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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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¿Se le está yendo de las manos a Cuéntame?

OJO: Spoilers

Decíamos hace casi un mes, cuando Antonio Alcantará le puso los cuernos a toda España tras engañar a Merche con otra, que Cuéntame seguía siendo capaz de dar giros a sus tramas tras 13 años de emisión. Y que eso tenía mucho mérito, dado que muy pocas se pueden permitir ofrecer al espectador vuelcos tan exagerados y que suponen que todas las premisas en las que se ha basado la serie sean sustituidas por otras. También es cierto que Cuéntame había sido bastante plana hasta hace un par de años, cuando parece que los guionistas decidieron echar el resto usando a los personajes para ello.descarga

Quizá por esto parece que sus responsables se han entregado definitivamente a la locura, y sus decisiones ya están provocando auténticos traumas en el espectador. De hecho, hasta mis excompañeros de piso que no faltan a la cita todos los jueves con la serie de TVE se callaron tras ver lo que estaba ocurriendo. Porque la muerte de Eugenio ha sido un auténtico varapalo para todos los seguidores de la ficción, y será muy interesante ver cómo repercute en el resto de personajes.

La muerte del mítico sacerdote, que dejó de serlo por entregarse a esa tontería que en la Iglesia llaman «los vicios de la carne», no se la esperaba nadie. Más por ser él que por las circunstancias. Quizá el efecto hubiese sido el mismo con otro, y dada la carrerilla que ha cogido la serie igual podemos experimentar eso mismo muy pronto.

AntonioPero, ¿todos estos giros pueden resultar contraproducentes a la larga? ¿No supondrán un peligro para las ideas y para esa día a día de los Alcantará y sus vecinos? Porque lo poco gusta, pero lo mucho cansa, y aglutinar en tan solo una temporada escenas y tramas impactantes puede provocar que en el futuro no sepas por dónde tirar.

Ayer leí hasta que esto que le pasó a Eugenio fue incluso gratuito. Que no tenía sentido que muriese de esta manera y en ese momento. Y puede ser que los que sostengan eso tengan razón. ¿A qué responde que se dé esa situación ahora?

Cuéntame ya ha demostrado que por muchos años que lleve es capaz de reinventarse, de ofrecer algo nuevo con cada nueva entrega. Pero yo tendría cuidado con pecar de exceso o pasarme de transgresor con un producto que lleva más de una década de emisión, y más si todo lo impactante sucede en una sola temporada. Porque a lo mejor en sucesivas no gustas tanto por no ofrecer tramas tan truculentas.

Cuéntame le pone los cuernos a toda España

Siempre hablamos del desgaste de las series como algo inexorable. Es imposible mantener la frescura y ser capaz de ofrecer giros con el paso de los años, aun manteniendo cierta calidad en el conjunto de la ficción. Hasta que llega una serie española como Cuéntame y se cisca en todo lo preestablecido.Antonio

Si visteis anoche y la semana pasada la serie que narra la vida de los Alcantará estaréis como yo: en shock. Antonio (Imanol Arias) le puso los cuernos a Merche (Ana Duato) en el capítulo anterior. Y en el de este jueves ella le ha echado de casa. En la temporada NÚMERO 15. Tras más de 250 capítulos. Un giro completamente inesperado y que nadie podía predecir. Más que nada porque todos creíamos que Merche y Antonio eran de esas parejas indelebles. Por las redes sociales ya se ha bautizado a esto como el «Chanquete ha muerto» de nuestra generación. Y quizá no les falta razón.

Que Antonio se cuele por una mujer madura muy atractiva como Paz (Ariadna Gil) entraría dentro de lo normal en cualquier otra serie. Aquí no. Esto era impensable, ni de broma se le podía pasar a alguien por la cabeza una infidelidad en Cuéntame. Pero lo han hecho, y de la mejor forma. El acierto no puede ser más flagrante, visto el trauma que ha generado entre los espectadores, e incluso entre la sociedad de este país.

MercheEl éxito de los responsables de la serie, que se merecen tener trabajo para el resto de su vida para que nos puedan traer historias tan geniales como ésta, ha estado en los detalles y en no permitir que se vislumbrase lo que iba a ocurrir hasta el último segundo. También la elección de que sean los auténticos protagonistas los que se vean en semejante entuerto. No sé a vosotros, pero a mí se me pusieron los pelos de punta cuando Merche le pregunta entre lágrimas si su amante y él están enamorados. Esa escena ya es inmortal.

Pero lo mejor de todo es el contexto elegido para situar este auténtico drama nacional. Disponer que todo ocurra en los prolegómenos y posterior génesis del Felipismo resulta fascinante. Un hecho histórico como la llegada del PSOE de Felipe González al poder sumado a otro que ya es historia de la televisión y de este país. Además de haber tenido esta idea justo cuando en la época que viven los protagonistas se acaba de aprobar la Ley del divorcio. De verdad que no se puede hacer mejor.

Los cuernos de Antonio a Merche me han dado la puntilla en cuanto a las ficciones sobre infidelidades. Todo porque acabo de ver The 7.39, de la cual hablaremos próximamente. A los que tuvieseis la duda o la tentación de engañar a vuestras parejas, avisados estáis gracias a las series: puedes pasarlo bien un rato a cambio de perder toda una vida. Antonio Alcántara ya se está arrepintiendo. Allá vosotros.Paz

Ya dijeron los obispos hace unos años, durante el Gobierno de Zapatero, que los socialistas querían acabar con la familia tradicional. En Cuéntame acaban de llegar al poder y ya se ha roto el considerado como el matrimonio más sólido de España (espero que se capte la ironía). No me atrevo a decir qué va a pasar con Antonio. Si sus guionistas son capaces de dar semejante vuelta a la trama tras 13 años de emisión, miedo me da lo que se les pueda ocurrir en el futuro.

