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Archivo de enero, 2014

Ellos son los que salen de la crisis

Por Horacio Torvisco

(EFE)

(EFE)

Últimamente se observa con cierta asiduidad que hay muchos medios de comunicación, y no sólo de la “caverna mediática”, que han “comprado” el mensaje oficial de que ya estamos saliendo de la crisis, de que sólo es cuestión de tiempo y de más recortes (perdón, quería decir reformas),y de que hay que abandonar este túnel siniestro en el que nos encontramos. Al parecer, la vuelta a los pingües beneficios de la banca y de los grandes oligopolios, junto con el inexorable aumento de millonarios en España da pie a este tipo de desmesura al analizar nuestra realidad. El paro, las desigualdades, la pérdida de derechos y la calidad en los servicios públicos, el futuro de nuestros jóvenes, etc., quedan como un elemento retórico al final de los discursos de navidad, o como mucho en un deseo cada vez más utópico. Lo importante, dicen, ya se está consiguiendo.

Sin beca, sin trabajo y sin sanidad

Por Aurora Soto

Estudiantes en un aula universitaria. (GTRES ONLINE)

Estudiantes en un aula universitaria. (GTRES ONLINE)

Diplomada en Magisterio de Lengua Extranjera Inglés, graduada en Trabajo Social y estudiante del Máster de Criminología. Tengo 25 años a punto de cumplir los 26 y a punto de vivir en mis carnes la próxima censura que este gobierno pretende hacer a los millones de jóvenes que tenemos 26 años y no trabajamos porque no nos dan trabajo. Mi situación la viven miles de jóvenes diariamente. Primero fue J. Ignacio Wert con su reforma de becas para la cual un estudiante con dos carreras no tenía talento y con una media de 6,89 no obtuve beca. ¿Es mejor profesional alguien con un 7,1 que con un 6,89?

Y ahora, la señora Ana Mato que castiga a aquellos hijos de españoles que llevan toda la vida cotizando para ganarse la vida sin sanidad. Solo aquel que tenga dinero podrá pagársela. Nunca entenderé las razones de este gobierno para castigar a las clases medias y sobre todo castigar a su futuro. Hemos dedicado parte de nuestra vida para ser buenos profesionales en un futuro pero no nos dejan ejercer y encima nos privan de algo tan necesario para muchos como lo son la sanidad y la educación. Las actuaciones no tienen justificación alguna. Hace mucho tiempo que muchos jóvenes dejamos de sentirnos españoles por estos motivos, ojalá algún día podamos sentirnos de nuevo.

Una ‘festividad’: Maltratar a los caballos

Por Mª Pilar García Maza

En la localidad de San Bartolomé de Pinares (Ávila) se celebra cada año la festividad de San Antonio, donde se obliga a aproximadamente un centenar de caballos a recorrer las calles de la localidad y a saltar sobre una veintena de hogueras. Los animales, por instinto, huyen del fuego, sin embargo en esta supuesta ‘festividad’ en la que solo se divierten los lugareños y no los animales, obligan a caballos, mulos y burros a saltar por encima del fuego o a caminar sobre brasas candentes, provocándoles dolor, estrés, miedo y terror.

Un jinete atraviesa con su caballo una de las hogueras encendidas en las calles la localidad abulense de San Bartolomé de Pinares, durante la tradicional cita de Las Luminarias. (Raúl Sanchidrián / EFE)

Un jinete en Las Luminarias. (Raúl Sanchidrián / EFE)

Mientras la multitud se agolpa a ambos lados de la calle observando el espectáculo, los animales sufren y padecen numerosas quemaduras en sus cuerpos. Estamos otra vez frente a una tradición cruel, como tantas en este país. ¿Hasta cuándo se va a permitir que este tipo de maltrato siga sucediendo en estos lugares de la España profunda? El gobierno debe de tomar cartas en el asunto y prohibir de una vez por todas este maltrato escondido detrás de la palabra ‘festividad’.

Palmeros, ¿qué sería España sin ellos?

Por Víctor Santos Gascueña

Cuán importante es su labor. No hay sarao, fiesta o negocio que se lleve a buen término si no se cuenta con su presencia. Siempre en sintonía con la voz dominante actúan como amplificador de su patrocinado, jaleando y coreando sus iniciativas sin cuestionarse jamás otra cosa que no sea objetivo distinto al de su jefe de filas.EFE

No son mecenas ni filántropos aunque lo puedan parecer. Siempre les mueve algún interés; pecuniario en unos casos… el coqueteo con el poder en otros.

