El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

Archivo de julio, 2015

No te preguntes si alguien sigue la dieta paleolítica… él te lo dirá

El concepto de paleo dieta en mi opinión parte de una hipótesis, plausible, pero en definitivas cuentas una hipótesis, que sostiene que buena parte de las enfermedades metabólicas actuales más prevalentes son fruto de una disonancia evolutiva entre lo que “estamos diseñados” para comer y lo que finalmente estamos comiendo. Todo ello se podría enunciar, muy en resumen, afirmando que la dieta occidental actual nos enferma porque se aleja en gran medida del patrón dietético que tenían nuestros antepasados recolectores-cazadores.

Hombre paleolítico

A pesar de que la fiebre paleodietética está ahora alcanzando unas cotas importantes, es preciso conocer que no es un planteamiento precisamente actual, pudiendo encontrar las primeras propuestas en este sentido hace más de 30 años.

Sin embargo no ha sido hasta ahora que podamos encontrar una definición más formal de dieta paleolítica acudiendo a la base de datos de términos médicos de la  Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos que acaba de actualizar su contenido incorporando el término dieta paleolítica, y que más o menos dice así:

Se trata de un plan nutricional basado en la presunción de la dieta que seguían los antepasados del ser humano en etapas pre agrícolas. Se compone principalmente de carne, huevos, nueces, raíces, frutas y verduras frescas; y excluye los cereales, las legumbres, los productos lácteos y los azúcares refinados.

Existen pocas dudas al respecto de que la dieta que sigue buena parte de la población del primer mundo es bastante mejorable, al tiempo que, en general, buena parte de las propuestas paleodietéticas son bastante más recomendables que esa dieta a la que me he referido como “bastante mejorable”. De hecho, reconozco que nuestro actual patrón de consumo de alimentos es excesivo en productos que son ricos hidratos de carbono refinados (principalmente en forma de azúcares añadidos) ácidos grasos trans y sodio… al tiempo que pobres en fibra, determinados ácidos grasos que sin ser obligatoriamente esenciales son especialmente beneficiosos para nuestra salud y otros micronutrientes. Pero al parecer, reconocer que la forma en la que comemos no es la más adecuada y que es preciso, por salud, incentivar otros modelos alimentarios no basta para convertirse y ser distinguido como un seguidor y promotor de la paleovida; ya que de otro modo a estas alturas yo sería un paleonutricionista… y va a ser que no.

Sombras en la paleo-dieta

El caso es que hay paleocosas que no me convencen en absoluto ya que hay bastantes zonas oscuras en sus planteamientos. La primera pega que le veo es que es prácticamente imposible encontrar un consenso al respecto de cuáles son sus preceptos ni tan siquiera entre sus más fervientes defensores. Mientras algunos especialistas aconsejan el consumo de ciertos alimentos y no de otros o de un cierto reparto de macronutrientes, otros autores discrepan y proponen planteamientos sensiblemente diferentes. Este matiz no debiera ser demasiado preocupante habida cuenta que esta misma pega la podemos encontrar en otros planteamientos dietéticos más convencionales y tradicionales como la dieta mediterránea. Dieta de la que tampoco es fácil encontrar unanimidad en sus planteamientos más básicos.

Para continuar con otra gran pega, para mí la mayor desde un punto de vista más definitorio, es que al llamar “dieta paleolítica” a este planteamiento hay que reconocer que el periodo paleolítico abarca la friolera de… ¡2,8 millones de años! ¿Acaso la especie humana siguió el mismo patrón dietético y de estilo de vida durante 2,8 millones de años como para poder etiquetar ahora esa dieta con la marca paleolítica? ¿Acaso siguieron las distintas tribus, clanes y estirpes los mismos patrones con independencia de su localización geográfica? Imaginemos las dietas de tribus de América y de Eurasia ¿no crees que habría diferencias significativas en su patrón alimentario?

El caso es que los antropólogos y los historiadores tienen bastantes problemas para identificar el patrón alimenticio de los asentamientos humanos con tantos años… pero lo que sí se tiene bastante claro es que comían lo que pillaban y desde luego el colesterol, la glucemia o el ácido úrico no iban a ser elementos que condicionaran su dieta. Es más muchos especialistas coinciden en reconocer que en determinadas zonas y épocas del paleolítico se comían legumbres y cereales.

Por último en el apartado de sombras, no podemos olvidar que al hilo de los planteamientos paleodietéticos se están haciendo fabulosas, al tiempo que descontextualizadas alegaciones de salud derivadas de su seguimiento tal y como refiere Edzard Ernst en su muy recomendable blog (estar más ágil y fuerte, tener más resistencia, ser menos vulnerable a los antojos, aumentar la libido, una mayor claridad mental, tener una piel y unos ojos más claros… entre otros muchos y pretendidos beneficios… entre los que no falta la pérdida de peso)

Luces en la paleo-dieta

Lo anteriormente expuesto no quiere decir que las propuestas dietéticas y de estilo de vida de quienes promueven comer “paleo” sean dañinas, ni mucho menos. Es más, estoy casi seguro que el seguimiento de aquellas directrices dietéticas amparadas bajo el paraguas “paleo” en contraposición al actual patrón dietético sea más beneficioso que perjudicial. Es cierto que hay estudios esperanzadores que ponen de relieve los beneficios de comer-vivir paleo… pero, todo hay que decirlo, las evidencias sólidas son bastante escasas habida cuenta de lo escaso que suelen ser las muestras en estos estudios. Además, esos buenos indicios se observan para enfermedades como la diabetes y no para fruslerías como el aumento de la libido o similares para lo que no hay nada… de nada.

En cualquier caso, sigo opinando que los beneficios encontrados se hallan detrás más del abandono de los descabellados estilos de consumo actuales (ricos y abundantes en alimentos procesados, refrescos, cereales refinados, etcétera) que del seguimiento de planteamientos paleo, en los que prescindir de la leche, los cereales o las legumbres, por definición) me parece más un suvenir sin sentido de este nuevo negocio, que un motor de los posibles beneficios hasta ahora hallados.

