo autor como «Comer sin miedo«

Nuevo libro: “Adelgázame, miénteme”

Adelgázame miénteme

No sin cierto apuro (y espero que también con cierto orgullo) hoy quiero compartir con vosotros la puesta a la venta de mi segundo libro, titulado “Adelgázame, miénteme” y de la mano de Ediciones B.

Aunque podría, yo no soy quien para criticarlo y por tanto prefiero dejar esta cuestión en vuestras manos. Pero lo que sí quiero hacer es una breve sinopsis del mismo para que el lector interesado sepa qué se puede encontrar entre sus páginas. Al mismo tiempo me gustaría comentar algunas cuestiones al respecto de la justificación para escribirlo.

Agradecimientos sinceros

Antes de nada, sí que quiero agradecer a dos personas concretas el hecho de que este libro hoy vea la luz. La primera de ellas es, sin lugar a dudas, Bittor Rodríguez (@bittoriyo) ya que fue él y no otra persona quien hace ya casi tres años me animó a escribir un libro sobre la fraudulenta industria del adelgazamiento. De hecho él y yo, ambos, íbamos a tener una cierta relación en su edición… sin embargo, y por esas raras vueltas que da la vida, al final me quedé con un manuscrito terminado en el cajón derecho de mi escritorio durmiendo, con toda paz y sin editarse, el sueño de los justos. Y así fue, hasta que Ediciones B apareció en escena.

Otra de las personas de las que es imposible olvidarse es el gran José Manuel López Nicolás (@ScientiaJMLN) quien sin pensárselo dos veces se prestó a prologar la obra. Es más, su texto gustó tanto en la editorial que se tomó parte del mismo para ilustrar la solapa de la contracubierta.

El adelgazamiento fraudulento es el meollo del libro

Tal y como se puede prever por su título, el libro está dedicado a desentrañar ese lucrativo negocio que se ha creado desde hace décadas en torno de la espuria pérdida de kilos. Más que nada porque, no sé a ti, pero a mí me hierve la sangre ese dato facilitado por la Eating Disorder Foundation que afirma que:

La industria del adelgazamiento es el único negocio rentable del mundo con una tasa de fracaso del 98%

Una afirmación que, sea o no cierta ya que la mencionada fundación no aporta mayor prueba del dato, no hace si no poner de relieve lo que todo el mundo sabe: aquello que con tanta fuerza, vehemencia y simplicidad habitualmente se vende para adelgazar no funciona. Me refiero en especial a las tan habituales dietas de moda y productos milagro.

Así, para introducir el tema, el primer capítulo (“La obesidad, los kilos de más y sus problemas”) comienza con un repaso al concepto de obesidad, su categorización (o no) como una enfermedad con entidad propia; y se mostrará una película a cámara rápida al respecto de cómo ha sida abordada la cuestión del adelgazamiento en diversas épocas a lo largo de los siglos hasta llegar a nuestras días cuando, enfermedad o no, a la obesidad se la cataloga con pocas dudas como una epidemia de nuestro tiempo.

En la segunda parte de la obra (“La industria en torno al adelgazamiento”) se describen por un lado los puntos débiles de la población a la hora de enfrentarse al problema de los kilos que más, y por el otro las estrategias más habituales de los “cazadores de incautos” para fidelizar a la población a partir de un producto milagro o una ineficaz dieta.

La tercera parte (“Adelgazar no es fácil”) analiza las razones que terminan por explicar por qué este tipo de planteamientos, aunque muy habituales, no terminan nunca por funcionar, al menos a nivel poblacional y dejando de lado los casos aislados o el «éxito» puntual. O dicho de otra forma, más directa, por qué el adelgazar es tan complicado aunque nos lo vendan tan sencillo. Así, los factores sociales, culturales, económicos, hedónicos… y sin tocar la inherente variabilidad fisiológica y genética ponen las cosas verdaderamente difíciles.

