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Ilustración de Yan' Dargent para una edición de 1870 de la 'Divina comedia' de Dante

Ilustración de Yan’ Dargent para una edición de 1870 de la ‘Divina comedia’ de Dante

El francés Yan’ Dargent (1824-1899) ilustra la Divina comedia de Dante Alighieri con grabados de sensualidad celestial. En primer plano, una mujer tapada sólo con gasas transparentes alza el vuelo recortada contra un fondo de lejanas estrellas. Con todas sus taras, Internet obra el milagro de propagar la imagen y alimentar las miradas del mundo con obras escondidas que pueden permanecer invisibles durante años en gruesos volúmenes custodiados por bibliotecas.

Old Book Illustrations (Viejas ilustraciones de libros) nace de una iniciativa independiente, del deseo de compartir en Internet, a alta resolución y sin cortapisas, arte gráfico con derechos de autor caducados, creado para ilustrar emocionantes historias vendidas por entregas, fábulas, colecciones de cuentos, manuales o diccionarios enciclopédicos.

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La Hermandad Prerrafaelita, una rebelión contra la tiranía victoriana

Elizabeth Siddal, Rossetti,Millais y Jane Burden

Siddal, Rossetti,Millais y Burden

En el constreñido ambiente artístico victoriano, a mediados del siglo XIX el realismo era la única opción válida. Alfred Tennyson era el poeta laureado del momento, con su lírica de versos políticos sobre batallas y sucesos históricos que convertían la poesía en un género documental más que en un arte.

Con el desarrollo industrial, una clase media emergente, con escasos conocimientos artísticos, necesitaba unos cánones que juzgaran con facilidad cualquier creación literaria, escultórica o pictórica, clasificar toda obra como si se tratara de un insecto, un mineral o la pieza de una máquina. El realismo era sinónimo del orden burgués y crear algo de utilidad social y moral era un deber.

La Hermandad Prerrafaelita se fundó en Londres en 1848, con Dante Gabriel Rossetti, William Holman Hunt y John Everett Millais como primeras figuras. Eran estudiantes de arte en la Royal Academy of Arts y habían decidido poner fin a la mal entendida influencia de Rafael y Miguel Angel en el arte, a la eterna sucesión de obras manieristas que saturaban el panorama de la época.

Su apuesta era volver al color, al detalle y a las composiciones anteriores al Renacimiento, al espíritu medieval y mítico del pasado, con una técnica realista que sin embargo retaba las convenciones con una atmósfera poética que daba a los personajes un aura mágica. La belleza, sin reparar en el fin, era lo más importante.

El Cotilleando a… de esta semana es para la Hermandad Prerrafaelita, con una selección de cinco cuadros, renovadores y rebeldes, del movimiento que constituyó la primera vanguardia artística de la historia.

'Ophelia' - John Everett Millais

‘Ophelia’ – John Everett Millais

1. Ophelia – John Everett Millais (1829-1896). El color y la textura de las algas parecen tapizados en lugar de vegetación. Las diminutas flores brillan como joyas sobre el cadáver de Ofelia, la amada suicida del príncipe Hamlet, el protagonista de la tragedia de Shakespeare.

Los prerrafaelistas eran fieles a pintar del natural y Millais no era una excepción: comenzó en el verano de 1851 a retratar el río Ewell, cerca de Kingston-upon-Thames (ahora un suburbio del sudoeste de Londres) en sesiones que duraban todo el día.

La fragilidad de Ofelia la personificó Elizabeth Siddal (1829-1862), que escribió poesía y pintó además de ser modelo de Millais, Walter Deverell, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt. Siddal posó durante el invierno, tumbada en una bañera calentada con lámparas de aceite. En una ocasión se apagaron y el agua se enfrió, la chica no dijo nada y el artista, abstraído y finalizando el cuadro, no prestó atención al detalle. La sufrida musa cogió un resfriado cercano a la neumonía y su padre reclamó al artista 50 libras esterlinas como compensación por los gastos médicos.