En resumen, mi opinión sobre movimiento “paleo” al menos en lo que a dieta se refiere, es que me parece una moda auspiciada por ciertos empresarios que, apoyados en determinados científicos, han querido explotar (una vez más) la ingenuidad de la población en materia de alimentación aprovechándose de un cuento muy, muy viejo y que además no sabemos realmente como fue pero que suena muy idílico.

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Nota: El blog bajará la persiana durante la segunda quincena de julio. Retomaremos el ritmo habitual a partir del 3 de agosto.

Como todo no va a ser pureza dietética y control calórico, aquí os dejo un video, solo para disfrutar, que me han hecho llegar dos personas a las que adoro, mis hijas Carolina y Adriana. En él se ve la interpretación (playback de un tema de Rita Pavone) de Luciano Rosso y de esa maravillosa niña-rara que dedican a un alimento especialmente rico en hidratos de carbono: ¡las papas!

¡Buen verano everybody!

Actualización 2015/07/14: Los contenidos originales de este post se han visto modificados ya que según se me ha hecho saber, algunos alimentos que se citaban como prohibidos en los planteamientos paleo (en concreto patata y tomate) no lo son tal. Mi especial agradecimiento y reconocimiento a Carlos Ríos (@nutri_rivers) por sus aportaciones y comprensión ante mis errores.

Además, os invito a que dejéis de leer bajo ningún concepto este artículo de de Oscar Picazo (@OscarPicazo) sobre Paleodieta.

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Imagen:  vectorolie vía freedigitalphotos.net

Fruta y verdura de aquí y de ahora

Potenciar el consumo de frutas y verduras de producción nacional entre el público que no es consumidor habitual por una parte; y fomentar el apoyo directo del Departamento a los productores afectados por el estancamiento del consumo por la otra son los dos objetivos con los que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (MAGRAMA) lanzó la campaña “fruta y verdura de aquí y ahora” que cuenta con su versión de invierno y de verano.

Me congratula ver como de vez en cuando las campañas institucionales se alinean con el grueso del mensaje dietético de uno, aunque la intencionalidad sea distinta. Dicen que el fin justifica los medios… bueno, hasta cierto punto o dentro de unos límites y estos de hoy a mí me parecen aceptables. No obstante, no hubiera estado de más que la iniciativa del MAGRAMA hubiera tenido de cómplice al MSSSI (Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad): “Oye Javier, que soy Fernando, del MAGRAMA. Que resulta que el sector hortofrutícola las está pasando canutas y vamos a hacer una campaña para aliviarlo. Qué os parecería arrimar el hombro y promocionar el consumo de frutas y verduras como elemento de prevención primaria; vamos, utilizar la salud como ariete o palanca en las decisiones de compra del consumidor medio… y así, además rentabilizamos el millón y cuarto largo de euros que vamos a poner para la campaña”.

La campaña, nacida ante el temor de las posibles consecuencias negativas para el sector del embargo ruso del año pasado y del aparente descenso en el consumo de frutas y verduras por parte de los españoles según datos del Panel de Consumo hace especial hincapié en los aspectos económicos que afectan al sector, pasa de puntillas por las cuestiones medioambientales (la importancia que tiene en este sentido el consumo “local”) e ignora por completo los contrastados beneficios que tendría para la ciudadanía el hacer promoción de estos grupos de alimentos por cuestiones de salud. Un tiro, en mi opinión, mal aprovechado.

Y no lo digo por decir. Según un informe de la OMS y la FAO se recomienda como objetivo poblacional la ingesta de un mínimo de 400 g diarios de frutas y verduras (excluidas las patatas y otros tubérculos feculentos) para prevenir enfermedades crónicas como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad… entre otros beneficios. Además, se aportan una serie de elocuentes datos:

  • Un consumo suficiente de frutas y verduras podría salvar hasta 1,7 millones de vidas cada año.
  • La ingesta insuficiente de frutas y verduras es uno de los 10 factores principales de riesgo de mortalidad a escala mundial.
  • Se calcula que la ingesta insuficiente de frutas y verduras causa en todo el mundo aproximadamente un 19% de los cánceres gastrointestinales, un 31% de las cardiopatías isquémicas y un 11% de los accidentes vasculares cerebrales.

Fruta y verdura de aquí y ahora

Así pues, haz caso de la campaña del MAGRAMA y además de los motivos que esgrime, aumenta el consumo de este grupo de alimentos. Seguro que ayuda a la fortaleza económica de un sector al que le deseo lo mejor… pero sobre todo quien saldrá ganando será tu salud y la de los que más te importan.

Para poder llevar a la práctica este consejo de la mejor forma posible te sugiero que consultes este enlace para conocer las temporadas óptimas de las distintas frutas, verduras y hortalizas. Por cierto, la campaña tiene etiqueta y esas cosas  #AquíyAhora

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El aumento de la oferta calórica (que no la ingesta) como motor de la obesidad

Comida basura

Ya he contado en alguna ocasión que en la actualidad buena parte de la industria alimentaria está empeñada en sacudirse la culpa de encima al respecto de la obesidad. Su estrategia, ejercitada en plan elefante-en-cacharrería consiste en inundar los medios de comunicación con artículos basados en publicaciones científicas que “demuestran” que hoy se comen menos calorías que ayer… ergo, no me mires a mí como facilitador de esas supuestas calorías de más porque esa no es la causa del problema. Solo les falta rematar cada una de esas publicaciones con un ampuloso quod erat demonstrandum.

Al mismo tiempo sabes que a estas alturas soy persona poco influenciable por el simplismo del “balance energético”, ahora bien, el tema calórico es un elemento más que afecta, y no poco, nos pongamos como nos pongamos a la cuestión ponderal. Esto lo sabe muy bien la industria y, lo más importante, esta sabe que el consumidor también lo sabe y de ahí su erre que erre en poner de manifiesto que los ciudadanos de hoy en día ingresamos menos calorías que los de hace 40 años que además también comían menos refrescos y pizzas industriales que en la actualidad.

Sin embargo, no todo el mundo está convencido de la “exactitud” de esos estudios. Hay quien argumenta que los métodos que se emplean para estimar la ingesta de antaño y compararla con la actual no son especialmente fiables. Por tanto, lo que han propuesto algunos es poner de manifiesto las diferencias inter anuales de disponibilidad calórica de los distintos países. Es decir, contrastar si a día de hoy, hay más disponibilidad alimentaria por habitante que antaño.

