De perros (y gatos) y archiperres

Llevo una década escribiendo este blog en 20minutos. Antes de eso ya mantenía el blog fuera del medio y publicaba en la edición impresa una columna semanal de consejos para una buena convivencia con nuestros animales de compañía y una tenencia responsable llamada El rey de la casa.

No somos tantos los periodistas que escribimos sobre perros y gatos (y ocasionalmente sobre peces ornamentales, conejos o caballos), por eso, pese a que yo no escribo de productos para animales de compañía, me llegan con frecuencia notas de prensa con lanzamientos de archiperres de todo tipo pensados para poner una pica en ese lucrativo sector.

Libros de recetas para cocinar apetitosos y cucos cupcakes a nuestros perros, gadgets que recuerdan a EVE más que a WALL-E y que lanzan chuches caninas por los aires, otros que disponen de lásers inteligentes para mantener a los gatos activos y entretenidos, dispositivos de videovigilancia para nuestras mascotas, que graban vídeos y permiten incluso interactuar con ellos desde la pantalla, ropa de diseño exclusivo, geolocalizadores sofisticadísimos antes los que siempre pienso que la clásica chapita con el teléfono me inspira más confianza…

Hay de todo, tontunas y chismes que sí pueden resultar útiles. Cada vez son más tecnológicos; en gran medida orientados a ahorrarnos dedicar tiempo a jugar con nuestros animales, a cuidarlos durante nuestras largas ausencias; con frecuencia tirando a caros.

Entre tanto objeto claramente prescindible si nuestros perros y gatos pudieran hablar, me llegan multitud de correos pidiendo auxilio. Ha sido una constante diaria desde hace diez años. Camadas abandonadas en contenedores de basura, animales enfermos o ancianos que necesitan casas de acogida para esquivar las duras condiciones de las protectoras o incluso de la calle, perros y gatos perfectos que llevan años esperando sin éxito una familia, casos de maltrato de los que unos días te dejan el corazón encogido y otros domando el odio, necesidad de voluntarios, de dinero para esterilizar gatos en colonias felinas, para atender el último caso de perro atropellado que nadie se dignó a ayudar durante días.

Veo unos correos, veo otros, y os confieso que cortocircuito. No quiero caer en la demagogia, pero es que no soy capaz de procesarlo.

Claro que no hay nada malo en meter en casa un cacharro molón de estos, pero no puedo evitar pensar que cuesta lo mismo que apadrinar tres años a un perro o un gato sin hogar. Veo los perros y gatos desahuciados junto a los chismes y me bloqueo (como dice sin fundamento la leyenda negra urbana sobre los dobermans), pensando que esos caprichos solo me entrarían en la cabeza si en nuestro país todos los animales tuvieran al menos sus necesidades mínimas cubiertas.

Son las dos caras de una realidad que convive en el espacio y el tiempo. Animales en los que gastamos dinerales junto a otros que condenamos a la orfandad y la muerte. Un contraste extrapolable a muchos otros ámbitos en los que el ser humano es responsable y que son mucho más graves, lo sé bien.

También soy consciente de que me gustaría un mundo más aristotélico en todos los sentidos, pero lo que pisamos es lo que hay, aunque no por ello haya que conformarse.

Neo es uno de los perros a los que la protectora de Chipiona Chipidog está buscando hogar. Y lo busca con urgencia porque les echan, tienen que desalojar sus instalaciones y necesitan encontrar una familia para todos sus animales. Podéis conocerlos a todos en su página de facebook.

En diciembre cumplirá tres años y pesa 18 kilos. Cuentan que Neo es muy cariñoso, alegre y muy activo, «no para de jugar y corretear con otros perros, se lleva muy bien con ellos». Con gatos no es compatible.

Se envía a otras provincias esterilizado, vacunado, desparasitado, con microchip a nombre del adoptante y con pasaporte.

Contacto: 622 31 50 62 chipidogchipiona@hotmail.es

3 comentarios

  1. Dice ser Susana

    Gracias por hablar de este gran problema, pues imagínate los que somos voluntarios de una protectora, cada dia recibimos varios emails pidiendo ayuda para rescatar, cachorros en la basura, casos de maltrato, castrar gatos callejeros y muchos que se quieren «deshacer» de su perro o gato pero con la conciencia tranquila… Y cientos de perros y gatos en las perreras a los que priorizamos lógicamente. Ese es nuestro día a día, llega un punto que no puedes más. Pues como todo el mundo tenemos nuestro trabajo, hijos y sacamos el tiempo de donde no lo hay o el que debiéramos dedicar a nuestras familias. Faltan leyes, chip y castración obligatoria, que no se pueda criar y vender los cachorros tan impunemente. Y mas multas para el maltrato y el abandono. Más concienciación. Sólo asi se conseguirá algo desgraciadamente.

    24 octubre 2017 | 9:19

  2. Dice ser Ami

    Entiendo el punto de vista de no caer en la hipocresía de tener un animal cuidado mejor que a un humano mientras giras la vista a tanta ayuda necesaria, pero también reconozco que algunos de estos «chismes ultracaros» pueden ser muy útiles. En mi caso, adopte un perrito con una ansiedad por separación brutal. Después de trabajar mucho con él y de gastarme dinero en etólogos recomendados por la asociación que le adopte, lo único que funcionó fue la camarita que tira chuches. Te avisa cuando ladras, le hablas, le mandas a la cama y se calma. A los 15 días el perro está tranquilo después de llevar meses trabajando con él…
    De igual forma he donado a asociaciones cantidades iguales al coste de esa cámara, pero aunque no lo hubiera hecho, he conseguido rehabilitar un perro con un trauma gracias a ella, así que todo depende del uso que le des.

    24 octubre 2017 | 10:45

  3. Dice ser Linu

    Comprendo perfectamente lo que dices, eres una buena persona, pero a ver si me explico.
    No sé si tú te das algún capricho, si te compras tecnología cara, ropa cara, si sales por ahí a comer bien, o te costeas vacaciones al otro lado del mundo. No sé si vives en una casa humilde o en una lujosa. Y si tienes hijos ¿te gastas mucho en cosas que no sean de primera necesidad para ellos? Imagino que dirás a todo que tienes y haces «lo normal».
    Pues lo normal suele ser bastante más de lo necesario teniendo en cuenta que hay personas que no llegan a final de mes.
    Creo que el paralelismo sirve para lo que planteas.
    Recuerdo que en mi infancia el pan se besaba cuando se tiraba, era una señal de respeto para quien no lo tenía, pero de todos modos se tiraba.

    24 octubre 2017 | 12:38

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