Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Los momentos por los que recordaremos siempre a Boardwalk Empire

Boardwalk Empire ha terminado. El octavo capítulo de su quinta temporada es el último que hemos visto de su historia. Nos despedimos de una serie que ha tenido la mala suerte de ser coetánea de algunas de las mejores que se han emitido, lo que ha motivado su ostracismo. Pero como pasó con otras grandes, acabará siendo reconocida. Será una de esas que recomendaremos siempre porque será desconocida para muchos. Le ocurrió a Deadwood. Y le va a pasar a ésta.

Emplear el adjetivo «apoteósico» para referirme a su final sería ca1er en el tópico. Los que saben más de esto que yo recomiendan escribir como se habla normalmente. Por eso me puedo permitir decir que ha sido la hostia. Como lo fueron todos sus finales de temporada. Y el 90% de sus capítulos. Su poder no estaba en el cliffhanger al uso, sino en tocar las teclas exactas para dejar helado al espectador. Todo lo que ocurría tenía un propósito, inmediato o no, que siempre afectaba a la trama. Ni una escena o diálogo era consecuencia del azar. Así es como es consigue una ficción redonda.

b4Los actores, Tim Van Patten, Terence Winter, Martin Scorsese… Todos ellos tienen la culpa de haber creado algo tan magnífico. Y es que no voy a profundizar en sus fallos y en si ha notado algunas ausencias. En si ha echado de menos a Jimmy Darmody y sobre si las tramas de los secundarios hubiesen merecido más peso. Aunque las historias alternativas a la de Nucky hayan sido mucho más atractivas. A pesar de que no haya explotado del todo. Todo eso es cierto, y es quizá lo que haya impedido que consiguiese aún más nombre.

Hoy prefiero quedarme con lo bueno. Por eso prefiero recordar esos momentos que nos emocionaron de cualquiera manera en las cuatro temporadas anteriores (los de la quinta aún hay que saborearlos). Ya fuese llorando, golpeando algo, ciscándonos en el destino de un personaje o incluso riéndonos con el esparcimiento de los capos, lo que es innegable es que este relato histórico de la génesis del hampa en Estados Unidos sabe cómo provocarnos sensaciones. Dado que los guionistas han elegido con buen criterio no reescribir la historia para darnos un final soñado, qué mejor manera de hacer balance de Boardwalk Empire que esta manera. Youtube apenas me deja embeber, que conste.1

Primera temporada

«I think you’d agree that Greektown belongs to us now«. De las primeras tramas impactantes. Las escenas lo dicen todo.

La ejecución en la bodega de los primeros D’Alessio. Me parece uno de los momentos más determinantes de la historia. Especialmente para Jimmy Darmody y Meyer Lansky.

La caída de los D’Alessio y la conspiración Schroeder. Se atrevió con un «momento Padrino». Y le salió tan bien que ya ha pasado a la historia de la televisión.

2Segunda temporada

El negocio irlandés. Me impactó porque ni me lo esperaba. Pero el IRA te comunica así sus cambios de planes.

«This is my house!». Chalky White es uno de los mejores personajes que existen. Son especialidad de Michael Kenneth Williams. Y esta es una demostración de fuerza que pocos pueden hacer.3

Bye, bye, Jimmy. No puede faltar en cualquier lista. El giro en la trama es evidente.

Tercera temporada

La venganza de Richard Harrow. No le sentó demasiado bien lo de Jimmy y Angela, no.

4La caja de OwenDe las escenas más duras. El llanto de Margaret, la cara de Nucky y el adiós a uno de los personajes más queridos.

TODO en lo que aparezca Gyp RosettiPor ejemplo, la manera en que le conocimos. O cuando le dijimos adiós. Es sin duda el mejor villano de las cinco temporadas.