Queridos y apreciados en su círculo y denostados fuera  tienen una capacidad que les hace supervivientes… Son camaleónicos… su capacidad de adaptación al medio es impresionante…

¿Qúe sería España sin ellos…?

La ley del embudo

Por Pedro Pablo Pellón

Dos empleados en una oficina. (GTRES)

Dos empleados en una oficina. (GTRES)

Los cuarentones y cincuentones se acordarán de esta ley, a la que de niños solíamos apelar cada vez que queríamos sacar ventaja de cualquier situación frente al resto de grupo. Muchos de aquellos niños hoy en día son empresarios y/o altos directivos de grandes empresas españolas, ahora son hombres y mujeres que llevan inoculada la «ley del embudo«, es decir, «lo estrecho para otros y lo ancho para mí», y la aplican en sus empresas que, incluso en plena crisis económica, les permiten subirse el sueldo casi un 7%, mientras que para el resto de sus trabajadores se traduce en bajadas del 3,18% para mandos intermedios y de sólo el 0,47%, ¡qué detallazo!, para el resto de empleados.

Eso sí, estos empresarios triunfadores y ejemplares que no se cortan a la hora de echar el cierre o iniciar un ERE a la mínima ocasión, son los mismos que luego acuden al Gobierno de turno para «llorarle» y decirle que «la cosa está fatal, hace falta abaratar, más si cabe, el despido y reducir los costes laborales«. ¿Y no se les cae la cara de vergüenza? Son casi tan golfos, insolidarios y ruines, como los directivos de las cajas que, sabiendo los pufos de sus preferentes y que sus cajas se hundían, se subieron sus sueldos, repartieron beneficios y prepararon suculentas indemnizaciones antes de que el Estado, con el dinero de nuestros impuestos, les rescatara.

Creo que somos el único país del mundo que indemniza a los directivos y/o ejecutivos que hunden empresas y/o saquean bancos o cajas de ahorros. Realmente «Spain is different«. A mí me han dicho que en otros países los meten en la cárcel, pero no termino de creérmelo.

Luego los sesudos tertulianos y los asesores de los políticos, se sorprenden de que la ciudadanía salga a la calle por una nimiedad como la construcción de un aparcamiento. Lo raro es que la tensión social se esté canalizando tan «suavemente», porque sí desde arriba no escuchan, cambian y dejan de subir el fuego, esta «olla exprés» en la que estamos los ciudadanos (los garbanzos) puede estallar en cualquier momento. Ojalá que nunca pase.

¿Por qué 2013 tenía que ser un mal año?

Por Manuel Nogueras Tamargo

Analizando las 12 campanadas de fin de año, casi todas las cadenas  de TV despedían 2013 como un mal año. Deseando que se marchara para que entrara el 2014.¿Por qué 2013 fue un mal año? ¿Por la crisis, por el paro, la emigración para buscar trabajo, por el despido de miles de trabajadores, por la reforma laboral, por la subida del IVA?

La Puerta del Sol de Madrid durante las campanadas de fin de año  (Kiko Huesca / EFE)

La Puerta del Sol de Madrid durante las campanadas de fin de año (Kiko Huesca / EFE)

¿De verdad que aún podemos creernos que 2013 ha sido un mal año? Estamos en 2014 y yo aún sigo viendo en el mismo sitio a corruptos, a los que dijeron que no cambiarían nada y lo cambiaron. ¿Será 2014 otro mal año?

 

No a la utilización de las cajas autoservicio

Por Felipe Berzal Montero

Quisiera hacer una llamada de atención a todos los consumidores sobre la implantación de cajas autoservicio en los centros comerciales. Cada día que voy a comprar y veo pasar por dichas cajas me pregunto si la gente es consciente del daño que nos estamos haciendo los consumidores al pasar por ellas, primero porque tenemos que realizar nosotros mismos el trabajo de pasar los productos pagándolos al mismo precio, y segundo por la cantidad de puestos de trabajo que estamos destruyendo, porque si seguimos aceptando esto, esos puestos perdidos no se recuperarán nunca, ya que seguro que el año que viene todas las cajas serán autoservicio.

Una cajera observa un billete de 10 euros en un supermercado en Riga (Letonia).  (EFE / Archivo)

Una cajera observa un billete de 10 euros en un súper en Riga (Letonia). (EFE / Archivo)

Este mismo caso lo podemos ver en las gasolineras; hemos aceptado (tragado) tener que servirnos nosotros mismo la gasolina por el mismo precio. He vivido en un país extranjero y allí había gasolineras en las que si te servías tú mismo el precio era más económico, podías elegir, sin embargo aquí en España te cobran lo mismo. Poco a poco nos la han colado y hemos tragado. Otro ejemplo es el consejo de las compañías eléctricas, telefónicas, bancos, etc., de que solicitemos la factura electrónica con la excusa ecológica de no talar árboles. Pues yo digo lo mismo: si quieren que yo reciba la factura electrónica que me hagan una rebaja en el recibo, ya que ellos se están ahorrando mucho dinero al no emitir y  enviar dichas facturas. Por favor, consumidores, despertemos de una vez y digamos ‘no’ a estos abusos por parte de las empresas, porque siempre perdemos los mismos.

