Hola. Os odio. Conste que lo digo desde el cariño.
Os aborrezco porque sé que habéis venido aquí para saber qué pasó anoche en el duelo Anita O./Darek televisivo. Porque vosotros, que tenéis una vida, andábais por ahí de copichuelas, de pinchos, de tapas, de cena, de popper, de cúbito supino, de lo que fuera… mientras yo zapeaba en mi humilde morada y se me ponía la cara ídem ante el patético circo televisivo a costa del maltrato mediático al que tuve que asistir.
Sois todos unas putas. Sabéis que alguien tenía que hacer el trabajo sucio, y asumistéis que sería yo.
Pues bien, estábais en lo cierto.
Anoche asistí en la primera fila de mi sofá al duelo televisivo de la temporada: Sardá contra Cantizano. LA TRIBU contra DEC.
Y a estas horas sigo vomitando sangre.
Antes de nada, quiero decir que el gran mérito de LA TRIBU no está en su éxito de audiencias; anoche quedó como tercera opción (con un patético 9.4%), tras 21 DÍAS, con un 19.4% y DEC con un 19%. No. El lamentable triunfo moral de Sardá reside en haber sido capaz de cronificarlo todo, de transformar las noches del viernes en una exhibición de amarillismo pollito lamentable.
Así es.
Así, mientras Anita O. prometía contar si había denunciado o no a Darek por malos tratos al final de la entrevista (no cabe recurso más torticero), o Sardá aseguraba que él nunca haría un circo del maltrato (me pregunto si el cadáver de Carmina O. se removió en su tumba en ese momento), en DEC jugaban a saber qué calzoncillos usa Darek, prometían una lucha de titanas entre Carmen de Mairena y Marisol, la cirujana amateur del Raval barcelonés, y Samanta Villar hacía demagogia chabolista de ficción justo después de que en HERMANO MAYOR asistiéramos a un violentísimo espectáculo de una adolescente airada que me hizo pensar que:
– si esto es verdad, no deberíamos estar viéndolo
– si esto es mentira, no debería estar pasando
Tremendo.
Aunque a vosotros os da lo mismo. Fui yo quien se lo tragó. Quien descubrió qué clase de perraca es Anita O., cuál es la talla moral de Sardá, hasta dónde miente una cámara y qué clase de país es este, donde apenas 300.000 personas vieron el maravilloso documental de Solé Tura en La2 -ganador de un Goya, estreno televisivo, conmovedora joya que me había dejado aplastado en la butaca meses ha- frente a los casi 6 millones que se repartieron entre el chabolismo voluntario de CUATRO, el revanchismo de DEC y la desfachatez de LA TRIBU.
Lo dicho: sois lo peor.