Después de tanto nubarrón y tanto despotricar en anteriores capítulos, en el cuarto, titulado “El vaso medio lleno”, es momento de aportar algunas de las claves para ponerse manos a la obra una vez que ya se ha aprendido a discriminar las malas propuestas adelgazantes de las válidas. Pero como no podría ser de otra forma, no hay claves milagrosas que valgan (reconozco que de haberlas sería un bonito contrasentido). Se trata de más bien de una especie de “plan de obra” para ponerse manos a la tal. Un planteamiento más conceptual de lo que se quiere obtener y qué actitudes serían las más adecuadas para conseguirlo.

Público objetivo

Mi objetivo inicial cuando empecé a escribir era dirigir esta obra al ciudadano de a pie, a la población general que pretende, si ella quiere, obtener una fotografía general de la situación al respecto de los métodos y productos fraudulentos. Aunque se mencionan dietas y productos concretos a modo de ejemplo para una mejor comprensión del texto, no es la norma y por tanto en él no se va a encontrar una lista detallada de dietas o productos milagro. Y es que el resumen es muy sencillo: Si alguien te dice que adelgazar es fácil… o has leído mal o miente como un bellaco. No hay vuelta de hoja.

Supongo que además la obra puede ser interesante para algunos profesionales que, preocupados de alguna manera por las cuestiones ponderales, de los alimentos y demás, quieren tener una visión, creo que diferente, de lo que habitualmente circula por ahí y se conoce como “opinión general”.

A modo de aliciente, es preciso saber que los tres primeros capítulos comienzan con un cuento corto, una alegoría que, como si fuera una fábula ayudará a la reflexión a partir de sus analogías y dobles sentidos. Los tres cuentos, ya lo adelanto, han sido publicados en este blog y posteriormente adaptados para la obra.

Y nada más, ahora precisamente, os toca a vosotros más que a mí, ejercer de críticos y llegado el caso de jueces. Espero que os guste.

Ni que decir que se puede encontrar en las librerías y canales habituales tanto en formato tradicional como de libro electrónico.

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“Adelgázame, miénteme. Toda la verdad sobre la industria del adelgazamiento” por Juan Revenga. Ediciones B. Páginas: 200 / Formato: 15 x 23 cm / ISBN: 978-84-666-5635-1

San Valentín dietético y erótico: ‘Cómo adelgazar follando’ (libro)

P89669A.jpgQueridos y enamoradizos lectores… qué mejor forma de celebrar el cercano San Valentín que con un poco de información al respecto de dos de los grandes motores de nuestra existencia: adelgazar y sexo.

No es la primera vez que se trata este tema en el blog; en una primera ocasión y aunque el tema se preste a guasa, se hizo desde una perspectiva –más o menos- seria (¿Cuántas calorías se gastan en las relaciones sexuales?) me imagino que de gran utilidad para quienes, como sugerí, en algún momento o de forma habitual se aplican a estas retozonas actividades cronómetro en mano y con un pulsómetro enganchado al pecho.

Bueno, pero hoy la cosa va de humor. Sin tonterías, solo humor. Lo digo porque se trata de presentaros y comentar brevemente un libro que se titula tal cual “Cómo adelgazar follando” el que en su portada a modo de subtítulos dice. “Toda la verdad sobre la comida y el sexo. Polvos mágicos para siluetas de sílfide” de Richard Smith. Es preciso prevenir a los futuros lectores que no se trata de un libro precisamente inédito, la obra es de 1978. También hay que advertir que la versión traducida al castellano ha optado por la elocuencia en el título ya que el original es The dieter’s guide to weight loss during sex (en sentido estricto “Guía para los que están a dieta con el fin de perder peso durante la práctica sexual”)

En realidad se trata de una obra con muchas pretensiones de ser divertida que en realidad tiene muchos altibajos en este propósito. Hay que entender la época de su publicación cuando se contrasta que todo el libro consiste en una relación, absolutamente inventada por el autor, sobre las calorías que contienen determinados alimentos (más o menos típicos en un encuentro amoroso) pero más en concreto las que se gastan en ciertas actividades también más o menos relacionadas con ambos temas: sexo y adelgazamiento. Y es que, aunque eso de contar las calorías viene de muy, muy lejos, cuando de verdad se vivió el despegar de esta práctica (y que dura hasta nuestros días con muy poca merma en la devoción) fue allá por los años 70 o hacia principios de los 80.