Y eso precisamente es lo que se ha puesto de manifiesto en este estudio que investigó la relación entre los cambios en el suministro nacional de energía alimentaria (en calorías) de diversos países y los cambios en el peso corporal medio de su población.

Para ello, y entre otras cosas se recopilaron datos de 69 países (24 de ingresos altos, 27 de ingresos medios y 18 de ingresos bajos) en relación con el peso corporal medio de población adolescente y adulta, además de datos de suministro de energía alimentaria obtenidos de los balances sobre alimentación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Al mismo tiempo también se calculó el cambio en la ingesta de energía que, en teoría, podría explicar el cambio observado en el peso corporal medio mediante el uso de un modelo experimentalmente validado.

Con todo ello se contrastó que en 56 países el aumento del suministro de energía alimentaria en forma de calorías coincidió con un aumento del peso corporal medio. Además, en 45 de los 69 países, se observó que el aumento del suministro de energía alimentaria fue mayor que el aumento de ingesta energética previsto en el modelo. La relación entre el cambio en el suministro energético alimentario y el cambio en el peso corporal fue estadísticamente significativo en general y en países de ingresos altos.

La conclusión: Los resultados sugieren que el incremento en el suministro de energía alimentaria basta para explicar el aumento del peso corporal medio de la población, en especial en países de ingresos altos.

Dicho de otra forma… tenemos dos tipos de datos, uno más objetivo, más fácilmente mensurable y controlable que el otro. El más errático y difícil de estimar es la ingesta y el otro, el más fiable, la cantidad de calorías de las que se disponía en forma de alimento per cápita entonces y ahora. Parece bastante claro que desde entonces a nuestros días hemos sido testigos de un incremento significativo en la disponibilidad de calorías.

Ahora bien, ahora tendrán que argumentar algunos que si nos las comemos o no, eso es ya otra cosa… Puede que una vez que las tenemos a nuestra disposición, las tiremos a la basura, las incineremos o las exportemos a otros planetas… todo sea para justificar que aunque actualmente tengamos más calorías a nuestra disposición estas no acaban en el buche.

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Imagen:  KEKO64 vía freedigitalphotos.net

Y tú… ¿eres más de capricornio o de espárragos trigueros?

Aun no siendo creyente en estas martigalas, pocas cosas hay más autocomplacientes que regalarse los oídos leyendo las particularidades objetivas (ay, que me meo) de la personalidad, el carácter y comportamiento del signo zodiacal de cada uno (o de sus allegados) para luego terminar por concluir con gesto grave un elocuente «claro, claro, claro… ahora entiendo«. En realidad da igual de qué signo seas, si lees las particularidades de cualquier otro signo del zodiaco también son chulas. Todos los signos del zodiaco molan. Es como lo de ser un súper héroe u otro, al final, sean los que sean, tener súper poderes está genial.

Yo soy Capricornio y por tanto de mí se dice por ejemplo que pertenezco a:

Uno de los signos del zodiaco más estables, seguros y tranquilos. Son trabajadores, responsables, prácticos y dispuestos a persistir hasta sea necesario para conseguir su objetivo. Son fiables y muchas veces tienen el papel de terminar un proyecto iniciado por uno de los signos más pioneros. Les encanta la música. Un Capricornio exige mucho de sus empleados, familiares y amigos, pero solo porque se lo exige también a sí mismo. Suelen ser personas justas [etcétera]

Mola ¿eh? Sin embargo también molaría por ejemplo ser Escorpio:

El Escorpio es un signo intenso con una energía emocional única en todo el zodiaco. Aunque puedan aparecer tranquilos, los Escorpio tienen una agresión y magnetismo interno escondidos dentro. Son afables, buenos tertulianos, reservados y cortés, pero aunque parezcan estar algo retirados del centro de actividad, en realidad están observando todo con su ojo crítico. El Escorpio es tremendamente poderoso y su carácter puede causar enormes beneficios o grandes riesgos para los demás.

Buenrrollista

Y así podríamos seguir con todos y cada uno de los 12 absurdos signos del zodiaco. Todos molan en no poca medida… ¿qué quieres ser Spiderman o Superman? Pues eso, más allá de las fobias y filias personales, la cosa de tener súper poderes gusta… igual que ser Tauro, Libra… o Capricornio con ascendente Acuario.

¿Y qué puñetas tiene que ver esto con la cosa alimentaria te estarás preguntando? Pues mucho cuando se compara la zodiacal bobada con la estupidez alimentaria milagrosa.

Me refiero a los cientos de “documentos” apócrifos (por mucha referencia interna que quieran aportar) que, en forma de hoax guayón o bulo descontextualizado, cuajan la red (léase Internet) cuando no la bandeja de entrada de nuestros correos electrónicos.

Y si eres del gremio, es decir dietista-nutricionista, ya ni te cuento… cada dos por tres (en realidad cada uno por uno) se recibe la consulta de algún seguidor (en realidad de verdadero seguidor tiene poco, ya que de otra forma no me consultaría estas simplezas) al respecto de que hay de cierto en las bondades del aguacate, el ajo, los espárragos, las naranjas, la canela, los limones, la cebolla, las sardinas, el vino, la miel, la cerveza, el azafrán, la granada, las nueces, el kéfir, la chía… etcétera. ¿He dicho bondades? Perdón, quería decir milagros salutíferos descontextualizados… ¡por Dios, pero si sirven para todo! Curan y previenen el cáncer, alivian el dolor de estómago, erradican el estreñimiento, por supuesto también la diarrea, combaten el mal aliento, ejercen como potentes afrodisiacos seas hombre o mujer, incrementan el cociente intelectual, alivian el reuma, curan la diabetes, previenen cualquier enfermedad infecciosa (desde la gripe al ébola, pasando por el sida, el tifus y las paperas), evitan la utilización de las pérfidas vacunas, mejoran el aspecto de las uñas quebradizas, elevan el espíritu, revitalizan el humor, corrigen la escoliosis, hacen desaparecer la anemia, prolongan la vida, purifican el cutis, refrescan la función respiratoria, garantizan un embarazo exitoso (da igual cuál sea tu género) y como no, curan el cáncer… ¡Ah! ¿que eso ya lo he dicho? Sí, es verdad, pero es que con el tema canceroso se suele dar un especial coñazo. Con su consumo, podrás prescindir de la pérfida industria farmacéutica que solo pretende envenenarte y, por fin, ser una persona libre, feliz y con una salud a prueba de todo lo malo que te puedas imaginar. Cada uno de ellos son la panacea universal, el maná milagroso.

