El nutricionista de la general El nutricionista de la general

"El hombre es el único animal que come sin tener hambre, que bebe sin tener sed, y que habla sin tener nada que decir". Mark Twain

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Todo el mundo necesita vitaminas, pero no es necesario engañarse con los suplementos

Según Euromonitor, una compañía especializada en estudios de mercado, los españoles nos gastamos cerca de 259 millones de euros el año pasado en suplementos vitamínicos y dietéticos que, en realidad, aun nadie ha demostrado fehacientemente que sirvan para hacer-nada-bueno. Entiéndase esta afirmación referida a nuestro entorno, en un marco de superabundancia alimentaria y con un acceso general a los alimentos que para sí quisieran otros países menos favorecidos.

Plato de suplementosLo más curioso de este dato es que según esta empresa que analiza el consumo en distintas regiones del mundo España es uno de los países que más margen tiene para “crecer” en este sentido (entiéndase por “crecer” gastar aun más dinero) si se compara con el gasto que se destina en otros países de su mismo ámbito al este concepto de la suplementación. Para que te hagas una idea los norteamericanos en el mismo periodo de tiempo se gastaron 25 mil millones de dólares. Si lo ponemos todo en las mismas unidades, esto significa que en España tuvimos un gasto per cápita de unos 5,6€/año en estas zarandajas mientras que en EEUU el gasto per cápita fue de unos 70€/año. Una diferencia importante y es que el caso de los norteamericanos es por demás…

Pero bueno, el caso que más me preocupa es el que me toca más cerca, el de España, pero también y viendo las diferencias con otros países, la que se nos echa encima. Sin ir más lejos, según la opinión de Euromonitor, se espera que los españoles nos gastemos hasta 10 millones de euros más en estos decorativos nutrientes al llegar a 2019.

Decía un poco más arriba que en referencia a los productos multivitamínicos y multiminerales apenas hay pruebas de que sirvan para nada bueno, pero sí alguna de que pueden hacer más mal que bien cuando su uso se cronifica. Tengo pruebas.

Suplementos: Un mal gesto

Suplementos: por lo general, un mal gesto

Esta importante publicación del año pasado Vitamin, Mineral, and Multivitamin Supplements for the Primary Prevention of Cardiovascular Disease and Cancer (Suplementos de vitaminas, multivitaminas y minerales para la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular y el cáncer) concluye que:

Hay muy pocos ensayos que hayan estudiado los efectos de los suplementos dietéticos en la prevención primaria de la enfermedad cardiovascular y del cáncer. De todas formas, entre estos, la mayoría no encontró ningún beneficio en sujetos sanos. […] Además, los resultados obtenidos en otros ensayos realizados sobre poblaciones en riesgo de estas enfermedades desalientan realizar más estudios en la población sana […]

Pero hay más; esta otra publicación de hace apenas dos años (en forma de resumen) Daily multivitamins to reduce mortality, cardiovascular disease, and cancer (Suplementación diaria para reducir la mortalidad, la enfermedad cardiovascular y el cáncer) no lo puede dejar más claro:

La actual evidencia no apoya el uso rutinario de suplementos multivitamínicos para reducir la mortalidad, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer en el caso de personas de países desarrollados.

Pero en el análisis que se hace por separado en este último estudio de algunos aspectos particulares se encontró además que aunque de forma poco acusada el uso de ciertas vitaminas aumentaba el riesgo de mortalidad total, en concreto el uso de vitamina E, beta-caroteno y altas dosis de vitamina A… sin haber encontrado efecto alguno sobre la mortalidad total en el uso de la vitamina C y el selenio.

Haz como este chavalote: di NO a los multivitamínicos

Haz como este chavalote: di NO a los multivitamínicos

Está claro que todo el mundo necesita vitaminas, al igual que minerales esenciales y al igual… qué-sé-yo que necesitamos el aire para respirar. Pero de igual modo que nadie necesita suplementos de aire (en condiciones normales, me refiero) tampoco, en condiciones normales y en nuestro entorno necesita suplementarse con vitaminas ni minerales si hiciera bien las cosas. Cierto es también que los análisis que se han hecho de nuestra forma de comer años atrás han detectado algunas posibles carencias en colectivos concretos… En estos casos, el problema suele ser una incorrecta pauta de alimentación y, por tanto la solución más barata, efectiva y creo que placentera es adecuar esa pauta de alimentación a esas necesidades concretas. Por ejemplo, si el problema fuese aflojar una tuerca rebelde y cuentas con la posibilidad de usar una llave inglesa (o fija)… no seas manazas y deja a un lado los alicates para tales menesteres, ¡usa la llave, joer!… por muy molones que sean esos nuevos alicates que te has comprado.

Esto se acaba señores y no me quiero despedir sin volver a repetir uno de mis mantras: ningún suplemento ha igualado mejorar una alimentación incorrecta, al menos con las garantías que ofrece el comer de forma equilibrada. La consigna pues: más alimentos (que no digan las vitaminas que tienen) y menos vitaminas.

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Nota: Mi agradecimiento a Miguel M. Mendieta (@mmmendieta) por aportarme los datos para esta post

Imagen:  YaiSirichai vía freedigitalphotos.net y http://giphy.com/

Esto sí que es la leche: carta al defensor del espectador de RTVE

Vaso con leche que se cae

El pasado 16 de septiembre TVE emitió el programa “Esto es la leche” en el que se abordaron distintos aspectos tanto de la leche como de las bebidas vegetales (soja, avena, arroz y almendra) que algunas personas utilizan como sustituto circunstancial. En mi opinión el programa estaba cuajado de imprecisiones y errores de libro al respecto de cuestiones nutricionales. Por tanto ayer remití, un correo electrónico con esta carta al defensor del espectador, al tiempo que cumplimenté el formulario on line de quejas, sugerencias y reclamaciones. Lo dejo aquí para vuestra opinión y me comprometo a publicar aquí su respuesta cuando esta se produzca (si es que lo hace). Por lo menos se ha hecho acuse de recibo de mi carta. Es esta:

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A/A de El defensor del espectador; y de Rambón Camblor (responsable de Magazines de RTVE)

Estimados señores,

Agradezco el interés que muestran en ocasiones a la hora de aportar a los telespectadores contenidos útiles, que sean motivo de debate y que inviten a la reflexión. No obstante tras haber visto con interés el pasado 16 de septiembre el programa “Esto es la leche” dentro de “Comando Actualidad” creo conveniente hacerle llegar mi opinión al respecto de diversas cuestiones que en el mismo se trataron:

  • Para empezar creo imprescindible hacer algunas aclaraciones semántico-legales. En el contexto alimentario, la legislación advierte que el nombre de “leche” hace referencia a: “La secreción mamaria normal de animales lecheros obtenida mediante uno o más ordeños sin ningún tipo de adición o extracción, destinada al consumo en forma de leche líquida o a elaboración ulterior”.

Sin embargo, a todo lo largo del programa, así como en su presentación, se habla constantemente de “otras leches” (soja, avena, almendra, arroz…) cuando en realidad se debería haber dejado claro que se trata de bebidas vegetales o de “extractos de vegetales”. Tal es así que la legislación, por si la definición de leche no hubiera quedado poco clara, hace la siguiente aclaración (es de suponer que a casusa de los habituales atropellos y malos entendidos que se cometen en este sentido): “Podrán denominarse ‘leche’ sólo los alimentos que se ajusten a la definición formulada”. Cierto es que nuestro diccionario recoge en su tercera acepción el término leche como “jugo blanco obtenido de algunas plantas, frutos o semillas”, definición que además pone en alza uno de los entrevistados en el programa (Andoni, “el horchatero”) y sobre el que luego volveré. Así, tras haber confirmado que legalmente y en el terreno alimentario, no se debe hacer referencia a estos productos vegetales como ‘leche’, a todo lo largo del programa las expresiones que se utilizan son, leche de soja, leche de avena, leche de almendra, etcétera. Un hecho que no me parece acertado ya que en el mismo programa, aunque de refilón, se menciona que no es la forma legal de hacerlo.

