Thomas Ligotti, un escritor de terror nihilista para envenenar el verano

Ilustración de CHris Mars usada en la cubierta de Ligotti publicada por Penguin © Chris Mars

Ilustración de Chris Mars usada en la cubierta de Ligotti publicada por Penguin © Chris Mars

Lecturas para cubrir el verano de extrañamiento y temblar por la evidencia de que la única lucidez es negra y el único futuro, pesimista. Dos píldoras iniciales:

  • Se ha descubierto el pastel: somos biorrobots copiadores de genes que viven a la intemperie en un planeta solitario en un universo físico frío y vacío.
  • Es mejor inmunizar tu consciencia contra cualquier pensamiento alarmante y horrendo para que todos podamos seguir conspirando con el fin de sobrevivir y reproducirnos como seres paradójicos: marionetas que pueden andar y hablar por sí solas…, juguetes humanos que mantienen mutuamente la ilusión de ser reales.

Lleve usted un libro de Thomas Ligotti en el equipaje vacacional. Logrará combatir la dictadura del optimismo. Incluso se inmunizará contra el cacareo.

Thomas Ligotti dibujado por Andrea Beré

Thomas Ligotti dibujado por Andrea Beré – www.ligotti.net

Para algunos es el «secreto mejor guardado de la literatura de terror contemporánea». Otros, pasmados por la brillantez de su estilo, un simbolismo con ecos de Poe, Lovecraft, Kafka, Jarry, Burroughs, y Cioran, entendieron que quizá se tratase de un heterónimo de otro autor o de varios autores congregados bajo un mismo pen name. Ni lo uno ni lo otro: Ligotti ya no es un escritor oculto o reservado a fans y es corpóreo —nació en 1953 en Detroit, concede algunas entrevistas y mantiene una página web de descuidado diseño pero gran contenido—.

Pesimista elemental, el autor estadounidense no tiene nada que ver con los escritores de terror domésticoKing y sus muchos imitantes— que de tanto acercar el horror a la vulgaridad de nuestro tiempo han domesticado el miedo y eludido el fatalismo. No busquen a un constructor de sagas crepusculares, andanzas de zombies o escenas de cama de galantes vampiros: para Ligotti el horror somos nosotros mismos, «malignamente inútiles» y «virtuosos de la devaluación de la vida».

Los seres humanos, para resumir, somos «automodelos fenoménicos», poco más que máquinas biológicas, títeres de nuestra propia mendacidad, y mejor lo llevaremos en tanto comprendamos que «anhelar algo en este mundo –una buena salud física o mental, una larga vida, la felicidad o incluso la eliminación del anhelo— es el origen de todo sufrimiento».

Ligotti es el Buda que requieren los pagados de sí mismos que poblamos la Tierra de discutibles certezas y decidimos prolongarnos como raza cuando estamos enviando a nuestra prole a un matadero no muy diferente de las plazas en las que torturan a los toros de lidia.

Matthew McConaughey como Rust Cohle en la serie 'True Dtective'

Matthew McConaughey como Rust Cohle en la serie ‘True Detective’

Con seguridad recuerdan ustedes a Rust Cole, el agente de Homicidios de la Policía de Louisiana cuyo nombre —rust en inglés significa moho, óxido, corrosión— no sólo era una advertencia de la verdad inmensa de los bautismos, sino un primer apunte para el perfil del personaje, llevado por un inmenso Matthew McConaughey en la primera temporada de la teleserie True Detective (2014) a la gloria de la oscuridad: depresivo, insomne, alcohólico, politoxicómano y, quizá a raíz del camino negro y pesimisma por el que transita, sagaz, intuitivo, neutral y, por tanto, pérfido, como un ángel enviado por dios para dictar la justicia que los humanos hemos convertido en códigos redactados por parlamentarios cuando debiera tratarse de algo mucho más simple: cercenar el mal.