Cuarta temporada

La muerte de Frank Capone. El grito de Stephen Graham (Al) es estremecedor.5

Nelson relajadoOtros de los monstruos interpretativos que hemos disfrutado en estos cinco años es Michael Shannon. Su mirada fija y su frialdad, ya sea como Nelson Van Alden o George Mueller, encogen cualquier estómago. Como en esta escena.

El error mortal para Chalky White. Otro de esos momentos donde la reacción de alguien te provoca de todo. En este caso, la de Chalky cuando ve lo que le ocurre a su hija a menos de un metro.

Adiós a Richard Harrow. Lloré y golpeé cosas tras ver el final de la cuarta temporada. Lo que dice mucho de lo que es capaz esta serie.

El adiós prematuro de Boardwalk Empire

Son pocas las series que terminan cuando están en su mejor momento. Esto, que puede interpretarse como una ventaja al marcharse en su etapa de máximo apogeo para dejar el mejor recuerdo posible, también nos arrebata futuros capítulos que serían tan buenos como los que hayamos visto. Boardwalk Empire lleva solo dos capítulos de su quinta y última temporada, y solo con estos ha quedado bien claro que no era su momento para irse. Que la HBO se equivoca dejándola escapar de esta manera. Y que nos van a fastidiar por provocar su adiós.1

La serie ambientada en la etapa de la ley seca en Estados Unidos (1919-1933), y que se ha convertido en la mejor para conocer la evolución de varios gánsters míticos como Al Capone, Lucky Luciano o Meyer Lansky, llegó a nuestras vidas en 2010 para quedarse durante muchos años. No digo que hubiese hecho falta estirarla hasta las 10 o 12 temporadas. Pero es que ha sido de las pocas en superar la barrera psicológica de la tercera o cuarta temporada. Ahí es cuanto todas empiezan a flojear y a ofrecer signos evidentes de desgaste, ya sea porque las ideas escasean o las tramas no dan para más. Tim Van Patten, Terence Winter y todos los que están detrás saben que tienen un diamante en bruto, capaz de relatar decenas de historias bajo el mismo fondo gracias al componente histórico. Y lo han exprimido en estos años.

2¿Por qué se marcha Boardwalk Empire? La razón oficial es que hubo un acuerdo entre la cadena y los responsables de la serie para finalizarla un año antes de lo previsto, ya que todo apuntaba a que tendría seis temporadas. La oficiosa es que no se ha convertido en un súper producto con un impacto internacional que provocase conversaciones todas las semanas. La HBO quería que fuese la nueva Los Soprano, que se acercase al nivel mediático de la ficción creada por David Chase. Y pedirle eso a cualquier serie es como querer encontrar el monstruo del Lago Ness. Hay que estar muy loco para poner esa exigencia encima de la mesa.

Aún con el listón imposible que tenía, Steve Buscemi y el resto del reparto han realizado interpretaciones soberbias y cargadas de calidad, hasta el punto de dejar varias escenas para el baúl de lo mejor que se ha podido ver en televisión. Las decenas de secundarios que han ido pasando por sus capítulos han dejado huella a su manera. Sería difícil quedarse con solo uno en otras circunstancias, pero el Gyp Rosetti de Bobby Cannavale en la tercera temporada necesitó solamente 12 capítulos para ser uno de los mejores villanos de la televisión en estos últimos años. Que  ganase el Emmy era una cuestión de justicia, y que se esté haciendo un hueco en Hollywood, evidente.p191dfsoegh9k11p9ml11vqr1rof7

El caso de Cannavale caso no es único: en Boardwalk Empire solo participan bestias interpretativas. Ahí tenemos a Michael Shannon (Nelson Van Alden), Kelly Macdonald (Margaret Thompson), Vincent Piazza (Luciano), Stephen Graham (Capone), Michael Stuhlbarg (Arnold Rothstein), Patricia Arquette (Sally Wheet), Michael Kennet Williams (Chalky White) o Jack Huston (Richard Harrow). Solo se consiguen semejante elenco con un equipo de genios detrás de las cámaras, empezando por Terence Winter y acabando por Martin Scorsese y Mark Whalberg.

