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‘In Situ’, retratos de la soledad de los animales en el zoo

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

El animal aparece como una sombra de sí mismo, manso y despistado. En la colección de imágenes no hay apenas atisbo de movimiento, la capacidad de la fotografía para congelar un instante es, en este caso, implacable y dictatorial: no hay demasiado espacio para que el mono, el tigre o el rinoceronte se muevan, tampoco tienen demasiadas ganas de hacerlo.

Eric Pillot muestra en su página web hasta 60 de las imágenes de In Situ, un proyecto fotográfico para el que visitó parques zoológicos de toda Europa. Allí retrató a mamíferos, aves y reptiles en cautividad, en la soledad de los recintos cerrados en los que pasan la vida.

Las cuidadas composiciones geométricas no hacen más que acentuar la sensación de extrañeza que produce ver un animal salvaje tras un cristal, encaramado a un bloque de hormigón inclinado, frente a murales que imitan sabanas africanas, paisajes tropicales, selvas húmedas…

Para el artista francés, las imágenes hablan también de nuestra dificultad para encontrar un lugar en la naturaleza, de la forma en que nos hemos desentendido de nuestros orígenes. La aproximación que hacemos a los animales salvajes en un zoo está distorsionada porque la preservación de una especie no pasa por almacenarla en un espacio fabricado por el ser humano.

Pillot establece un paralelismo entre nosotros y esos animales y sugiere que las imágenes hablan también del «animal que hay en nosotros». Las instalaciones que muestran las fotos son nuestra manera de ver la vida salvaje, a la que ya hace demasiado tiempo que no nos sentimos unidos.

Helena Celdrán

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

'In Situ' - © Eric Pillot

‘In Situ’ – © Eric Pillot

La crudeza de la cadena trófica ilustrada en fotografías

'Caterpillar Eating a Tomato' - Catherine Chalmers

La oruga se introduce en el tomate, se reproduce dentro de él y la familia termina por destruir la fruta. Una de las orugas es víctima de una mantis religiosa, que la despedaza y se nutre del contenido jugoso y rojizo del cuerpo. La imprudente mantis se sube a la cabeza de una rana hasta que el anfibio abre la boca todo lo que puede para comerse al insecto.

El escenario de la historia no es un bosque, sino el estudio de fotografía de Catherine Chalmers. Aunque sin entrenamiento como científica, la autora documenta en imágenes la vida de las mal llamadas «formas de vida inferiores», el modo en que viven, se relacionan, se alimentan, se reproducen, mueren… Ha seguido la rutina de la hormiga cortadora de hojas, a la mosca durante el apareamiento, la reproducción e incluso la vejez… Incluso se ha permitido construir escenas caseras con cucarachas americanas.

Chalmers relaciona a las especies del reino animal aparentemente más ajenas a nosotros con comportamientos muy parecidos a los humanos. Su serie Food Chain (Cadena alimenticia) muestra la crudeza necesaria para sobrevivir en el mundo natural y nos recuerda que la naturaleza tiene muchos matices que a menudo olvidamos para poder refugiarnos en la idea del paraíso idílico.

Food Chain - Catherine Chalmers

En la elección del fondo blanco como sustituto del habitual, la fotógrafa declara en una entrevista que buscaba neutralidad para ver claramente lo que cada animal hacía. «Elimina toda distracción y también disuelve las fronteras que existen entre humanos y animales en el medio ambiente natural».

La del tomate, la oruga, la mantis y la rana es sólo una de las tres series que ha realizado. En las otras dos, una mantis se aparea con un macho al que luego se come (a pesar de la creencia popular, no es algo que suceda siempre) y un ratón da a luz a montones de crías, algunas devoradas por serpientes y ranas.

Con gran cuidado y dedicación, Chalmers crió ella misma a los ejemplares en su estudio de Nueva York, tardando meses en que la situación fuera la óptima para que uno cayera víctima del siguiente. Al principio sintió sensación de culpa por «gobernar la vida de esa manera», decidiéndo cómo y cuándo morirían sus modelos, pero consideró que era importante explorar lo central que era la cadena trófica para los ecosistemas y también reflexionar sobre nuestra reacción ante esa realidad. «La sociedad occidental se ha divorciado del acto de matar los animales que come», sentencia.

