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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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The Newsroom vuelve a embaucar

El año pasado no hice balance sobre la segunda temporada de The Newsroom. Se la habían cargado. Me cabreé tanto con Aaron Sorkin y sus colegas por haberse cargado una de mis series preferidas de 2012 que no quise perder tiempo en soltar bilis. La estupidez del argumento de la operación Genova, las aburridas tramas relacionadas con las elecciones de EEUU y el colofón vergonzoso de terminar el último episodio con una petición de matrimonio provocaron que me alegrase de que la tercera temporada fuese a ser la última. Tras los dos capítulos nuevos de ésta ya me estoy arrepintiendo. Y es que parece que el fantasma de 2013 ha desaparecido, en favor de la magia del anterior curso.F2955176

La razón de su vuelta a la vida es sencilla: The Newsroom vuelve a ser (o al menos a parecerse) lo que nos embaucó desde el principio con su ritmo, sus historias interesantes y una visión idealizada y emocionante del periodismo. La sucesión de actualidad y momentos hilarantes de los personajes ha regresado al mato alto nivel. Consecuencias de que se haya rectificado el error del año pasado: dar todo el protagonismo a unos pocos personajes. La fuerza de los secundarios era evidente al principio, y después se les relegó.

F2955220Centrar una temporada en las supuestas cagadas profesionales de un personaje tan insoportable como Maggie se cargó la serie que emiten HBO y Canal + Series. Pasar del romanticismo a la hiperglucemia de la relación entre Will y Mackenzie contribuyó a ello. Y que las conversaciones kafkianas pero entretenidas se convirtiesen en ininteligibles la remató. En general, la causa fue un guión limitado y aburrido que provoca que no recuerde ni una escena que sea digna de rescatar en Youtube. Y perdón por insistir, pero es que de la primera está esta. Y esta. Y esta otra.

Por suerte, los que están detrás de la serie se han dado cuenta de lo que perpetraron. Y han decidido recuperar lo que les funcionó y añadir un ingrediente: la intriga. Es la primera vez en todo este tiempo que estoy expectante con el siguiente episodio por el cliffhanger del segundo de esta temporada. Lo cual es un logro, porque no es una serie pensada para ofrecer este tipo de ganchos.The Newsroom, Season 3

Además de dejar atrás el aburrimiento, The Newsroom ha vuelto a ser creíble en el contenido, y hasta ha ganado algo de verosimilitud en la forma. No todo es tan bonito en el periodismo: ni los buenos ganan siempre, ni el idealismo marca la jornada en una redacción. Pero sí es cierto que mejor no se podrían contar las cosas en un informativo, en el caso de que existiese uno así. Aunque los pasos previos para llegar a esto, cuando Will se pone delante de la cámara, sean demasiado ilusionantes para ser verdad.

¿Representan Sorkin y sus personajes el día a día de un medio? Puede haber comentarios ingeniosos, como en todos los trabajos, pero nadie se pone a citar a Shakespeare o similares a todas horas para potenciar un argumento. No somos tan pedantes. ¿La sensación de emoción y nervios que muestran en las últimas horas es real? Totalmente. Y no hay nada que ponga más a un periodista que esos momentos. Además de una jornada electoral, que es como esa pizza del sábado tras una semana de dieta.

p195b7ucnpup91h9i1do01e5ub8e4La primera temporada no resultó creíble para los que trabajamos en esto. La segunda ni hablamos. Pero la tercera ha logrado que vislumbrase actitudes y reacciones similares a las que tendríamos mis compañeros y yo en un día en el que ocurre algo gordo. Que The Newsroom le provoque esa sensación a un periodista es un éxito. También puede ser que, como decía al principio, me embauque tanto que me nuble el juicio.

La serie se acabará en pocas semanas. Traer a colación el topicazo de «disfrutar lo que queda» sería muy pobre. Sobre todo si la realidad es que me va a fastidiar que no vuelva el año que viene. Y es que no volver a disfrutar de Sloan Sabbith hunde a cualquiera.

