Estas tres gatitas, una blanca y negra y dos romanas, están en un apuro importante. Necesitan urgentemente adoptantes o casas de acogida temporal y tan solo una de ellas lo ha conseguido.
La que no puede seguir siendo su dueña y su bebé son las primeras víctimas de la crisis, que salpica ahora a estos tres animales. Por desgracia ya llevo unos cuantos posts de este estilo en este blog.
Su propietaria adoptó en su día a dos de estas gatitas y a la otra la salvó de una muerte segura en la calle. Ahora su situación se ha complicado mucho, tiene un bebé de cinco meses y la echan de la casa donde está por no poder pagar el alquiler.
Debe irse de vuelta a su país y no puede llevarse a las gatas, porque allí tampoco la espera una situación estable.
Piden desesperadamente ayuda para estas tres preciosidades. Hay miles de casos y cuesta atenderlos a todos, pero, por favor, ayudad al menos difundiendo. Están en Barcelona.
Contacto: adoptaungatet@gmail.com
Yo adoptaría una, pero el problema es que tuve una mala experiencia con una gatita que adopté el pasado año que cayó desde mi piso 🙁 (un 11, osea que imagínate)
23 enero 2013 | 20:11
Y esta señora por qué no se lo pensó mejor antes de adoptar dos gatos, y luego el hijo, y su casa no era suya, `pero cuánta gente irresponsable me rodea, por Dios¡¡¡ Pobres michinos.
23 enero 2013 | 21:36
Si estubiera en Espanya, y aunque ya tengo a 3 gatos adoptados, os adoptaria una para ayudar.
A los que abandonan sus mascotas, no hay derecho. Espero que sus crios sigan su mismo ejemplo el dia de manana y les abandonen a ellos.
Pobrecitas, epero que encuentren casa
http://www.igualdadanimal.org
23 enero 2013 | 22:06
Es muy triste tener que dejar atrás un animalito, yo tuve que buscar otra adoptante para mi gato y todavía lo extraño.
Es bastante patético que la vida de la gente sea mejor o peor por tener papeles con números escritos. Eso lo cambia todo… el poder adoptar a todos los gatos del mundo o vivir debajo de un puente.
24 enero 2013 | 3:18
Pobrecillas, son muy bonitas. Yo les tengo cierto pánico a los gatos, debo reconocerlo. Aunque me gustan mucho verlos en fotos o a cierta distancia. De pequeño tenía uno en brazos, estaba muy tranquilito, ronroneandome. Sin venir al cuento estiró una pata y me metió un zarpazo que todavía me está doliendo. Desde entonces, no quiero estar cerca de uno por nada del mundo, pero son preciosos, adorables y listisimos. Saludos.
24 enero 2013 | 11:11
¡Que pena de país! Tendremos que arreglar el Fukushima económico para poder ayudar a personas y animales que siempre son los daños colaterales de los pobres humanos con buena voluntad y pocos recursos…Tendremos que dedicarnos a la política, aunque sea como ciudadanos responsables a l hora de votar? Si alguien puede que no lo dude porque ayudar en estos malos momentos es muy meritorio.
24 enero 2013 | 11:24