El sueño de cualquier amo es tener un perro simpático, obediente y poco conflictivo; un can como esos que aparecen en las películas infantiles: afables con los niños, con sus congéneres e incluso con los gatos. Un animal siempre dispuesto para una sesión de juego o caricias y al que no se le ocurra usar los dientes más que para triturar su pienso.
Para conseguirlo lo mejor es ir a una protectora, dejarse asesorar por los voluntarios y llevarse uno de los varios perros adultos que nos recomienden a casa.
Es el sistema que yo siempre recomiendo para minimizar las posibilidades de equivocarse.
Pero si se está empeñado en tener un cachorro, se está asumiendo una importante responsabilidad y es importante hacer lo posible para tener un animal equilibrado y manejable.
Eso pasa obligatoriamente por tres cosas: no separarle demasiado pronto de su madre y hermanos, no sobreprotegerlo y exponerlo a todo tipo de estímulos.
Para una correcta socialización desde cachorro, no conviene separarle demasiado pronto de su madre. Mejor si nos lo llevamos de la compañía de su madre y hermanos sobre los cuatro meses. En ese tiempo aprenderá de manera importante a relacionarse con sus congéneres y le vendrán bien los correctivos de su madre.
Eso es en un mundo ideal claro. No siempre es posible elegir.
El primer error, el más común, es tomar al tierno cachorrito en brazos a la primera de cambio por miedo a que le pase algo.
Protegerle en exceso lo expone a acabar convirtiéndose en un perro tímido o agresivo, incapaz de relacionarse correctamente.
Y hay que estimularle: un cachorro sano que juegue con perros, niños, expuesto a ruidos o a lugares llenos de gente acabará siendo con toda probabilidad un adulto equilibrado y manejable.
Por supuesto un adiestramiento básico desde el principio y no perder de vista que nosotros somos los que mandamos es imprescindible, sobre todo en la adolescencia canina de la que ya os escribiré otro día.
También es cierto que independientemente de lo que hagamos hay perros que son más dominante (y por tanto pendencieros) con los de su mismo sexo al alcanzar la juventud. Una castración temprana siempre ayuda.
Todos los cachorros que veis en las fotos, cruces de podenco o galgos, están esperando hogar en la Protectora de Cáceres.
Si quieres adoptar alguno escribe a protectoracaceres@gmail.com