El formato habitual en la que nos solemos encontrar esta especie de resúmenes pluripositivos de no importa qué alimento es el de presentación powerpoint… aunque los vídeos en youtube son también legión.

Cuando soy consciente de que todos los seres humanos de este planeta pertenece a cualquiera de esos signos del zodiaco tan molones y que al mismo tiempo todos nosotros tenemos la posibilidad de alimentarnos con semejantes súper alimentos, aun no entiendo cómo ocurren esas grandes lacras de la humanidad como las guerras… o cómo, a fin de cuentas nos terminamos muriendo y padeciendo las mismas, u análogas enfermedades, que los perros o las lombrices de tierra.

Sabiendo de las excelencias de los seres que nacen bajo algún signo del zodiaco y con semejantes alimentos a su disposición, creo que en buena lógica… deberíamos ser seres luminosos o al menos eternos e incocupiscentes.

Así pues, cuando veas el próximo vídeo o ppt sobre lo estupendísimos que son algunos alimentos, avalados siempre por doctores de currículums interminables (e ilocalizables) haz lo mismo que cuando te enfrentas al horóscopo: léelo con humor, haz un comentario jocoso si acaso… y luego olvídalo y ponte a comer bien.

En definitiva, deja de dotar a tu alimentación de un efecto halo, de un envoltorio, ajeno al verdadero contenido y… ¡demonios ya, come bien!

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Imagen: Danilo Rizzuti vía freedigitalphotos.net

La cara más amarga de las bebidas azucaradas (44 años después)

Refresco de cola (2)Con la que le está cayendo a la industria del azúcar no era de extrañar que alguien aprovechara sus propios recursos publicitarios de hace años y los utilizara en su contra dándoles, a aquellos anuncios, la vuelta como a un calcetín.

Al final de este post tienes una serie de enlaces para que si lo deseas te pongas al día en cuestión de azúcar y refrescos, pero déjame que por favor te presente esta maravillosa iniciativa.

Su autor es el conocido como Center for Science in the Public Interest (CSPI) o lo que es lo mismo, el Centro para el aprovechamiento de la ciencia en interés público que en realidad se trata de una especie de organización para defender los intereses de los consumidores llevando a cabo programas de investigación y promoción de la salud a partir de la nutrición. Con ellos el CSPI pretende hacer llegar a los consumidores una información actualizada y útil que redunde en su bienestar.

Con estos fines el CSPI ha escogido una de las sintonías más icónica de los años 70 vinculada de forma indeleble a una conocida marca de refresco y le ha cambiado la letra. Así, en vez de hablar en la canción original de amor, felicidad y buen rollete en plan flower-power… se habla de enfermedad, diabetes, obesidad, hígado graso, pérdida de piezas dentales, etcétera.

Haciendo un poco de historia patria, hay que reconocer que el anuncio original (titulado Hilltop) fue estrenado en Estados Unidos a principios de los años 70; sin embargo, aquí en España la cancioncilla se coló en nuestros televisores a partir de los años 80 y con motivo, exclusivamente, de una campaña navideña por parte de la esta compañía que lleva “hidratando al mundo desde 1886”.

No obstante la grandeza de esta acertada adaptación va más allá de una empresa en concreto y, tal y como debe ser, dirige su mensaje a todas las empresas que elaboran “refrescos” azucarados. De esta forma en el vídeo se pueden intuir algunas de las señas de identidad de las empresas más representativas al menos en Estados Unidos.

El Director ejecutivo del CSPI, Michael F. Jacobson, ha comentado que “las campañas publicitarias de las empresas de refrescos azucarados son “cada vez más sofisticadas e implican el lavado de cerebro de los consumidores destinando para ello miles de millones de dólares; campañas que están diseñadas para distraer la atención de la diabetes y centrar el mensaje en la felicidad. Por estas razones, nos pareció que ahora era el momento de cambiar la letra a la canción”.

No me entretengo más, te dejo con “Change the tune” (Cambia de melodía) invitándote a que no dejes de visitar el anterior enlace.

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Imagen:  tiverylucky vía freedigitalphootos.net

¿Te contaron que las grasas eran las malas? Vale, pues no es cierto

AceitesEn la actualidad los grandes cambios de las recomendaciones dietéticas están vinculados sin lugar a duda y por encima de otras posibles consideraciones al mundo de las grasas. De alguna forma te lo he venido contando en diversos post: en este sobre la cuestión de las grasas saturadas, en este sobre el colesterol o, dejando al margen los nutrientes y centrándonos más en los alimentos, en este sobre el huevo. Pues bien la actualidad que hoy te traigo redunda en la misma línea.

Como ciudadano de a pie puedo imaginarme sin ningún problema lo muy hasta las narices que estarás cuando cada tres días o cada tres décadas (lo que es aun peor) te cambian las recomendaciones dietéticas de forma que lo que ayer era bueno-buenísimo… hoy es malo de la muerte. Digo que te entiendo porque yo soy, tanto como tú o más una víctima de esta clase de “golpes de timón”. En cualquier caso, también te digo, que al menos en mi caso no lo asumo con desesperación ya que los cambios son buenos en la medida que suponen un avance… y este que hoy te traigo lo es. El caso es que para ponerte en antecedentes hay que recordar que las guías dietéticas de Estados Unidos están actualmente en periodo de revisión. Para su elaboración se consultan distintos estamentos (incluido cualquiera que quiera hacer sus aportaciones) pero por encima de todos destaca el denominado Comité Asesor para las Guías Alimentarias. Dicho comité ha publicado su informe con los contenidos que a su juicio debieran incluirse en las próximas guías y, la “liberación de las grasas” es decir, el dejar de demonizarlas como hasta ahora se ha hecho con ellas es una de las claves. Su lugar en la picota lo ocupan ahora los azúcares y los alimentos (en su mayor parte procesados) que incluyen una alta proporción de hidratos de carbono refinados.