Así pues, Richard Smith hace una extensa y humorística recopilación de las calorías de unas y otras cuestiones dando casi siempre una alternativa para que el lector que quiera adelgazar (se supone que este es el tipo de lector objetivo) pueda optar por una u otra circunstancia con el fin de quemar unas calorías de más en el contexto amoroso. Como no solo se centra en el acto amoroso en sí, sino que también aborda todos los prolegómenos y circunstancias que nos preocupan a la hora encontrar pareja, gustarle, ser físicamente atractivo, etcétera propone por ejemplo hacer un poco de ejercicio con el fin de alcanzar un mejor estado de forma, para ello informa que:

Realizar cinco abdominales implica un gasto energético de 10 kcal. Sin embargo, si se quiere optimizar este tipo de ejercicio se propone realizar solo 3 abdominales invertidos con las que se quemarían 563 kcal. Aclara que el ejercicio de “abdominales invertidos” se realiza igual que el tradicional pero tendido en el suelo boca abajo.

El aseo personal también es importante a la hora de mantener relaciones y las acciones que se pongan en práctica también queman calorías, un ejemplo de lo práctico del libro es el siguiente:

Secarse el pelo con toalla (vigorosamente) supone un gasto de 9 kcal, si se hace con secador, solo 3 kcal… pero si se hace soplando se gastan 348 kcal (dato importante si se quiere perder peso).

El poner a la pareja “en situación” y crear un ambiente más o menos embriagador es al mismo tiempo una actividad que puede hacer variar mucho el gasto calórico y, por lo tanto, que condicionar el adelgazamiento. Por ejemplo:

Puede ser interesante seducir a la pareja tocando alguna pieza musical con un instrumento y para ello aclara que tocar un tema con la guitarra consume 0,25 kcal. y que hacerlo con la trompeta 26 kcal. La parte verdaderamente interesante viene cuando aporta el dato que tocar el mismo tema con la trompeta, sin boquilla, y consiguiendo que suene igual gasta 320 kcal.

Un dato que me llamó la atención es el referido a una actividad que no suele figurar en las tablas: convencer a tu pareja de que no es solo atracción física lo que sientes, consume 70 kcal (creo que si hay que dar este tipo de explicaciones el autor se queda bastante corto en el gasto calórico)

El estatus económico también puede ser de gran ayuda para gastar calorías y por ende adelgazar:

Seducir a una pareja siendo rico gasta 5 kcal, sin embargo si se es pobre consume 164 kcal.

Quitarse la ropa también es una actividad mensurable que varía de forma importante de una u otra forma. Por ejemplo:

Desnudar a la pareja con su consentimiento, consume 12 kcal… y si no se deja 187 kcal.

Quitarse los calcetines uno mismo por el procedimiento tradicional gasta ½ kcal, sin embargo si pretende hacerlo sacudiendo violentamente los pies 418 kcal. (el autor adelanta que no siempre se consigue, pero que es una actividad esencial entre quienes más urgencia tienen en perder peso)

También se aportan buenas ideas para los fetichistas. Por ejemplo:

Chupar los dedos de los pies consume 12 kcal… pero 49 si se hace con los zapatos puestos.

Llega el momento de la acción… y para aquellos que usen preservativo… pero que al mismo tiempo quieran adelgazar han de saber qué:

Ponerse un preservativo consume 1,25 kcal, pero se alcanzan las 300 kcal si se trata de poner sin erección.

El hecho concreto de la penetración consume cerca de 0,25 kcal si la mujer está ya preparada, pero 274 kcal si el hombre no lo está.

Interesante como pocos son los datos referidos al orgasmo. Si este es real se consumen 27 kcal, pero si es fingido y convincente 167 kcal. (Si lo que se pretende es adelgazar… yo me pensaría muy bien que tipo de orgasmos tener)

Interesante como pocas es la actividad que se propone en aras del adelgazamiento, en este caso para después de la fiesta, una actividad que también implica gasto calórico es la de, por ejemplo, arropar en la cama a la pareja… eso gasta unas 2 kcal. Ahora bien, el arroparse mutuamente se calcula que puede gastar 547 kcal… el autor da cuenta de una pareja que se metió y salió de la cama 137 veces antes de darse cuenta de que era imposible.