Algunas citas de Rusty:

  • Creo que la conciencia humana fue un trágico paso en falso de la evolución. Nos volvimos demasiado conscientes de nosotros mismos (…), somos criaturas que no deberíamos existir de acuerdo a la ley natural. Somos cosas que funcionan bajo la ilusión de tener un ser propio, una acumulación de experiencias sensoriales y sentimientos, programada para asegurarnos que somos alguien, cuando en realidad nadie es nadie. Quizás lo más honorable que podríamos hacer como especie es negar esa programación, dejar de reproducirnos, caminar de la mano hacia nuestra propia extinción, una última noche, hermanos y hermanas, excluyéndonos voluntariamente de un contrato injusto.
  • La vida es lo suficientemente larga como para que seas realmente bueno en una sola cosa. Así que ten cuidado en qué eres bueno.
  • Este es un mundo en el que nada nunca se resuelve. Alguien una vez me dijo: ‘el tiempo es un círculo plano’. Todo lo que hemos hecho y todo lo haremos, lo repetiremos una y otra vez. Y ese pequeño niño y esa niña, estarán en esa habitación una y otra vez, una y otra vez, para siempre
  • Catorce horas mirando imágenes de cadáveres y esto es lo que comienzas a ver. Los miras a los ojos, incluso en una foto, y puedes leerlos. ¿Sabes lo que ves? Le dan la bienvenida. No al principio, pero justo ahí, en el último instante. Es indudablemente un alivio. Porque todos ellos tenían miedo y ahora ven, por primera vez, lo fácil que era simplemente dejarse ir. Después, en ese último nanosegundo, ven lo que eran. Tú, tú mismo, todo este gran drama, nunca fue más que un burdo engaño de la arrogancia y la estúpida voluntad, y puedes simplemente liberarte de todo eso, finalmente darte cuenta que no tienes que aferrarte tan fuerte. Darte cuenta de que toda tu vida, todo lo que amas, lo que odias, tus memorias, todo tu dolor, era parte de una misma cosa. Era todo un mismo sueño, un sueño que albergaste dentro de una habitación cerrada, un sueño acerca de ser una persona. Y como en muchos sueños, en el final hay un monstruo.
  • He visto el final de miles de vidas. Jóvenes, viejos, cada uno tan seguro de su propia realidad, de que su experiencia sensorial constituye algo único e individual, algo con un propósito y un significado. Tan seguros de que son algo más que una marioneta biológica. Bueno, la verdad siempre sale a luz y todos la ven. Una vez que las cuerdas se cortan todos terminan derrumbándose.
  • Si lo único que hace que una persona sea decente es la esperanza de una recompensa divina, entonces, hermano, esa persona es un pedazo de mierda, y me gustaría que salieran a luz cuantas más de ellas mejor. ¿Tienes que juntarte con otros y contarte historias que violan cada ley del universo sólo para poder superar el maldito día? ¿Qué dice eso de tu realidad?.
  • Pienso en mi hija (…) A veces me siento agradecido. El médico dijo que no sentía nada al caer directamente en coma. Entonces, en algún lugar de esa negrura, se deslizó fuera en otro tipo de coma más profundo. ¿No es una hermosa manera de salir, sin dolor, como un niño feliz? El problema con la muerte cuando has crecido es que el daño está hecho, es demasiado tarde. Pienso en la arrogancia que debes mostrar para forzar una vida a esta trilladora. En cuanto a mi hija, ella me perdonó el pecado de ser padre.

Todos los monólogos del detective Cohle que acabo de citar están tomados casi textualmente de libros de Ligotti. Los fans del escritor hablaron de plagio y el guionista y creador de True Detective, el también novelista Nic Pizzolato, se defendió aduciendo que se trata de un homenaje literario a un autor que admira y de quien aprovechó la conciencia del vacío existencial y el absurdo de la vida que guían al tenebroso policía, el único que, precisamente por sentir el extrañamiento cada vez que mira hacia dentro, es capaz de combatir la perversidad.

¿Le importó a Ligotti la apropiación? En absoluto, aseguró en una de sus escasas entrevistas con medios masivos. Además de que le ayudó a vender más libros —lo que no le viene nada mal, dado que es un autor de minorías y hace caso omiso de la mercadotecnia literaria—, la difusión mediática del ideario antinatalista que profesa —tan antigua como Sófocles: «Lo mejor es no haber nacido, pero si has nacido, lo mejor es volver hacia el lugar de donde se ha venido»— le gusta porque pone sobre el tapete la errónea creencia positiva de que la humanidad puede salvarse cuando contiene la idea de miseria y fracaso existenciales:

El sufrimiento humano seguirá sin tener solución mientras existan seres humanos (…) este proceso durará todo el tiempo que siga palpitando una sola célula en este pozo negro del sistema solar, esta cloaca de la galaxia.