  • En la parte del reportaje en Viladrau (Girona) a una empresa que se dedica a la producción de diversas bebidas vegetales la responsable afirma sin ninguna prueba que así lo demuestre que “la avena regula el tránsito intestinal” en lo que es una clara alegación de salud que no está permitida según la actual legislación (Reglamento Europeo 432/2012). En la misma frase, la responsable de la empresa de bebidas vegetales sentencia con rotundidad que la bebida de avena también que es “un producto muy energético”… algo que, objetivamente, con los datos en la mano, es sencillamente ridículo. En esta misma frase sin desperdicio, acaba atribuyéndole a la vitamina D (en referencia a la contenida en la avena, cosa sorprendente ya de entrada) “propiedades antiestrés”… una nueva alegación de salud que no tampoco está contenida en el mencionado reglamento RE 432/2012.
  • Segundos más adelante, la misma encargada de la empresa de bebidas vegetales da una definición de lo que es un producto transgénico sesgada, insuficiente y llena de imprecisiones, sin que de nuevo, la realización del programa ofrezca a los espectadores una definición ajustada.
  • Un poco más tarde, en la misma empresa, la reportera entrevista a quien dice ser una nutricionista de nombre Monserrat, y le pregunta por qué ha aumentado tanto el consumo de las bebidas vegetales y esta responde que “ayudan al organismo a facilar el metabolismo que hace cuando tomas alimentos”… una contestación, absurda, incomprensible y, haciendo el esfuerzo de comprenderla, falsa. Digo falsa porque no están contrastados esos efectos en las bebidas vegetales. La misma persona, en el colmo del despropósito promocional de los productos de la empresa para la que trabaja afirma que “los granos, los cereales, la avena, la soja y la almendra son… semillas y que por tanto es ahí donde está ‘la vida’ de la planta, es donde están la energía y los nutrientes de la planta”. Desconozco el sentido final que se le ha querido dar a esta frase que en mi opinión tan solo ofrece una imagen de buen-rollo hacia este tipo de productos alejada de l rigor informativo en base a sus propiedades nutricionales como alimento.
  • En cuanto a Andoni, “el horchatero” que fabrica sus propias bebidas vegetales e imparte talleres domésticos para su elaboración, hace afirmaciones sobre cuestiones básicas de nutrición que no son contrastadas ni refutadas en ningún momento a lo largo del programa y que al mismo tiempo no tienen ni pies ni cabeza. Uno de los ejemplos más claros es el afirmar que el calcio de origen vegetal se retiene “mucho mejor por lo huesos”. Este tipo de opiniones, gratuitas, falsas y absurdas me parecen simplemente lamentables ya que el espectador puede tomar por cierto lo que este señor dice cuando no es así.
  • En el taller de “leches vegetales” que se realiza en un domicilio y que conduce la misma persona delante de un publico diverso hay una mujer aparentemente embarazada que se le pregunta si le daría a su bebé (futuro se entiende) leches vegetales y esta responde sin ambages que sí porque esto es “mucho más natural y saludable”. Son este tipo de falsas creencias las que tomadas así a vuelapluma y vertidas sin ningún tipo de aclaración ni contraste por parte de verdaderos especialistas las que pueden acabar en conductas peligrosas con finales dramáticos. En este caso debería haber quedado claro que todas las instituciones del planeta sostienen que el mejor alimento para un bebé es la leche materna; si por la causa que sea no se le puede facilitar el alimento de elección serían las fórmulas lácteas especialmente diseñadas para para esta etapa. Solo en casos excepcionales, tales como alergias y demás y no habiendo otra mejor solución se podría considerar el aportar a un lactante bebidas de vegetales en sustitución de los productos anteriormente mencionados.
  • Sin abandonar el taller de “leches vegetales” el conductor propone endulzar el producto que está realizando utilizando “hierva de estevia”… y la muestra. El caso es que la comercialización de esta planta (Stevia rebaudiana) con fines alimenticios está prohibida en la Unión Europea. No así el edulcorante que de esta planta se extrae. El aditivo E-960 o glucósico de esteviol, ha recibido recientemente luz verde por parte de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para su utilización y comercialización tras estudiar su seguridad, algo que no ha sucedido en el caso de la planta (fresca o desecada) ya que además de las sustancias que aportan dulzor en la planta es susceptible de incluir otras sustancias de actividad farmacológica destacada, por ejemplo, alterando la presión arterial o la fertilidad. Por tanto, hacer promoción de la posibilidad de usar la planta de estevia como elemento edulcorante me parece, de nuevo, asumir ya no solo un peligro sobre la salud de los espectadores sino además, quien sabe si fomentar una comercialización o tráfico ilícito.
  • Más adelante, en el caso de Maribel, la mujer de Candeleda (Ávila) que se dedica a la ganadería caprina para la obtención de leche, esta afirma con no sé qué argumentos y fines, que la leche de cabra es la más parecida a la leche materna. Además, y esto es especialmente peligroso, no advierte de los peligros de su consumo directo tras ser ordeñada (es decir, sin tratamiento térmico higienizador que medie) lo que implica asumir una serie de riesgos de seguridad alimentaria especialmente graves. Más al contrario, se pone ella misma de ejemplo para demostrar que no pasa nada afirmando haberse criado así. No obstante, todo hay que decirlo, cuando se invita a la reportera a consumirla se le comunica que esa leche ha sido previamente hervida.
  • También en Ávila, pero en la empresa que se dedica a la producción de queso de cabra, el entrevistado afirma que el queso de cabra es el único queso que no contiene lactosa. Aunque es cierto que el queso de cabra puede tener una cantidad menor de lactosa que otros quesos, esa afirmación tal y como fue emitida es rotundamente falsa.
  • Por no hablar que este señor vuelve a afirmar que “está científicamente demostrado que la leche de cabra es la más parecida a la leche materna”. Me parecen afirmaciones promocionales sin pies ni cabeza en las que además no se da ni un solo argumento para sostener ese tipo de sentencias salvo, supongo, el interés promocional.

Por todo lo dicho y con todo el respeto le ruego tenga en consideración las pegas que en mi opinión he encontrado en el citado reportaje, y le ruego sopese la posibilidad de que en el futuro los equipos de reporteros, de realización y producción se formen mínimamente antes de abordar un tema con múltiples aristas e intereses. En este sentido, le propondría que si se va a abordar un tema en el que los periodistas nos son expertos, consulten con un especialista reconocido para poner en claro las cuestiones básicas del tema, con independencia de que luego aparezca el especialista en el programa, pero que al menos aporte al equipo de producción un esquema básico sobre las cuestiones más elementales y las que más errores y dudas suscitan entre la población general.

Gracias por su tiempo, quedo a su disposición, atentamente,

Juan Revenga

Dietista-nutricionista

nºCol ARA 00027

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Imagen: zole4 vía freedigitalphotos.net

¿Es seria la alergia al apio?

apioSí, y que nadie tenga la menor duda al respecto. De hecho, el apio es una de las causas más frecuentes entre las alergias alimentarias con una especial incidencia en ciertos países europeos. Por ejemplo, se estima que en Suiza y Francia entre el 30 y el 40% de los pacientes que padecen algún tipo de alergia alimentaria son alérgicos al apio, y que cerca del 30% de aquellas reacciones anafilácticas más severas son debidas a este alimento o a sus alérgenos. Los síntomas de la alergia al apio comprenden reacciones orofaríngeas locales y en algunos casos manifestaciones más graves que tal y como ya he mencionado incluyen la anafilaxis sistémica potencialmente mortal.

