El pasado viernes 30 de diciembre, un día antes de que acabara el año, murió Tory Dent; una poeta neoyorquina que dedicó su obra a escribir acerca de la vida. De la vida con sida.
Que había pasado los últimos diecisiete años diciéndose que no viviría otro más.
No voy a contaros cómo conocí la obra de Dent (un «melodrama culebronero en Central Park» a la semana es más que suficiente), pero sí he querido traducir un extracto de uno de los poemas de su libro ‘HIV, Mon Amour’ para que la descubráis:
(…)
Sentí una relación con la muerte, una comunicación, más familiar
De lo que imaginé nunca, que a lo que había acudido siempre como signo de mí, el ser
Que atribuímos a la misteriosa y perfectamente ordenada Romántica noción de origen.
Lo que intento decir es que no era extranjera. No era extranjera,
Pero tampoco fue una vuelta a casa.
No había dios, ni otra tierra, ni más allá;
Ni ámbar, ni amatista, ni avatar.
Pero había una suspensión, había un ‘adieu’ de reconocimiento
A los zapatos de quienes amé, como los de Van Gogh, un par, pero solitario
Las voces de los amados, sus tonos, sus entonaciones, su circulación,
De circuito cerrado pero eficaz.
(…)
Lo que intento decir es que no estuve sola.
R.I.P., My Love
Ojalá.
!Gracias, Roberto!. ¿Parece que te gustó el símil, eh,?.Aunque el siguiente refrán sea más castizo y no tenga tanto «sssaborrrr» como aquella comparación, ya sabes; lo bueno si breve, dos veces bueno.
04 enero 2006 | 20:14
gracias por haberla traducido… gracias por haberla presentado… creo que voy a buscar mas textos de ella…saludos*
17 septiembre 2006 | 22:52