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Rogan Brown, ‘escultor’ de bacterias y microorganismos

'Cut Microbe' - © Rogan Brown

Cut Microbe’ – © Rogan Brown

Ver un mundo en un grano de arena
Y un cielo en una flor salvaje
Sostener el infinito en la palma de tu mano
Y la Eternidad en una hora

El artista angloirlandés Rogan Brown cita al poeta e ilustrador inglés William Blake (1757-1827) para explicar un cuerpo de trabajo asombroso y complejo, «esculturas de papel» basadas en visiones microscópicas de microorganismos y cultivos de laboratorio.

Corta con tijeras y cuchillas, disecciona hoja por hoja produciendo capas que superpone, pela y agujerea. Raices, fósiles, corales, los nervios de una hoja, conchas marinas, amebas, esporas y virus son claras inspiraciones para Brown, que se deja seducir por la «arquitectura de la naturaleza y el crecimiento orgánico». Al igual que el angelical Blake, es un observador apasionado de los sutiles movimientos de la naturaleza, «la textura de una piedra, el movimiento del agua, la complejidad de las formas de las plantas o la estructura geológica de paisajes enteros».

'Cut Stem' - © Rogan Brown

‘Cut Stem’ – © Rogan Brown

El proceso al que se somete es lento, puede durar meses, pero sabe que esa es la única manera en que se deben reproducir texturas y patrones tan delicados: «el acto lento de cortar» repite el proceso progresivo y lento que «domina la naturaleza», «el crecimiento y la decadencia». No escoge el papel sólo como medio, sino como filosofía, porque reúne las «cualidades paradógicas que vemos en la naturaleza», es frágil y duradero, resistente y al mismo tiempo delicado.

Acaba de presentar su obra más reciente, Cut Microbe (Microbio cortado), una obra en la que ha invertido cuatro intensos meses, que mide más de 112 centímetros de largo y es «medio millón de veces más grande» que una bacteria original.

Con la ampliación, Brown se ha tomado la libertad de añadirle detalles, pero las características principales corresponden a la realidad de bacterias como la Escherichia coli (E.coli) y la salmonela. Un halo de apéndices «como tentáculos» le permite desplazarse y las marañas de finos hilos sirven para que el microorganismo se adhiera a las paredes del intestino.

Helena Celdrán

'Cut Pod' - © Rogan Brown

‘Cut Pod’ – © Rogan Brown

'Growth' - © Rogan Brown

‘Growth’ – © Rogan Brown

'Blossom Fossil' - © Rogan Brown

‘Blossom Fossil’ – © Rogan Brown

Detalle de 'Cut Microbe' - © Rogan Brown

Detalle de ‘Cut Microbe’ – © Rogan Brown

Fotografías hechas con bacterias

Bacteriografías - Zachary Copfer

Bacteriografías – Zachary Copfer

«Creo en la belleza y en la poesía que residen en las teorías entretejidas por los científicos. Con la unificación de arte y ciencia, esos tesoros pueden ser explorados en su totalidad y hacerse más accesibles».

El estadounidense Zachary Copfer es microbiólogo. Se enamoró de la ciencia porque le resultaba inspiradora. Estudiar biología le daba el conocimiento para darse cuenta de la complejidad de los sistemas que nos rodean: «Cuanto más aprendía, más perplejo me quedaba. La ciencia me revelaba la belleza del universo. Empecé a entender mejor y a apreciar mi lugar entre todas las partículas flotantes del espacio».

Desde hace unos meses, Copfer desarrolla una técnica que ideó durante la carrera, con un nuevo medio que combina el proceso fotográfico con los procedimientos de la Microbiología.

Para positivar las imágenes, ha sustituido la ampliadora por una fuente de radiación. En lugar de papel fotográfico, utiliza una placa de Petri, una bandeja transparente provista de una tapa, ideal para el cultivo de microorganismos. En el fondo del recipiente, Copfer crea una emulsión bacteriana que forma una capa uniforme de color arcilloso.

La primera colección de «bacteriografías» que ha obtenido la componen cuatro retratos. My Favorite Scientist Series ( Mis científicos favoritos) muestra a Leonardo da Vinci, Charles Darwin, Pablo Picasso y Albert Einstein. La selección no se ciñe en exclusiva a la ciencia. Los cuatro personajes destilaron creatividad además de capacidad intelectual.

Reconvertido recientemente en «artista haciéndose pasar por microbiólogo», Copfer sintió que la ilusión y el romanticismo que le provocaba la ciencia se desvanecían tras licenciarse, trabajando día tras día en un laboratorio. Quería seguir indagando en las posibilidades de la ciencia de un modo creativo y empezó a aficionarse a la fotografía. Ahora, en su página web, experimenta para encontrar la fusión entre ciencia y arte y no se conforma con «una mera intersección casual».

Helena Celdrán

Bacterias que ‘dibujan’ sobre negativos de película

'Bacteriograms 1' - Erno Raitanen

'Bacteriograms 1' - Erno Raitanen

Son paisajes caprichosos, microscópicos, de superficies que no podemos apreciar a simple vista. Son fotografía y experimento.

Erno Raitanen, artista finlandés residente en San Francisco (Estados Unidos), hizo de 2008 a 2010 un acercamiento personal a lo que significa hacer fotos sin cámara. Para Bacteriograms cultivó muestras de bacterias sobre el negativo de una película fotográfica a color. Aunque el proyecto no continúa, no he podido evitar traer estas hermosas manifestaciones plásticas de la ciencia a la sección de Obsesiones.

«Es un proceso parecido al que se usa en los laboratorios sobre las placas de Petri«, dice Raitanen. La superficie del negativo sustituye a esa hermética cajita redonda que los científicos utilizan para poner los microorganismos a buen recaudo. Utilizó bacterias de su propio cuerpo y dejó que consumieran la película, creando imágenes fotográficas basadas en el azar biológico.

'Bacteriograms 5' - Erno Raitanen

'Bacteriograms 5' - Erno Raitanen

El artista dice que le fascina la idea de que sólo veamos los surcos y manchas que producen, pero nunca veamos a las autoras. Además, le gusta no ser parte del proceso, pero ser el causante. » Al fin y al cabo las imágenes son producto de mi cuerpo, autorretratos».

La declaración de intenciones ya es otra cosa: «Quiero plantear preguntas sobre la representación y la realidad, la naturaleza y el lugar del medio fotográfico en la sociedad contemporánea».

No comparto el discurso -lleno de ideas un tanto sobadas y que suenan más a justificación que a teoría– pero el resultado sí es un ejercicio de la imaginación, una colección de manchas de colores que invitan a encontrar formas conocidas, como cuando se mira a las nubes. Me gusta el azar de las bacterias.

Helena Celdrán