Por Alejandro Prieto
Lamentablemente, que ‘las mujeres están para ser violadas’ no es sólo un pensamiento o un exabrupto verbal, pues son millones las víctimas del brazo armado y ejecutor de tan nefasta y repugnante idea o concepto acerca de prácticamente la mitad de los seres humanos. De una manera transparente o subrepticia, la cultura del desprecio y abuso hacia las mujeres (desde su más tierna infancia) tiene presencia y se materializa a lo largo y ancho del planeta, y, a tenor de los resultados obtenidos a través de las estadísticas e informes llevados a cabo por organismos internacionales, nacionales y locales, lejos de estar en un irreversible proceso de decadencia que dé lugar a su definitiva desaparición, las cifras de violaciones a mujeres y niñas ha aumentado de manera alarmante en los últimos años. Es decir, bien sea por omisión, connivencia o insensibilidad política y social, nacer con el sexo femenino en el siglo XXI continúa siendo un hándicap, un factor de riesgo que conduce incluso a la muerte más cruel.