Y así cerca de 170 páginas que reúnen infinidad de supuestos (y datos) absurdos pero divertidos referentes al sexo en grupo, la masturbación, el día después, etcétera. Como te decía una patochada sin más pretensión que la de pasar un buen rato… incluso en pareja. Advierto, para evitar sorpresas: solo apto para los que gusten del llamado humor del absurdo.

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Nota: “Como adelgazar follando” Ed. DEBOLSILLO; ISBN: 9788497596695

Piensa en una enfermedad… ¿ya? Puedes culparle al gluten

Panes variosLa actual fobia hacia el gluten está alcanzando el paroxismo en Estados Unidos y, como bien sabes, tal y como suelen suceder estas cosas, nos salpicará… o a lo mejor peor, no solo nos salpicará la estulticia norteamericana en este sentido, sino que nos ahogaremos en su gluteínico y absurdo maremoto. Ya tenemos algunas muestras en nuestro entorno.

Es posible que algo haya llegado hasta tus oídos. El origen de esta manía superlativa e injustificada hacia el gluten tuvo un detonante bien conocido hace tres años cuando se publicó un libro de adelgazamiento al uso (al uso de las tonterías a las que nos tienen acostumbrados este tipo de libros) titulado Wheat belly, escrito por el cardiólogo William Davis, y que viene a traducirse más o menos como “Barriga triguera” aunque en España se ha publicado como “Sin trigo, gracias”. Su portada ya nos avanza un estribillo bastante común en esta clase de libros: “Aléjate del trigo, pierde peso, y rencuéntrate con la salud”. Qué bonito, qué sencillo… qué chorrada.

Este detonante literario no hizo sino aprovechar la ola de una creciente corriente anti gluten y anti trigo que se venía gestando desde hacía unos pocos años atrás en Estados Unidos. Digamos que el tal médico lo único que hizo fue aprovechar esa ola y surfearla al modo y manera que algunos médicos tienen de interpretar la salud, es decir, aprovecharse sin fundamento científico alguno (o apenas fundamento) de una tendencia en aumento y con ello forrarse (supongo) vendiendo su obra.

Buena prueba de la magnitud de esta fiebre anti gluten la puedes encontrar en este ensayo que hace pocas semanas dedicó con todo lujo de detalles el conocido medio The New Yorker a la cuestión del trigo y del gluten. El artículo es largo y está en inglés, pero de verdad te recomiendo que le dediques un tiempo porque es francamente esclarecedor de hasta donde está llegando esta absurda moda en la que hasta la comida para perros se ha sumado a la corriente sin gluten.

Y es que la cuestión ha dado un salto mortal con la publicación de estas obras. Hasta el punto no ya de obtener mejores digestiones cuando lo que se come no contiene gluten (algo que no tiene el menor sentido más allá de la población celiaca o con sensibilidad al gluten no celiaca), sino que además en la actualidad se le está culpando a este elemento de una cantidad importante de diversas enfermedades y situaciones metabólicas y neuropatológicas que van desde la artritis, la diabetes o el asma, hasta la esclerosis múltiple y la esquizofrenia pasando por el autismo (entre muchas otras)

El tema, desde un punto de vista crematístico no tiene desperdicio… da escalofríos el saber (según The New Yorker) que hasta un tercio de la población adulta norteamericana manifiesta estar intentando reducir el gluten de su dieta. En esta paranoica búsqueda de la excelencia libre de gluten se estima que en 2016 el mercado estadounidense de los productos sin gluten genere unas cifras de venta cercanas o superiores a los 50.000 millones de dólares. Para que puedas poner esta cifra en contexto baste decir que esta cifra de ventas será el doble que la generada en 2011 por esta gama de productos; o conocer que en 2013 la venta de suplementos dietéticos y vitaminas se cuantificó “solo” en unos 26.400 millones de dólares.

¿Hay pruebas que sustenten las propuestas antigluten?

