Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Preparando el Feliz Año Nuevo

Grandes microperspectivas autoAplazadas. No tener prisa. Sujetar esos nervios. Pero tampoco mucho.

Evitar irradiar nervios a los demás. El estrés rebotado nunca se sabe dónde se va a clavar.

Más vale estarse quieto un buen rato que agitar el universo con ajetreos y reenvíos vanos. Eso no quita que si hay que hacer la comida o fregar el suelo pues se hace todo.

Fragar el suelo sería fregar con mucha agua, escurriendo poco.

El año minuto ha pasado en su suspiro aleatorio

En la incertidumbria, que tampoco es mayor que en otras eras geológicas como nos queremos hacer creer unos a otras por darnos importancia y presentismo.

Aunque el presentismo es inevitable, que se lo digan a esta línea.

El aquí y ahora, tan sobrevalorado y con razón, se lleva regular con el cerebro, pero sin pasarse

Sin tampoco pasarse.

El cerebro, dicen, es la máquina del tiempo perfecta: lo crea al pensarlo, lo impide al pensarlo, lo modifica al recrearlo, siempre en presente eterno, que es el tiempo que falta en los verbos esquimales y españoles.

La vasta marcianiad de estas media nuits: se ve marte o Marte allá Arriba, la estela de Venus o Afrodita, a un tiro de ojo de Orión, que siempre ayuda al trasnocheo.

Feliz Pues (ensayando)

Si lo quieres, es una moda reciente, y por eso hay que cuidarla y decir la frase

Feliz Año Nuevo

Sin especificar.

Cada día es año Nuevo.

Feliz este segundo.

Luego seguirá el robot, que está en pruebas y los dedos se le atascan.

El robot tiene cuerpo entero, de cuerpo entero, y escribe con un dedo, como el tiki taca de Montes, ya en el cielo con Eloy.

El robot y la robot con sus delantalitos blancos.

Que pase el año de la paz y se salven todas esas vidas y vuelva la luz -¡fiat lux!- a los belenes de Ucrania y alrededores.

Ha estado Rosalía cantando Despechá en estos campos llenos de cáscaras de cerámica fenicia, celtíbera, romana, de Jaime I…

A simple vista por esos campos

cuatro mil años

a trozos pequeños.

Sigilata. negra, con dibujos, cenefas, curvas del cántaro que tanto fue a la fuente

y se rompió

Mil años cinco mil años

Esta punta de flecha vista al azar del sembrado que ya verdea, ¿quién la haría?

Tan fina.

Feliz Año

(Ensayo)

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