Helena Celdrán

Retratos de seramas, los pollos más presumidos del mundo

'Cocks' - Ernest Goh

Sacan pecho cuando caminan —tanto que pueden ocultar la cabeza tras el cuerpo si se contemplan de frente—, colocan las alas en vertical hasta que casi tocan el suelo y las plumas de la cola son como un pequeño abanico desplegado. Cuando la superficie sobre la que caminan no les agrada demasiado, se sostienen sólo en una pata.

El serama (en malayo Ayam Seramas) es la especie de pollo más ligera y pequeña del mundo. Original de Malasia, no se cría para por su carne sino por motivos decorativos. Es un animal para exhibir que supone un negocio para quienes lo crían profesionalmente: en el país son típicas las competiciones y desde hace unos años la moda ha llegado a Europa y los EE UU.

El gallo o la gallina camina sobre una mesa mientras el jurado evalúa la forma, el tamaño, el plumaje, el comportamiento y el carácter del ave según la categoría en la que participe. Los premios de los concursos son lo suficientemente jugosos como para que cada semana se presenten por lo menos medio centenar de personas con sus respectivos ejemplares.

Cuando el fotógrafo de Singapur Ernest Goh comenzó a retratar a los singulares pollos, no esperaba encontrar tanto carácter en los modelos. Su primer acercamiento a los retratos de animales había sido una colección de fotos de peces y al capturarlos en imágenes se dio cuenta de la riqueza de matices físicos y psicológicos que los humanos pasamos por alto cuando miramos de paso a animales supuestamente anodinos y simples.

'Cocks' - Ernest Goh

Las aves de corral son manejables y dóciles y el serama no es una excepción, pero su actitud es más chulesca que la de otras especies. No les cuesta exhibirse y aprender sencillos trucos para lucirse en la pasarela mientras los contemplan. «Por el modo en que permanecen de pie, los dueños los quieren ver como guerreros, una especie de soldados que se dirigen a luchar. Supongo que es una extraña imagen para proyectarla sobre un pollo, pero cuando realmente ves cómo se mueven en el pequeño escenario, entiendes la idea», dice el autor en un reportaje de vídeo.

En el libro Cocks (Gallos), publicado por la editorial independiente singapurense Epigram Books, Goh recopila muchas de las fotos llamativas del proyecto: cuidadas crestas de perfil, andares casi militares, plumas impolutas, gallinas que parecen llevar tocados de plumas y tienen el plumaje cuidadosamente alborotado… El fotógrafo puso a las aves sobre un fondo negro y el resto lo hicieron ellas con su actitud presumida.

Helena Celdrán

'Cocks' - Ernest Goh

'Cocks' - Ernest Goh

'Cocks' - Ernest Goh

'Cocks' - Ernest Goh

'Cocks' - Ernest Goh

 

'Cocks' - Ernest Goh

Una web interactiva contra la sádica pesadilla que sufren los osos tibetanos

Jasper, el oso protagonista de la página web creada por Microsoft para Animals Asia

Es de tamaño medio, mide entre 1,30 y 1,90 metros y pesa entre 100 y 200 kilos. De familia cercana del oso negro americano y lejanamente relacionado con el pardo y el polar, el oso tibetano (también conocido como oso negro asiático) tiene una mancha en forma de uve blanca en el pecho, es un experto trepador y puede pasar hasta el 15% de su tiempo en lo alto de un árbol. Su rugido es atroz cuando está herido, enfadado o tiene miedo.

Microsoft se une a Animals Asia y dona una cuidada página interactiva sobre estos osos presentando como ejemplo a Jasper, que vive en el refugio de la asociación cerca de Chengdu, en Sichaun (China). La intención es educar a quien visite la web (enfocada sobre todo a niños chinos, pero también en inglés para ganar difusión) e informar de la sádica pesadilla que viven muchos de estos animales.

Jasper and friends

Están amenazados por dos causas, las dos relacionadas con el ser humano. Sufren directamente las consecuencias de la deforestación de los bosques y han perdido mucho terreno: progresivamente, se han vuelto agresivos y han atacado a personas incluso sin sentirse amenazados, lo que ha servido para demonizarlos y cazarlos como medida preventiva. La otra de las razones es tan cruel como inútil: en China los capturan para beneficiarse de su bilis.