Como puedes contrastar me refiero a la alergia de verdad… no a esa visceral aversión que padecen algunos, no poca gente, a la hora de llevarse cualquier cosa verde a la boca.

Que el apio pueda producir alergias, o mejor dicho, contenga alérgenos, se puede contrastar consultando la legislación al respecto de las sustancias o productos que los fabricantes o envasadores de alimentos están obligados a incluir en la información facilitada al consumidor (el ya conocido RE 1160/2011). De esta forma, en el anexo II encontramos al “apio y productos derivados” ocupando el noveno lugar de esa lista de elementos susceptibles de causar alergias o intolerancias y que por tanto es obligado declarar su inclusión en el etiquetado cuando proceda.

Apio ketchup

El caso es que además de poderse aplicar uno directamente sobre el apio fresco al añadirlo a una exquisita ensalada ensalada Waldorf o al zumo de tomate preparado, el apio además puede llegara tu boca como ingrediente en una importante cantidad de productos alimenticios que la industria pone a nuestra disposición. Se utilizan en para aromatizar diversas salsas, carnes procesadas, platos preparados, condimentos, caldos, algunas bebidas alcohólicas y no alcohólicas, productos horneados, goma de mascar, algunas grasas y aceites, caramelos blandos, sopas, gelatinas, etcétera.

En la imagen de la derecha queda reflejado como se distribuyen los sobrecitos de una famosa marca de kétchup en una conocida cadena de hamburgueserías. Si te fijas (y he de reconocer que fue algo que me llamó poderosamente la atención) solo se incluyen dos datos sobre este alimento, su fecha de consumo preferente y que contiene apio. Esto es así (sin lista de ingredientes ni información nutricional, entre otras cosas) porque según la normativa anteriormente mencionada, cuando el envase cuya mayor superficie sea inferior a 10 cm2, como es el caso, solo es obligatorio mostrar:

La denominación del alimento; todo ingrediente o coadyuvante tecnológico que figure en el anexo II o derive de una sustancia o producto que figure en dicho anexo que cause alergias o intolerancias […] (de ahí la mención expresa al apio); la cantidad neta del alimento y su fecha de duración mínima o fecha de caducidad.

Aunque así visto la información en el sobrecito de kétchup parece que el apio fuese algo parecido al cianuro… pero no.

¿Alergia? Pero de qué demonios me estás contando!

¿Alergia? Pero qué demonios me estás contando!

Alergia… ¿al apio?

Pues sí. Aunque por estas latitudes no es muy frecuente, a diferencia de otras regiones como en Centroeuropa en dónde es más frecuente encontrarse con ciudadanos susceptibles al apio, este tipo de alergia es relativamente habitual y es preciso prestarle la misma atención que a las alergias ocasionadas por otros alimentos. Pero antes de continuar retrocedamos para aportar un poco de información general al respecto de las alergias alimentarias.

Se considera “alergia alimentaria”:

Al conjunto de reacciones adversas a alimentos, debidas a su ingestión, contacto o inhalación, de patogenia inmunitaria comprobada. Solo se produce en algunos individuos y puede ocurrir después de la toma de muy pequeñas cantidades del alimento y no se relaciona con ningún efecto fisiológico o fisiopatológico propios del mismo

Tal y como ya se ha hecho constar infinidad de veces en este blog, el término “alergia alimentaria” se ha venido utilizando mal y de forma abusiva, para referirse incorrectamente a cualquier reacción adversa a un alimento o aditivo alimentario. No es el propósito de este post el entrar en demasiados detalles sobre el tema genérico de las alergias, pero es necesario decir que no es el alimento en su conjunto el que provoca la alergia en el sujeto predispuesto sino que esas reacciones alérgicas son desencadenadas por elementos concretos presentes en alimento, en cualquier caso todos ellos responden a una misma naturaleza química, son proteínas o de glicoproteínas. Son estos elementos particulares y no otros los que en el alimento se denominan alérgenos y que son los verdaderos causantes de la alergia.

¿Cuáles son los alérgenos del apio?

Son diversos los alimentos que dentro del grupo de las frutas y verduras pueden presentar alérgenos susceptibles de ocasionar una respuesta inmunitaria exagerada en personas predispuestas (es decir, de manifestar alergia)… pero entre las hortalizas, el apio (Apium graveolens) tiene un interés particular dada la facilidad con la que puede llegar a provocar estas reacciones. En realidad sus alérgenos son similares a los contenidos en el polen de abedul… por lo que es probable que este tipo de personas presenten alergia a ambos elementos (así como a la artemisa, zanahoria, cilantro, perejil y eneldo entre otros) alimentos con los que además se puede presentar reactividad cruzada. En líneas generales se pueden citar seis alérgenos característicos en el apio, numerados de forma correlativa del 1 al 6 como Api g1, Api g2, Api g3… etcétera. Tienes información más concreta sobre la naturaleza de estos alérgenos en este documento de la EFSA sobre alergias (página 159)

Interesante esto que cuenta el nutricionista, no crees?

Interesante esto que cuenta el nutricionista, no crees?… Sip

¿Qué hacer si se tiene o se sospecha tener alergia al apio?

Tal y como decía son varias las respuestas alérgicas que puede presentar una persona predispuesta cuando tiene algún tipo de reacción a esta familia de alérgenos, ya tengan origen alimentario o no. En concreto y sobre el apio, además de evitar el contacto y consumo de apio fresco, la persona afectada deberá de leer las etiquetas de todos los productos alimenticios buscando la información sobre alérgenos. Si por la razón que fuera no estuviera presente en el momento de compra o adquisición del alimento (por que el alimento se vende a granel, el envase es especialmente pequeño…) el interesado tiene el derecho a que se le facilite este tipo de información que en cualquier caso habrá de estar a disposición de los consumidores.

Entre la información que se puede encontrar en internet sobre este tema (bastante dispar) hay quien sostiene que cocinar el apio disminuye o incluso hace desaparecer su potencial alergénico, lo cual es un error. Si bien es cierto que en determinadas circunstancias y para determinadas personas esto puedo funcionar en cierta medida, el principio de precaución invita a desestimar esta recomendación ya que hay estudios que han contrastado que incluso a bajas dosis se pueden provocar respuestas de alérgica local (con 0,7g de apio) y sistémicas (1,6g de apio) ya sea con el apio crudo o cocinado. Sin que además se descarte que algunas personas puedan reaccionar a dosis aun menores.

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Nota: Mi agradecimiento otra vez (esto empieza a ser una costumbre… bonita) a Miguel Lureña (No dejes de visitar su muy recomendable blog: Gominolas de petróleo) y sus reflexiones que me han ayudado a confeccionar este post.

Imagen: Tiia Monto vía Wikimedia Commons y giphy.com

Suspenso estrepitoso para los suplementos de omega-3

omega3

Los ácidos grasos omega tres saltaron a la fama en la década de los años 80… al principio dentro de la comunidad científica, sin hacer demasiado ruido. Hay que tener en cuenta que a fin de cuentas son lípidos, grasas, y que la imagen de este macronutriente no era especialmente bondadosa en aquellos años.

