Zehra Dogan está encarcelada por una pintura

Querida Zehra Dogan: Me cuesta pensar que en medio de esta oscuridad y retroceso vaya a aparecer la luz, que estemos en la madrugada como dicen, esperando el próximo amanecer, que será limpio, feliz y próspero. La madrugada es la parte más oscura de la noche pero siempre anuncia el día. Soy incapaz de imaginar, sin embargo, que las libertades civiles y los derechos humanos estén a punto de emerger de nuevo, porque está muy oscuro, Zehra, en casi todas partes, y puede que el Sol siga en huelga.

Llámame pesimista.

Desde el año 2001 nos sacude una resaca democrática global que está subvirtiendo los espacios: hace de las cárceles, por ejemplo, residencias de artistas, de los océanos, fosas comunes de desesperados. No es algo nuevo, pero sorprende. Hoy los ciudadanos no entran en ellas por robar una gallina como antaño, pero sí por cantar un rap –tenemos en España el caso de Valtonyc– o por pintar un cuadro, como te ha ocurrido a ti, Zehra Dogan, que has sido condenada a más de dos años de cárcel en Turquía – casi los mismos que el rapero en España- por esta pintura que consideran incriminatoria…

# Nusaybin

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El último mural de Banksy exigía tu liberación en la lejana Nueva York, y así lo contaron en 20 minutos. Organizaciones como Pen America consideran tu encarcelamiento «inaceptable».

 

De Turquía llevo un tiempo escuchando susurros de mazmorra. Denuncias a media voz. Ese país amigo de Europa que avanza hacia un modelo intrigante. Parece un embrión de posibles futuros, y no un feto mal formado por enfermedades del pasado: una democracia autoritaria -precioso oxímoron-, personalísima en la figura de su presidente electo, Tayyip Erdoğan, un gobierno de las purgas, donde los periodistas, jueces y profesores, terminan encarcelados. “Un alarmante indicador de la dirección que está tomando el país”, denuncian en la organización Human Rights Watch. Un buen amigo en un mundo donde las principales potencias- Rusia, China y EEUU- siguen el mismo patrón del líder fuerte que desprecia la carta de los derechos humanos.

Tú, Zehra Dogan, tienes la desgracia de ser kurda y haber pintado una ciudad asediada en la frontera con Siria. En tu cuadro aparece Nusaybin, en la que ondean las banderas turcas tras el despliegue militar que tuvo lugar en 2016 durante unas revueltas. En realidad es la reinterpretación libre de una fotografía que había tomado el ejército. También eres periodista. Y este binomio es peligroso.

Imagina que todos los periodistas fueran artistas y a la inversa. El mundo gris de las satrapías digitales no lo contempla. Imagina un ambiente tóxico, y asume que nuestra sensibilidad está en el hígado, y que alguien busca hacer foie-grass con él mediante un exceso de información irrelevante o insana. Imagina que mientras tanto hay personas en la cárcel por pintar un cuadro, y que una pintura puede considerarse prueba de cargo.

Todos somos como unos niños sometidos a un padre arbitrario si carecemos de este derecho elemental de expresión (digo elemental, nuclear o fundamental, porque debería ser solo la base del edificio, y no la meta por la que luchar a estas alturas de la construcción democrática).

La libertad de expresión se concibe como un poder negativo: no es tanto el derecho a decir algo, sino que ese algo, cuando sea molesto, atrevido, desafortunado u hiriente, pueda ser dicho sin consecuencias penales, siempre que ayude a conformar una opinión pública crítica; en realidad es una protección colectiva, el cinturón de seguridad contra los accidentes de la tiranía. El canario en la mina democrática.

No es un poder para las mayorías– que no suelen necesitar bulas para expresarse- sino de las minorías, los disidentes, críticos o mal hablados. No se trata de que los ciudadanos puedan expresar lo que es justo, racional y correcto, sino todo lo contrario.

La libertad de expresión es enemiga del sentido común, pero este sentido nos apela a conservarla: caído el derecho, somos siervos y no ciudadanos. Y entonces, sorprendidos, vemos cómo las cárceles se parecen un poco más a las tertulias literarias, habitadas por bohemios y creadores que dijeron algo, cantaron algo, pintaron algo ofensivo para el poder dominante…

Hoy quiero acercar a este blog algunos de tus cuadros, Zehra Dogan. Las pruebas en tu contra.

 

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3 comentarios

  1. El arte en todas sus formas es arte, te puede gustar o no… pero es arte, te puede escandalizar o no… pero es arte. El arte es una forma de expresión libre y así debe de ser reconocido en todo el mundo.

    26 marzo 2018 | 11:51

  2. Dice ser Ebrady J.J.

    De que se sorprenden, por menos que eso te encienrran tambien aqui en españa.

    26 marzo 2018 | 15:00

  3. Dice ser Asqueado

    Nos sorprendemos y en España tenemos las mismas censuras.

    27 marzo 2018 | 04:23

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