'Beata Beatrix' - Dante Gabriel Rossetti

‘Beata Beatrix’ – Dante Gabriel Rossetti

2. Beata Beatrix – Dante Gabriel Rossetti (1828-1882). Elizabeth Siddal mantuvo un romance de una década con Rossetti y fue esposa del pintor sólo durante dos años, hasta 1862, cuando ella murió de una sobredosis de láudano, el preparado a base de opio utilizado como panacea en el siglo XIX. El pintor se inspiró en su esposa para representar a Beatriz, el amor platónico de Dante Alighieri. La pintura —realizada un año después de la muerte de Siddal—, ilustra la Vita Nuova (1292-93), la primera obra del italiano, en la que explica su amor platónico por Beatriz, que traspasa su estátus de ser humano y es ante los ojos del poeta una criatura celestial y redentora de pecados.

'Queen Guenevere' - William Morris

‘Queen Guenevere’ – William Morris

3. Queen Guenevere – William Morris (1834-1896). Fue pintor, escritor, diseñador textil, artesano, activista político… William Morris se rebeló siempre contra el desarrollo industrial. Creó el movimiento Arts and Crafts (Artes y oficios) como reacción a los productos creados en masa, para recuperar procesos artesanos de orígenes que se remontaban a la Edad Media y estaban en peligro de desaparecer. Los patrones decorativos del tocador de la reina, las tallas y los trabajos de marquetería, el diseño del vestido o el manuscrito en el que se adivina una letra dorada son detalles que delatan el amor del artista por el detalle exquisito.

La reina Ginebra es Jane Burden, el ideal de belleza  del arte prerrafaelista (1839-1914). Posó también para Rossetti y parece ser que estaba enamorada de él, pero el pintor ya había encontrado a Siddal. Burden se casó con Morris en 1859, un año después de posar para este cuadro, el único óleo que el artista finalizó. La nueva señora Morris tenía una educación básica y tras el matrimonio recibió clases privadas. Demostró ser una ávida lectora y una talentosa pianista, aprendió casi a la perfección francés e italiano. El escritor irlandés George Bernard Shaw la utilizó como inspiración para la obra de teatro Pygmalion (1912), que cuenta como la florista Eliza Doolittle es educada por el profesor de fonética Henry Higgins, que logra tras grandes sacrificios una transformación que borra su pasado obrero.

Ford Madox Brown - 'The Last of England'

Ford Madox Brown – ‘The Last of England’

4. The Last of EnglandFord Madox Brown (1821-1893). No llegó a pertenecer a la Hermandad Prerrafaelita, pero se mostraba en contra del academicismo en el arte, colaboró en la empresa de diseño de Morris y fue gran amigo de Rossetti. Seducido por la idea de la emigración a causa de la falta de éxito y de ingresos, Brown fue a Australia a visitar al escultor prerrafaelista Thomas Woolner, que se había marchado de Inglaterra en 1852 y había encontrado el éxito en las antípodas. El cuadro, realizado entre 1852 y 1855, muestra a una pareja de emigrantes de clase media —el pintor y su esposa Emma— que se despiden de Inglaterra. Brown resalta que, a diferencia de las clases sin cultura, que se alegran de marcharse, los emigrantes formados son conscientes de lo que pierden y por eso miran hacia atrás con melancolía. El artista finalmente no abandonó su país.

John Everett Millais - 'Blind Girl'

John Everett Millais – ‘Blind Girl’

5. The Blind Girl – John Everett Millais. Una muchacha ciega descansa en un prado. En su cuello lleva escrito el mensaje «Compadézcase de la ciega», en el regazo tiene una concertina, el instrumento que utiliza para pedir dinero. Millais complementa la hermosura desvalida de la joven y su guía, una niña que podría ser su hermana, con la belleza del paisaje de pastos y nubes negras en el que la tormenta intensifica el olor de la hierba y el brillo del sol provoca un doble arcoiris.

Fiel a la tradición prerrafaelista de incluir a esposas, amantes y amigos entre los personajes de los cuadros para dotar a las escenas de autenticidad, la modelo es Effie Millais (1828-1897), la mujer del artista, que abandonó al crítico John Ruskin (con el que nunca consumó el matrimonio porque él no la consideraba deseable) para casarse con Millais.

