Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Feliz Navidad

«Es maravilloso vivir solo en espíritu, y día a día, eternamente, dar fe de lo espiritual en las personas. Pero a veces me harto de mi existencia espiritual eterna. Entonces quisiera dejar de flotar eternamente por las alturas, quisiera notar que tengo peso, que se anulara la ausencia de fronteras, y ligarme a la Tierra. A cada paso y a cada ráfaga de viento me gustaría poder decir: “ahora, ahora y ahora”. Y ya no decir más: “desde siempre” o “eternamente”. Sentarme en la silla libre en una partida de cartas. Que me saluden aunque sea con un pequeño movimiento de la cabeza… No es que quiera tener un hijo ni plantar un árbol. Pero qué agradable debe de ser volver a casa después de un día pesado y dar de comer al gato como hace Philip Marlowe. Tener fiebre, mancharse los dedos de negro al leer el periódico, entusiasmarme no solo por cosas espirituales, por las comidas, por el contorno de una nuca, por una oreja. Mentir. Como un bellaco. Notar que el esqueleto se mueve contigo al caminar. Suponer las cosas, por fin, en lugar de saberlo todo. Poder decir: “Ah”, “Oh” y “Ay” en lugar de sí y amén.»

Lo dice uno de los ángeles de la película «El cielo sobre Berlín«, de Win Wenders. Se cansa de ser ángel, de esa eternidad, de saberlo todo desde el infinito. Quiere ser una persona, sentir la finitud y las cosas.

Algo muy bonito de esta película, por lo demás fascinante, es la alegría de vivir.

Además, sale Berlín en el 87, poco antes de caer el muro, los ángeles, poemas, estampas, vidas. Y un maravilloso Peter Falk haciendo de sí mismo, el teniente Colombo…

Feliz Navidad.

 

 

 

 

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