Veinte Segundos Veinte Segundos

El big data del alma

Que nos aforen a tod@s pero YA

El hueso que arrojó ayer Sánchez no ha durado ni un día. Era otra boutade, una broma para pasar esta semana postmasters.

Los aforamientos son un anacronismo, una vergüenza que además desacredita a la Justicia, a los jueces ordinarios. Por eso mismo es evidente que no los van a quitar. Como Unamuno con los inventos:

Que se desafueren ellos.

Los países del entorno, etc. Sabido esto, que Sánchez-84 arrojara ese hueso ya putrefacto al populi refleja su propia debilidad… de ideas… y de acciones: lo que sería falta de valor. Las ideas se copian y ya (como las tesis), pero luego hace falta valor (Radio Futura) para ponerlas en marcha.

Ejemplo: la luz sigue subiendo sin parar. ¿Hay alguien ahí, en el gobierno?

Resulta que su reforma de los aforamientos medievales consistía en más privilegios, en reforzar los privilegios.

Lo peor que es que parece que no hay nada más. ¿Qué nos traerá mañana? Las bombas arábigas se van a caducar.

Al menos Sánchez ha fichado al alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, experto en Twitter, que es la cosa más difícil del mundo (equivale a varios másters en teología, alma humana, siquiatría y cábala). Si alguien puede salvar a un gobierno en general y a este en particular, es un experto en Twitter, que es el nervio por el que pasan las vísceras y las cosas. Aunque… es posible que la histeria enloquecida del gob Sánchez-84 contamine al recién llegado antes de que él tenga tiempo de tuitear el temporal.

Aparte de los barullos de relleno y de las trifulcas folclóricas (matinée Aznar) el país, ya corrupto por ósmosis descendente (desde las élites impunes), necesita algo sólido para confiar en un gobierno, incluso en este. Algo sólido: que baje la luz, que reparta dinero a los pobres, que legisle por fin y rápido para ampliar la supervivencia. Eso sí, sin tocar los bancos, por dios. Ni los bancos ni nada.

Ya que nunca han tenido intención (nadie) de desaforar a los privilegiados, lo que podrían hacer es aforar al resto.

O sea, decretar, pero ya, aforamiento universal hispano: que nadie pueda ser juzgado ante un juzgado ordinario (¡fiesta jueces, se acabó el agobio!)

Que extiendan la inviolabilidad a todo el censo.

Incluyendo sin-papers, por supuesto.

Para eso no necesitan molestar al rey ni abrir el melón.

Así se consigue la igualdad por arriba.

Y así van pasando los days.

Feliz finde.

 

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