El cuadro es una alegoría de los sentidos, intensificados en una persona que no puede ver, pero sí sentir la belleza sublime del escenario con una quietud que incluso provoca que una mariposa se pose tranquila en su hombro. La niña que acompaña a la protagonista muestra la inquietud infantil de quien no necesita descansar. Cuando se expuso por primera vez, en 1856, muchos señalaron que el doble arcoiris invierte el orden de los colores. Millais había pintado ambos con la misma progresión y a raíz de la crítica cambió el detalle para darle veracidad científica.

Helena Celdrán

Un repaso al detalle por las pesadillas fantásticas del Bosco

'El carro de heno'

'El carro de heno'

En el panorama artístico de los Países bajos, El Bosco (1450-1516) irrumpió con una colección de símbolos caótica y espeluznante, más propia de las crisis existenciales del siglo XX que de la armonía canónica del arte flamenco.

En 2016 se cumplirán 500 años de su muerte y el artista aún sigue despertando la curiosidad de cualquiera que ve sus pinturas. ¿Cómo es posible que una mente del siglo XV ideara imágenes como la de un pez con piernas, un rostro que parece nacer de un árbol, un barco volando o dos orejas pegadas entre sí y empuñando un cuchillo? Aunque maestros como Jan van Eyck (1395-1441) ya habían demostrado la grandeza de la pintura flamenca antes de que El Bosco naciera, nadie le había dado al arte el giro de pesadilla fantástica que el pintor desarrolló, como llegado de otro planeta.

'Extracción de la piedra de la locura'

'Extracción de la piedra de la locura'

Los críticos se han atrevido verlo como un surrealista del siglo XV que sacó a relucir todo aquello que albergaba en el subconsciente. Otros ven indicios de las prácticas esotéricas de la Edad Media, una fijación por la brujería, la alquimia y la astrología. El historiador del arte Wilhelm Fraenger (1890-1964) lanzó una teoría que aún tiene peso: el pintor era miembro de una secta herética del medievo, los Hermanos del Libre Espíritu, de carácter panteísta, promotora de la promiscuidad sexual y que buscaba alcanzar la pureza de Adán antes de ser desterrado del paraíso. No hay pruebas de que sea cierta la militancia.

De su vida no se sabe casi nada. Jeroen Anthoniszoon van Aeken se hacía llamar Hieronymus Bosch (El Bosco). A la muerte de su padre, sólo el hermano mayor de la familia (Goossen van Aken, también pintor) podía firmar con el apellido paterno. El artista eligió el pseudónimo de Bosch en honor a su ciudad natal, Bolduque (en neerlandés, ‘s-Hertogenbosch o Den Bosch), en el sur de Holanda, a unos 80 kilómetros de Amsterdam.

Parece ser que pintaba de modo directo, con los colores —vivos y contrastados de un modo inusual— todavía mojados y sin crear capas para construir matices en los tonos, pero sí planeaba las escenas de modo exhaustivo antes de  posar el pincel sobre la superficie del lienzo.

Detalle de 'El carro de heno'

Detalle de 'El carro de heno'

Los micromundos de sus cuadros, paneles y trípticos son abrumadores. En conjunto parecen un rompecabezas de mil piezas. De cerca, cada pequeño habitante de la escena podría ser un cuadro en sí mismo. El Cotilleando a… de esta semana es para El Bosco, no con intención de comentar el contexto ni la grandeza de su carrera, sino para fijar la atención en una selección de media docena de detalles de los miles que pueblan sus grandes obras:

1. Los animales humanoides que tiran del carro están en la tabla central del tríptico El carro de heno, fechado entre 1500 y 1502, pero según estudios recientes parece que realizado en 1516. La obra es una de las numerosas pinturas de temática religiosa del Bosco y alude a la condición efímera de la riqueza y el placer (el heno), con guiños a la lujuria, la vanidad y el engaño.

Detalle del infierno de 'El jardín de las delicias'

Detalle del infierno de 'El jardín de las delicias'

El teólogo, historiador y poeta fray José de Sigüenza  los interpretó a finales del siglo XVI como símbolos de los vicios. El pez, el oso, el león, el lobo, el pájaro… Todos tienen un gesto inexpresivo que los acerca al animal y los aleja del humano, pero las posturas son propias de hombres tirando de un gran peso.