Con un planteamiento que roza la leyenda urbana, al principio cuesta creer que existan las granjas de bilis de oso: en sucias instalaciones llenas de jaulas donde los animales no pueden moverse, la bilis se extrae haciéndoles un agujero en el abdomen con una cánula que nunca se cierra y que permite que el líquido caiga en un recipiente puesto bajo la celda.

En la medicina tradicional china se usa como remedio para bajar la temperatura del hígado y limpiar el cuerpo de toxinas, mejorar la visión y minimizar convulsiones y espasmos. Sigue siendo un negocio millonario aunque esté científicamente comprobado que hay al menos 54 tipos de hierbas medicinales (hiedra, diente de león, crisantemo salvia, ruibarbo, etc…) y numerosos preparados farmacéuticos que tienen el mismo efecto.

En medio del dolor y de la desesperación, los animales pueden vivir así más de una década, desarrollando infecciones, tumores, cáncer y peritonitis; con daños nerviosos y psicológicos que los llevan a autolesionarse. Para evitar los suicidios, los aprisionan con armazones de hierro.

La organización sin ánimo de lucro, que lleva más de 15 años rescatando osos tibetanos y llevándolos a «santuarios» de China y Vietnam, advierte en su página de que hay más de 10.000 en China que sufren esa tortura. También hay granjas en Vietnam (donde se calcula que hay unos 2.400) y en Corea del Sur, donde según datos del año 2009 hay 1.374 ejemplares.

Diseñada con la pantalla táctil de las tabletas en mente más que con el monitor del ordenador, la aventura de Jasper se divide en tres capítulos. El primero se adentra en el presente, en el que también se especifican sus rasgos físicos, modo de ser., hábitos alimenticios… El segundo, detalla el terrible pasado de ansiedad, enfermedades renales, alto riesgo de cáncer, artritis y malnutrición que sufrió. El tercer apartado reúne información sobre la historia y la actividad de Animals Asia.

Helena Celdrán

Jasper - Favourite foods

Moon Bears Constellation

Meet Jasper

Jasper - Constellations

Tatuajes para recordar a animales «feos» en peligro de extinción

Uno de los tatuajes diseñados por Samantha Dempsey

Uno de los tatuajes diseñados por Samantha Dempsey

El Leptoxis compacta —endémico del río Cahaba de Alabama (EE UU)— es un caracol de agua dulce que se declaró oficialmente extinto en el año 2000. Desde 1935 la población de los gasterópodos descendía sin conocerse el motivo, pero es probable que el factor determinante fuera la contaminación de su hábitat a causa de los residuos de las minas del area metropolitana de Birmingham (Alabama).

En 2011 se descubrió una pequeña población en una sección del río y en 2012 se confirmó que seguía existiendo, pero son tas escasos que haría falta un plan de reproducción artificial y reintroducción de la especie. Podrían desaparecer definitivamente en cualquier momento.

«Los únicos animales en peligro de extinción que reciben atención pública pertenecen a especies carismáticas«, reflexiona la estadounidense Samantha Dempsey. Consciente de que cada organismo «feo o no, es una parte esencial de la diversidad genética de la biosfera», la ilustradora y diseñadora quiere llamar la atención sobre la tragedia de que cualquier pequeño eslabón de la cadena desaparezca.

Con la convicción de que los humanos necesitamos entender que es igual de fundamental «proteger a los animales feos», ha creado Extinction Empathy Tattoos (Tatuajes de empatía de la extinción). Una colección de diseños pensados para ser definitivos, pero también disponibles en versión temporal (con la intención de que un mayor número de personas se unan a la causa) con animales como el Leptoxis compacta: invisibles para el humano, invertebrados sin el atractivo irresistible del oso panda.

«El tatuaje conmemorativo es una forma tradicional y visible de manifestar el luto«, dice la autora, que además acompaña la incipiente iniciativa de una serie de carteles que colocará en su ciudad de residencia (Providence, capital del estado de Rhose Island). Los pósters muestran a modelos luciéndo los sencillos dibujos sobre su cuerpo y son el paso previo a regalar las calcomanías en «eventos ecológicos» para que quien lo desee pueda «combatir el silencio de la extinción de las especies no carismáticas».

