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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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La sorpresa de ‘Algo que celebrar’

Acabamos el año pasado año lamentando el penoso año que nos habían ofrecido las series españolas. Con pocas excepciones que contaron con el respaldo de crítica y público, en 2014 que perdí la fe. Dejé de creer en que se pudiesen lanzar producciones potables. Que tuviesen lo mínimo que ofrecer al espectador sin tomarle por tonto, y que a la vez no renunciasen a la calidad en pro del chiste facilón ni cayesen en el argumento dramedia para todos los públicos. 2015 lo ha cambiado todo. Porque, junto a Víctor Ros, otra serie española ha dejado claro que aún se puede hacer bien. O al menos dar la sensación de que va camino de ello. Es el caso de Algo que celebrar, la nueva serie de Antena 3, que ha sido una gran sorpresa.2

Podríamos decir que esta es una de las pocas que no tiene los vicios de sus antecesoras y ofrece un punto de partida llamativo. Este es el de desarrollarse siempre en celebraciones que reúnen a toda una familia, los Navarro, para contarnos cómo son sus relaciones. No falta nadie: están la abuela, los padres, los cuatro hijos, los nietos, los cuñados (actuales o ex), alguna prima… Entre ellos se llevan bien o mal, mejor o peor, pero sus andanzas no son nada exageradas y encajarían perfectamente en otras familias. Aunque no olvidemos que esto es ficción.

4Sobre el papel podría parecer que Algo que celebrar es comedia española más pensada en atraer a toda la familia. Es decir, una de esas donde los chistes malísimos, que dejan de ser humor para convertirse en bolsas de tópicos e insultos al diferente, proliferan y son utilizados para que la historia avance. No es así. Los chistes están justificados, encajan en las situaciones disparatadas y los guiones no resultan postizos. Cada personaje cumple a la perfección con su papel, y no todos tienen por qué ser graciosos, como sí ocurre en otras supuestas comedias.

Porque esta sí puede llegar a ser una comedia de verdad. La trama encaja, los actores trabajan bien y no hay estridencias. Algunas situaciones están pensadas para que te rías, pero no todas, como debe ser. ¿Qué gracia tiene que un tipo le ponga los cuernos a su mujer? En otras ficciones querían intentar que te rieses. Aquí no. Puedes soltar carcajadas con la torpeza del hijo mayor, con lo histérica que es su mujer o con las borderías de la segunda hermana. Pero no con la búsqueda de un trabajo por parte de una de las hermanas o con la sexualidad de uno de los excuñados. Lo que haríamos en la vida real, vamos. Quizás lo que chirríe un poco es que todos coincidan siempre en cualquier sarao que monten, pero es una licencia de la ficción aceptable. 1

Con todo esto, ni mucho menos Algo que celebrar es una serie perfecta. Le falta gancho. Necesita una trama aún más centralizada que atrape al público y le lleve a ver la serie por otras razones. Que el «pasar un buen rato cada semana» suba el nivel y ofrezca algo más. Si no lo hace, lo que puede ocurrir es que haya espectadores que decidan dejarla porque realmente no les aporta nada. Soy consciente de que no es fácil dar con una historia que sirva para vehicular el resto de la ficción sin romper la esencia de la familia y las fiestas en la que se reúnen, ya que la idea es que todo el reparto cuente en el resultado final. Pero algo tiene que hacer. Soltar unas carcajadas y sentir que estás viendo algo bien hecho no basta.

3Tengo claro que Algo que celebrar es la comedia española más decente que he visto en los últimos años. Tiene un aire de historia de Daniel Sánchez-Arévalo que me encanta. Pero, por el momento, tiene carencias que le restan atractivo. Necesito un aliciente que me invite a seguir viéndola. Y hasta que eso no pase, no consideraré el quedármela de forma permanente. Ojalá se arriesgue a dar un paso adelante para acabar de convencer. Pero, por favor, que no caiga en el antihumor. Y que nunca prescinda de Cristina Peña y Ricardo Castella, que son los mejores junto a Luis Varela.

La comedia familiar ha encontrado un aliado en Algo que celebrar. Porque, al contrario de lo que piensan las cadenas españolas, hay muchas maneras de hacer humor en capítulos. No todo han ser familias desayunando juntas cada mañana. Por suerte, parece que esas ideas empiezan a quedar en el pasado.