2. El ave rapaz coronada con una olla de oro y engullendo a un humano del que sólo queda ya una pierna está en la parte inferior del lado derecho del tríptico de El Jardín de las delicias (1480-1490), la obra más famosa del Bosco. El pájaro de pico ganchudo se ha interpretado como satanás devorando a los condenados sentado en un retrete dorado y defecando a las víctimas en un agujero negro en el que vomitan y defecan monedas unos humanos descoloridos y sufrientes.

Esa zona dedicada al martirio, que recuerda a las espeluznantes (y novedosas) escenas del Infierno de la Divina Comedia descritas por Dante Alighieri, destaca por la viveza de sus personajes demoníacos, la mayoría basados en criaturas y objetos de la naturaleza y de la vida cotidiana y no inventados como simples monstruos fantásticos.

Detalle de 'El Juicio Final'

Detalle de 'El Juicio Final'

3. La criatura con patas de anfibio que sujeta una sartén, fríe a un humano sufriente del que sólo se ven la cabeza, una mano y una pierna.

El Bosco hace un planteamiento del cuerpo humano que aparece ante el espectador actual como un comienzo del cubismo, mostrando una anatomía fragmentada y desordenada 420 años antes de que Picasso iniciara su camino hacia la abstracción.

La bruja cocinera observa entretenida la tortura de un humano condenado a beber orina de un gigantesco barril que no deja de llenarse.  El detalle pertenece a la parte inferior izquierda del panel central del tríptico El Juicio Final, creado poco después de 1482.

Detallle de los incendios de 'El Juicio Final'

Los incendios de 'El Juicio Final'

4. Los incendios del panel derecho de El Juicio Final (el del infierno) se desarrollan en una masa oscura sólo interrumpida por violentas explosiones de luz que bien podrían haber servido de inspiración para las obras más brillantes del pintor romántico inglés J.M.W. Turner. El Bosco reduce las figuras humanas a  dinámicas siluetas y monigotes que expresan agitación y pavor a pesar de su falta de detalles.

El Bosco ilustró paisajes incendiados en varias de sus obras no sólo por la asociación bíblica del fuego con el infierno y el apocalipsis, sino por un hecho biográfico significativo que marcó al artista. En 1463 un terrible incendio redujo a cenizas la ciudad de ‘s Hertogenbosch, en la que el pintor pasó toda su vida. Profundamente conmovido, nunca desechó la imagen de su convulsa mente creativa.

'Cristo llevando la cruz'

'Cristo llevando la cruz'

5. Cada rostro del cuadro Cristo llevando la cruz (1503-1504) podría ser un poderoso retrato en sí mismo. Los colores vivos contrastan con las muecas de las caras distorsionadas por los peores sentimientos humanos, que retan a los cánones de belleza del Renacimiento.

La maldad no reside en un demonio, una gárgola ni una serpiente, sino que emerge de cada personaje que se burla, odia y desprecia al Jesús de gesto triste, pero armónico. La otra cara bondadosa es la de Santa Verónica, una figura apócrifa de la que se dice que limpiaba con su pañuelo el sudor de Cristo en la travesía y que luego descubrió el rostro del crucificado dibujado sobre la tela .

Detalle de 'Las tentaciones de San Antonio'

Detalle de 'Las tentaciones de San Antonio'

6. Las Tentaciones de San Antonio, datado en torno a 1501, es una sobrecarga lisérgica de perversiones. Al contrario que otros trípticos, no representa el sufrimiento de las almas condenadas, sino de una sola persona, un santo ermitaño que consigue mantener la compostura a pesar de lo diabólico de un mundo que se abalanza sobre él con lujuria y maldad.

El detalle más daliniano tal vez se encuentre en la parte superior del panel izquierdo: San Antonio, amenazado por un demonio que sujeta una rama, reza tumbado mientras surca el cielo sobre un sapo desmayado panza arriba.

Helena Celdrán