Esta exculpación de las grasas tras cuarenta o más años de machaque continuo nos lo cuentan en dos grandes estrellas mundiales de la nutrición, Dariush Mozaffarian y David S. Ludwig, en el artículo titulado The 2015 US Dietary Guidelines: Lifting the Ban on Total Dietary Fat (Las Guías Dietéticas Norteamericanas de 2015: Levantando la prohibición a las grasas totales) cuyo resumen en forma de titulares podría ser el siguiente:

  • Tal y como ya hablamos, el tema del colesterol presente en los alimentos debería ser una cuestión por la que habría que dejar de preocuparse (tienes más contenido en esta entrada)
  • No debería hacerse constar un límite superior en el consumo de grasas. Es decir, el informe del Comité Asesor para las Guías Alimentarias no plantea proponer límite alguno al consumo de grasas en la dieta. Ahora bien…
  • En el asesoramiento dietético se debe enfatizar en la calidad de la grasa a incluir pero no en su cantidad.
  • Es más, la hasta ahora existente limitación en el consumo de grasas totales con el fin de prevenir la obesidad tampoco se debería utilizar a partir de ahora. En su lugar se debe poner más interés en los cambios de los patrones dietéticos dirigidos a la inclusión de más verduras, frutas, cereales integrales, legumbres, pescado y marisco, y productos lácteos. Al mismo tiempo, y con este mismo fin se deberían incluir menos carnes, menos alimentos y bebidas azucaradas y menos alimentos con ingredientes procedentes de los cereales refinados.

Esta claro que con estas recomendaciones que ahora plantea el Comité Asesor para las Guías Alimentarias se invierten los mensajes que durante nada más y nada menos que 40 años nos han hecho llegar las autoridades sanitarias. Estoy convencido que la enorme inercia poblacional al respecto del mensaje de “incluir grasa es malo y quitarse la grasa es bueno” va a tardar en cambiarse, pero hay que ir tomando nota y, sobre todo, estar al quite para explicar el porqué de lo que se ha hecho durante 40 años y saber trasladar una adecuada lectura de estas nuevas recomendaciones a la población general. Así pues, y como primer ejercicio de resumen práctico quédate con estos mensajes casi telegráficos:

  • Preocúpate por incluir en tu dieta grasas con un origen adecuado.
  • Los alimentos y bebidas con azúcar añadido fuera.
  • Los alimentos con harinas, almidones… es decir, con ingredientes refinados provenientes de los cereales también fuera.

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Nota: Mi agradecimiento una vez más para dos buenos colegas de Twitter Luis Jiménez (@centinel5051) y Carlos Casabona (@carloscasabona)

Imagen: Imagen facilitada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (http://www.alimentacion.es/es/fototeca/)

Movilízate y entérate de lo que comes. ¡Por unas etiquetas sin trampa!

Muy a nuestro pesar el etiquetado y la publi de alimentos son en no pocas ocasiones engañosos. Estoy convencido que no siempre es una cuestión de mala baba, es decir que siempre haya un cierto esfuerzo detrás de esas etiquetas para provocar una impresión en el consumidor distinta de la realidad, pero en muchas otras ocasiones opino que hay dolo tras esos etiquetados casi siempre engañosos y en ocasiones, además, fraudulentos. No obstante, como digo también hay casos de ineptitud flagrante, estulticia si prefieres así decirlo. Uno de ellos te lo conté en este post al hablar de la imposibilidad de que en no pocas etiquetas de café y de galletas de una conocida distribuidora de alimentos el sumatorio de las partes fuera mayor que el total cuando a las grasas se refiere (es decir, que la suma del contenido en grasas saturadas, polinsaturadas y monoinsaturadas fuese un orden de magnitud mayor que la cantidad de grasas totales declaradas), otro ejemplo es el clásico de aquellas “Pipas sin sal” como denominación de producto que luego aclaraba sus ingredientes tal que así: “Ingredientes: Pipas y Sal”. Ole

Pero no todo son “errores” sin mala intención (si es que es el caso de los dos ejemplos anteriores que tampoco lo tengo claro). A veces encontramos esa mala baba en el etiquetado de alimentos cuando se nos destaca una característica del producto que si bien es cierto “está ahí” la realidad es que su presencia es francamente ridícula. Te lo conté en esta entrada al hablar sobre el caldo de tetrabrick con pollo de corral, en concreto con un 0,7% de pollo de corral o el caldo casero para paella con gamba de Huelva, en concreto con 0,3% de gamba de onubense. Por no hablar de la ridiculez de aquello del “pan rallado elaborado con pan recién hecho”… ¿perdón?

Además hay mala baba gratuita con aquello de lo casero, natural y mediterráneo… expresiones todas ellas absolutamente vacías de verosimilitud cuando vienen inscritas en una salsa mayonesa industrial, unas galletas sanísimas o unas lentejas enlatadas. Te lo he contado en varios post ya, valgan algunos ejemplos aquí, aquí, aquí y aquí. Se ponen porque proyectan en el consumidor una imagen de buen rollo, de alimento más sanote… en definitivas cuentas de un valor añadido que sin duda no tiene. La única forma de que unas galletas o lentejas o croquetas industriales fuesen verdaderamente caseras es que quienes las fabrican vivieran en la fábrica, que esta fuera su casa y ya sí, por tanto, fueran caseras, pero de verdad-pegote… ¿no sé si me entiendes?