3Elegir 1931 para la despedida, cuando todas las cartas están sobre la mesa y la mayoría de los jóvenes aspirantes que hemos ido conociendo ya son unos criminales hechos y derechos ha sido el otro acierto. El primer episodio de esta quinta entrega, dirigido por Tim Van Patten (quién si no), es de esos que hay que venerar y poner cómo ejemplo de lo que es buena televisión. El poder de los personajes y su manera de ejecutar los guiones provocan una historia dramática en la que la acción aparece en su justa medida, sin romper con el ambiente que emociona y pone los pelos de punta. El segundo quizá no haya sido tan impactante, pero la dinámica de contarnos cómo creció Nucky Thompson y los hechos del presente indican que nos están preparando el terreno para algo muy fuerte. Vamos, que va a morir hasta el apuntador. Porque nadie puede discutir que los asesinatos y ajustes de cuentas de la serie son de los mejores que se han realizado.

No podemos hacer más que disfrutar de la que ha sido una de las mejores series de su generación. Que no se haya llevado premios no significa que sea peor que las que sí. Y quien piense que es una simple historia de mafiosos y violencia no tiene ni idea. La carga dramática de la mayoría de escenas es superior al 90% de lo que se emite actualmente. Lo malo es que al final el nivel mediático, que no las audiencias, acaba pesando. Lamentablemente, sospecho que Boardwalk Empire va a ser la nueva Deadwood: la gente se va a verla y a encumbrarla cuando ya haya muerto. Un reconocimiento merecido, pero tardío y triste.

La España de Boardwalk Empire

No hay spoilers, pero sí pistas. Lee bajo tu responsabilidad 🙂

¿Os habéis sentido frustrados alguna vez con el final de una película o una serie? O incluso con los últimos segundos de una temporada. Todo después de haber estado con la boca abierta en algunos momentos de un episodio. E incluso de haberte estremecido con una o varias escenas. Es decir, cuando tras haber flipado de cojones luego te sale del alma ciscarte en lo primero que se te ocurra y hasta de golpear levemente algo. b5

El relato anterior responde a las reacciones que me provocó el último capítulo de la cuarta temporada de Boardwalk Empire. Esta entrega ha sido maravillosa en su conjunto. Este episodio, como algunos otros, logró que se me pusiesen los pelos de punta, con ejemplos como lo que ocurre con la hija de Chalky White (Michael Kennet Williams). Pero el final, esos últimos segundos con Richard Harrow (Jack Huston) como protagonista, me jodieron el día. Me fastidió mucho. En otras palabras: fue glorioso.

b4Ha sido la confirmación de que Boardwalk Empire es una de las mejores series de la actualidad. Y la prueba de que, tras el listón tan alto que puso el año pasado un villano tan poderoso como Gyp Rosetti (Bobby Cannavale), los guionistas y responsables son tan buenos que son capaces de ofrecer otras tramas igual de maravillosas, dramáticas y entretenidas. Lo cierto es que el Dr. Narcisse (Jeffrey Wright) ha resultado muy efectivo, y no se le puede pedir más. Su frase en un episodio resume todo: «La verdad es la que aquellos que están en el poder deciden que sea». Otra prueba más de lo bien que se pueden hacer las cosas.

Y no han sido pocas. Los momentos impactantes han sido escasos, pero seleccionados y cuidados para lograr el rechine de dientes. Así nos pasó con la tragedia que le toca vivir a Al Capone (Stephen Graham), por medio de unos minutos que deberían estudiar todos los que quieran dedicarse a la ficción. La violencia que propone no es de cualquier tipo. Está perfectamente justificada y es reflejo de lo que se vivió en aquellos años. Pasa lo mismo con la brutalidad. Es lo que había.b1

