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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Raising Hope: la versión familiar de las comedias gamberras

Durante el mes de agosto voy a estar de vacaciones, tras un intenso año de trabajo. Pero eso no quiere decir que el blog descanse. Para aunar mis días de asueto y que ésto continúe funcionando, he pedido a varios amigos y amigas que os cuenten cuáles son sus series preferidas y por qué. Así, de paso, le damos otro aire a lo que se suele leer aquí. Que lo disfrutéis.

Texto de Ernesto Filardi

Es relativamente sencillo encontrar una serie ‘seria’ a la que engancharnos. No solo porque hay mucha variedad, sino porque a todos nos tocan ciertos temas: la muerte o la traición de un ser querido, la soledad, el rechazo, el fracaso, una enfermedad grave o la impotencia ante una injusticia. Si el guion es melodramático, la dirección sosa y/o los actores inexpresivos tendríamos 5delante un telefilm barato de sobremesa, claro. Pero bien tratado, cualquiera de esos temas es la receta perfecta para el éxito. Si se fijan, son los temas de algunas de las mejores series de los últimos tiempos: The Good Wife, Juego de Tronos, Friday Night Lights, Mad Men o Breaking Bad.

Con la comedia es muy distinto: no existe nada que le haga gracia a todo el mundo. Y si lo hay, aún no se ha encontrado. A unos les gusta el humor negro y a otros les parece ofensivo. Hay quien adora la sátira política y hay quien considera que roza el delito. Unos se parten con Chiquito de la Calzada, otros con Jackass, otros con Modern Family, otros con Aída y otros con el Debate del estado de la Nación. Ya ven, hay gente para todo.

2Entre los muchos tipos de humor, hay dos que suelen enfrentarse en toda discusión sobre comedias: el llamado familiar y otro al que llamaremos gamberro. Por lo general, los amantes de uno suelen mirar al otro con malos ojos. No parece necesario explicar en qué consisten, pero por si acaso diremos que el familiar suele ser más blandito, con al menos un niño cuqui que hace monerías, mientras que el gamberro es la versión adulta de los chistes de caca-culo-pedo-pis que tanto nos gustaban cuando éramos pequeños.

Raising Hope (traducida como Hope en España) es una divertida comedia que es, a la vez, familiar y gamberra. No es una comedia gamberra sobre una familia, eh. Esto no es Padre de familia ni Arrested Development, donde aparecen personajes estrafalarios que resulta que son familia pero en las que no se ahonda en los valores familiares. Ya saben, esos finales con moralejilla azucarada donde una niña dice «hoy he aprendido algo nuevo» o el padre refunfuñón que descubre que su hijo ya es un hombre y le deja por fin las llaves del coche. En el caso de Raising Hope tenemos a una familia tradicional, de las que se juntan a comer cada día, y en la que cada uno de los miembros está como una regadera. Y hay humor incorrecto lleno de vómitos, erecciones y chistes de caca-culo-pedo-pis. Pero también hay moralejillas, padres que descubren que sus hijos han crecido y una niña muy cuqui que hace muchas monerías.4

Los cinco primeros minutos son a la vez un resumen y una declaración de intenciones (tranquilos, que no destriparemos la serie). Los Chance son una familia de clase baja americana, ejemplo de la llamada ‘white trash’: Virginia y Burt fueron padres adolescentes y han criado como han podido a Jimmy. Una noche, Jimmy conoce a una chica con la que se acuesta. A la mañana siguiente la presenta en familia y sus padres están encantados con ella, sobre todo porque sabe pronunciar perfectamente «Mahmoud Ahmadinejad». Pero ella es una asesina en serie que es detenida y condenada a muerte. Antes de que se cumpla la sentencia ella descubre que está embarazada y que la niña, Hope, es hija de Jimmy. Como la ley es la ley, la madre termina en la silla eléctrica y Jimmy tiene que encargarse de criar a la niña, con la ayuda de sus padres y de su abuela, con una demencia senil graciosísima.

3Contado así parece todo muy loco. Y lo es. La serie está creada por Greg Garcia, que ya nos enamoró con Me llamo Earl, por lo que pueden hacerse una idea. Pero Raising Hope es también una ficción que sabe explicar con ternura lo que significa ser padre: Jimmy tendrá que aprender a cambiar pañales, a preparar biberones y a dormir a Hope. La llegada de la niña será, además, la oportunidad de Burt y Virginia para reconciliarse con su pasado y demostrarse a sí mismos que son capaces de criar a un bebé debidamente. Todo ello sin dejar de criar a Jimmy, que aunque ya es adulto aún no sabe muchas cosas de la vida. Por ejemplo, ligar con una chica. De ahí el juego de palabras del título original de la serie: la niña se llama Hope (Esperanza) y a lo que se dedican todos los personajes es a criarla. Criar la esperanza. Para pensar que existe un futuro mejor que el pasado que han tenido.1

Jimmy, el protagonista, es menos emblemático que el resto de personajes. O sea, lo mismo que pasa en The Big Bang Theory con Leonard y lo que pasaba en Cómo conocí a vuestra madre con Ted. Jimmy es un personaje gracioso, pero, como sucede con Sheldon o Barney, el protagonismo se lo llevan Burt y Virginia. Él es la versión cachas y no tan exagerada de Dos tontos muy tontos, mientras que ella es la que lleva los pantalones porque no tiene a quien pedirle que los lleve. La abuela es el típico personaje que uno está esperando que abra la boca para ver qué burrada va a decir, y entre los otros secundarios hay que hablar sin duda de Sabrina, la cajera del supermercado de la que Jimmy está enamorado, que es algo que también nos pasa a muchos de los fans de Raising Hope: es una chica inteligente, divertida y guapa, pero también todo lo contrario a la chica-mona-sexy-con-escote-inocente-pero-marcado tan frecuente en las comedias americanas.

Si están buscando una serie gamberra para echarse unas risas, denle una oportunidad: ¡hay una abuela de ochenta años corriendo por la casa sin sujetador! Si buscan una serie de las de ver en pareja con la mantita por encima, denle una oportunidad: es difícil encontrar un capítulo de San Valentín tan romántico-lacrimógeno como el que encontrarán aquí. Y si lo que quieren es una buena comedia, más allá de si es gamberra o familiar, quédense con Raising Hope. Aunque solo sea para aprender a pronunciar «Mahmoud Ahmadinejad».

 

Ernesto Filardi es dramaturgo y profesor. Colabora en JotDown, y tiene un blog en el que escribe sobre trabajo y su vida en Canadá