Helena Celdrán

Samantha Dempsey

Samantha Dempsey

El ‘Bestiario Moderno’ del pintor al que todos olvidaron

Pinturas de Domenico Gnoli

Pinturas de Domenico Gnoli

El estilo pictórico de Domenico Gnoli (1933-1970) es inusual y atractivo, plano y brillante, una combinación de surrealismo contenido y candidez. Cerradísimos planos de una trenza, el nudo de una corbata, el cuello de una camisa femenina, el plano cenital de una cama de matrimonio en la que se adivina la silueta de dos cuerpos en reposo… Todo tiene un ánimo lúdico y a la vez ceremonioso.

Tras acudir tres días a la Academia de Bellas Artes de Roma, como si supiera que no iba a vivir lo suficiente como para hacer todo lo que tenía en mente, decidió no perder más tiempo y ponerse a diseñar escenarios y trajes para teatro. En su corta carrera, el artista triunfó como escenógrafo y trabajó en teatros de varias ciudades italianas, Londres y París. Además, era ilustrador y pintor. Gnoli —al que ya trajimos a este blog para hablar de sus inusuales cuadros— era atractivo, tenía talento y no sufría traspies. Como si se tratara de una broma de mal gusto, unas semanas antes de cumplir los 37 años y en un momento de creciente éxito profesional, murió de un cáncer fulminante.

Domenico Gnoli en Mallorca en 1969

Domenico Gnoli en Mallorca en 1969

Olvidado de manera inexplicable, a diferencia de otros autores santificados por su temprana muerte, no es una figura conocida ni celebrada, en Internet apenas se encuentran un puñado de referencias a su paso por el mundo. En 2001 se organizó una retrospectiva en una galería de Módena y en 2012 una exposición monográfica en una galería de Nueva York, los libros con obra del artista son escasos y en su mayoría están descatalogados; no hay biografías sobre él.

De entre la producción ampliamente desconocida del autor italiano hay una colección de ilustraciones en tinta que creó en 1968 —dos años antes de morir— y tituló Bestiario Moderno. La serie, también llamada Cos’è un mostro (¿Qué es un monstruo?) es un enigmático compendio de dibujo en blanco y negro de animales inventados, híbridos de aves, mamíferos y peces. Los escenarios aumentan el aura surrealista de los trabajos: las criaturas ni siquiera posan en un hábitat natural, se encuentran perdidas en salas de estar, bañeras, dormitorios, ascensores…

Acorde con el profundo olvido de la obra de Gnoli, el bestiario —que imaginaba a un serio rinoceronte gallináceo o a un angustiado pez con concha de caracol y cuerno de unicornio boqueando sobre un sofá— no fue publicado hasta 1983 y ahora sencillamente no se encuentra. Estas ilustraciones (existen más) son las únicas que circulan por la red, silenciosas y ocultas como un puercoespín con patas y pico de ave en un armario.

Helena Celdrán

Domenico Gnoli - closet

Domenico Gnoli - fish-snail

Domenico Gnoli - cat

Domenico Gnoli - rhino

Domenico Gnoli - sole

Domenico Gnoli - turtle

El exsoldado que se convirtió en taxidermista del fieltro

'Garza' - Kiyoshi Mino

‘Garza’ – Kiyoshi Mino

Kiyoshi Mino escoge a animales silvestres, de granja y domésticos. Los reproduce con rasgos suavizados, miradas inocentes y posturas que resaltan su candidez, pero no los dulcifica hasta el dibujo animado, siguen conservando su esencia realista y natural.

El artista estadounidense de origen japonés elabora las pequeñas figuras con fieltro y una aguja fina rematada con un pequeño gancho. El proceso de cardar la lana le permite después moldearla en esculturas invertebradas que, sin la ayuda de un alambre interno, se mantienen en pie sólo por la densidad que Mino le da al material.

Pasaron bastantes años hasta que se interesó por el arte. Creció en Chicago, fue a la universidad en Massachusetts, se licenció en Illinois y tras estudiar pasó cuatro años en el ejército, uno de ellos destinado en Afganistán. Volvió otro año más a tierras afganas para realizar labores de «ayuda» y «desarrollo», palabras entrecomilladas también por Mino, que descree ahora de ese tipo de misiones.