Lupa

Luego está la mala baba amparada en la legalidad, esta es típica de los más grandes. Saben muy bien buscarle la vuelta a la ley del etiquetado y publicidad para aparentar decir una cosa cara al consumidor cuando en realidad están diciendo otra o… directamente la alegación que se hace es cierta, se proclama a bombo y platillo peeeeero, no sirve para na-da. Ejemplo de esto último lo tenemos en unas salchichas que nos decía la publi que eran fuente dietética de proteínas y potasio… mmmm, bien, ¿y? Lo conté en este post en el portal de Naukas. Ejemplo de lo primero, de distraer poniendo el foco de atención en una cosa y luego decir otra (algo legal) lo tenemos en la publi de una famosa bebida láctea que se anuncia preguntando si nuestras defensas han desayunado. Nos lo explicó a las mil maravillas José Manuel López Nicolás en esta entrada y en esta otra.

Y por último tenemos la última mala baba, esta vez sí al margen de la legalidad, al menos en mi opinión: chimichurris que dicen ser fuente dietética de omega tres pero que, a pesar de incluirlo, su cantidad está muy por debajo de las cantidades para poder hacer ese tipo de alegación; o hacer agresivas comparaciones con otros productos a la hora de promocionar el propio.

Si te interesan estos temas tienes una cita

Así pues, si crees que estas cuestiones son interesantes y quieres conocer de primera mano la opinión de cinco divulgadores que se dejan el alma muy a menudo para poner de manifiesto estaos chanchullos, tienes la oportunidad de acudir al acto convocado por la OCU en Madrid, este lunes que viene 6 de julio a las 11:00 en el Mercado de Barceló. Allí estaremos lo que la OCU ha llamado  #5BloggersConGusto. Se trata de El Comidista (Mikel López Iturriaga), MiDietaCojea (Aitor Sánchez), Julio Basulto, Tomates con Genes (José Miguel Mulet) y un servidor, El Nutricionista de la General (Juan Revenga)

Te estaremos esperando con los brazos abiertos.

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Imagen: Master isolated images vía freedigitalphootos.net

Entrevista con Lidia de Masterchef: “a día de hoy aun no sé los motivos de mi expulsión»

Lidia Folgar

Se llama Lidia Folgar es gallega, dietista-nutricionista y la hemos visto embarazada en la última edición de Masterchef, la tercera, llegar hasta la semifinal. Si sigues el programa seguro que sabes quién es y cuáles son sus características personales y sus habilidades culinarias. Además, Lidia Folgar como buena compañera que es de profesión, ya ha pasado por alguna de las entradas de este blog de una forma más o menos visible… o bien “camuflada”. Por ejemplo, aprovecho para revelar en este post (cuento con su permiso) que una de las primeras entradas con más éxito de este blog y que aun sigue batiendo records de visitas (a pesar que se publicó hace dos años y medio) se la debo en buena parte a ella… me refiero al post sobre la fraudulenta detección de intolerancias alimentarias a partir de bioresonancia y su segunda parte … pues bien, ahora ya puedo decir que Lidia Folgar era amigo 2, y por tanto la persona que averiguó que tenía una mesa de despacho intolerante a la lactosa; amigo 2 fue también quien al darse cuenta de la farsa en la que estaba siendo utilizada su persona decidió no seguir colaborando y dejar su bien remunerado puesto de trabajo. También me he referido a ella cuando hablé de las recomendaciones al respecto del consumo de cereales y te invitaba, y lo sigo haciendo, a que leas su estupendo escrito sobre cómo pueden ayudar los cereales de desayuno a “cuidar la línea”.

Bueno, sea como fuere, el caso es que siendo una conocida mía y una compañera con la que comparto buena parte de las perspectivas de esta profesión, me supuso una sorpresa el verla aparecer en esta edición de Masterchef. Mi perspectiva sobre el programa sigue siendo la misma que plasmé hace año y medio cuando se estrenó su primera edición. En aquel entonces argumenté que en mi opinión el peso de la parte de reality-show del programa (un concepto televisivo que no es de mi agrado) estaba muy por encima de las escasas aportaciones culinarias tratándose como se trata, al menos sobre el papel, de un concurso de cocina. En cualquier caso, la aparición de Lidia en esta edición hizo que no pudiera evitar el seguir cada programa y apoyarla habida cuenta del afecto que hacia ella tengo.

Así pues, veamos que nos cuenta Lidia de su paso por la tercera edición de MasterChef:

P: Hola Lidia, primero lo importante: ¿qué tal estás en relación a tu embarazo?

La verdad es que hasta ahora he tenido suerte porque he llevado un embarazo perfecto, sin mayores molestias… también es cierto que es ahora, cuando entro en el tercer trimestre del embarazo, sobre todo con el calor, cuando empiezo a llevarlo peor… pero la verdad es que no me puedo quejar, en definitivas cuentas es lo que toca y no lo llevo mal

P: Empecemos por el principio ¿Qué se te cruzó por la cabeza para que un día te decidieras apuntar a Masterchef? ¿Te animó alguien o fue cosa tuya?

Fue algo bastante casual, estaba viendo el programa de Masterchef Junior con mi marido, vi el anuncio para hacer el casting para el programa de los mayores, y como me gustaba mucho cocinar y era seguidora del programa, le consulté a mi marido que a ver qué le parecía a él que me apuntara al casting… y el caso es que él me animó e insistió para que me apuntara; además era muy sencillo inscribirse inicialmente (tanto como rellenar un simple cuestionario) lo hice así, sin pensarlo demasiado, más como un acto impulsivo ya que nunca hasta entonces me había planteado presentarme a este tipo de cosas de la televisión.

P: ¿Cuál fue tu primera motivación o tu primer objetivo para apuntarte?

Tuve en cuenta que era un programa de mucha audiencia y me parecía una buena plataforma por un lado para dar a conocer la figura del dietista-nutricionista; y por el otro para hacer llegar un mensaje al respecto de la importancia que tiene el qué comemos con la salud. Al mismo tiempo, también pretendía derribar unos cuantos mitos, como por ejemplo, el de las personas que piensan que comer sano es comer lechuga más pechuga y poco más… en contraposición a lo que yo pienso relativo a que comer sano no está para nada reñido con el cocinar… mi lema era: rico y sano van de la mano y con él quería hacer una labor de educación alimentaria.

P: ¿Sientes que has alcanzado esa meta u objetivos que inicialmente te planteaste?