Ya desde su “descubrimiento” se vino observando que las personas que incluían en su dieta una proporción relativamente alta de este tipo de nutriente tenía un menor riesgo cardiovascular. Por eso, la década de los cardados imposibles y las hombreras eternas (los 80, para quien necesite la aclaración) dio paso a la de los 90, caracterizada entre otras cosas por el refulgir de los llamados alimentos funcionales. La estrategia es muy simple y en principio con bastante lógica:

Si las dietas con un aporte adecuado de omega-3 benefician la salud cardiovascular, quienes no tomen alimentos con suficiente omega-tres se podría beneficiar de la suplementación a partir de pastillitas, ampollitas, etc. que contuvieran este nutriente

Y así desde hace 25 años más o menos nos están vendiendo la burra de lo estupendo que son los suplementos con omega-3. Sin ir más lejos, y no hace demasiado, estamos siendo víctimas del tormento publicitario a bombo y platillo de un complemento alimenticio que incluye este nutriente y que está asociado (¿avalado, respaldado, en colaboración…?) de la ínclita Fundación Española del Corazón

Pero resulta que la burra nos está saliendo mala, vieja… o en definitivas cuentas, inútil. ¿Estás diciendo que los omega-3 no sirven para nada? No. Lo que digo es que una importante revisión sobre la utilidad de los suplementos de omega-3 para la mejora de la salud cardiovascular ha puesto de relieve que es la misma que frotarse las orejas con vino (una expresión que decía mucho mi abuela para poner hacer constar la nula utilidad de algunas soluciones)

El estudio se titula: Association Between Omega-3 Fatty Acid Supplementation and Risk of Major Cardiovascular Disease Events (Asociación entre el uso de suplementos de omega-3 y el riesgo de eventos graves de enfermedad cardiovascular). En este estudio, se revisó la literatura científica más relevante publicada hasta el momento y se extrajo una conclusión destilada de su interpretación… fue esta:

En general, la suplementación con ácidos grasos poliinsaturados del tipo omega-3 no se asoció ni de forma relativa ni absoluta con un menor riesgo de mortalidad por cualquier causa, ni en concreto tampoco con la disminución del riesgo por muerte súbita, infarto de miocardio o ictus

Dicho esto, lo que es preciso aclarar es que una cosa son las pastillitas de omega-3 y otra muy distinta las dietas que con alimentos incorporen de forma original una fuente dietética de este tipo de ácidos grasos polinsaturados. Y es que los beneficios de una dieta de este tipo aun no se han cuestionado y menos de forma tan contundente como con las pastillitas (más bien al contrario).

Para que no nos queden dudas, el mensaje es, que si lo que se pretende es reducir la posibilidad de que fallezcamos víctimas de un evento cardiovascular, la toma de suplementos, como este de aquí, por muy famoso que sea y mucho aval que lleve, no sirve pa-ra-na-da. Y si me equivoco o miento, que vengan con las pruebas de su utilidad y que me denuncien.

Una de las cuestiones que no podemos olvidar en este caso o en otros similares, es que la ley ampara este tipo de productos. Me refiero a que en base al RE 432/2012, de este tipo de suplementos que aportan omega-3 en unas determinadas condiciones se puede decir, entre otras cosas, que:

Los ácidos eicosapentaenoico y docosahexaenoico [ambos de la familia omega-3] contribuyen al funcionamiento normal del corazón.

Ahora, con lo que sabemos, lo que habría que hacer es destinar la posibilidad de poner dicha alegación solo en el bonito, el atún, los salmonetes, la trucha, las sardinas, el salmón, el rodaballo, el besugo, el cabratxo, las anchoas, etcétera.

Y es que consumir una ración típica de este tipo de alimentos incorpora “de serie” entre 5 y 15 veces más omega-3 que cualquiera de las cápsulas al uso que se recomiendan de forma diaria. Además, se tienen firmes sospechas que la “matriz alimentaria” original… es decir, los alimentos normales, influyen en un mejor aprovechamiento de esos nutrientes que hemos identificado como claves y que, por tanto, “funcionan” en los alimentos, pero no (o no tanto) en los suplementos.

Este ejemplo vuelve a ser otra historia que refuerza el sinsentido del nutricionismo de los… de los suplementos.

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Imagen: Christian H. vía Wikipedia Commons

El consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico

No te apures, el título de hoy no es más que una opinión, y aunque quede aquí publicada para los restos, será pronto olvidada y barrida de la actualidad en favor de un mensaje mucho más complaciente sobre el consumo de bebidas alcohólicas.

En realidad, el título de hoy tan solo recoge en unas pocas palabras lo que unos cuantos profesionales de la salud venimos defendiendo desde hace mucho tiempo al respecto del impacto que sobre la salud tiene el consumo de bebidas alcohólicas. Pero no te preocupes, insisto, la mayoría de profesionales de la salud opinan lo contrario y jamás osarían pronunciarse en este sentido. Su discurso, ya lo conoces, se parece más al de los periódicos, las bodegas y las revistas: una copita de vino es buena para el corazón… o de cerveza, que también con moderación, vale para casi todo por no decir para todo tal y como vimos en esta entrada de hace unos pocos meses.

Sin embargo, cada vez hay más profesionales que dan la cara para hacer ver una realidad que permanece amordazada en aras del consumismo de este tipo de bebidas. ¿Qué quién pone la mordaza? Si lo dijera aquí me metería en un lío, así que piensa por tu cuenta a quién le puede interesar que se beba más alcohol (vino o cerveza o lo que sea) y utilice para promocionarlo un recurso infalible: tu salud. Bebe (con moderación) que es bueno, sería el megaresumen del asunto. Pero como te decía cada vez se oyen más voces disonantes al respecto de este mensaje que consideran que el hacer cualquier promoción del consumo de bebidas alcohólicas tiene una resultante neta con muchos más perjuicios que beneficios… y de largo.

Alcohol riesgo_beneficioo

El caso es que esos profesionales que nos dedicamos a poner el consumo de bebidas alcohólicas en su sitio apenas conseguimos hacernos oír. No es porque no tengamos razón (claro, que te voy a decir yo) es que tenemos pocos recursos para hacer visible nuestro mensaje (y conste que en este sentido me considero un afortunado). La industria que se dedica a la producción y comercialización de bebidas alcohólicas tiene muchos más recursos que nosotros, y los hace valer. Solo han de elevar su voz por encima de la nuestra para que dejemos de ser oídos. Y eso lo tienen muy fácil, eso se consigue con dinero. Más publicidad, más “informes y estudios científicos” autofinanciados y en forma de noticias y notas de prensa hace que en poco tiempo nuestro mensaje sea barrido de la conciencia colectiva. Al final, el consumidor medio se queda con lo que hay, lo masivo, lo que a golpe de euro, arrasa e inunda con todo lo demás. Y todo ello sin hablar de las relaciones que también a golpe de billete se establecen entre esas empresas y las administraciones sanitarias que terminan haciéndonos llegar el mismo mensaje complaciente… a la par que perjudicial: beber (con moderación) es bueno. Y así no hay forma de competir

Lo cierto es que, todo hay que reconocerlo, nuestro mensaje en sí mismo, no interesa a casi nadie. Bueno, sí que podría interesar, pero es que el otro es la leche… dónde va a parar, que te digan que tu salud sale beneficiada por hacer algo que mola es un mensaje muy potente y “convincente”.

Te cuento todo esto con la excusa de traerte hasta el blog un fragmento del programa de RNE “No es un día cualquiera” en el que se entrevista a un experto sobre este mismo tema. Se trata de David Rodríguez, Dr. en Medicina y especialista en los efectos del alcohol sobre el cerebro y autor precisamente del libro “Alcohol y cerebro”. Me ha parecido muy valiente y muy de agradecer que desde un medio de comunicación público se apueste por aportar este tipo de mensajes contundentes y tan necesarios.