Cubiertas de cuatro libros en castellano de Ligotti

Cubiertas de cuatro libros en castellano de Ligotti

Gracias a la editorial Valdemar, uno de esos sellos que justifican la santidad de los editores de libros, es posible leer en castellano buena parte de la obra de Ligotti. Están disponibles las colecciones de relatos de terror nihilista, mentes quebradas y entidades inasibles Grimscribe, Noctuario y Teatro Grottescodedicadas, como escribe Jesús Palacios en uno de los prólogos, a «plasmar literariemente el abismo que nos mira y se repite hasta el infinito en nuestras pupilas asombradas, sin darnos tregua ni descanso».

También está editado el único ensayo del autor —y libro de cabecera de Rust Cohle— La conspiración contra la raza humana, una obra que plantea «lo que acaso sea el reto más firme lanzado hasta la fecha contra el chantaje intelectual que quiere obligarnos a estar eternamente agradecidos por un don que nunca solicitamos: la vida«, comenta RayBrassier en el prólogo.

Lleven con ustedes de veraneo a Ligotti como pomada contra los eczemas de la alegría por decreto. Cuando alguien, tras varios cigarrillos de cannabis, intente hacer apostolado sobre la vida y su intrínseca bondad, acérquese al oído del cegato optimista y susurre esta cita de Ligotti:

La vida humana se mueve en una sola dirección: enfermedad, heridas y muerte.

Si la celebración discurre por caminos paterno y materno filiales sobre las gracias y habilidades de los pobres niños considerados carne de intercambio para el ego, susurre esta otra:

Dado que alguna medida de sufrimiento es inevitable para todos los que han nacido, mientras que la ausencia de felicidad no afecta a aquellos que hubieran podido nacer pero no lo hicieron, la balanza se inclina a favor de no tener hijos. Por lo tanto, los procreadores infringen cualquier sistema concebible de moral y ética porque son culpables de hacer daño (…) La presión primordial para procrear es esta: para integrarse formalmente en la sociedad, uno debe ofrecer un sacrificio de sangre.

Si la intoxicación de la verbena colectiva rueda hacia el buenismo y la bondad multicultural, la opción podría ser esta otra:

La naturaleza nos produjo, o al menos subvencionó nuestra evolución. Se coló ilegalmente en un desierto inorgánico y montó un negocio. Lo que salió de ahí fue un asilo de pobres global con trabajo forzoso donde nada descansa nunca, donde la generación y el descarte de la vida ocurren incesantemente. Así pues, ¿en virtud de qué tiene derecho a ser absuelta de su pecado original, un delito capital a la inversa, del mismo modo que la reproducción le hace a uno cómplice necesario de la muerte de una persona?

Jose Ángel González

2 comentarios

  1. Dice ser Nonosky

    Gran descubrimiento (reconozco mi ignorancia) de alguien que se atreve a gritar a los mil vientos, lo que el resto no nos atrevemos ni siquiera a pensar, por miedo a romper el espejismo de esta farsa y gran teatro tragicómico que es la vida…

    02 agosto 2016 | 10:39

  2. Dice ser Lkntropus

    El terror físico y psicológico de la existencia en una cruda, pero acomodada supervivencia.
    Una supervivencia que nos lleva directamente a la muerte.

    Se lucha para morir con una conciencia tranquila de haber intentado algo. Conciencia que te abandonará en cuanto tenga ocasión y ya nadie recordará nada del sueño, ni importará nada. La inconsciencia y la liberación.
    Si es un sueño, la muerte es despertar.

    Las llagas de la alegría se curan con realidad, pero yo las dejo sangrar porque quiero seguir soñando, aún sabiendo que es absurdo el esfuerzo.

    Y las calaveras se quedan con una imperturbable mueca de carcajada al contemplar el espectáculo final.

    04 agosto 2016 | 12:19

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