Los futuros actores también han tenido clases magistrales durante los 12 episodios. Con muchos personajes, algunos nuevos, como William Thompson (Kevin Csolak) y Sally Wheet (Patricia Arquette), que están espléndidos (hay que esperar para ver qué juego dará Edgar Hoover (Eric Ladin)). Pero madre mía con Michael Shannon. Joder. Lo del estadounidense es de otro planeta. La transformación que ofrece en los últimos capítulos es el ejemplo de cómo debe ser un intérprete. Pasa de ser un don nadie abrumado por lo que está viviendo a ser un tipo temible en pocos segundos por la misma razón. De George Müller a Nelson Van Alden hay un trecho. Y él consigue que la distancia sea la mínima.

No tengo muchas más palabras para describir el 2013 que nos ha brindado Boardwalk Empire. Solo caben los elogios. Pero lo que sí se puede hacer es extraer las similitudes de un producto inspirado en la realidad como este con el mundo actual. En concreto, con lo que acontece cada día en España. Nos sobran rasgos del New Jersey, o de EEUU en general, de los años dorados del crimen. Por suerte, el asesinato por estos asuntos no prolifera. Aunque se emplea la forma más efectiva para hundir al resto: valerse de la economía, del dinero de la gente.

Las similitudes entre la serie y el país

b3Y es que en España tenemos muchos aspirantes a mafioso. Somos el país donde el mangante y el corrupto cuentan con el apoyo del voto y el beneplácito del militante. En el que existe un partido donde un centenar de sus militantes y exaltos cargos están imputados por, presuntamente, haber metido la mano donde no les corresponde y haberse enriquecido con ello. O por, supuestamente, conceder el contrato del servicio que se tercie al amigo constructor que otorga la dádiva a cambio. Tampoco nos olvidemos de la plaza en el consejo de administración para el retiro dorado por los servicios prestados, o de los regalos de trajes, coches o décimos de loteria premiados por ese favor o esa firma tan oportuna.

En la mayoría de casos los implicados son presuntos por el momento. Pero también los hay condenados. Y menos mal que el alcohol no está prohibido hoy en día como sí ocurre en los años 20 reales que Boardwalk Empire nos cuenta desde la ficción, que si no… Pero tenemos nuestras propias corruptelas. Lo más triste es que se puedan comparar tramas ficticias o no de la serie de HBO con lo que va destapándose en España.b2

¿Quién sería nuestro Nucky Thompson? Llamando a la puerta para hacer el papel de Steve Buscemi podríamos tener a Carlos Fabra (ya condenado) o José Luis Baltar, por poner dos ejemplos de aparentes secundarios en política que en realidad son los que manejan el engranaje. Esos que negocian los flecos que interesan o enchufan a familiares o a aquellos que les pueden servir en el cotarro que creen es suyo.

La concesión de licencias, contratos u obras ya mencionada no es ajena a la España de Boardwalk Empire. Los Arnold Rothstein (Michael Stuhlbargautóctonos podrían ser los encarcelados por la trama Gürtel, como ‘El Bigotes’ o Francisco Correa, esos a los que siempre acompaña la suerte. Aunque en algún momento se les puede acabar. No hay que pasar por alto al gobernante pelele puesto para hacer el trabajo sucio y que no se desgaste el que de verdad manda. ¿Cuántos tenemos de esos? Solo hay que pensar en algún ministro y varios alcaldes o alcaldesas.

b7Policías corruptos no nos han faltado en nuestros últimos años. Los de la serie dan palizas, e incluso matan, o recolectan los sobres para sus jefes con contundencia. Para los primeros ya tuvimos a los GAL. En los segundos se me viene a la cabeza aquel famoso ‘sheriff de Coslada’.