Te invito a que si de verdad te interesa este tema, escuches con detalle las aportaciones de este especialista sobre el tema que, sin ambages y sopesando las diversas circunstancias asociadas al consumo de alcohol, se posiciona diciendo sin duda alguna que el consumo de alcohol es injustificable desde el punto de vista médico. Injustificable.

 

Puedes ampliar los contenidos del artículo en estas entradas:

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Etiquetado de alimentos: lo obligatorio, lo voluntario y las novedades (en infografías)

Manzana información nutricionalRonda por ahí una frase lapidaria que asevera que la información es poder. De ahí, supongo, que el 90% de los consumidores lea las etiquetas de los alimentos en el momento de la compra: un 65% afirma leerlas siempre y un 25% dependiendo del producto. Estos son los datos que se desprenden de un estudio llevado elaborado en el mes de marzo por Consumolab.

Nos gusta, digo yo, tener el poder… al menos de decidir si compramos o no un determinado alimento en virtud de la información que su fabricante nos hace llegar en su etiqueta.

Por esta razón y por el peligro que en cierta medida subyace de que nos den gato por liebre, la administración pública (en este caso principalmente la europea) se esfuerza para que esa información sea coherente, accesible y dé respuesta a las necesidades del consumidor. La última gran reforma referente al etiquetado de los alimentos entró en vigor el pasado mes de diciembre de la mano del  Reglamento Europeo 1169/2011 Sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, y te lo conté en esta entrada.

Lo cierto es que con el reglamento nuevo o sin él pocas cosas parece que han cambiado a ojos del consumidor medio tal y como pone de relieve el estudio mencionado que afirma que, al menos para el mes de marzo de este año, tan solo el 39% de los encuestados manifestó haber notado cambios en el etiquetado tras la entrada en vigor del RE 1169/2011… Espera, espera… Houston tenemos un problema:

¿No leía el etiquetado el 90% de los consumidores? Pues según esta confrontación de datos, cerca de un 51% de los consumidores que leen las etiquetas… las leen, pero por lo que se ve se enteran de bastante poco.

Para qué nos vamos a engañar, encontrar la información sensible que a cada uno le resulte relevante, poderla leer sin dificultad e interpretarla de la forma adecuada no es fácil y para buena parte de la población, desentrañar la información del etiquetado supone un auténtico galimatías… de hecho lo contrasto cada año con mis alumnos cuando, aun después de la correspondiente clase, no son pocos los que se siguen sin aclarar, sin encontrar la información o sin hacer una lectura ajustada tras la utilización de varias etiquetas comunes que podemos encontrar en cualquier supermercado. ¿Será que no nos enteramos de lo que está claro o que la norma sigue sin facilitar un etiquetado claro? Ahí lo dejo.

No obstante eso no quita para que nuestras autoridades sanitarias, en este caso a partir de la AECOSAN, se esfuercen para hacer llegar al consumidor las claves de un adecuado etiquetado, bien para que puedan acceder a él conociéndolo, bien para que ante cualquier irregularidad puedan tomar las medidas que estimen oportunas. En este sentido desde hace unos pocos días la AECOSAN ha puesto a disposición de los ciudadanos una web en la que explica qué puede y que no puede esperar el consumidor del etiquetado… siempre y cuando estemos ante un producto que en este sentido cumpla la actual legislación.

Así, bajo el título genérico de ‘El etiquetado cuenta mucho’ se despliegan una serie de contenidos que ponen en alza el valor de la nueva legislación e instruye al consumidor sobre la misma:

Y a mí, en líneas generales me parece fenomenal. Ahora bien, puestos a hacer esta página informativa, me hubiera gustado encontrar un apartado en el que con toda la racionalidad del mundo se afrontaran nuevos retos, dudas a resolver en el futuro, asuntos pendientes, etcétera que tiene la actual legislación sobre etiquetado. Ojo que no estoy hablando de que se critique lo hasta ahora hecho, pero sí que en un ejercicio de honestidad bien entendida se aportara la perspectiva de nuestras autoridades al respecto de temas candentes en la materia. Uno de los más importantes, desde mi punto de vista es por ejemplo el tema de las grasas trans. Y es que mientras medio mundo civilizado está enfrascado en una guerra abierta para su prohibición (ojo, que no digo declaración de su presencia en el alimento) aquí y de momento, no existe obligación alguna de mencionarlas en el etiquetado.

Por último, otro de los aspectos que necesita un repasito, es el tema del control. Me refiero a que me parece muy bien que haya un cuerpo legal que apueste por unas determinadas obligaciones… pero hay que hacerlas cumplir. Y es que en el terreno del etiquetado se siguen viendo muchos disparates e incongruencias (antes y después de la entrada en vigor del mencionad RE 1169/2011). De poco sirve tener tanta ley si no se hace cumplir o si las sanciones no son ejemplarizantes. Parece que en esta tarea de denuncia sobre los desmanes en el etiquetado las que llevan el grueso de esta pesada tarea son las asociaciones de consumidores.

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Imagen: Stuart Miles vía freedigitalphotos.net

Diga coláge-no (o la tontería de los suplementos de este tipo)

Colágeno

Hace unos pocos días hablábamos de la absurda moda enriquecedora en base al uso de suplementos de magnesio en forma de comprimidos, pastillas, soluciones, geles… es decir, más allá de su consideración como mineral esencial dentro de los alimentos de forma natural. Entonces ya te contaba que de forma bastante habitual esta tontuna (no necesitamos magnesio más allá del que nos provee una dieta equilibrada, ni tampoco por tomar de más encontraremos mayor beneficio) se acompaña de otra pauta enriquecedora, me refiero al colágeno. Resumiendo la introducción: existe una corriente actual que invita a suplementar la dieta con magnesio y con colágeno para así obtener algunos beneficios sobre la salud.

La cuestión que trataré de aclarar en este post consiste en poner de relieve hasta qué punto este enriquecimiento con colágeno puede resultar interesante.

Colágeno, me suena, ¿pero qué es?

En aras de la concreción y de la accesibilidad de la información, por colágeno en general se entiende una amplia familia de proteínas de origen animal que se organizan formando fibras (fibras de colágeno). Todos los animales tienen la capacidad de elaborar su propio colágeno (con no pocas variantes) y lo hacen a partir de diversas células, pero son los fibroblastos (la unidad celular característica del tejido conjuntivo) las células que de forma típica realizan esta función.

El colágeno es una proteína extremadamente abundante y que se encuentra en mayor cantidad en la piel y en los huesos. Es más, el colágeno representa aproximadamente el 25% de todo el monto de proteínas de un individuo. Forma parte principal de los tendones, está presente como te decía en el hueso, y en la piel contribuye de forma importante a mantener su estructura, aspecto… Llegándonos a cuestiones alimentarias uno de los criterios típicos con los que por lo común se ordenan las distintas categorías de carne es en base a su presencia de colágeno. A más colágeno, más fibras y carnes de inferior categoría. Y al contrario, carnes con apenas fibras (menos colágeno) y por tanto carnes de categoría “primera” o “extra” (¿acaso creías que el precio del solomillo era tres veces superior al de la melosa porque sí?).

Colágeno y cocina

Siguiendo con las distintas categorías de carne, estas se destinan a usos culinarios bien distintos. Además de por la presencia de grasa (que influirá también en la categoría de la pieza) la mencionada cantidad de colágeno terminará por definir el tipo de receta al que se destinará una carne u otra. El colágeno se puede desnaturalizar pero para eso necesita temperaturas suaves cercanas a la ebullición, aplicadas en un medio acuoso y durante un tiempo relativamente prolongado… por ejemplo el típico rancho de ternera a la jardinera o una sabrosa cazuelita de bacalao al pil-pil. ¿Sabes porqué “se te pegan los labios” después de probar un magnífico guisote de estos? Por el colágeno desnaturalizado… tras la cocción tú puedes masticar la carne con suavidad (sin que parezca un chicle) siempre y cuando esté bien hecho, y además estará jugosa… y la pegajosidad de la que hablo depende del colágeno que antes estaba junto a las fibras musculares, y que tras cocinarla se ha “fundido”.