Breaking Bad y Modern Family triunfan en unos Emmy muy repartidos

Una ceremonia aburrida recuperada al final por el gozo general que generó la victoria de Breaking Bad. Ese podría ser el resumen de la gala de los Emmy 2013, donde la serie de Vince Gilligan se ha sentado en el trono de mejor drama tras superar a Homeland. La ficción de AMC ha contado con otra buena noticia de la noche: el premio a Anna Gunn como mejor secundaria dramática.

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Unas categorías individuales donde Homeland ha visto salvada su honra gracias a Claire Danes, que repite como mejor actriz de drama, y a su guionista Henry Bromell, mejor guión por el episodio Q&A. Aún así, los espías de Showtime han tenido que hincar la rodilla ante la metanfetamina de Heisenberg, que provoca un fácil presagio entre todos los seguidores de los Emmy. Vamos, que el año que viene arrasará en su despedida tras el final definitivo de su quinta temporada. Aunque hoy salga cuasi derrotada con tan solo dos estatuillas.

Todo lo anterior estaba entre las quinielas posibles, ya que son series que cuentan con el respaldo de crítica y público. Pero lo que nadie esperaba ni por asomo era la victoria de Jeff Daniels como actor de drama por The Newsroom. El monólogo del episodio piloto de la serie que se marca ha propiciado que Will McAvoy se cargue, atención, a Bryan Cranston, Damian Lewis, Jon Hamm o Kevin Spacey. Esta noticia inexplicable ha animado una gala aburrida donde Neil Patrick Harris no ha explotado su talento musical, lo que ha restado grandes momentos y ritmo al desarrollo del show. La guinda habría sido una victoria de Kerry Washington como mejor actriz, pero la cordura ha perdurado.

El secundario masculino ha recaído en Bobby Cannavale, que realiza una interpretación soberbia en Boardwalk Empire. Durante la gala, nadie hizo referencia al capítulo final de Dexter, emitido esta madrugada en EE UU. Y es que a nadie le interesa ya el asesino en serie. La cruz del segmento ha sido para House of Cards, que tras su enérgico desembarco en las nominaciones solo ha recibido la mejor dirección dramática para David Fincher. Aquí otra culpable del desastre en las porras.

En comedia, Modern Family se ha resarcido con el Emmy a la mejor serie de los varapalos en categorías individuales. Y es que ninguno de sus actores ha repetido los éxitos de años atrás. A saber, los actores principal y secundario ganadores han sido Jim Parsons (The Big Bang Theory) por tercer año consecutivo y Tony Hale (Veep), mientras que Julia Louis-Dreyfus (Veep) y Merritt Wever (Nurse Jackie) han vencido en las mismas respectivamente. Esta última, con uno de los discursos más peculiares de la historia para agradecer el premio: «Thank you. Sorry, I gotta go. Bye».

La ficción de ABC abre así la puerta a una posible derrota el próximo año, ya que el desgaste empieza a ser palpable. Una victoria pírrica que no augura nada bueno para sus intereses. Pero ni con esta mala salud frente al jurado ha logrado 30 Rock superarla para llevarse el reconocimiento a mejor comedia en su despedida; se ha tenido que conformar con el de mejor guión de comedia para Tina Fey y Tracey Wigfield.

Las miniseries han estado acaparadas por Behind the Candelabra, que se ha alzado con las estatuillas a mejor ficción, actor para Michael Douglas y director para Steven Soderbergh. La mayor damnificada por el triunfo del biopic del pianista Liberace ha sido American Horror Story: Asylum, que ha visto como solo James Cromwell les auxiliaba con su galardón al secundario más destacado. Entre las féminas, Laura Linney ha tenido su adiós deseado al ser considerada como la mejor principal, y Ellen Burstyn ha rascado para Political Animals el trofeo como secundaria.

