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Entradas etiquetadas como ‘femenino’

Cuando el machismo es femenino

Por María José Fernández

Pacientes en una sala de espera de un centro médico (Archivo).

Pacientes en una sala de espera de un centro médico (Archivo).

Al hilo de la noticia que publicasteis sobre el usuario que se negó a subir en un taxi porque la conductora era una mujer…  ¿qué me decís del machismo femenino? Este jueves por la mañana, en el Centro de Salud de Paseo Artilleros de Vicálvaro (Madrid), lo he padecido. He sido insultada y amenazada por un individuo en la cola de análisis clínicos, debido a que quería colarse y le he recriminado su actitud. Entonces ha empezado a proferir insultos de todo tipo y a decirme repetidamente que me iba a romper la cabeza.

He llamado a la policía, que ha llegado inmediatamente, y ni la gente que había por allí ni las enfermeras han salido para testificar nada; es más, una de las enfermeras –que pretendía esconderme como si fuera una delincuente hasta que el sujeto se fuera-, me ha dicho que me callara y que si le preguntaban a ella iba a decir que yo también le había chillado… increíble.

Finalmente no he denunciado debido a que no he tenido ningún testigo. ¿Qué os parece? Yo lo que siento es una impotencia terrible y una decepción bastante grande por parte de algunas mujeres que, en vez de ayudar, han optado por bajar la cabeza y no denunciar a este maltratador psicológico… Penoso todo.

 

 

 

Distorsión del idioma

Por Antonio García

Diccionario de lengua españolaParece ser que queremos distorsionar nuestro idioma. Hagámoslo, pues, con cierta coherencia.

Yo soy médico. Tengo ‘pacientas’ ‘pertenecientas’ a todas las profesiones y actividades: ‘militaras’ (‘tenientas’, ‘cabas’, ‘coronelas’, sargentas…), ‘pilotas’, ‘conserjas’, ‘auxiliaras administrativas’, ‘agentas’ de seguridad, ‘choferas’, capatazas, ‘albañilas’, ‘vigilantas’, ‘miembras’ de diversas asociaciones, presidentas, ‘conferenciantas’…

Algunas de ellas confían en mí contándome sus asuntos personales: unas son ‘brillantas’, otras ‘valientas’, las hay pusilánimas ante ciertos temas, algunas algo ‘arrogantas’, otras ‘humildas’ como ellas solas. Una se me definía como una ‘sujeta ignoranta’ en temas de salud; otra se consideraba una ‘sera humana nobla y amabla’. Recuerdo que una ‘contribuyenta’ (como decía ella) me hablaba siempre del esperado nacimiento de su ‘bebá’. En fin, ‘personajas’ de toda índole.

Desde luego que también tengo hombres a los que atiendo: ‘ordenanzos’, ‘publicistos’, ‘policíos’, ‘aristócratos’, ‘guíos turísticos’, ‘malabaristos’, ‘guardios’ de seguridad, ‘fisioterapeutos’, ‘periodistos’, ‘pediatros’, ‘ludópatos’, ‘logopedos’, y bastantes ‘deportistos’ (‘futbolistos’, ‘tenistos’, ‘golfistos’, ‘atletos’, ‘ciclistos’, ‘motoristos’… ).

Después de bastantes años ya, me considero ‘colego y camarado’ de muchos de ellos. Me cuentan historias como al que le entró en su casa ‘una caca’ con un antifaz, o al que le encantaba viajar y, en una isla, los ‘indígenos’ le dieron una afectuosa despedida”.

Qué hermoso que muchas palabras nos unan, sean comunes para ambos sexos. Palabras que nos hacen más igual a todos los seres humanos.

El deporte femenino, el gran olvidado

Por Lydia Alonso Carballo*

Partido de voleibol femenino en LondresQuiero hablar del deporte femenino. Al leer un tuit de Anna Montañana, nuestra jugadora internacional de baloncesto, que decía que es «muy difícil tener apoyos económicos si no hay exposición de la marca, que no es lo mismo que no tener seguidores, que de esto sí que hay», me ha hecho pensar en la realidad del deporte femenino y su escasa repercusión en los medios.

Cuando ganamos medallas, a todos se les llena la boca. Pero el día a día de las deportistas pasa desapercibido. Entrenan tanto o más que los chicos y sin embargo no se ven. Es más importante el anuncio de ropa interior de CR7 que la medalla de oro del equipo de gimnasia rítmica.

El otro día jugué un gran partido de voleibol: público en las gradas, cantidad de niñas animando, emoción… pero al día siguiente solo había una reseña en el periódico local y aún estoy dándole las gracias.

Es una pena que los medios no nos apoyen. Damos espectáculo, atraemos gente y si se nos viera, también atraeríamos a los patrocinadores y con ellos más gente. Muchos padres, abuelos y demás familiares solo compran periódicos si salimos nosotras. Y somos muchas. Desde aquí les animo a incluir deporte femenino en todas sus versiones, fotos, estadísticas, artículos de opinión, entrevistas…. En poco tiempo tendrán éxito garantizado, además de un público fiel y agradecido.

*Jugadora de la selección nacional júnior femenina de voleibol

La siguiente acuarela, torso desnudo de hombre

Por Olimpia Carrera

Me encanta vuestro periódico. Por eso me ha sorprendido la elección de una acuarela [página 9 de la edición impresa del día 9 de abril]: una mujer descabezada y despatarrada enseñando unos pechos totalmente desproporcionados con la nula grasa del resto de su cuerpo. Yo, que he visto porno (incluso con alguno, tipo documental, he aprendido algo), reconozco en ese desnudo silicona y una posición evocadora de la acción sexual. Ni su publicación es el sitio adecuado para evocar acción sexual ni mucho menos para promocionar la pesadísima presión social sobre el físico de las mujeres.

DesnudoEs un rollo estar todo el día aguantando que vales más cuanto más se aleje tu cuerpo del cuerpo más común… ¡En el maravilloso 20minutos también no, por favor! Un abrazo y gracias por resistir al pie del cañón con vuestra gratuidad.

P.D. La siguiente acuarela que sea de torso desnudo de hombre prototípico, por favor…no soluciona nada someter a los tíos a la misma presión pero al menos compensa la balanza. 😉

Ser mujer, factor de riesgo en pleno siglo XXI

Por Alejandro Prieto

Lamentablemente, que ‘las mujeres están para ser violadas’ no es sólo un pensamiento o un exabrupto verbal, pues son millones las víctimas del brazo armado y ejecutor de tan nefasta y repugnante idea o concepto acerca de prácticamente la mitad de los seres humanos. De una manera transparente o subrepticia, la cultura del desprecio y abuso hacia las mujeres (desde su más tierna infancia) tiene presencia y se materializa a lo largo y ancho del planeta, y, a tenor de los resultados obtenidos a través de las estadísticas e informes llevados a cabo por organismos internacionales, nacionales y locales, lejos de estar en un irreversible proceso de decadencia que dé lugar a su definitiva desaparición, las cifras de violaciones a mujeres y niñas ha aumentado de manera alarmante en los últimos años. Es decir, bien sea por omisión, connivencia o insensibilidad política y social, nacer con el sexo femenino en el siglo XXI continúa siendo un hándicap, un factor de riesgo que conduce incluso a la muerte más cruel.