Por el contrario, a ese mismo tipo de carne elaborada en plan a la plancha o al horno (temperaturas altas, corto espacio de tiempo y sin medio acuoso) no habrá forma de hincarle el diente ya que el colágeno seguirá ahí tan campante para desesperación de tus dientes.

Colágeno, bioquímica y digestión

Desde un punto de vista más íntimo, molecular, el colágeno, como todas las proteínas, está compuesto por una concatenación sucesiva de aminoácidos. Aunque son diversos los eslabones o aminoácidos que la componen, destaca muy en especial la presencia de dos de ellos, la glicina y la prolina. Ninguno de los cuales tiene la calidad de esencial, lo que quiere decir que si hicieran falta para cualquier uso (por ejemplo formar más colágeno) estos podrían formarse sin dificultad y sin tener que recurrir a su incorporación en la dieta como sí ocurre con otros aminoácidos (los esenciales, claro).

Sea como fuere cuando nosotros ingerimos colágeno suficientemente desnaturalizado con los alimentos (de otra forma sería imposible el poderlo digerir… y además facilitará el ardor de estómago) nuestras proteasas (tijeras enzimáticas presentes en los jugos digestivos) cortarán en trocitos más pequeños esos pequeños fragmentos de colágeno hasta obtener prácticamente los aminoácidos aislados, los cuales se absorberán y se destinarán a distintos usos metabólicos allá donde se necesiten. Lo mismo ocurrirá con los suplementos de colágeno. Se disgregarán en sus aminoácidos constituyentes y su destino será el de… vaya a usted saber. Me explico.

Deshacer una casa en sus ladrillos constituyentes (digestión del colágeno en aminoácidos) y pretender que luego cada uno de esos ladrillos (aminoácidos absorbidos) se destine a construir la misma casa de la que formaban parte (formar colágeno de nuevo) es tan ridículo como lanzar desde la luna las piezas de un coche… y pretender que aterricen montaditas en la Tierra. Ni los ladrillos de una casa, ni las piezas de un coche, ni los aminoácidos del colágeno tienen memoria.

Además ten en cuenta dos características propias de las “piezas” del colágeno (los aminoácidos):

  • La primera es que son piezas comunes, vulgares si lo prefieres, no esenciales en plan técnico… puedes hacer acopio de dichas piezas a partir de otras proteínas presentes en los alimentos. Se puede ser vegano (y por tanto no hacer acopio de colágeno con los alimentos ya que este solo tiene origen animal)… ¡y tener una salud colagénica perfecta!
  • La segunda, vuelvo a repetir, es que los principales aminoácidos que constituyen el colágeno no son esenciales. Es decir, se pueden obtener por génesis endógena si hicieran falta.

 

PÍLDORAS SUPLEMENTOS

Suplementos de colágeno y evidencia

Los fabricantes de mandangas diversas pueden diseñar las webs más chulas del mundo, los envases más futuristas y usar a personajes de relumbrón para promocionar los beneficios que tiene el uso de colágeno (ya sea usado de forma tópica o ingerido) bien sea a la hora de disimular los signos de la edad o mejorar cualquier condición fisiológica… pero lo cierto es que cuando nos ponemos serios, ni las cremitas ni los suplementos han podido demostrar mayor beneficio. Y da igual cuál sea la condición observada: el dolor articular, la recuperación del dolor post ejercicio, la osteoartritis, la artritis reumatoide o los procesos autoinmunes. No hay evidencia de nada. De nada. Y es que tal y como se ha explicado, tanto por la naturaleza del propio colágeno, como por su proceso como alimento (o suplemento) es imposible… los aminoácidos no tienen memoria.

Tal es así que en el plano más legal, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no ha dado luz verde a ninguna solicitud que permita hacer alegación de salud en los suplementos que incorporen colágeno. Ninguna (puedes contrastarlo aquí y aquí). La razón: no hay pruebas.

Coláge-no y consejos sí

Los suplementos de colágeno son ultra caros, y más cuando se tiene en cuenta que se obtienen de una materia prima especialmente barata (no dejes de leer ese post del amigo «gominolas de petroleo«) así pues para mantener tu salud en lo que respecta a tu colágeno te sugiero lo siguiente:

  • Antes de precipitarte a reponer el colágeno perdido, asegúrate de minimizar la pérdida del que todavía conservas. Las prioridades en este sentido serían sin lugar a dudas usar una adecuada protección solar, evitar una exposición prolongada al sol y evitar el tabaquismo.
  • En el plano dietético, incorporar una adecuada cantidad de proteínas en nuestra dieta (eso es bastante fácil ya que vamos bastante bien cumpliditos de ellas) a partir de fuentes proteicas saludables: legumbres, huevos, semillas, frutos secos, carnes y pescados con todos los parabienes expuestos en esta entrada, mantenerse hidratado, al tiempo que se sigue una pauta dietética con una presencia importante de alimentos de origen vegetal fresco.

Gelatina Royal

  • Déjate de chorradas, pero si aun y todo eres de los que no se resiste a seguir una conducta «intervencionista», te sugiero que abandones los suplementos al uso (carísimos) y te pases a algo tan mundano y de toda la vida como es la gelatina. Y es que al fin y al cabo la gelatina es en esencia colágeno puro hidratado (mira lo que pone en el diccionario). Los envases de gelatina no son tan chulos como los de las farmacias o herboristerías, ahora bien, tu bolsillo te lo agradecerá: aquí tienes un ejemplo de un suplemento de colágeno al uso que después de haber hecho las correspondientes reglas de tres, se puede concretar diciendo que su colágeno se comercializa al precio de, no te lo pierdas, 233 € por kilogramo de colágeno. Sin embargo, este otro colágeno, en forma de gelatina, se vende a 81,5 € el kilo. Para mí sigue siendo un disparate tratándose del producto que se trata (insisto en que yo sigo siendo más de garbanzos, de pil-pil y de ese tipo de cosas con tan poco glam) ahora bien, al menos el caso de la gelatina es un disparate tres veces menor… o casi. Así que tu mismo con tu bolsillo.

Ya por último, no me resisto a volver a comentar lo que ya he dicho en tantas y tantas ocasiones: que una mala pauta dietética jamás terminará arreglada con el uso de ninguna estrategia suplementadora por magnífica que esta sea. Además ahora tengo más pruebas para así defenderlo… pero eso será en el próximo post.

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Nota: Mi agradecimiento más sincero a Fernando Díez ‏@Hondoncity y Solo F1 sin Circo ‏@Solof1sincirco dos buenos contertulios con los que compartir reflexiones en Twitter.

Imagen: E rulez vía wikimedia commons y fantasista vía freedigitalphotos.net

Nuevo libro: Mamá come sano; guía indispensable en embarazo y lactancia

mama-come-sanoLa paternidad en general… la maternidad más en concreto, o lo que es lo mismo el saberte responsable en última instancia de una criatura que depende absolutamente de ti (padres en general y madres de nuevo más en concreto) obliga a que muchas personas se decidan a ponerse las pilas en eso de la alimentación saludable. Los hijos son un gran motor de cambio (te lo conté en este post), o al menos de buenos propósitos (ya veremos cómo se terminan por materializar) y conste que me parece fenomenal… tal y como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Los cambios, si son para mejorar, siempre serán bien recibidos.

