Invierno covídeo, orgía en Bruselas, qué ambientazo. Se retrata el eurodiputado húngaro de Orbán que quizo escapar por el tejado y luego alegó inmunidad parlamentaria.
Nadie juzga por hacer orgías, al revés, que las disfruten. ¡Pero ir sin mascarilla! Y en un local cerrado, veinticinco hombres hechos y derechos. Y uno de ultraderecha.
Polonia y Hungría, sus gobiernos autoritarios, cuestionan los principios de la Unión.
Y amenazan con impedir la lluvia de euromillones si no se les permite vulnerar la democracia, cosa que ya vienen haciendo. Si se les deja a su aire, quebrarán lo que queda de la Unión, los flecos. Y pueden contagiar a otros: cada país tiene su Orbán en la despensa, o en el banquillo. Y van contra la homosexualidad.
Este juerguista clandestino, algo hipócrita, renunció al escaño, pero lo grave es lo que hace su gobierno a Europa. Tras el brexit, Polonia y Hungría. Malos socios. Si firmaron, que cumplan. O que se vayan.
Y que hagan las orgías que quieran.
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Aquí en Spain no estamos para orgías. La verdad.