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Si la arquitectura te rodea, deberías empezar a fijarte en ella

¿Qué tienen que ver el jazz y la arquitectura?

Durante mi formación un profesor me dijo que la arquitectura era como el jazz, me habló de como había que dejarse llevarse por la improvisación, huir de las reglas, de los clichés, de las ataduras, ser absolutamente libre en los planteamientos y no someterse a caminos ya recorridos. Yo, que soy rubio natural, me lo creí.
Unos años más tarde, me compré un saxofón. Podría haber sido un juego de petanca o un abono de un equipo de primera división, pero fue un saxofón, y empecé a estudiar aquel sonido de tugurio que tanto me gustaba.
Entonces descubrí que en el jazz, la improvisación está regida por unos tonos, unos acordes y unos tiempos, y que dentro de determinadas normas puedes jugar con notas y escalas, con intervalos y patrones, o incluso recorrerlos sin un rumbo fijo, anárquicamente, pero cuando te sales de ellos, la música se convierte en ruido y las notas dejan de tener relación entre si. No funciona.
En este momento, la arquitectura no tiene una dirección formal y en muchos casos ni siquiera funcional. Los patrones han desaparecido, no hay normas estéticas ni relaciones establecidas que funcionen. La libertad absoluta ofrece pocos lugares comunes entre las infinitas obras proyectadas y cada vez más, se busca la sorpresa en el espectador.
Me pregunto si esta falta de orillas en las lindes del camino de la arquitectura se reconocerá en el futuro como una época en la que se crearon obras inenarrables o más bien llegará un momento en el que la sociedad busque y solicite una zona de confort para descansar de tanta sorpresa, estableciéndose nuevas tendencias con un hilos conductores más claros y concisos.
Tengo para mí, que en algún momento habrá una vuelta a esto último, pero no creo que para entonces caminemos ya por estos pagos, -y no me refiero al blog- en todo caso habrá que plantearse hacia donde llevan los infinitos caminos y direcciones actuales.


Nota del arquitectador: Os dejo un vídeo de Candy Dulfer recomendable de principio a fin. A partir del minuto nueve podéis ver como con unas normas relativamente estrictas, siguiendo casi el mismo patrón, los caminos pueden ser infinitos, y la música, como la arquitectura puede llegar a no tener fronteras, sin carecer de principios.

9 comentarios

  1. Dice ser I-love-normativa-urbanistica

    No sé si te he entendido bien pero no estoy deacuerdo en que generalices diciendo que ahora en la arquitectura se han perdido ciertas reglas y patrones formales y que critiques esa idea de que se ‘busca la sorpresa’. El hecho de que 4 afortunados arquitectos en todo el mundo, firmen proyectos que quizás ahora ya no despiertan mucho interés, no representa el 99.9999% de los demás arquitectos que deben cumplir a rajatabla hasta el último metro cuadrado de su proyecto y con el que no pueden hacer fantasías.
    En mi opinión, lo que ahora estamos viviendo es una explosión de competitividad, libertad y creatividad en la arquitectura y precisamente eso es lo que está aumentando su calidad a nivel mundial en muchos aspectos. La diversidad que existe ahora mismo en esta profesión es lo que hay que valorar y cuidar.
    Por cierto, la improvisación en el Jazz (como en el vídeo que mencionas) se podría comparar perfectamente con el uso en la composición musical de las variaciones, algo que se lleva haciendo desde la Música Barroca. Así que me gustaría que a pesar de tener unas reglas establecidas y que éstas puedan dar caminos infinitos, la arquitectura no sea sólo Jazz, porque por muy infinitos que sean esos caminos, el jazz nunca sonará a poema sinfónico, o a un aria de Mozart o a una canción de reggetón.

