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Entradas etiquetadas como ‘pensamiento’

El pensamiento profundo no está de moda

Por Elena Trius Béjar

Fotograma del documental ‘La Llave Dalí’

Se inaugura una exposición: Dalí, Picasso, Sorolla… Acudimos en masa y recorremos los pasillos, extasiados con la colección. Nos hacemos ‘selfies’ y los colgamos en las redes. Sin embargo, se nos escapa un importante aspecto de este fenómeno: el reconocimiento de los artistas y sus obras responde a un mecanismo ideológico, casi siempre político.

El arte nunca es neutro. Los autores de renombre salen a discusión pública porque a alguien le interesa debatirlos. En las escuelas y universidades nosotros, profesores, podemos tender a reforzar las imágenes de siempre, a crear consumidores de cultura.

La superficialidad y el estereotipo facilitan que se nos manipule a través de las imágenes, a través del arte. El pensamiento profundo, adquirido a través de la lectura y la lentitud del estudio, no está de moda. ¿Será porque a algunos no les interesa?

 

Salvajes de izquierda de extrema barbarie

Por Agustín Arroyo Carro

Cuando un grupo neonazi atacó a varias personas reunidas en la librería catalana Blanquerna en Madrid escribí una carta a la prensa para condenar semejante barbarie. Aquellas imágenes fueron grabadas y algunos de sus protagonistas identificados y detenidos inmediatamente por la Policía. Este condenable hecho se ha vuelto a reproducir ahora en la facultad de Derecho de Madrid, pero los agresores son de extrema izquierda y no están identificados todavía.

Hacía mucho tiempo que la Universidad española había olvidado las incursiones de estos especímenes que, escondidos en el más cobarde de los anonimatos, arrasan cuanto pillan y agreden a otras personas por no ser de su ideología política.

Fachada de la facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en Ciudad Universitaria (Jorge París)

Fachada de la facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en Ciudad Universitaria (Jorge París)

Flaco favor hacen estos descerebrados al pensamiento de izquierdas que ha de ser siempre pacífico, reflexivo y conciliador, aunque sea libertario. Solo está justificada la violencia colectiva emancipadora y revolucionaria contra regímenes opresivos o tiránicos o contra dictaduras inhumanas y sangrientas. La asociación Francisco de Vitoria de estudiantes de Derecho no oculta su militancia derechista, pero eso es tan legítimo en democracia como declararse de izquierdas. La Universidad, como decía Unamuno, es el templo de la inteligencia y no puede ser hollado ni mancillado por estas partidas de la porra que imitan a las SA nazis. Hay que identificar a estos gánsteres y hacer que sobre ellos caiga todo el peso de la ley.

Inteligencia twittera

Por Agustín Arroyo Caro

Twitter, como red o plataforma social, parece que se ha elevado a la categoría de santuario nodular e imprescindible para comunicarse sobre todo entre los jóvenes. En 140 caracteres poco se puede decir. Es verdad que pensadores o intelectuales como La Rochefoucauld, La Bruyere u Oscar Wilde, por ejemplo, en una sola frase podían encerrar una sintética e incuestionable sabiduría. La floración incontenible de chorradas, banalidades, fruslerías y frases inanes, fruto de un pensamiento débil, pueblan Twitter y banalizan el pensamiento profundo. Si la gente leyese más libros y periódicos podría enriquecer el volátil e insustancial pensamiento twittero. TwitterLa reproducción cuasi ilimitada de mensajes y opiniones en píldoras en Twitter no puede cambiar la realidad y la facticidad mostrenca de la dureza de la vida diaria y de la Historia humana. Los políticos quieren controlar, incluso, el pensamiento débil y dicen cosas en Twitter para demostrar o aparentar que están al loro de la opinión pública más extensa o popular. Es solo una pose o máscara fútil que no desenmascara sus verdaderas intenciones muy arraigadas y planificadas con todas las consecuencias. Muchos, en vez de hacer pintadas en la tapias o en los retretes, escriben en Twitter; es más accesible y adictivo. Es una moda efímera como todas las modas pasajeras. Muchas veces una ostensible pérdida de tiempo.