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El martirio de un oso polar caminando sobre neveras

'Saints preserve us' - Martin Wittfooth

'Saints preserve us' - Martin Wittfooth

Bidones de aceite, humaredas grises, agua estancada, fábricas… y animales muertos, heridos o desesperados que habitan paisajes que el ser humano ha transformado en desoladores.

Hoy traigo a la sección de Obsesiones la obra de Martin Wittfooth (Toronto-Canadá, 1981) porque me cautiva su intención de mostrar a los animales como mártires y su modo de representar a la raza humana sólo a través del testimonio de sus poco agradables creaciones.

El artista , que busca abrir el debate sobre la utilidad espiritual y religiosa del sufrimiento, presenta en unos días The Passions (Las pasiones) en la galería Lyons Wier de Nueva York.

'New Suns' - Martin Wittfooth

'New Suns' - Martin Wittfooth

Ha creado una colección de óleos que transforma a elefantes, monos, zorros y pelícanos en símbolos religiosos, con escenas de violencia, auto-sacrificio y padecimiento por vivir en un mundo degradado que ya no les pertenece.

Reflexiona sobre el sentido religioso de la palabra pasión, un término que engloba diferentes estados emocionales (siempre intensos), pero con origen en la palabra latina passio, que significa sufrimiento.

Con un oso polar incendiado, caminando sobre neveras sucias hundidas en el agua y sin rastro de superficies heladas, Wittfooth lanza una pregunta al aire: al igual que sucede con santos y mártires, ¿tiene que sufrir una criatura para que la veneremos?

Helena Celdrán

Criaturas neumáticas

“El caucho es flexible, como la piel y los músculos”, dice Yong Ho Ji. Lo inusual de la materia prima y el aspecto entre mecánico y apocalíptico de estos animales me ha hecho traerlos a la sección de Artefactos.

Lobo - Yong Ho Ji

'Lobo' - Yong Ho Ji

Los neumáticos usados se convierten en las manos del artista coreano en articulaciones, ligamentos y musculatura:

«Para el pecho o los hombros necesito los neumáticos que llevan los tractores. Para el cuerpo, me sirven los de los coches y las motos. En la cara necesito más detalles, así que uso los de bicicleta».

Que sean negros, un color tan rotundo y contrario a la cromática de las vísceras, contradice la perfección con que se entrelazan las tiras de goma de sus «criaturas mutantes».

Le gusta escoger animales que inspiran miedo y mostrarlos de una manera natural, despojándolos de la maldad que le otorga el ser humano.

El neumático también es una buena metáfora de cómo manipulamos la naturaleza a nuestro antojo. «El caucho, al fin y al cabo, sale de la naturaleza y nosotros lo convertimos en algo oscuro, en un producto que asusta«, reflexiona Ji.

'Tiburón' - Yong Ho Ji

'Tiburón' - Yong Ho Ji

En el afán por imitar el modo en que los músculos se flexionan, muchos de los trabajos son fieras en tensión: panteras, osos y toros que parecen enfurecidos o heridos.

Pero los ojos de  canica, brillantes, como humedecidos al final de un mal día, desarman toda agresividad.

La mirada de las criaturas es blanda, en ocasiones suplicante, la que tendría un animal de carne y hueso convertido en caucho por algún dios vengativo.

Helena Celdrán

Bimorfos desamparados

"Monkeyman" - Francesco Sambo

"Monkeyman" - Francesco Sambo

La semana pasada defendí en la primera entrega de la sección-categoría de los jueves, Xpo, la fotografía como «lenguaje del corazón».

Parecía deducirse, pienso ahora, que no admito otra verdad fotográfica que la química.

No es así. La digitalización también puede tener alma.

Aunque la mediación de un procesador electrónico promueve que los sentidos tiendan al modo mute (el automatismo contemporáneo: nos despertamos y, antes de la primera micción, nos auto apagamos para no sentir nada hasta el siguiente sueño), aliarse con la máquina es una opción.

Un ejemplo: Franceso Sambo y sus mutaciones.

Italiano, quizá por ello estrambótico; oscuro, quizá por ello contemporáneo, Sambó juega al bimorfismo.

El fotógrafo rechaza la palabra. Le envié un cuestionario. Contestó con sus humanos animalizados (animales humanizados, sería igualmente válido) y una sólo frase:

– No quiero hablar de mis fotos. Escribe sobre ellas.

Sería fácil acudir al adjetivo inquietante, que de tanto uso ha perdido las aristas, pero no le hace justicia a la ternura y soledad de estas criaturas desamparadas en las que adivino una nueva recreación de la antiquísima figura del doble, el que camina al lado, el doppelgänger, el gemelo malvado

(Sin título) - Francesco Sambó

(Sin título) - Francesco Samb0

Strindberg sostenía: «El que ve a su doble es que va a morir».

En ese caso, Sambó ha muerto muchas veces: al cruzarse con un mono, un buho, un cocodrilo, un elefante, un lobo…

Las fotos no producen recelo, no están gestionadas con el manierismo de los retocadores steampunk.

Aunque el cristalino de aluminio del reptil es un espejo en el que pocos soportan mirarse, quieres acercarte y obtener el perdón.

Eres culpable de un delito malvado ante la evidencia del dolor y el vacío.

Según los escépticos -esas personas tan profusas en las últimas décadas como los community managers-, la bilocación (estar en dos lugares a la vez) sólo es posible en la e-xistencia, la extraña forma de vida a la que parecemos condenados, o a causa de las alucionaciones hipnagógicas (visiones fugaces en la transición vigilia-sueño).

(Sin Titulo) - Franceso Sambo

(Sin Titulo) - Franceso Sambo

No estoy de acuerdo. Francesco Sambo tampoco.

Sus  bimorfos son golems nacidos de un pellizco en la carne de su padre. Están de este y aquel lado de la vida.

No les llames bestias. Son tus hermanos de sangre.

Ánxel Grove