Aun con una gala tediosa con números pobres (lo mejor han sido las pinceladas de Kevin Spacey, Amy Poehler y Tina fey) y con el sueño acumulado tras 21 horas sin dormir, he logrado soportar unos Emmy que han resultado muy repartidos, amén del gran nivel que presentaban por los nombres en liza. Donde Mad Men Game of Thrones han vuelto a ser ninguneadas. Por la que Louis CK seguirá dándose cabezazos contra la pared mientras se pregunta «¿qué de hacer?». En los se ha recordado a Cory Monteith y James Gandolfini. Para los que deseo y espero que el próximo año estén imprimidos de ritmo con el fin de evitar los bostezos que estoy soltando ahora. Al menos Christina Hendricks y Sofía Vergara han acertado en sus vestidos (no words).

Y como sé que no leeréis mi tocho anterior y pasaréis directamente al palmarés, aquí lo tenéis.

DRAMAS

Mejor drama

  • House of Cards
  • Breaking Bad
  • Downton Abbey
  • Game of Thrones
  • Homeland
  • Mad Men

Mejor actriz

  • Vera Farmiga, Bates Motel
  • Connie Britton, Nashville
  • Claire Danes, Homeland
  • Michelle Dockery, Downton Abbey
  • Robin Wright, House of Cards
  • Elisabeth Moss, Mad Men
  • Kerry Washington, Scandal

Mejor actor

  • Kevin Spacey, House of Cards
  • Bryan Cranston, Breaking Bad
  • Jeff Daniels, The Newsroom
  • Hugh Bonneville, Downton Abbey
  • Damien Lewis, Homeland
  • Jon Hamm, Mad Men

Mejor actriz secundaria

  • Anna Gunn, Breaking Bad
  • Maggie Smith, Downton Abbey
  • Emilia Clarke, Game of Thrones
  • Morena Baccarin, Homeland
  • Christine Baranski, The Good Wife
  • Christina Hendricks, Mad Men

Mejor actor secundario

  • Aaron Paul, Breaking Bad
  • Bobby Cannavale, Boardwalk Empire
  • Jonathan Banks, Breaking Bad
  • Jim Carter, Downton Abbey
  • Peter Dinklage, Game of Thrones
  • Mandy Patinkin, Homeland

Mejor guión

  • Breaking Bad, «Dead Fright», George Mastras
  • Breaking Bad, «Say My Name», Thomas Schnauz
  • Downton Abbey, «Episode 4», Julian Fellowes
  • Game of Thrones, «The Rains of Castamere», Benioff & Weiss
  • Homeland, «Q&A», Henry Bromell

Mejor dirección

  • Boardwalk Empire, «Margate Sands», Tim Van Patten
  • Breaking Bad, «Gliding Over All», Michelle MacLaren
  • Downton Abbey, «Episode 4», Jeremy Webb
  • Homeland, «Q&A», Leslie Linka Glatter
  • House of Cards, «Episode 1», David Fincher

 

COMEDIAS

Mejor serie cómica

  • 30 Rock
  • The Big Bang Theory
  • Girls
  • Louie
  • Modern Family
  • Veep

Mejor actriz en una serie cómica

  • Lena Dunham, Girls
  • Laura Dern, Enlightened
  • Edie Falco, Nurse Jackie
  • Amy Poehler, Parks and Recreation
  • Tina Fey, 30 Rock
  • Julia Louis-Dreyfus, Veep

Mejor actor en una serie cómica

  • Jim Parsons, The Big Bang Theory
  • Jason Bateman, Arrested Development
  • Don Cheadle, House of Lies
  • Louis C.K., Louie
  • Alec Baldwin, 30 Rock
  • Matt LeBlanc, Episodes