Pero lo que tiene este país es que puede superar hasta a la historia más brutal en cuanto a corrupción y gánsters. Quizá, de haber existido un sistema de seguridad social, unos cuantos se habían apropiado de los dineros que estaban destinados a los parados por medio de EREs fraudulentos. Ya tenemos nuestra propia trama a aportar a cualquier ficción.b6

En lo que no podemos aportar más es en historias de sobresueldos en negro para compensar a los miembros de la organización. Eso es más viejo que la firma en la servilleta. Pero al menos que no se diga que no hemos estado a la altura en ese aspecto.

Solo se puede sentir tristeza al encontrar tantas similitudes entre una serie basada en el crimen y lo que ocurre el país en el que vivimos. Pero nosotros nos lo hemos buscado. Porque se lo hemos permitido. Y luego, si se les levanta un zapato, saltan los remilgados. A mí me parece peor que ellos no hayan notado la crisis y nosotros sigamos en la miseria. Ni los guionistas de Boardwalk Empire lo hubiesen dispuesto mejor.

La metadona de la mafia: Boardwalk Empire

Cualquier amante del cine con un poco de criterio admitirá que El Padrino reinventó el género. Las dos primeras partes de la saga de Francis Ford Coppola llegaron e impactaron a todo aquel que las había visto. A mí me despertaron: una noche me puse la primera para coger el sueño y acabé viéndola entera. Una bofetada poética por ser tan ignorante como para elegir una cinta de ese calibre de aperitivo al descanso. La segunda la vi al día siguiente. Y cuando descubrí la suerte de Fredo se elevó al número 1 de mi ranking personal. Con la tercera tuve más reservas, pero un conocido me dio una lección: “Si la comparas con las otras dos es mala, pero si lo haces con el resto de películas es muy buena”. Tenía razón. BE2

Los Soprano nos regaló un sucedáneo de Corleone contemporáneo. Este no era bizarro y antipático, como Michael; Tony era rudo y cómico en muchas ocasiones. Y ambos compartían la peculiaridad de no perdonar ni una y ser temibles. Al tener el gángster actual por capítulos nos faltaba la serie de uno anterior. Quizá de la época más gloriosa para estos criminales fascinantes que representan mejor que nadie la transigencia con el malo por parte del público: los años de la prohibición, de la ley seca. Con tal contexto todo lo que se crease, y más si lo hacía la HBO, tenía la previa y dulce condena de ser una maravilla con muy poco que se hiciese. Y eso es Boardwalk Empire.

BE1Desconozco si en el Atlantic City de aquellos días confluyeron en una misma sala gente como Enoch Johnson (el personaje de Steve Buscemi lleva el apellido Thompson), Meyer Lansky, ‘Lucky’ Luciano, Al Capone o Arnold Rothstein. Lo que sí sé es que esta serie lo hace real. Un mérito del que en gran parte es culpable Terence Winter, al que podríamos denominar como su creador, y al que han contribuido gente como Martin Scorsese o Mark Wahlberg como productores.

Su regreso el pasado domingo tuvo como prolegómeno un resumen de todo lo ocurrido en la temporada pasada. Y ya solo con eso te das cuenta de la masterpiece que tienes la suerte de seguir cada semana entre septiembre y diciembre desde 2010. Porque con esos dos minutos de recopilación de los momentos más destacados de la tercera entrega Boardwalk Empire ya es mejor que la mayoría de series que existen en la actualidad. No necesita más.

Las tramas tienen tanto sentido y están tan bien hiladas que si yo fuese el guionista de cualquier otra ficción me sentiría insultado y abrumado de lo buenos que son los que la hacen. Los enfrentamientos, las guerras mafiosas, los ajustes de cuentas, las tomas de territorio a golpe de matanza, en fin, el crimen organizado, aquí se presentan con un tratamiento delicioso para los sentidos. Dan ganas de meterse ahí para poder presenciar todo lo que está ocurriendo, aun a riesgo de llevarte un tiro. Pero es que la calidad de los personajes y las historias que protagonizan son tan apabullantes que hacen de ella un milagro televisivo a la vez que un inconveniente para el resto de la parrilla estadounidense y mundial. Vamos, que el marronazo que supone que exista algo tan bueno supone una mayor responsabilidad para los encargados de crear un mundo por episodios. Y muy pocos logran estar a la altura. be3