La verdad es que ninguna, al menos entre las serias. Sí que es cierto que en concreto el médico William Davis, el autor de Wheat Belly, es especialmente prolijo en citas bibliográficas para aportar credibilidad a sus argumentos. Sin embargo, descontextualiza las conclusiones, las toma a medias (solo la parte que le interesa) o basa sus recomendaciones en estudios de escasa calidad (habiendo otros que con más calidad sostienen lo contrario y que casualmente se olvida de citar). En sentido contrario ya hay quien le ha dedicado a su obra un análisis pormenorizado desde un punto de vista serio y de las evidencias. En este documento, Wheat Belly: An Analysis of Selected Statements and Basic Theses from the Book, (Un análisis de las principales sentencias y tesis del libro “Barriga triguera”) los autores de la Universidad Saint Paul, le dan un “repasito” a los planteamientos de este médico viniendo a decir lo que ya sabemos y que de alguna manera conté en esta entrada: No sin pruebas… y tampoco con pruebas “retorcidas” o sesgadas.

En mi opinión se trata de una moda buenrollista más. Así, este posicionamiento implica más la adopción de una cierta postura “en la onda” o estilo que de vida “guay”, que un verdadero cambio dietético conducente a una mejora en la salud. Cambio dietético que salvo lo ya apuntado no tiene además ninguna justificación científica y que además solo puede permitirse una élite ya que el precio de los alimentos sin gluten son, habitualmente, más caros que sus homólogos con gluten. Una injusta situación en especial para los celiacos que ven como se frivoliza con sus circunstancias.

Por el momento, ya lo ves, con este panorama se podría parodiar la canción de Michael Jackson y sus cuatro hermanos, Blame it on the Boggie (Échale la culpa al Boggie) y modificar su estribillo (traducido) tal que de esta manera:

  • No culpes a los rayos del sol
  • No culpes a la luz de la luna
  • No culpes al hecho de que sea un buen momento
  • Échale la culpa al boogie gluten

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Imágenes:  Apolonia vía freedigitalphotos.net

 

Nuevo libro: Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable

Centinel rodeado

Pocos libros podemos encontrar en el panorama bibliográfico que aborden con tanto seso la divulgación (referida a la población general) de las cuestiones adelgazantes como el que hoy traigo a la portada del blog. Y es una pena, me refiero a que se encuentren tan poca obras de este estilo, ya que al parecer el mercado, con su inexorable ley de la oferta y la demanda, mantiene las estanterías de las librerías cuajadas de los más disparatados planteamientos dietéticos (ver foto) que al final tienen un importante trasfondo comercial; bien sea en el plano editorial a partir del propio libro o, más frecuentemente, con la venta de suplementos y otras zarandajas promovidas por los respectivos autores. Pues bien, el de hoy no es el caso.

Cubierta_lo_que_dice_ciencia.inddLo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable” es un interesante y enriquecedor manual sobre alimentación saludable basado en la evidencia científica tal y como se avanza en el título (“Lo que dice la ciencia”). Dicho lo dicho, y a pesar de la intención de su autor, Luis Jiménez (@centinel5051), no me parece que sea un libro “para todos los públicos”. Sí coincido en que así debiera ser… pero un breve vistazo a nuestro entorno revela que, en mi opinión, el grueso de la población general no está dispuesta a prestar la debida atención a tanto nivel. Me gustaría que todo el mundo tuviera tanto el interés como la capacidad para aprovechar sus contenidos; si así fuera, es posible que este libro no fuera tan necesario. Parece una contradicción pero no lo es. Es un libro que hace falta, y hace falta porque en general no se observan las cuestiones nutricionales con su auténtica dimensión. Pero al mismo tiempo, cuando se aporta esa dimensión auténtica, no se está preparado o muchos no tienen la formación, o el interés, para asimilarla de la forma más adecuada. Más que una contradicción, en este tema estaríamos probablemente ante un problema circular que se muerde la cola, en plan pescadilla.

No obstante, tras su lectura, se percibe el esfuerzo que transpiran sus líneas al mostrar los conceptos de forma sencilla, que no simple. Así pues y en mi opinión se trata de una obra estupenda para dos perfiles típicos de lector: el del profesional más o menos desactualizado en las cuestiones nutricionales y que quiere ponerse al día; y el de cualquier persona con un verdadero interés en estas cuestiones, preocupado por conocer los porqués con el fin de ponerse en serio manos a la obra sin recurrir a esas otras obras más populistas que se dedican, más que a otra cosa, a marear la perdiz, a sacarnos los cuartos y a jugar con nuestras esperanzas adelgazantes.