Las estrategias para propiciar esos cambios pueden ser varias y no tienen por qué ser excluyentes… que si consultar con un profesional, investigar en Internet, hacerse con un libro que de forma monográfica aborde estas cuestiones, etcétera. Pues bien, en este último caso tienes un texto que debiera ser de referencia para todas aquellas madres-padres que en la aurora de la maternidad deciden poner un poco de cordura entre tanto mito y tanta controversia que hay en el terreno de la alimentación de la mujer embarazada y lactante. Pero voy a ir más allá.

Mamá come sano” escrito por Julio Basulto debiera ser un libro de lectura-consulta obligada para todos aquellos alumnos y profesionales de la nutrición humana y dietética (para los dietistas nutricionistas) ya que resume de forma magnífica las cuestiones más candentes entorno a la alimentación en este episodio de la vida de la mujer. Estoy hablando de averiguar, por ejemplo, hasta qué punto influye la alimentación en la fertilidad; aclarar la sempiterna cuestión de “comer por dos” en el embarazo; el papel de múltiples nutrientes como el ácido fólico, el yodo, la vitamina B12; el de otros elementos de los estilos de vida como el tabaco o el alcohol; los famosos suplementos; el uso de “plantas medicinales”; la mayoría de los alimentos más conflictivos (algas, café, aditivos…); la cuestión del peso antes, durante y tras el embarazo; el vegetarianismo en el embarazo y la lactancia; etcétera. Y todo ello con el estilo al que nos tiene acostumbrado Julio (padre de otras obras como No más dieta; Secretos de la gente sana, Se me hace bola y Comer y correr) es decir, aportando una apabullante bibliografía tanto en calidad como en cantidad (toda ella recogida al final de la obra) con el fin de que el lector así interesado siga por su cuenta tirando del hilo y contrastando opiniones sobre aquello que más le interese.

No merece la pena entretenerse mucho más para alabar el trabajo de Julio que ha terminado en una obra especialmente actualizada en el conocimiento de esta materia y que carece de defecto alguno. Antes de despedirme hacer mención a los dos grandes teloneros que acompañan a Julio Basulto en “Mamá come sano”. Se trata del prólogo a cargo del pediatra Carlos González (superlativo) y el epílogo de la mano de Eva Hache (estupendo).

Par despedirme no me resisto a dejar aquí por escrito parte de prólogo que Carlos González destina a explicar la finalidad del libro que, aunque sencillo en su planteamiento, no deja de ser revelador.

No se trata, pues, de hacer un “sacrificio” durante unos meses para luego volver a comer patatitas y refrescos, sino de dejar de sacrificarnos, dejar de sacrificar nuestra salud en el altar de la moda y de la publicidad, y aprender a comer normalmente el resto de nuestras vidas. Porque lo que de verdad va a influir a largo plazo en la salud de nuestros hijos no es lo que hemos comido en el embarazo (que influye solo un poco) ni lo que comemos durante la lactancia (que no influye casi nada), sino los hábitos que adquirirá comiendo a nuestro lado durante los próximos veinte años o más.

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Compa «Mamá come sano»

Yodo en el embarazo: suplementamos, enriquecemos… o no hacemos nada

Yodo

Como padre de dos criaturas que nacieron con 4 años de separación (2004-08) no pude dejar de sorprenderme cuando dentro de los protocolos relativos al embarazo y al puerperio de mi santa se siguieran distintas rutinas al respecto de la suplementación en los respectivos embarazos. Una de esas diferencias, la más notable, se refería al yodo. En el primer embarazo el médico que nos atendió no hizo referencia alguna la presencia de yodo en la dieta de mi mujer y, en el segundo (el mismo médico) todo lo contrario, recomendándose el consabido suplemento de yodo (ya que se había instaurado un nuevo protocolo que incluía este elemento).

Sin embargo, como nutricionista la cosa me sorprendió menos ya que el tema viene de más atrás y las cuestiones suplementadoras relativas al yodo (en especial en el embarazo) siempre han sido un tema relativamente candente.

Un poquito de yodo, muy poquito, pero necesario y tampoco más

El yodo es uno de esos minerales que necesitamos incluir en nuestra dieta de forma obligatoria en un determinado rango de cantidades ya que de otro modo (por encima o por debajo) se corre el riesgo de sufrir determinados trastornos y enfermedades ligados a su toxicidad y deficiencia respectivamente. Otro de los aspectos más llamativos de este nutriente es que la Cantidad Diaria Recomendada (CDR) para la población adolescente y adulta es de 150 microgramos al día… aumenta casi hasta el doble en el caso de la mujer lactante, 290 microgramos al día, y también sufre un aumento considerable en el momento del embarazo, 250 microgramos día. Ya que estamos con esto de los números puntualizar que para lactantes la CDR está comprendida entre 110 y 130 microgramos al día (dependiendo de la edad del lactante) y para los niños (no lactantes) entre 90 y 120 microgramos (también en función de la edad)

Es importante el asegurar el aporte de yodo en la dieta ya que entre otras funciones se utiliza para la síntesis de las hormonas tiroideas imprescindibles a la hora de mantener el fino equilibrio de nuestro metabolismo, así como importantísimas funciones en el momento del desarrollo fetal y posterior crecimiento, ya que su déficit está relacionado con deficiencia mental y retraso moderado de la maduración intelectual o neuromotora.

Pero al mismo tiempo no nos debemos exceder con su aporte ya que se correría el riesgo de toxicidad por altas ingestas de yodo, que aunque parezca un contrasentido puede estar detrás tanto de situaciones patológicas de hipo como de hipertiroidismo.

Deficiencia de yodo en mujeres embarazadas europeas

De todas las regiones mundiales que la Organización Mundial de la Salud tiene establecidas es Europa, contra todo pronóstico, la región en la que más casos de deficiencia de yodo se han hallado entre los niños escolarizados. Lo de “contra todo pronóstico es relativo” porque cuando se contrasta por países la ingesta de yodo de las mujeres europeas durante su gestación, los datos revelan que en más de dos terceras partes de esos países las mujeres embarazadas no alcanzan las cantidades diarias de ingesta recomendada para el yodo (por no hablar del poco control que existe en buena parte de los países europeos para evaluar esta variable).

Por otra parte, en España la más reciente encuesta sobre ingesta alimentarioa de los españoles ENIDE 2012 (a estas alturas empezando a quedarse anticuada) reflejó en la ingesta habitual de alimentos por parte de los españoles un riesgo por ingesta inadecuada de yodo, especialmente en el caso de las mujeres. Es muy importante destacar que ENIDE 2012 recogió los datos nutricionales referidos al yodo a partir de encuestas, por lo que la estimación de la ingesta de yodo se ha realizado a partir de las respuestas de los encuestados y tablas de composición de alimentos y no por la yoduria (que es la herramienta que se considera como idónea para valorar estas cuestiones). Al mismo tiempo, tampoco se consideró en esta encuesta la posibilidad de consumo de sal yodada. Dos cuestiones importantes para interpretar con precaución los datos que ofrece la encuesta.

