Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Júpiter y Saturno y sus lunas enamoradas

Hoy podemos ver a Júpiter y Saturno ahí enfrente, si se mueven esas nubes que ha puesto el gobierno a mala idea.

Días crepusculares, anticlimax covídeo del cansancio y la predepre, o depre plena, según. Y gracias (genéricas).

La aspirina genérica (ácido acetilsalicílico) necesita receta. Pero la Aspirina de marca, no.

La Aspirina ha vencido al populismo.

Anticlimax peristáltico con el brote de Londres, que el bicho ha mutado y es más efectivo en lo suyo, reproducirse, contagiar, matar.

El coronavirus es un algoritmo –todo lo es– que se comporta cual humano, coloniza, depreda, mata… y no aprovecha nada. El mal es informe y aleatorio, más o menos, trivial pandemia inaccesible a nuestras ciencias, alquimias atrasadas con respecto al universo.

Que siempre innova un poco por delante de nosotros/as.

El universo innova y te clava la espícula. El virus usa técnicas de las artes marciales orientales: aprovecha la fuerza del rival (o víctima) para ganarle. Así, la reacción excesiva del sistema inmunológico.

Pero esta tarde, dentro del caos y el destroy mundial, dentro de las bolsas que caen, podemos ver al poniente la conjunción de esos dos planetas invivibles, y sus lunas de sugerentes nombres. Júpiter y Saturno, dioses arbitrarios, lunas enamoradas de sus reflejos.

Si se van las nubes.

Y pero hoy ha entrado la primavera –aquí le decimos invierno–, el día 21 es un número grandioso, la aurora de las auroras.

El invierno ya es un anticipo de la primavera, se nota en las luces de navidad.

Y esa sencilla rutina trae un poco de luz, pronto habrá un minuto más de día al día.

Y mañana la lotería española, que habría que exportar más, como máximo valor de nuestra dolorida estirpe venida a menos es más.

El minimalismo hispano, mal entendido, se exporta poco, y ahí estaría el decrecimiento y la pereza y la siestorra y el vermú de los lunes y el hedónico juerguerío, atascado desde el malvenido 2008 y sucesivos horrores.

Horroribus total del 2008 que se prolonga y se reanuda cual Sísifo sin roca, peña Tarpeya de España: Ortega, saca la fiambrera con la paella seca y las vacunas supervitaminadas.

Pues eso, esta tarde podremos ver un rato, si se van esas nubarras, dos planetas gloriosos de nuestros abuelos, juntos de nuevo en el atardecer.

Y si no se despeja el cielo o el campo está ocupado los veremos por la tele, o sea, en el móvil. Indefinidamente.

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