Igual que en verano no podemos dejar al perro en el coche, con frío polar no debe estar a la intemperie

(EFE/Biel Aliño)

He hablado en el pasado en varias ocasiones de las precauciones que hay que tener con nuestros animales de compañía durante las olas de calor a las que estamos más que acostumbrados en nuestro país. Jamás me había planteado aconsejar qué hacer en caso de hipotermia, cómo reconocer los primeros síntomas, porque no es algo que solamos necesitar saber. Pero 2021 ha venido cargado de nieve, frío y hielo, así que ahí vamos con cómo reconocer la hipotermia y actuar ante ella.

Pero antes de entrar en cómo percatarnos de si hay hipotermia y reaccionar en consecuencia, es vital evitar que se produzca. Por eso el primer texto que publiqué en este blog tras la llegada de Filomena estaba lleno de recomendaciones para salir con nuestros perros a la nieve con seguridad.


Me falto comentar algo muy importante, sobre todo estos días que la nieve y las risas han dado paso al frío de récord y el hielo. Igual que para que nuestros perros no tengan golpes de calor recomendamos todos los veranos hasta el hastío que no se les deje en el interior de coches, con frío polar no deben estar a la intemperie a menos que se trate de un mastín del Pirineo o cualquier otra raza especialmente preparada para afrontar bajas temperaturas. E incluso perros así, grandes, genéticamente habituados al frío y con doble manto de pelo, agradecerán descansar en un sitio cómodo y cálido, que una cosa es sobrevivir y otra muy distinta vivir.

Estos días me he estado acordando de los perros de patio, finca y polígono. Esos perros que en viviendas familiares, terrenos y zonas industriales aguantan en el exterior, sin tener apenas más refugio que una zona techada, un garaje sin calefacción o una caseta más o menos decente. Los que tienen peor suerte, viviendo además encadenados. Ningún perro merece una vida así, sobre todo a estas alturas del siglo XXI en el que hay tantas opciones mejores como alarma de seguridad. Pero con los efectos de Filomena encima, mucho menos. Los habrá que ya hayan muerto o morirán, y no nos enteraremos. Los habrá que sobrevivirán tras demasiado sufrimiento.

Por las redes ha estado circulando esta tabla de hasta qué punto nuestros perros aguantan el frío elaborada por Dirección General de Derehos de los Animales. Muy útil para darnos cuenta de que las mínimas que trae Filomena los pone en riesgo a todos. Y ojo con ella, que en los animales que no están acostumbrados, el frío muerde con mas saña; y el tamaño es importante, pero casi más lo es la raza y el pelaje, que un husky y un galgo pueden tener el mismo tamaño y el segundo puede tener el aguante al frío de un chihuahua. Además, la edad también es un factor de riesgo (los cachorros y ancianos toleran menos el frío).

 

 

Según la veterinaria de Kivet (Kiwoko) Ana Ramírez «los signos más comunes de la hipotermia son temblores, cansancio, extremidades rígidas, palidez de encías, respiración superficial, pupilas dilatadas o estupor». Si nuestro perro o gato los presenta lo que hay que hacer inmediatamente es «resguardarlos en un lugar cálido y seco; aplicar sobre el tronco fuentes de calor (bolsas de agua caliente, bolsa de semillas, secador del pelo, etc.), protegiendo su piel al aplicar calor con una manta o toalla, y acudir en cuanto sea posible al veterinario».

Eso para perros y gatos, en roedores o conejos «los signos leves son temblores, rigidez en las extremidades, inactividad, hocicos y orejas frías. En casos más graves suelen presentar pérdida de apetito, depresión, desorientación o pérdida de consciencia». Con estas pequeñas mascotas la experta recomienda mantenerlas alejadas de las corrientes de aire, tapar la jaula por la noche con una manta o toalla; extremar la higiene de las jaulas «ya que el heno se humedece más en condiciones de frío» y proporcionarles siempre una casa de madera o plástico con heno para que puedan protegerse del frío.

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