Dado que pocos os acordaréis, os lo recuerdo. Imanol Arias ha hecho de fucker en varias películas. Recordad Todos los hombres sois iguales.

 

Como cada post de Cuéntame: va por vosotros, Moncloa 5.

«A ver a ver, que empieza Cuéntame»

Cuando regresé a Madrid por última vez fui a parar al piso de unos desconocidos que llevaban cuatro años viviendo juntos, y que resultaron ser unos compañeros amables y encantadores. Poco a poco y día a día me fueron contando las normas de convivencia y demás reglas de limpieza que tenían dispuestas en la casa, aunque éstas no evitaban que en muchas ocasiones aquello pareciese un albañal. Hasta que llegó el día en el que me comunicaron el acto cuasi ceremonial que tenían un día a la semana, y que me hizo entender por qué se llevaban tan bien: «Ah, y aquí los jueves se ve Cuéntame«. Sentarse ese día por las noches en el salón a ver La 1 era indefectible a esa casa.cuentame

Porque Cuéntame cómo pasó, que es a la ficción española lo que Pau Gasol al baloncesto, lleva ya 11 años provocando esto en todos los hogares: unión familiar o de amistad para seguir las andanzas de los Alcántara una noche cada siete días. En ese momento, he de reconocer que yo ya no seguía la serie. La vi durante muchos años, cuando aún vivía en casa e incluso después, cuando me mudé, pero hacía un par de años que le perdí la pista. A pesar de ello, una de las ventajas que ofrece es que te puedes reenganchar a ella muy fácilmente, ya que su argumento no busca ser trascendente, sino atraer a todo el mundo por medio de un hilo fácil de coger.

La dejé en un momento en el que Carlitos (Ricardo Gómez), que para todos siempre será ese niño con pelo a tazón, había crecido de forma sorprendente e incluso estaba cerca de conocer cómo era un momento de intimidad con una chica; también coincidió en ese momento la marcha de la auténtica Inés, Irene Visedo, a la que Pilar Punzano no ha hecho olvidar. O con Toni (Pablo Rivero), ya independizado por completo, siguiendo su camino de izquierdas particular (aunque de él siempre nos quedará un sketch de Cruz y Raya, en el que decía que no iba a tener frío porque ya se iba caliente). Pero sobre todo, con Antonio (Imanol Arias) y Merche (Ana Duato) prosperando tras muchos años recogiendo la mierda de los demás y dejando atrás las estafas que sufrieron por alguno que otro.

Todos la hemos visto en algún momento, y en la retina siempre quedará el gran José Sancho haciendo de ese fascista avaricioso al que había que llamar con el Don delante y con el santo detrás. O a Tony Leblanc con ese peluquín tan cutre, pero siempre correcto y enseñando al resto cómo ha de ser un actor, ya nazca en los 90 o los 20. Y sobre todo, recordaremos a la incombustible. La abuela y ya bisabuela de España: Herminia. Pero yo siempre seré fan de Valentina, esa mujer atolondrada a la que clavó Alicia Hermida.

Cuentame1Pero lo que más mola de Cuéntame es que se atreven con todo. No han evitado ni pasado por alto ninguno de los temas polémicos de los años que les ha tocado cubrir. Y hay momentos que son inolvidables, como cuanto Antonio se lamentaba de haber tenido que estar con el brazo en alto en la Plaza de Oriente, y le dijo a Merche: «Si mi padre me hubiera visto». Esta es la valentía que debería tener toda serie que pretenda ser divulgativa, y ésta es tan buena que parece extranjera. Pero la esperanza de ver algo similar en este país se va diluyendo cada vez más.

Lo que es inherente a este maravilla es todo lo que nos ha enseñado a los que tuvimos la fortuna de nacer después de la dictadura. Hemos conocido cómo eran los ‘grises’ y los métodos que empleaban, la educación en los colegios de esos años, la poca apertura social que se permitía por culpa del conservadurismo rancio impuesto desde arriba. Aunque lo mejor ha sido el tratamiento de todos estos asuntos, siempre desde una perspectiva justa y nada sectaria. Sin ambages aun con el tema más espinoso y conflictivo.

¿Hasta dónde llegará? No lo sabemos, a pesar de las bromas que apuntan a que por lo menos debe llegar a la etapa actual, para enterarnos de verdad de todo lo que está pasando con los casos de corrupción, esa auténtica marca (y mancha) España. En un escenario más probable, quizá le quedan dos o tres años a lo sumo, lo suficiente y necesario para una historia tan longeva y que ha abarcado casi tres décadas.

En este día, mis compañeros y yo dejamos el piso que hemos compartido, en su caso durante años y en el mío solo unos meses. Quizá volvamos a ver Cuéntame juntos algún día. Pero lo que está claro es que siempre nos acordaremos unos de otros cuando lleguen los jueves a las 22.30, especialmente de cuando yo me escaqueaba de verla porque tenía otras cosas que hacer (aunque luego la viese por Internet sin que nadie se enterase).

«A ver a ver, que no nos enteramos, que ya empieza«, era la consigna. Eso sí que no lo volveré a escuchar. Pero jamás la olvidaré, y a ellos tampoco. Igual que a Cuéntame.