Mejor actriz de reparto en una serie cómica

  • Mayim Bialik, The Big Bang Theory
  • Jane Lynch, Glee
  • Julie Bowen, Modern Family
  • Jane Krakowski, 30 Rock
  • Merritt Wever, Nurse Jackie
  • Anna Chlumsky, Veep

Mejor actor de reparto

  • Adam Driver, Girls
  • Ed O’Neill, Modern Family
  • Jesse Tyler Ferguson, Modern Family
  • Ty Burell, Modern Family
  • Max Greenfield, New Girl
  • Tony Hale, Veep

Mejor guión en una serie cómica

  • 30 Rock, «Hogcock!», Jack Burditt y Robert Carlock
  • 30 Rock, «Last Lunch», Tina Fey y Tracey Wingfield
  • Episodes, «Episode 209», David Crane y Jeffrey Klarik
  • Louie, «Daddy’s Girlfriend (Part 1)», Louis C.K. y Pamela Adlon
  • The Office, «Finale», Greg Daniels

Mejor dirección en una serie cómica

  • 30 Rock, «Hogcock! / Last Lunch», Beth McCarthy-Miller
  • Girls, «On All Fours», Lena Dunham
  • Glee, «Diva», Paris Barclay
  • Louie, «New Year’s Eve», Louis C.K.
  • Modern Family, «Arrested», Gail Mancuso

MINISERIES

Mejor miniserie

  • American Horror Story: Asylum
  • Behind the Candelabra
  • The Bible
  • Phil Spector
  • Political Animals
  • Top of the Lake

Mejor actriz

  • Jessica Lange, American Horror Story: Asylum
  • Laura Linney, The Big C: Hereafter
  • Helen Mirren, Phil Spector
  • Sigourney Weaver, Political Animals
  • Elisabeth Moss, Top of the Lake

Mejor actor

  • Michael Douglas, Behind the Candelabra
  • Matt Damon, Behind the Candelabra
  • Toby Jones, The Girl
  • Benedict Cumberbatch, Parade’s End
  • Al Pacino, Phil Spector

Mejor actriz secundaria

  • Ellen Burstyn, Political Animals
  • Charlotte Rampling, Restless
  • Sarah Paulson, American Horror Story
  • Alfre Woodward, Steel Magnolias
  • Imelda Staunton, The Girl

Mejor actor secundario

  • James Cromwell, American Horror Story
  • Zachary Quinto, American Horror Story
  • Scott Bakula, Behind the Candelabra
  • John Benjamin Hickey, The Big C: Hereafter
  • Peter Mullan, Top of the Lake

Camino a los Emmy: los principales

Continuamos el análisis de la semana de los Emmy de cara a la ceremonia del domingo 22, esta vez con los actores principales (antes fueron los secundarios). Esos por los que todo ocurre, y que canalizan especialmente los éxitos de una serie. Más allá de lo que jalonan para sus respectivas ficciones, hay un factor determinante en la categoría de drama que influye en la victoria de uno u otro.

Como bien apuntaba uno de los comentarios del pasado miércoles, los actores nominados deben elegir un capítulo de la temporada por la que su serie compite para ser valorados en base a ese episodio. Los jueces, los que votan, vamos, decidirán en base a esas escenas en las que los aspirantes creen que se han lucido más. Unos han atinado más que otros en sus preferencias, recogidas en Gold Derby. Por tanto, aviso desde aquí, SPOILERS.

Mejor actor de drama

Hugh Bonneville (Downton Abbey). No parece tener muchas opciones. Y menos aún tras la elección del sexto capítulo de la tercera temporada, justo cuando la relación entre Robert y Cora Crawley empieza a resquebrajarse. El quinto, el episodio con el que pegarse la llorera por excelencia debido a los hechos luctuosos que recoge, habría sido una opción mucho más ventajosa para los intereses de Bonneville. Su rol en la elegante serie británica de ITV es necesario, pero tampoco es impactante ni memorable. No pasa como con Maggie Smith, que estás deseando que vuelva a aparecer en pantalla para descoyuntarte de la risa con sus ocurrencias. Sin duda es un buen actor, pero su papel carece de empaque suficiente como para un Emmy.