'Cervatillo' - Kiyoshi Mino

‘Cervatillo’ – Kiyoshi Mino

Con la vivencia, su opinión sobre la labor del ejército estadounidense en el extranjero se tornó escéptica: «Mis experiencias en Afganistán me enseñaron que la mayoría de los problemas más apremiantes del mundo se resolverían si nosotros los estadounidenses dejáramos de intentar forzar a los países «menos desarrollados» a ser más como nosotros y empezáramos a vivir de modo más sencillo».

Tras volver a su país y casarse, le dio un giro a su vida y se inscribió en los talleres ofrecidos por una granja para aprender a llevar la suya propia en un futuro cercano. Su actividad artística llegó con ese renacimiento. En enero de 2011, sin contar con estudios artísticos previos, aprendió a moldear la lana cardada para crear cada vez más detalladas figuras. Desde desarrolla, sin ninguna pretensión más que la de reproducir la belleza innata de un animal, desarrolla una especie de taxidermia del fieltro, fascinado por «el pelaje y los plumajes» de sus modelos.

Helena Celdrán

'Perdiz chucar' - Kiyoshi Mino

Kiyoshi Mino - burro

Kiyoshi Mino - Gallo

Kiyoshi Mino - gato

Kiyoshi Mino - ampelis americano

 

Animales de papel con espacios en blanco

'Wolf' - Anna-Wili Highfield

‘Wolf’ – Anna-Wili Highfield

Con estructuras de papel de algodón, pintado y cosido, los animales de Anna-Wili Highfield parecen tiras de una revista que alguien ha sabido doblar con habilidad. El vacío interior los asemeja a la máscara, a la espera de una mirada que los anime, pero el dinamismo y la naturalidad de sus gestos suplen los espacios en blanco.

La artista trabajaba componiendo la escenografía de la Ópera de Australia, en el edificio más famoso del país, la Sydney Opera House, que compone una de las primeras imágenes que se nos vienen a la cabeza al pensar en el territorio antípoda. En la rapidez, el anonimato y los trucos, Highfiled se permitía experimentar con materiales humildes y efímeros: sus creaciones eran un decorado que, cuando la ópera dejaba de representarse, ya no tenía sentido seguir conservando.

La artista convirtió la herencia teatral en su pasión. Dejó la escenografía cuando iba a tener a su primera hija, con la intención de volver, pero en el proceso de trabajar en casa comenzó a recibir encargos de particulares que le permitían centrarse en el proceso de esculpir sin un escenario que dictara las normas de cada obra. Sus animales comenzaron a florecer.

No hace bocetos previos, sólo piensa en la criatura que protagonizará su trabajo ese día. El objetivo es lograr un retrato físico que incluya el espíritu del animal representado. En el proceso de desgarrar y pintar el papel suele escuchar a Nick Cave and the Bad Seeds, música con espacios abiertos, la banda sonora para que la lechuza despliegue las alas, el caballo estire el cuello y el lobo localice a su presa.

Helena Celdrán

'Owl XVII'

‘Owl XVII’

'Horse XV'

‘Horse XV’

'Wren'

‘Wren’

 

'Seahorse'

‘Seahorse’

 

Zapatos que dejan la huella de un animal

Los pares de zapatos de Maskull Lasserre

Los zapatos de Lasserre

Maskull Lasserre (Alberta-Canadá, 1978) busca en su arte el potencial inesperado de los objetos cotidianos, en muchos casos en forma de giro macabro. Su imaginación le ha llevado a tallar el mástil de un violín en el mango de un hacha, dentaduras infantiles en las esquinas de un marco de madera o una columna vertebral en una enciclopedia.

El último proyecto del artista parte del deseo de ver algo más que surcos de neumáticos y patrones comerciales del calzado convencional en los suelos de las ciudades. Outliers (Rastro) es un ejercicio de acercamiento hacia la naturaleza que consiste en modificar las suelas de diferentes pares de zapatos, zapatillas y botas para que la huella que el caminante deje a su paso no sea la habitual, sino la de un animal salvaje.

Quien se ponga los zapatos de tacón dejará huellas de alce, las botas negras tienen unas temibles zarpas de oso, las deportivas blancas dejan el rastro de los pies de una liebre… Hay dos modelos (unas botas y unas zapatillas de tela) que tienen el molde de un pie humano descalzo.

La serie está en proceso y Lasserre planea continuar ampliando la colección. Las suelas están elaboradas en caucho sintético y voluntarios de Montreal, Ottawa, Boston y Nueva York ya han provado el invento por la calle, dejando misteriosas huellas salvajes sobre las aceras, aprovechando la nieve o el charco imprevisto en el camino.