El libro comienza precisamente con un capítulo, “Para aprender, a veces es necesario desaprender primero”, que transmite un concepto que suelo utilizar mucho cada vez que comienza un nuevo curso en la universidad… y es que la primera traba con la que alguien se encuentra a la hora de transmitir conceptos sobre nutrición y dietética es que muchas personas “ya saben”. Al final, para llegar a edificar una bonita ciudad hay que meter el bulldozer y arrasar con las chabolas y favelas que impiden construir, es decir hacer un reseteo, puesta a cero o tabla rasa.

Con el segundo capítulo, “Los principios nutricionales que todo el mundo debería conocer” Luis Jiménez comienza a establecer los cimientos sobre los que se edificará toda la obra. Se trata de cuatro principios o cimientos sencillos, difícilmente mal interpretables que ponen a los alimentos altamente procesados en su sitio y que consolidan el uso de los tres principios inmediatos (hidratos de carbono, proteínas y grasas) en virtud de las muy diferentes formas que los podemos encontrar en los alimentos.

Metidos ya de pleno en el libro, el tercer capítulo “Cómo diseñar su dieta perfecta” aporta las cinco reglas básicas que el autor de forma muy acertada ha considerado que son necesarias para conseguir este objetivo a partir de alimentos. Es decir, no se queda en la teoría de la ciencia nutricional sino que hasta cierto punto se adentra en las cuestiones dietéticas, generales sí, pero con una adecuada carga práctica para quien de verdad (volvemos a este importante matiz) quiere implementar los contenidos del libro.

El último capítulo, “Anexos y preguntas frecuentes” aborda muchas de esas cuestiones que preocupan a una buena cantidad de mortales en las que muchas veces se dan cita los mitos, las leyendas y los intereses comerciales que terminan fraguando dentro del tejido social en forma de ideas erróneas al respecto de lo que verdaderamente se sabe o hay que hacer en materia alimentaria.

Me ha gustado especialmente el apunte destacado que Luis ha hecho en la regla nº 5 del tercer capítulo enunciado como que “la dieta no es una penitencia” y es que más allá de las cuestiones estrictamente nutricionales “de boca hacia abajo” cada vez están tomando más importancia los procesos “de boca hacia arriba” en el momento que una u otra persona opta por seguir un determinado patrón alimenticio.

Esta edición de la obra mencionada es una versión revisada de una primera que por lo que sé fue autoeditada. Tal y como me desea Luis en la dedicatoria del ejemplar que he tenido la ocasión de disfrutar, esta edición es más de mi agrado y lo cierto no es que no coincida en algunas cosas… sino que hay algunas cuestiones, muy puntuales, que desde mi punto de vista podrían ser objeto de matización. O en cualquier caso de debate constructivo. Porque de lo que no cabe la menor duda es que esas pequeñas cuestiones para nada emborronan, ni mucho menos, la validez de unos contenidos francamente recomendables.

Dedicatoria centinel

Dijo no sé quien que uno es esclavo de lo que dice y dueño de lo que calla. Quizá un servidor esté con Luis, químico de formación académica, en una situación de débito cuando en otro tiempo cuestioné abiertamente que otros profesionales distintos de los dietistas-nutricionistas, o no pertenecientes a algunas de las profesiones sanitarias, hablaran y comentaran en foros públicos cuestiones nutricionales o dietéticas. Hoy mi perspectiva es otra bien distinta y no tengo el menor rubor en desdecirme al decir que ojalá personas tan formadas y tan rigurosas aborden estas cuestiones en aras de conseguir que la población general tenga las cosas más claras en torno de estas cuestiones. Es decir, la divulgación, la buena divulgación, no debe sufrir de titulitis de ningún tipo. Otra cosa es el ejercicio de una profesión con una serie de competencias bien definidas… pero esa ya es otra historia.