Jon Hamm (Mad Men). El eterno aspirante, cuya victoria parece estar pospuesta hasta los Emmy de 2016; es decir, cuando la segunda parte de la séptima temporada de la serie aspire a los premios. Pero este año sí merece ganarlo. Si bien es cierto que los publicistas de Madison Avenue han perdido la hegemonia en favor de Homeland, Hamm ha realizado en esta sexta entrega su mejor interpretación desde que comenzó la serie. En general, Mad Men ha mejorado notablemente y ha dejado momentos memorables durante sus trece capítulos de este año. Y muchos de ellos han estado protagonizados por él. Quizá por ello ha elegido como carta de presentación para el premio el último episodio de temporada, ese en el que realmente se plantea dejar Nueva York con destino a Los Ángeles. Cuando él mismo se da cuenta de que su relación con Megan es insalvable; tras asumir que no entiende a su hija; o al cerciorarse de que se está haciendo viejo. Ya ni la bebida ni las mujeres le reconfortan. Podría vencer (no soy el único que lo piensa), pero dudo que vaya a ser así.

Kevin Spacey (House of Cards). El nivel el año pasado en los nominados a mejor actor de drama estaba altísimo. Y si ahora le añadimos un ganador de un Oscar, un monstruo interpretativo que ha creado un personaje para el que no existen elogios suficientes, pues para qué queremos más. Ese es Kevin Spacey, que con su Frank Underwood ha logrado que todos disfrutemos con sus maquiavélicas estrategias para asaltar el poder. ¿Ganará? No lo sé, pero, ¿por qué no? La serie de Netflix ha asaltado los Emmy como ninguna otra ha hecho, y no digamos él mismo. Porque aunque todos los que forman parte de House of Cards contribuyen a que sea tan buena, Spacey es completamente necesario. No sabes por dónde va a salir este político del partido demócrata. Todo cae de cara para sus intereses sin que resulte predecible ni forzado. Hasta el punto de dejarse golpear para derrotar a un contrincante político. Y eso que se le tiene calado desde el principio. Puede que por todo esto haya escogido el piloto de la serie, ese en el que ya demuestra que es capaz de hacer y deshacer desde su despacho de la Cámara de representantes. Su mayor obstáculo para subir al escenario es el que viene ahora.

Damian

Damian Lewis (Homeland). Ganó el año pasado, y en esta segunda temporada se ha enfrentado a situaciones que le han hecho mostrar su vena más dramática. Cuando le interrogan y es cuasi torturado por los agentes de Langley, para que posteriormente acuda Carrie (Claire Danes) a su rescate con la idea de que confiese, son las escenas destacadas del episodio que el británico ha elegido para presentar al jurado (Q&A, el quinto). Lo cierto es que no podrían haber optado por otro mejor, ya que aquí Brody y Carrie se descubren por completo y exteriorizan todo lo que les atenaza. A mí me resultó sorprendente su victoria de 2012; ahora no me sorprendería tanto. Y es que Homeland gusta tanto…

Bryan Cranston (Breaking Bad). No he visto aún la quinta temporada (estoy en la contrarreloj), por lo que no puedo decir mucho de cara a esta edición. Sí sé que todos los Emmy que se ha llevado estaban más que merecidos. Todos los que la ven están convencidos de que debería agenciarse con cualquier premio. A pesar de todo, su año será el próximo, cuando BB compita por última vez tras despedirse el 29 de septiembre. Echaremos de menos a Walter White desde entonces. Seguro.