Consejos sobre el yodo en el embarazo

Ante esta situación y con independencia del protocolo embarazo-yodo que nuestra administración sanitaria asuma hay dos alternativas lógicas (la primera además de lógica es muy sencilla, económica y cómoda)

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  • La primera y más recomendable, hacer caso a la OMS cuando recomienda usar por sistema y para todas las personas en todo el mundo, la sal yodada. Para que te hagas una idea una ración de 2,5 gramos de este tipo de la sal aporta, ¡oh casualidad! 150 microgramos de yodo. (Ojo, he dicho sal yodada, no sal marina ni sal bajo cualquier otra denominación por muy molona que suene. Para que te hagas una idea, los mismos 2,5 gramos de sal de antes, pero marina, en vez de yodada, tan solo aportan de media 15 microgramos de yodo). Con esta simple medida, muy simple como puedes contrastar, se alcanza la CDR de yodo para la población general… pero no la de las mujeres embarazadas ni lactantes. Se considera con bastante buen criterio en mi opinión que el resto del yodo necesario en embarazo y lactancia puede ser aportado con facilidad a partir de una dieta adecuadamente diversificada. No obstante y por aquello de curarse en salud hay otra posibilidad.
  • Se trataría de la suplementación. Es decir, de recurrir al correspondiente comprimido que de forma combinada con otros nutrientes, o bien de forma individual (en cualquiera de los casos aportando unos 200 microgramos de yodo) se aporte la correspondiente cantidad de este micromineral.

En resumen

Para facilitar el mensaje práctico, adapto a continuación el mensaje que Julio Basulto deja en su imprescindible libro «Mamá come sano» (del que daré detallada cuenta en el próximo post de este blog) que dice más o menos así:

La utilización en casa de una cucharadita de sal yodada diaria de 2,5 gramos [una medida más que razonable que además no llega al límite con respecto al sodio que aporta] alcanza las recomendaciones de yodo para cualquier adulto (mientras no haya embarazo). ¿Y si estoy embarazada o dando el pecho? Bien, en esas circunstancias, se da por seguro que el uso de la mencionada sal yodada en el marco de una dieta saludablemente planificada es suficiente para cubrir los requerimientos especiales en estas etapas.

Sé que suena redundante pero en línea con la OMS, usa sal yodada y, además, come bien. En especial si estás embarazada.

Lamentablemente para lo que sería un mundo perfecto la suplementación con yodo para las mujeres gestantes no goza de un consenso claro a la hora de realizarla de forma sistemática.

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Imagen: Wikimedia Commons y tuelekza vía freedigitalphotos.net

Guía rápida para el tratamiento dietético de la diabetes tipo 2

Stop diabetesA modo de breve introducción para unos pocos ya que para una importante mayoría considero que estáis al corriente de qué es la diabetes en general, diré que se trata de una enfermedad crónica con dos características propias no excluyentes: cuando el páncreas no produce insulina suficiente, y cuando el organismo no utiliza eficazmente esa insulina que produce.

Más en concreto, la diabetes de tipo 2 respondería a la segunda explicación, cuando existe una utilización ineficaz de la insulina, aunque con el tiempo (muy variable en cada caso) se pueda llegar también a la deficiente producción de esta hormona. La diabetes de tipo 2 representa el 90% de los casos mundiales de diabetes y en gran medida está condicionada por un peso corporal excesivo y por la escasez de actividad física de los pacientes que la sufren. Uno de los elementos más significativos de esta dolencia es que dependiendo de los pacientes la diabetes de tipo 2 puede ser diagnosticada cuando ya tiene varios años de evolución y algunas complicaciones están ya presentes.

Los datos que se manejan en cuanto a la incidencia de la diabetes de tipo 2 son bastante alarmantes… máxime teniendo en cuenta que su crecimiento en las últimas décadas solo se puede tildar de dramático: la diabetes afecta a cerca de 350 millones de personas en todo el mundo; en 2012 se calcula que fallecieron cerca de millón y medio de personas por esta causa; según una estimación de la OMS, se estima que la diabetes será la séptima causa de mortalidad en el año 2030.

Podemos hacer algo (y no es una pregunta)

Está bastante bien contrastado que la puesta en marcha de “simples cambios” relacionados con el estilo de vida resultan eficaces tanto para prevenir su debut como para abordar su tratamiento una vez diagnosticada. Así, la práctica totalidad de instituciones sanitarias volcadas bien en la salud o bien en el tratamiento de la diabetes de tipo 2 aconsejan, habitualmente siempre en este orden:

  • Procurar alcanzar y mantener un peso saludable.
  • Mantener un estilo de vida activo, y
  • Seguir un patrón dietético saludable caracterizado por la presencia de alimentos origen vegetal, al tiempo que se controle la cantidad de azúcares en la dieta (en especial aquellos que tengan la condición de añadidos) así como un control de sobre las calidad de las grasas presentes.

Más en concreto en el plano dietético

Tratamiento diabetes

Además de otras muchas fuentes de información básicas en esta material, como por ejemplo la página web de la Asociación Americana de Diabetes (que incluye una parte importante de sus contenidos en “español-americano”) o la Sociedad Española de Diabetes, hoy pretendo hacerte llegar un documento resumen publicado hace unos pocos años por el muy reputado Instituto de Salud de la administración del Reino Unido (NICE) y actualizado recientemente.

Aunque el documento que puedes consultar aquí en su totalidad aborda de forma sintética aspectos diversos sobre la diabetes de tipo 2, me gustaría destacar aquellos consejos que se aportan en referencia a las cuestiones dietéticas, y siempre basados en la mejor evidencia disponible. Dice así al respecto del abordaje dietético de la diabetes tipo 2:

  • Cada paciente debe recibir asesoramiento nutricional individualizado de forma continua de mano de un profesional con experiencia y con competencias específicas en nutrición para la salud.
  • Este asesoramiento ha de estar adecuado a las necesidades particulares de cada paciente, teniendo en cuenta para ello su entorno cultural y sus creencias haciendo especial hincapié en la voluntad de cambio del paciente, haciendo valer para ello los beneficios que estos cambios tendrán en su calidad de vida.
  • La alimentación saludable, equilibrada y adecuada para los pacientes de diabetes de tipo 2 debe estar en el marco de aquel patrón alimenticio aconsejable a la población general [si antes lo digo]. Para ello es preciso animar a diseñar menús diarios con alimentos que incorporen un alto contenido de fibra, que impliquen un bajo índice glucémico (frutas, verduras, cereales integrales y legumbres); incluir productos lácteos bajos en grasa y pescado azul; y controlar la ingesta de alimentos que contienen ácidos grasos trans y grasas saturadas.
  • Compaginar el asesoramiento dietético en un plan integral y personalizado dirigido al manejo de la diabetes que incluya otros aspectos referidos a los estilos de vida, tales como el aumento de la actividad física y la pérdida de peso.
  • Para aquellos pacientes con sobrepeso u obesidad un objetivo inicial y realista de pérdida de peso puede cifrarse en torno al 5 a 10% del peso inicial. En cualquier caso recordar que cualquier pérdida de peso será bienvenida y que los beneficios metabólicos derivarán de las pérdidas de peso mantenidas a lo largo del tiempo.
  • Aconsejar de forma individualizada al respecto de la cantidad de hidratos de carbono presentes en la dieta y del uso de bebidas alcohólicas. La reducción del riesgo de sufrir episodios de hipoglucemia es uno de los objetivos principales para cualquier paciente que use insulina u otros fármacos que interactúen con la acción de esta.
  • Tener en cuenta que la sustitución de alimentos que contienen azúcar (por otros que no la incorporen) puede ser una medida válida, pero nunca para “permitir” un consumo ilimitado de esos alimentos ya que en cualquier caso habrá que tener en cuenta el posible exceso de energía.
  • Desalentar el uso de alimentos comercializados específicamente para personas con diabetes.
  • En pacientes que estén hospitalizados o a cargo de cualquier otra institución planificar una adecuada pauta dietética teniendo en cuenta la cantidad de hidratos de carbono presentes en su dieta así como el número de ingestas.

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Imagen: Stuart Miles y Praisaeng vía freedigitalphotos.net