A Tennessee le costaba respirar

Tennessee Williams (1911-1983)

Tennessee Williams (1911-1983)

Blanche Dubois, la protagonista de Un tranvía llamado deseo, es el primer personaje que se me viene a la cabeza cuando pienso en Tennessee Williams. Ella necesita ser atractiva. Él, recibir buenas críticas y, si no lo conseguía, se sentía miserable y se daba al vicio.

Blanche es una belleza sureña que comienza a sufrir el paso del tiempo en su rostro, que vive a la luz ténue de un farolillo para no mostrar sus arrugas.

Tennessee, un hombre al que le costaba respirar sin ahogarse, también buscaba sombras: era homosexual, alcohólico y politoxicómano.

Aunque lo intentó, nunca pudo salir del fango y se abandonó en numerosas ocasiones como el personaje de una tragedia griega que acepta con estoicismo un destino fatal, marcado por los dioses.

Las adicciones, la homosexualidad y la familia fueron las obsesiones que tejieron su obra y también su vida.

La intimidad le servía a Williams para dibujar a personajes marginales, narcotizados o sadomasoquistas, tal vez con una dosis demasiado evidente de interpretación freudiana, pero con el encanto de la fragilidad del ser humano que puede quebrarse en cualquier momento.

Thomas Lanier Williams (1911-1983), reconocido como uno de los más grandes autores de teatro del siglo XX, nació hace ahora cien años (el 26 de marzo se cumplió el centenario).

Escribió obras que se llevaron al cine para convertirse en piezas cumbre de los años dorados de Hollywood: Un tranvía llamado deseo (Elia Kazan, 1951) o La gata sobre el tejado de zinc caliente (Richard Brooks, 1958).

Marlon Brando y Vivian Leigh en "Un tranvía llamado deseo" (1951)

Marlon Brando y Kim Hunter en "Un tranvía llamado deseo" (1951)

En la memoria colectiva queda la camiseta blanca, ajustada y pretendidamente precaria de Marlon Brando interpretando al supermacho Stanley Kowalsky o la gata Elizabeth Taylor en el papel de Maggie, la bella víctima de un marido alcohólico, ex-jugador de fútbol americano.

[En el Teatro Español de Madrid, hasta el 10 de abril, se puede ver la adaptación de José Luis Miranda de Un tranvía llamado deseo, dirigida por Mario Gas]

Cotilleando a Tennessee Williams

1. Sufría de ansiedad, paranoia e hipocondria.

2. Desde la niñez tuvo ataques de pánico.

3. El popular e influyente cardenal Francis Spellman definió sus obras de teatro como “repugnantes, deplorables, moralmente repelentes y ofensivas para los estándares de decencia cristiana”.

4. Le pusieron el mote de Tennessee en el instituto por su marcado acento sureño de Nueva Orleans.

5. Su hermana mayor Rose -se llevaban unos meses- padecía esquizofrenia paranoide y vivía internada en un hospital psiquiátrico. Para mitigar los ataques le practicaron una lobotomía que la convirtió en una sombra de sí misma. Tennessee tenía remordimientos por no haberlo impedido.

6. Consumía grandes cantidades de alcohol y drogas (probó muchas: anfetaminas, opio, cocaína, medicamentos…), pero se sentía culpable por su forma destructiva de vivir y tenía la impresión de haber abusado de la libertad de una vida de éxito como artista.

7. Pensaba que se había librado del destino de su hermana porque él sabía convertir la psicosis en creatividad. Se torturaba pensando que no se debía despilfarrar ese privilegio autodestruyéndose.

8. Quiso estudiar poesía, pero la familia le obligó a hacer la carrera de Periodismo. Williams no pasaba del aprobado y su padre, representante de una firma de zapatos, dejó de financiarle la universidad y le obligó a trabajar en la empresa.

9. Murió asfixiado a los 72 años. La autopsia reveló que tenía el tapón de plástico de un medicamento en las vías respiratorias. Previamente había ingerido drogas y alcohol.

10. Era patológicamente tímido y respondía a la tensión con una carcajada. Llamaba a la risa “mi sustituto del lamento”.

Helena Celdrán

11 comentarios

  1. Dice ser Antonio

    Grandioso… Gracias por éste espacio.

    07 abril 2011 | 06:20

  2. Dice ser Guernica en Madrid como estipulo Picasso

    La pelicula en ESPAÑA se llama «La Gata sobre el Tejado de Zinc» el caliente nunca lo llevo. Aunque todos sabemos que en ingles si.

    07 abril 2011 | 06:56

  3. Dice ser Helena Morado

    Esto es de denuncia: por equiparar la homosexualidad con una sombra, con una politoxicomanía o un alcoholismo. No es un vicio, señores, ni una enfermedad!!! Denuncio la pàgina en el lugar correspondiente. Sobre todo a Helena Celdrán. Por homófoba.

    07 abril 2011 | 07:18

  4. Dice ser Bloodymery

    Sorprendente que no menciones «The Night of the Iguana», «Sweet Bird of Youth» o «Suddenly, Last Summer»…

    07 abril 2011 | 07:36

  5. Dice ser borja

    Mal artículo, escrito por una mala periodista con claros prejuicios…

    07 abril 2011 | 08:02

  6. Dice ser montse

    La que aparece en la foto con Brando no es Leigh sino Kim Hunter. Stanley nunca sería tan tierno con Blanche.

    07 abril 2011 | 08:15

  7. Dice ser contralahomofobia

    Me parece escandaloso que haya personas que cobren por escribir difundiendo ideas que hoy est’an penadas por la ley: comparar la homosexualidad con el alcoholismo es un disparate que dice muy poco en favor de la firmante e incluso del medio en el que lo publica. La homosexualidad no es una sombra, es todo lo contrario: un acto de claridad y honestidad consigo mismo. Se ve que la autora no ha leido ni una sola palabra de este señor. Helena, vives en la involución y no tienes derecho a difundir semejante atraso mental.-

    07 abril 2011 | 11:08

  8. Dice ser Raquel

    Helena Morado: Cálmate. La autora está hablando de la homosexualidad en un contexto histórico en el cual sí se pensaba que era un vicio. Relee el texto unas cuantas veces más antes de ponerte a echar espuma por la boca.

    07 abril 2011 | 11:13

  9. Dice ser Efter

    No creo que la intención de la autora del artículo fuera comparar homosexualidad con alcoholismo como patologías psicológicas, pero es cierto que la redacción induce a pensar eso. En vez de introducir los temas tal cual, con comas (que parecen formar una serie), debería haber mencionado en un aparte que a sus problemas de adicción se sumó el no aceptar su homosexualidad en una época muy victoriana e hipócrita. Hubiera quedado mejor así, Helena.

    07 abril 2011 | 11:20

  10. Dice ser Juan

    Soy politoxicómano y no me gusta que se me compare con homosexuales. Este artículo tiene un tono politoximanófobo.

    07 abril 2011 | 12:13

  11. Gracias por la aclaración, Montse. Es cierto, es Kim Hunter interpretando a Stella Kowalski. También es cierto que a Blanche le hubiera hecho bastante ilusión…
    Ahora mismo lo arreglo.

    07 abril 2011 | 16:38

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