Jeff Daniels (The Newsroom). Me encanta Will McAvoy. Lo confieso. Y también habría escogido para intentar tener opciones a un premio un primer episodio en el que me luzco con un monólogo cargado de datos y que recito con total naturalidad (también os digo, dudo mucho que los periodistas tengamos esa capacidad para soltar estadísticas de la manera en que lo hace Daniels durante esos pocos minutos). Pero tanto él como yo mismo y todos sus seguidores debemos asumir que la creación de Aaron Sorkin es entretenida. Nada más. Quizá muchos la veamos por prurito profesional, aunque realmente sea una ficción con trazos periodísticos. Ahora bien, McAvoy es un gran personaje, y es imposible no sonreir de vez en cuando se hace el gracioso. O yo, al menos, he visto 100 veces la escena en la que descubre que están entrevistando para una beca en News Night a la misma chica que le hizo la pregunta que desencadenó en su perorata de presentación. Y los cuatro últimos minutos de la primera temporada, sí.

Mejor actriz de drama

Michelle Dockery (Downton Abbey). Ay, la pobre Lady Mary. Los quebrantos con los que se ha encontrado no se los desearía ni a mi peor enemigo (bueno, todo esto lo sabemos los que la hemos visto en Internet, porque Antena 3 aún NO HA EMITIDO el especial de Navidad de la serie y que responde a lo anterior). Pero eso no le va a generar réditos para ganar. Afrontémoslo, Lady Mary es hierática y hasta te alegras cuando ves que asoma una sonrisilla. No es Edith, obvio (aquí odiamos a Edith, a.k.a. la ‘hermana fea’ según fuentes consultadas), y menos aún Sybil (a ésta hay que amarla y echarla mucho de menos, ¿vale?). Ella es simplemente rancia. Ni aunque haya presentado el episodio de su boda para encandilar al jurado va a tener opciones. Así que circulando.

VeraVera Farmiga (Bates Motel). Es difícil no admirar a esta auténtica bestia de las cámaras. Su salto a la pequeña pantalla ha sido bien acogido, como era obvio, y ella ha respondido con un personaje espectacular. La mamá del jovencito Norman Bates no ha defraudado. Ahora, venir de Hollywood no sé si le beneficia o por el contrario es perjudicial para sus aspiraciones. En cualquier caso, Bates Motel no puede hacer más que crecer y mejorar. Por lo que Farmiga volverá a estar en esta lista. Puede que dentro de unos años hasta coincida con su hermana Taissa.

Connie Britton (Nashville). Ella me gusta; es una gran actriz. Y su serie me aburre. No me extiendo más porque me quedé en el tercero de la primera temporada. Y gracias.

Claire Danes (Homeland). Aquí tenemos un dilema. Creo sinceramente que su serie es muy buena, de las imprescindibles. Y estoy convencido de que sin su rol de ambiciosa llorica con trastorno bipolar nada sería lo mismo. Un tipo tan frío como Brody (en la primera temporada especialmente) necesitaba un contrapunto con una personalidad como la de Carrie. Lo que no creo es que haga un papelón de la hostia y tan admirable como lo pintan. Tanto llanto desmesurado y su dosis innecesaria de excentricidad la hacen insoportable a veces (siempre hablando como personaje, ojo). Al menos el jurado verá un capítulo en el que ella no es la que llora más (Q&A, el mismo que Brody). Con todo esto, me gustaría que los guionistas recuperasen a la mujer fuerte e inquieta de los primeros episodios de la serie. Es decir, cuando daba más juego y no solo enjugaba lágrimas.

Elisabeth Moss (Mad Men). Empatizar con Peggy es casi una necesidad actualmente. La historia de una chica que pasa de ser secretaria a una creativa publicitaria por la que se pelean las agencias bebe mucho del tópico del sueño americano; pero en su caso te lo crees. Todo apunta a que su elección, el capítulo 9, ese en el que se da cuenta de que no quiere vivir en la casa que se ha comprado y donde se plantea la relación con Abe tras su beso con Ted Chaough, busca que el jurado vea en ella rasgos de mujer insegura. Vamos, que pretende demostrar que no es solo una mujer que renunció a un hijo por diversas razones (tragedias personales) o que no es simplemente una chica que no soporta a su madre (discusiones familiares). Hay que recordar que también está nominada como mejor actriz secundaria de miniserie. Parece improbable que alguien se lleve dos premios a la vez.