No del todo… en los primeros programas me di cuenta que casi era mejor que no hablara mucho de nutrición ya que el programa era de cocina, algo que no se paraba de repetir. Así, si hablaba mucho de nutrición tenía la sensación como si se ridiculizara un poco nuestra profesión… entonces, al final, no quise insistir mucho sobre eso ya que me temía que precisamente se diera la imagen contraria a la intención que yo quería hacer llegar. Se me hacían muchas preguntas relativas a mis preferencias y gustos personales y mis respuestas se mezclaban con mi profesión… y una cosa no tiene nada que ver con la otra. Es una pena porque pienso que hubiera sido una plataforma ideal para hablar de la importancia de los hábitos de alimentación saludable.

P: Una vez que resultas elegida y aceptas las condiciones de la productora ¿Qué tal se lleva eso de vivir tan aislado y tanto tiempo?

Esa fue la parte más dura en especial al principio, no tener noticias del exterior, no poder desahogarme y contarles las cosas que me pasaban a las personas que quieres. Esa es la parte más dura aunque al final son tus compañeros los que terminan convirtiéndose en tu familia. De todas formas lo peor para mí fue el primer mes, luego ya te adaptas a las circunstancias, pero el primer mes fue bastante duro en este sentido.

P: Los participantes del programa os coláis en nuestras casas durante dos horas y media un día a la semana… pero más allá de lo que nosotros vemos en pantalla, cuéntanos lo que se pueda del día a día de un concursante de MasterChef.

Lo que más tiempo invertimos es en las horas de grabación, son muchísimas horas, muchas más de las que la gente se pueda imaginar y eso nos ocupa la mayor parte de la semana. Si a eso le sumamos los viajes, las pruebas de exteriores y las clases de cocina… el tiempo libre es bastante escaso. Para que te hagas una idea a la casa solíamos llegar a la tarde-noche. Por tanto, los días verdaderamente libres o de descanso, fueron muy raros o escasos.

P: Con respecto a los tres miembros del jurado (Samantha Vallejo-Nájera, Pepe Rodríguez y Jordi Cruz) ¿tenéis más contacto con ellos que el que se ve en las emisiones? ¿Os alientan, os enseñan, os estimulan, os dan consejos?

No tenemos más contacto con ellos que el que se ve en televisión, no les conocemos en lo personal, ni sabemos cómo son fuera de las cámaras. En las grabaciones solo hablaban con nosotros lo que se emite en el programa… y si no estábamos grabando, no teníamos la posibilidad de hablar con ellos.

P: En tu opinión qué porcentajes de reality-show y de concurso gastronómico tiene Masterchef

Yo me presenté a MasterChef con la idea de participar en un concurso de cocina ya que a mí los realitis no me gustan ni tampoco creo que yo dé el perfil típico de «persona de reality». A mí lo que me gustaba y motivaba era la parte de cocinar, las pruebas, los retos… la parte de reality no me interesaba nada.

P: Una vez que sales del concurso y contrastas lo que se ha estado emitiendo (por que hasta que no salís no tenéis ocasión de ver nada) ¿te parece que se ajusta a la realidad la imagen que se ha proyectado de tu persona?

Aunque yo ya me hacía una idea cuando estaba dentro, ha sido al salir cuando me he dado cuenta que no, más en concreto al principio. No me gustó demasiado cómo se hacían determinadas valoraciones o los comentarios sobre mi profesión… entonces, lo cierto es que yo me puse bastante a la defensiva. Creo que inicialmente se proyectó una imagen de mi persona fría, soberbia… cuando lo único que hacía era responder en la medida de mis posibilidades cuando veía cosas que no me gustaban o que no estaban alineadas con mis principios o valores. A medida que fue avanzando el programa, el jurado fue bajando el tono en sus valoraciones, yo ahí me relajé más y es posible que en los últimos programas empezara a mostrarse algo más parecido a la persona que verdaderamente soy yo realmente.

P: Sabiendo que nadie nos va a leer ni a escuchar… si tuvieras la oportunidad de mejorar algo de MasterChef, de su funcionamiento, ¿qué consejos le darías a la productora o qué cosas cambiarías?

Como espectadora del programa me gustaría que se centraran más en las cuestiones culinarias y que se dejaran más a un lado las vidas y las características personales de los concursantes. Es decir, que se explicara mejor la elaboración de cada uno de los platos para que los espectadores pudieran, si quisieran, reproducirlos en sus casas… no que salga solo el resultado final de si el plato está más o menos bien o mal. Es decir, que haya más cocina.

P: Sabemos qué te llevó a Masterchef, pero ¿qué crees tú que vio la productora en tu perfil para elegirte como participante?

Creo que mi estilo de cocina les gustó al tener algo de diferente en el sentido de considerar, además de otros elementos, los aspectos nutricionales. Luego, como es comprensible también tenían que estar bien cocinados… no solo era el que vieran que ponía de relieve cuestiones nutricionales ya que me consta que al casting se presentaron otras personas que eran nutricionistas. Es posible que otras características mías les pudieran influir, pero lo principal creo que fue mi estilo de cocina.

P: El día de tu eliminación en las redes sociales muchas personas se preguntaban cuáles fueron los motivos que ocasionaron tu expulsión ese día. Yo, con toda sinceridad, he de decir que no los vi (y he repasado el vídeo un par de veces) y no acierto a descubrir las razones objetivas de tu eliminación. Es más, yo llegué a aventurar que te aplicaron el artículo 33. Está claro que los espectadores nos quedamos sin una explicación lógica… ¿te los han hecho saber a ti después? ¿tienes alguna idea al respecto?

Yo no sé más que lo que se vio en televisión y por lo tanto la realidad fue esa, no se me dio ningún tipo de explicación, ni tampoco desde una perspectiva más culinaria se me mencionó algún fallo que pudiera haber cometido. Además la expulsión también aconteció tras una prueba de grupo y eso, al menos en esta edición de MasterChef, creo que era la primera vez que sucedía… y me pilló un poco por sorpresa. Era un día que yo estaba contenta con el trabajo, además los comensales habían valorado bien nuestros platos (el voto de los comensales lo había ganado nuestro equipo). Luego el jurado decidió que nuestro equipo fuera el peor, detallaron algunos fallos dentro de la prueba… y ninguno de ellos lo había cometido yo. Por eso digo que ese día la expulsión me pilló de sorpresa. Así pues, solo podría especular con los motivos de la expulsión ya que sé tanto como lo que se vio en la emisión del programa.