En Boardwalk Empire hay asesinatos inesperados. Tontos astutos. Listos que acaban con un tiro en la nuca. Masacres para cerrar temporadas, como la de la primera, a la altura de la venganza de Michael Corleone al final de la primera de El Padrino. La prostitución y el contrabando son el leit motiv, más lo segundo que lo primero, y a pesar de que ambas temáticas cargan con todos los giros que ha de dar el argumento nunca resultan pesadas. Es imposible cansarse de cómo funciona el mercadeo ilegal de licor, ya que siempre aparece un nuevo obstáculo u oportunidad para que la trama siga siendo efectiva. Incluso un atentado. O un nuevo actor que querrá su parte del pastel y pondrá patas arriba el negocio. En resumen: todo lo que ocurre para dar un vuelco a la situación es fascinante.

Algo que es culpa, insisto, de los personajes. Porque aquí de repente aparece un tipo como Gyp Rosetti (Bobby Cannavale, que merece un Emmy), un hijo de mala madre del que puedo afirmar sin miedo a cualquier reproche que ya es uno de los mejores villanos de la historia del cine y la televisión. O te encuentras con un Chalky White (Michael Kenneth Williams, Omar en The Wire), que con su labio torcido logra provocar admiración a la vez que renuencia por su forma de entender el mundo del crimen. Sin olvidar que de una temporada a otra puede darse una transformación totalmente aceptable y creíble como la de Jimmy Darmody (Michael Pitt), que pasa de un bando a otro con un justificante que ni los que teníamos que entregar tras haber faltado a clase. También te encuentras al principio con un pobre hombre llamado Richard Harrow (Jack Huston), que padece las miserias de la guerra en forma de secuelas permanentes, y que es capaz de ser un tipo encantador y educado hasta que coge un arma, cuando se transforma en un asesino despiadado al que es imposible juzgar porque te convence de que todo lo que hace tiene una razón aceptable. A veces te estremecen, especialmente con el carismático Owen Sleater (Charlie Cox). Luego está ese animal desconcertante llamado Nelson Van Alden (Michael Shannon), y al que cuando ves en pantalla solo puedes decir “joder” de lo tremendamente creíble que está.

BE4Y por supuesto, aunque por suerte para la serie y sus tramas paralelas ya no tiene tanto peso, está Nucky Thompson para sostener la serie. Haga lo que haga (casi) siempre se va a estar de su lado. Aunque se merezca que le maten o hundan sus negocios en ocasiones. A pesar de que sea un marido infiel que traiciona a una mujer buena (la insuperable Kelly Macdonald). Con todos sus defectos, continúa siendo el sostén de la serie. Ahora mismo, esto sin Steve Buscemi tendría poco sentido. Es completamente necesario. Y eso que todo indica que acabará siendo una serie coral, por la magnitud que están adquiriendo muchos personajes secundarios.

Boardwalk Empire ha vuelto para quedarse por muchos años. El primer episodio de la cuarta temporada continúa con la buena salud que mostró la tercera. Y la segunda, y la anterior. No tiene una temporada mala. Tampoco un capítulo prescindible. Este año vamos a ver el aumento del poder de los negros en el negocio del alcohol ilegal y la prostitución. Quizá la consolidación de los estupefacientes por parte de los capos de Nueva York. Incluso a mafiosos que acaban ganando una apuesta contra su propia muerte cuando ésta se pagaba 14 a 1. Pero da igual. Haga lo que haga, tire por donde tire la serie, estaremos atrapados indefectiblemente.

Boardwalk Empire es la metadona de los que amamos esas drogas llamadas El Padrino y Los Soprano. Es la historia ficticia de la génesis del crimen organizado más real que se ha hecho nunca. Y el día que se vaya vamos a llorar.