Kerry Washington (Scandal). No me la creo. Ni a ella ni al último invento de Shonda Rhimes. Pero como siempre, la gente cae engañada por lo entretenida y estrambótica que es. Es mala, pero embauca. Todos tenemos vicios de este tipo. Pero este no es uno de los míos ni mucho menos. Si sorprende que Olivia Pope aspire a un premio de por sí, imaginaos si se lo dan. La amistad que mantiene con los Obama, su elegancia y su belleza (que le sobra), no creo que sean suficientes.Robin

Robin Wright (House of Cards). Y aquí está la favorita. Ella, su compañero Kevin Spacey y la serie de ambos pueden ser los que impidan un nuevo ciclo en los Emmy por parte de Homeland (y que ya protagonizó antes Mad Men). La insaciable Claire Underwood ha sorprendido por sus destreza y su sagacidad a la hora de maquinar acciones en su beneficio. Una actitud que exterioriza en el capítulo 10, ese en el que planta cara a su marido. Aunque ya dio muestras de ello previamente, cuando despide a la mitad de su oficina; pero es tras acostarse con el pintor con el que ya estuvo antes y pactar con un lobby con el que Frank no quiere hacer tratos cuando realmente se hace fuerte y castiga a su compañero. A ella le da igual todo. Es taxativa. Por no decir que logra que todos caigamos bajo sus encantos (sí, las voces de MILF también me han llegado). Vamos, que es indefectible a la serie. Creo que se llevará la estatuilla.

En cuanto a los actores invitados, y para no extenderme más, en la categoría de ellos todo indica que van por delante en la carrera Michael J. Fox por The Good Wife y Rupert Friend por Homeland (sí, es Quinn). Para las actrices, la veteranía de Jane Fonda (The Newsroom), Margo Martindale (The Americans) y Diana Rigg (Juego de Tronos) supone una ventaja para ellas. Yo me inclinaría por la segunda. Aunque mucho ojo a Linda Cardellini, la amante de Don Draper en esta temporada de Mad Men y más conocida por ser la mítica Lindsay de Freaks & Geeks.

DISCLAIMER: No hay análisis de los actores de comedia por la misma razón que con los secundarios. Sin verles suficiente no me parece responsable ponerme a hablar de ellos.

Los buenos siempre ganan en The Newsroom

Este lunes fue un día de peleas entre periodistas. De preguntas dictadas desde el poder. De directores que obedecen al que manda en el país. De estrellitas que van de independientes y luego asumen un pacto con aquel al que han de cuestionar. Una trama con jefes de Gobierno que llevan la respuesta escrita y la leen sin sonrojarse. Con informadores que dan respingos en el asiento después de que su plan para hacer las preguntas que consideran más adecuadas, dadas las limitaciones impuestas, no salga bien. Aunque esta última situación también sea su culpa por no plantarse cuando se les está boicoteando. En resumen: un conjunto de escenas donde los malos siempre ganan. La vida real.news1

Eso es algo que no pasaría jamás en The Newsroom, que este domingo regresó a HBO. Por mucho que se tuerza el asunto para Will McAvoy (Jeff Daniels), MacKenzie McHale (Emily Mortimer) o Charlie Skinner (Sam Waterston), la moneda acabará cayendo de cara conspiración del universo mediante. Aquí te puedes plantar ante el jefe aun con una amenaza de despido. Puedes meter la pata a la hora de contrastar una historia y luego usar ese error para tu beneficio en pos de presentarlo como un ejemplo de independencia.