P: ¿Has aprendido de cocina en tu paso por Masterchef?

Sí, por supuesto. Partía de un nivel bajísimo, en el sentido de que yo sabía de cocina aquello que se derivaba de lo que yo cocinaba en mi casa… no tenía base ninguna; y lo que ahora sé lo he aprendido del paso por el programa. Sí que es verdad que aprendí menos de lo que me hubiera gustado ya que las grabaciones nos dejaban muy poco tiempo para recibir todas las clases que a mí me hubiera gustado.

P: ¿Y de macrobiótica… aprendiste algo?

Sí claro, aprendí un montón (risas). Para lo que sí que me sirvió el programa aquel fue para reafirmar lo que ya pensaba sobre la alimentación macrobiótica [ver enlace]… en esencia que al hablar de salud es preciso hablar de ciencia y no de fe; que no se puede extrapolar el patrón alimenticio de una parte del mundo a otra parte bien distinta y que no se debe usar como argumento de venta el “a mí me funciona”.

P: Está claro por lo que se ve del programa que tienes un especial apoyo en Sally, pero más allá de las cuestiones personales, y centrándonos en los aspectos más culinarios… ¿Qué te parecen las naturales aptitudes de Carlos hacia la cocina? Yo te adelanto que a mí me tiene alucinado.

El apoyo de Sally lo tengo porque desde el principio fuimos compañeras de habitación y la conozco mucho más al mantener un contacto diario durante tres meses. En cualquier caso tanto Carlos como Sally tienen formación en cocina (Carlos estudia hostelería y Sally hizo un curso en el Cordon Bleu) pero hay cosas que les diferencian claramente: Sally, por edad lleva más años cocinando, se nota que es la que cocina en su casa y los platos que conoce los hace muy bien; la diferencia con Carlos es que este no tiene tanta experiencia, ni tanta variedad de platos, pero él tiene mucha mayor capacidad de improvisación para hacer algo que no había hecho nunca antes… por no hablar de sus excepcional habilidad para emplatar, lo que le hace el mejor a la hora de emplatar de entre todos los participantes.

P: ¿Crees que MasterChef ha cambiado en algún sentido tu vida? ¿Y la perspectiva del mundo televisivo… te la ha cambiado?

A día de hoy no, mi vida sigue siendo igual. La principal diferencia es que la gente ahora me conoce y no disfruto de la libertad de ser anónima. Pero bueno, soy una persona a la que le gusta llevar una vida tranquila, sigo en mi pueblo y con el mismo trabajo. Quizá aun sea muy pronto para contestar a si mi vida se verá afectada, de momento no tengo mayores inquietudes más allá de ampliar horizontes laborales si se me presenta la oportunidad. Pero vamos que no me veo haciendo cambios radicales en mi vida.

P: Lo mejor que te llevas de tu paso por MasterChef es…

Con gran diferencia el haber conocido a mis compañeros que, a pesar de ser muy distintos, nos llevamos francamente bien. La convivencia tan estrecha entre 15 personas que no se conocen de nada pudiera parecer en principio un motivo de conflicto, sin embargo fue al revés, nos llevamos fenomenal.

P: Y lo que no te gusta nada haberte llevado es…

Lo que peor me llevo es la imagen que en cierta medida se ha proyectado de mi carácter, como te decía antes, el de una persona fría, soberbia incluso por no actuar en contra de mis principios o valores. Las personas soberbias suelen ser personas que se creen por encima de los demás y no es precisamente mi caso. En este orden de cosas, una persona con una buena autoestima es alguien que no se cree inferior a los demás y que no reconoce que se le diga que no puede o no sirve para una determinada tarea. Creo que ése sería mi caso, que es muy distinto al de creerse superior. Todo ello poniendo en contexto que el participar en un concurso de televisión no es algo que la gente normal haga en su día a día y es posible que esta circunstancia pueda modificar las reacciones habituales.

P: ¿Hay algo sobre lo que no te haya preguntado y que te gustaría expresar libremente?

Pues sí, ya lo he aclarado en alguna otra entrevista pero quiero incidir sobre ello ya que cuando lo vi me angustié mucho, me refiero a lo del dichoso chorizo y el chocolate. En cuanto al primero, se me preguntó directamente, no fui yo quien sacó el tema, y he de aclarar que el chorizo como alimento, ni me gusta ni me sienta bien; y no me gusta como no me gusta la coliflor que es lo que hubiera respondido si me lo hubieran preguntado. No es algo que tenga que ver con mi trabajo ni con la cuestión de “prohibir” alimentos, algo con lo que no estoy de acuerdo desde el punto de vista profesional.

Con respecto al chocolate yo expliqué en numerosas ocasiones en el programa que yo cocino y como en mi casa de lunes a viernes y que por costumbre familiar los fines de semana como fuera con la posibilidad de que sea en esas ocasiones cuando “caiga” algo dulce… y por lo tanto en mi casa no hay nada dulce por que no lo compro, entre otras cosas chocolate, porque no considero adecuado el comer más dulce entre semana que el que pueda comer el fin de semana si es el caso. En mi casa tengo cacao puro pero no tengo “chocolate”. Eso no quiere decir, insisto, que sea una persona que se prohíbe alimentos, o que deje de comer cosas porque tenga un carácter obsesivo con las cuestiones nutricionales… ni por su puesto esa imagen que de mí se transmitió a raíz de ese comentario que hice al respecto de que en mi casa no compraba chocolate.

También me gustaría aclarar que no soy vegetariana; mucha gente cree que lo soy y, aunque es una opción ética que podría haber elegido sin problemas, no es mi caso a día de hoy. Fíjate, además tengo conejos y pollos criados en casa… y sería absurdo el criarlos y no comerlos.

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Nota: Mi agradecimiento a la productora Shine Iberia SA que finalmente y tras unas tensas e incomprensibles “negociaciones” (incomprensibles para mí) accedió a que le pudiera realizar esta entrevista a Lidia Folgar.