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El sacrificio cero no puede suponer el encierro de por vida para perros como Thor

Las protectoras españolas se van llenando de perros como Thor. Animales poderosos en los que pocos adoptantes se fijan. Los hay que no se plantean adoptar un perro como Thor por miedo. Por mucho que los voluntarios que los conocen insistan en que son animales dulces que no harían daño a una mosca, no se fían. Y si les va a acompañar el miedo, mejor que no los adopten.

Luego hay otros que no temen a ese perro, que le saben bueno, pero que no desean complicarse la vida con un animal que debe ir con bozal, con seguro, siempre atado. Un perro que hará que mucha gente se cambie de acera.

Y también puede ser comprensible, pero la realidad es que el miedo y la comodidad hace que las protectoras sigan sumando ejemplares como Thor. Perros que cargan un estigma injusto. Perros con los que aquello de «la belleza está en el interior» no parece contar. Sólo se ve su raza, su exterior.

Perros que necesitan de nuestra generosidad.

El sacrificio cero es una medida que se está extendiendo y que implica no sacrificar a los animales abandonados salvo por razones humanitarias, por estar enfermos y sin esperanza. Y bien está que se imponga ese modo de obrar. Pero el sacrificio cero sin medios, sin una dotación oportuna, corre un riesgo elevado de acabar traduciéndose en un encierro de por vida para muchos animales, sobre todo para aquellos como Thor.

Me escriben de la asociación Karma Animal para hablarme de uno de esos perros especiales, que han pasado por mucho y que merecen una segunda oportunidad. Me cuentan que «Thor fue arrojado por encima de una valla a un campo», lo encontraron medio muerto y el veterinario no tenía claro que pudiera salir adelante.

«Estaba desnutrido, machacado a mordiscos, enfermo de leishmania y herido por la caída«. Por suerte Thor fue acogido por una familia y respondió muy bien al tratamiento. «Los veterinarios se sorprendieron de su recuperación».

Thor se queda sin su acogida en agosto, ya está recuperado y necesita una familia. «Es bueno y tranquilo, se pone contento sólo con que le miren y mueve el rabito en forma de helicóptero golpeándose con todo, de la felicidad que le entra».

Necesita, eso sí, una familia que tenga o se saque la licencia de tenencia de perros potencialmente peligrosos, y que asuma que no acaba de llevarse bien con otros perros macho.

Contacto: Eva 626 712 155 y Nuria 630 776 625 genteperruna@live.com

Las fotos son de Fotopets.