Helena Celdrán

Franz Marc, el pintor que dio alma a los animales

Franz Marc

Franz Marc

Creía en la «animalización del arte», en las capacidades expresivas de dos ciervos en la nieve o de un perro descansando en el suelo. Sus óleos de animales transmiten calma y belleza. Los colores vivos, la figura estilizada y un halo de cariño hacen irresistiblemente tiernas las pinturas de Franz Marc (1880-1916), uno de los artistas más importantes del expresionismo alemán.

Su evolución fue rápida y asombrosa: en solo seis años, como sabiendo que moriría de modo prematuro, creó sus mejores cuadros. Los primeros, de formas más suaves y realistas; los últimos, de una realidad desvanecida en la geometría.

El Cotilleando a… de esta semana es para el pintor Franz Marc, un personaje apasionado y contradictorio que creó las escenas de animales más poéticas del siglo XX.

1. Nació en Múnich. Era Hijo de Wilhelm Marc, un pintor profesional de paisajes, y de Sophie Maurice, una mujer educada en el calvinismo más estricto y que había sido institutriz. En la adolescencia Franz barajó estudiar teología y convertirse en pastor protestante, pero por otro lado era un amante de la literatura y la filosofía. Finalmente se decidió por seguir la trayectoria de su padre y se matriculó en 1900 en la escuela de arte de Múnich.

'El gorrión muerto' (1905)

'El gorrión muerto' (1905)

2. Viajó con 23 años a París donde pasó unos meses. Los grabados japoneses que adquirió allí en una galería son una  primera influencia en su característico trabajo posterior. De los impresionistas, cuyo trabajo pudo ver en su viaje, escribió más tarde en 1912, en su ensayo sobre el arte Die Neue Malerei (La Nueva Pintura): «El período más memorable del desarrollo moderno del arte corresponde a los años noventa del siglo pasado, cuando el impresionismo francés se consumía por su propio fuego y reaccionó resurgiendo de sus cenizas como el ave Fénix, con una bandada de nuevas ideas, pájaros con plumas de colores y picos místicos».

3. Trabó amistad con el pintor suizo Jean Bloé Niestlé, que retrataba animales con un sentido espiritual más que documental. Ese año pinta obras como Kleine Pferdestudie (Pequeño estudio de un caballo) o Der Tote Spatz (El gorrión muerto). Ambas son de 1905 y anuncian el comienzo de su rápida evolución pictórica. Son obras de tono clásico, pero el pintor ya utiliza animales como medio para expresar sus ideas poéticas, conmovido por las teorías de Niestle.

'Perro tumbado en la nieve' (1910-11)

'Perro tumbado en la nieve' (1910-11)

4. Unos años después ya sentía la naturaleza como cordón umbilical: «Estoy tratado de intensificar mis sentimientos por el ritmo orgánico, alcanzar una empatía panteística con el palpitante y fluido torrente sanguíneo que vive en los árboles, los animales y el aire», escribió en 1908 a un amigo.

5. Hasta 1910 -con 30 años- no comienza a crear obras en su característico estilo. Ese año conoce a su gran amigo el pintor August Macke (1887-1914), más joven pero mejor formado, con el que Marc comenzó a tener conversaciones de tono intelectual sobre las teorías del color y la pintura. Llevado por la idea de Niestlé de que el detallismo zoológico es secundario, Marc pinta a sus animales con colores cada vez más libres: una vaca amarilla, los célebres caballos azules a los que dedicó varios cuadros…

'Dos caballos, rojo y azul' (1912)

'Dos caballos, rojo y azul' (1912)

6. Fundó, junto al pintor Wassily Kandinsky, Der Blaue Reiter (El jinete azul), un grupo artístico de creadores que compartían en sus obras la expresión de fuertes emociones y sentimientos mediante colores vivos. Aunque efímero, el grupo transformó de 1911 a 1913 la trayectoria del expresionismo, una de las vanguardias más importantes del siglo XX.  Organizaron dos exposiciones y publicaron su famoso Almanaque, un libro con escritos y pinturas de Marc, Kandinsky, Jawlensky y Macke entre otros.