    07 abril 2013 | 00:00

  2. Dice ser Jeeves

    He visto el vídeo, ¿de verdad que esto es jazz? Venga ya…
    Llevo muchísimos años de aficionado (amante debería decir) y entre otras muchísimas cosas, sé que donde hay tetas y cu.los no hay de esa música. Esto no es más que una especie de funky para despistados. Espero que la arquitectura no vaya por este mismo camino.

    07 abril 2013 | 01:35

  3. Dice ser nehoma

    Has dicho una chorrada como un templo, la señorita del minuto 9 se sale pero respeta muchisimas normas por eso suena tan bién, simplemente va subiendo de escala y tono. Comentario pomposo para el que no sepa, pero absurdo para el que sepa un poco.

    07 abril 2013 | 02:27

  4. Dice ser Hermiti

    Ufffffff!!!!!!! Reconozco que me pierdo en estos artículos tan sesudos, superan ampliamente mi capacidad de comprensión. Si sé poco de arquitectura, de música sé aún menos. Esta vez paso palabra……………..

    07 abril 2013 | 13:11

  5. Dice ser FJ

    El comentario «donde hay tetas y cu.los no hay de esa música» me parece, cuanto menos, desafortunado. Quizá podría estar de acuerdo escrito de otra manera, como por ejemplo, «cuando lo que se luce es la belleza del intérprete, puede ser para tapar la calidad de la música» o algo así…

    Aunque, ¿es que hay que ser feo para hacer buen jazz? ¿Y para hacer buena arquitectura? 🙂

    08 abril 2013 | 10:34

  6. Dice ser Arquitectador

    Estimado lector FJ, no puedo estar más de acuerdo contigo.
    Sí la respuesta a tus preguntas resulta ser que sí, estamos en el buen camino, para ambas cosas.

    08 abril 2013 | 11:33

  7. Dice ser Jeeves

    FJ – Estoy de acuerdo en que mi frase no es muy afortunada.
    Ahora contesto a su primera pregunta: no, no hay que ser feo, pero mejor no mostrar en exceso los encantos al actuar (¿le gustó de esta forma?).
    Por lo demás insisto. Eso no es jazz, pero está bien que algunos lo crean, seguramente los que menos entiendan. Esos mismos que sólo dan señales de vida cuando hay comentarios que llevan el agua a su molino.

    08 abril 2013 | 18:36

  8. arquitectacion

    Estimado Jeeves, no soy un experto en jazz, aunque soy un antiguo aficionado y la discusión sobre los distintos tipos de jazz o que es y que no es jazz, no es un terreno en el que pueda moverme con comodidad, sin embargo, hay que entender lo que quiere decir el post, que trata más sobre los límites, la improvisación, las normas…en arquitectura y la comparación con el jazz podría haberlo sido con otros tipos de música, sin embargo, he preferido hacerlo con el jazz por la compresión que de la impro ofrece en cualquier lector, aunque no haya escuchado nada de jazz. Además de que personalmente me encanta.
    A lo que íbamos, si el funky es jazz o no: te adjunto un enlace al programa «a todo jazz» titulado «pongámonos funky», yo al Cifu, no le discuto nada.
    http://www.rtve.es/alacarta/audios/a-todo-jazz/todo-jazz-lets-get-funky-26-02-11/1031066/
    Dentro del funky, Candy Dulfer es más «ligera» que otros más clásicos, pero también más comprensible a un mayor número de público.
    Esto tiene mucho que ver con el espíritu del blog, que podría ser mucho más técnico o más dirigido a expertos en arquitectura, pero aspira a ser todo lo contrario y a interesar a la gente que no tiene relación con la profesión. De la misma manera, el funky es una aproximación al jazz, quizá trás sesenta años de funky un tanto alejada de los clásicos o del bebop, pero con unas bases comunes.
    Finalmente te diré que no comento solo a los que arriman el agua a molino ninguno. Me limito a borrar los comentarios que insultan a otros lectores, únicamente contesto a algunos porque no es posible contestar a todos.
    Abrazos y gracias por leer.

    09 abril 2013 | 10:55

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