Y por aquello de no ser dueño de nada y no callarme de ídem, me gustaría comentar que en general lo que menos me gusta del libro es la segunda parte del título (“… adelgazar de una forma fácil y saludable”). Se lo dije así a Luis en su día cuando autoeditó la primera versión. Es más, a raíz de algunos de los contenidos de la actual versión se puede inferir que lo del adelgazamiento se puede catalogar de muchas formas… pero “fácil” no es precisamente una de ellas.

Así pues, si verdaderamente estás interesado en conocer las bases de un adelgazamiento adecuado, reconocer los principales peligros y tomar nota de algunas buenas ideas… y todo ello en base a la más reciente evidencia científica (y bien documentada) esta es sin lugar a dudas tu obra. No lo dudes.

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Lo que dice la ciencia para adelgazar de forma fácil y saludable, Luis Jiménez, Ed. Plataforma editorial, 2014. ISBN: 978-84-16096-74-9

Además del libro puedes seguir con las buenas andanzas del autor en su blog “Lo que dice la ciencia para adelgazar

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Imagen: @centinel5051@juan_revenga

Nuevo libro: Consumo inteligente

IMG_1601 (426x640)Si hay un libro que tenga una enorme diana potencial de lectores es sin duda alguna este. A pocos, muy pocos años que tenga una persona, esta se convierte inexorablemente en un consumidor activo de bienes y servicios. Al principio de la manos de sus padres o cuidadores y en muy poco tiempo por cuenta propia, incluso aun dependiendo de ellos, solicitando a esos cuidadores la adquisición de un determinado producto y no de otro. Somos consumidores y practicamos queramos o no una cierta actividad de consumo, o de consumismo, que tendrá inevitables consecuencias al hacerlo de una manera y no de otra.

Al mismo tiempo que nosotros queremos y tenemos que comprar, hay otra parte de esta ecuación que está empeñada en que compres sus bienes y no los de la competencia y, por tanto, nuestra libertad se ve cuando menos comprometida por el ejercicio de una publicidad que en la mayor parte de los casos va a estar perfectamente dirigida y calculada para derribar nuestras principales debilidades a la hora de… tanto crearnos una necesidad sobre la que en principio “no habíamos caído”, como para hacernos decidir por un producto u otro.

Con estas premisas y algunas más Juanjo Cáceres, autor de esta interesante guía para hacernos consumidores conscientes a quien además puedes seguir en Twitter, hace un fenomenal análisis de los elementos que terminan por definir en cada uno de nosotros una determinada pauta de consumo.

A través de sus páginas se van a ir desgranando la diferencia entre “consumo” y “consumismo” (nada que ver este último término con el famoso con-su-mismo… coche, teléfono, etc. que popularizaron martes y trece en su día); los habituales mecanismos de persuasión empleados en publicidad; la importancia de ser crítico y no creerse a priori nada (en especial aquello que suene demasiado bonito); las más habituales debilidades de nosotros los consumidores; las cuestiones de consumo relacionadas con la estética y con la salud; las trampas habitualmente presentes en el producto y, para terminar, una serie de prácticas recomendaciones a la hora de ejercer nuestra actividad como consumidores.

Ni que decir tiene que las cuestiones nutricionales y su relación con la salud (lo que nos preocupa, lo que nos venden y lo que terminamos comprando) es uno de los platos fuertes, vamos… en cierta medida como en este blog se observan periódicamente estos temas. Así pues, un libro que te abrirá los ojos, con todo la intención de que termines siendo un consumidor más consciente y coherente, acorde con tus verdaderos deseos y posibilidades.

Sale a la venta hoy 9 de octubre en toda España y además de las librerías como punto de venta tradicional, también se puede adquirir en forma de libro electrónico.

“Consumo inteligente” de Juanjo Cáceres, prólogo de Jesús Soria (Ser Consumidor). 253 Páginas; Ed. Penguin Random House Mondadori Grupo Editorial S.A.U 2014. ISBN: 978-84-9062269-8

Nota: quiero agradecer al autor al haberme citado en el interior de sus páginas a fin de ilustrar algunos de los múltiples ejemplos que cuajan esta obra; un hecho que me hace especial ilusión cuando he contrastado que al mismo tiempo otras personas que admiro (Julio Basulto, Jose Manuel López Nicolas, entre otros) también salen igualmente citados.

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Imagen: juan@revenga