7. Apenas tenía 33 años y no pintaba dos cuadros seguidos sin caminar hacia la abstracción, como intentando sintetizar el imaginario animal con una fuerza espiritual que ya no se contentaba con las formas tradicionales. En sus últimos años de vida se dejó seducir por el trabajo de los futuristas italianos y por Robert Delaunay (1885-1947), un pintor que pasó del cubismo al orfismo, el estilo creado a partir del cubismo basado en las formas circulares y brillantes.

'Tigre' (1912)

'Tigre' (1912)

8. Empezó a componer sus cuadros de modo geométrico, con predominancia de formas rectangulares. Los animales ya no tenían una forma natural y parecían construídos. Su serie Compositions es el claro ejemplo del desinterés de Marc por las formas.

9. Él y su mujer, Maria, encontraron una casa en Ried, cerda de Benediktbeuren, un idílico pueblo de Baviera. Intercambiaron la propiedad con los dueños, interesados en la vivienda que el pintor había heredado de sus padres y que tenía en Munich. Marc se hizo con la casa de campo e incluso pudo comprar unas tierras en las que tuvo ciervos. En esa casa Marc planeaba construir su estudio y trabajar en el 2º volumen de El Jinete Azul.

10. En Ried pintó los cuadros Formas Felices (destruído en la II Guerra Mundial), Formas jugando, Formas peleando y Formas rotas. Las obras muestran el terrible conflicto interno que se empezó a gestar en esos años en el pintor.  Oscilaba entre la parte positiva de la vida y la sombra de la destrucción: vivía en el idilio de Ried, pero con la sombra de la I Guerra Mundial (la Gran Guerra) que además él creía necesaria.

'Zorros' (1913)

'Zorros' (1913)

11. El 1 de agosto de 1914 El Imperio alemán declaró la guerra a Rusia. La reacción general de los artistas era de rechazo al conflicto, pero Marc y su amigo Macke (siete años más joven que él)  se alistaron, como tantos otros alemanes, de modo voluntario. En lo que se conoce ahora como el Espíritu de 1914, El furor del patriotismo y la unidad política y social que causó la noticia de la guerra fue notable en el país. El Kaiser Guillermo II barría hábilmente ábilmente con ese sentimiento nacionalista las oposiciones y descontentos que se estaban generando en torno a él. Marc mordió el anzuelo.

12. Poco antes Kandinsky le había escrito una carta expresando su miedo por un posible conflicto armado. Marc se mostraba firme y apasionado e idealista: creía que Europa estaba espiritualmente enferma y que una guerra, a pesar del derramamiento de sangre, era una manera de purificación. No sospechaba de intereses económicos, para él era «una guerra contra el enemigo interior e invisible del espíritu europeo». Creía que Alemania saldría reforzada y que su hegemonía sería entonces indiscutible. Ni la muerte de Macke en 1914 -por la que sufrió profundamente- lo hizo cambiar de opinión. «Nos damos la mano y soportamos la pérdida con orgullo, bajo el repicar de la victoria», decía en el obituario de su amigo.

'Formas luchando' (1914)

'Formas luchando' (1914)

13. En el campo de batalla sus pensamientos giraban en torno al arte. Comparaba los pueblos franceses por los que pasaba con escenarios de las pinturas de Van Gogh. También pensaba constantemente en Ried, en la casa y en los ciervos. Daba instrucciones sobre cómo alimentarlos y cuidarlos y lamentó profundamente la muerte de uno de ellos.

14. Un año después de alistarse, con el fervor del inicio un poco más apagado, su visión de la guerra cambió. En una de las cartas que escribió a Lisbeth, la viuda de Macke, describía la guerra como «la trampa más cruel en la que nos hemos abandonado los hombres». El engaño y la inutilidad del conflicto comenzaron a ser los temas de sus cartas en 1916, a pocas semanas de morir.

15. Le comunicaron que lo mandarían a casa pronto. El gobierno alemán lo había identificado como artista notable y quería protegerlo. La seguridad del hogar aparecía en su mente «con un aura tan dulce que no puedo describirla» y lo consolaban de las «terroríficas escenas de destrucción en las que vivo ahora». El mismo día del anuncio de su posible vuelta Franz Marc murió de modo instantáneo en una labor de reconocimiento en la batalla de Verdún, por el impacto de una esquirla en la cabeza.

Helena Celdrán