Podríamos resumirlo en tener el lujo de llamar a las cosas por su nombre. Es la suerte que tiene Aaron Sorkin por el trabajo que desempeña: puede hacer lo que le da la gana para ponernos los pelos de punta y hacernos pensar a los que nos dedicamos a esto «ojalá pudiera hacer eso».

The Newsroom no es periodismo. Y tampoco hay que pedirle que lo sea. ¿O acaso se le exigía a The West Wing que representase la política estadounidense? No. Simplemente nos atrae el idealismo y la integridad que desprenden. Lo buenos que son los guiones y sus personajes. Además del ritmo y el humor socarrón de cada diálogo. Eso es una historia de Sorkin: algo bien armado donde no existe la lentitud. Una serie buenísima y que no puedes dejar de ver. Y que es completamente ficticia.

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Porque para aquellos que no os dediquéis al periodismo (que buena y mala suerte tenéis a la vez) lo que ocurre en la redacción de News Night no es ni por asomo, y como ya sabréis, lo que podría acontecer en el día a día de cualquier medio. La única realidad es el amor por la profesión, los horarios intempestivos y el agobio inmediato cuando surge la noticia. Sí, las rencillas entre compañeros y las broncas de los jefes también son ineludibles en el espacio de trabajo, pero eso es algo que ocurre en cualquier empresa. E incluso los líos amorosos o no entre redactores o entre éstos y sus superiores.

En cuanto al capítulo en sí hay poco que decir. Ha sido un regreso muy flojito, sin la emoción que hubo en los 10 episodios de la primera temporada por culpa de momentos ya inolvidables en la historia de la televisión. Como siempre, habrá que esperar a la genialidad de Sorkin. La cuestión es que ahora tienen un problema bastante serio por una noticia que no confirmaron de la manera adecuada, y será ésto sobre lo que gire el argumento en esta entrega. Los otros temas de ‘actualidad’, dado que los hechos comienzan en el verano de 2011, serán la revolución en Libia, la campaña electoral de los candidatos a presidente de Estados Unidos o el décimo aniversario del 11-S, entre muchos otros.

¿Cómo están ahora los personajes? Will y MacKenzie siguen con su tira y afloja. Charlie lidiando con la jefa Leona (Jane Fonda). Jim (John Gallagher, Jr.) luchando contra su espíritu pusilánime mientras Don (Thomas Sadoski) intenta aclarar sus sentimientos profesionales y personales. Sloan (Olivia Munn) sigue estando igual de bella y cada día es más graciosa, a la vez que Neal (Dev Patel) no para de buscar la noticia más reivindicativa que le haga soñar con un mundo más justo.news3

Pero si hay algo que molesta especialmente en esta nueva temporada es el corte de pelo de Maggie (Alison Pill). No os enseño una foto de cómo está ahora esta chica porque no quiero spoilear. Pero si ya era insoportable en la serie por su actitud, imaginad ahora que va hecha un adefesio. ¿Por qué? Aún no lo sabemos. Y tampoco sé si quiero saberlo, porque vaya tela.

La serie nos lleva a un ambiente utópico, en el que los buenos siempre ganan y los malos se plegan ante ellos. Algo deseable para los periodistas, pero irreal en la práctica, ya que tenemos la poca cabeza de enzarzarnos entre nosotros en guerras en las que siempre vamos a salir perdiendo.

Es cierto que existen medios sin directores que se arrodillan ante el poder (por no decir otra cosa) pero éstos son minoría. Y también que la mayoría de periodistas no se pone al servicio de los políticos o del poder financiero con el simple gesto de rechazar sus regalos. Pero son esos profesionales pelotas los que nos hacen fantasear más aún con nuestro The Newsroom particular al autoconvencernos de que la vida puede y debe ser mejor.

La serie gusta mucho a todo aquel que no tiene nada que ver con el periodismo. Quizá sea porque no se parece en nada a lo que hacemos los periodistas actualmente.