El pobre González se aburre

Por José Antonio Pozo Maqueda

El expresidente del Gobierno Felipe González ha anunciado recientemente en Sevilla que dejará el consejo de administración de Gas Natural porque es muy aburrido. Felipe González –que percibe de Gas Natural por su cargo de consejero más de 125.000 euros brutos anuales- declaró que cuando finalice el periodo para el que fue elegido abandonará el Consejo “no porque haya incompatibilidades, sino porque es muy aburrido”.

Felipe González (EFE / Archivo)

Felipe González (EFE / Archivo)

Pobrecito el señor Gónzalez que se aburre en Gas Natural, a lo mejor aceptó el cargo para divertirse un poco; y, visto lo visto, lo deja. ¡Qué  le vamos a hacer! No se puede tener todo en esta vida. Sea todo por la diversión.

 

No me echan, me marcho

Por Andrea Hernández González

Soy española y actualmente vivo en las Antillas Francesas. Pertenezco a la denominada generación sin futuro, generación perdida o generación de jóvenes sobrecualificados. Pertenezco a los “jóvenes aventureros”, aunque a mis ya 31 años quizás cabría apuntar lo de “y no tan jóvenes”, y escribo esto porque no me siento identificada con el lema de “no nos vamos, nos echan” que parece valer para todos los “jóvenes aventureros” que nos hemos ido de España.

En España tengo familia, amigos (aunque cada vez son menos) y hasta un novio, a la espera de seguir mis pasos. Evidentemente, los echo mucho de menos, pero si ahora mismo me preguntaran si echo de menos a mi país, mi respuesta sería rotundamente no, porque para echar de menos un país, hay que estar orgullosa de él, y yo, en estos momentos, lo único que siento es vergüenza; vergüenza por la panda de canallas que nos ha vendido una estafa gigante bajo el nombre de crisis, pero ante todo vergüenza por la complacencia con la que hemos asistido a semejante espectáculo.Marea blanca en Madrid

Admiro a los españoles que se quedan para luchar por un futuro digno. Sin embargo, a mí no me quedan ni fuerzas ni energías para luchar por un país que ha votado a un Presidente incapaz de comparecer ante los medios, que ha elegido democráticamente a un partido de tintes fascistas, que permite que en un colegio público se haga apología del franquismo y otros regímenes afines, que se desvive por un deporte que debe sumas astronómicas a la seguridad social, y que sale a la calle para vitorear a una selección que, alardeando de española, paga sus impuestos en Polonia y en Sudáfrica. Tampoco entiendo que en las manifestaciones por la defensa de la educación haya tenido al lado a una señora con bastón y haya visto escasos estudiantes, ni que la marea verde y la marea azul parezcan dos equipos al más puro lema “¿y tú de quien eres?”, como si ambos ámbitos no nos incumbieran a todos los españoles como pilares de un Estado con futuro y como si la desgracia no fuera con nosotros hasta que llama a nuestra puerta. Igualmente, contemplé atónita cómo el día de la huelga general, en la que se promovía una huelga de consumo, los bares de la capital estaban atestados de banderas sindicales tras la manifestación. Al igual que me quedo atónita al constatar que personas casi diez años más jóvenes que yo aún sostienen una mirada escéptica (por decir algo) hacia la homosexualidad, porque quizás además de creernos ricos también nos creímos progres sin serlo. Podría proseguir con la cantidad de profesores de la pública que llevan a sus hijos a la concertada, o con los comentarios de gente joven que asegura que es mejor “que cada uno se pague su propia sanidad”. Y seguro que me dejaría cosas en el tintero.

Siento una inmensa admiración por todos aquellos valientes del 15M, pero me sorprende que haya tantas personas que reivindiquen su derecho a que no hablen en su nombre en tanto que mayoría silenciosa. Y es que dicen que los votantes del PP son disciplinados, como si eso excusara no ir a las urnas en plenas elecciones. Lo siento, pero no puedo defender la mayoría silenciosa, porque tal y como están las cosas funciona un voto nulo, un voto en blanco, pero no lo de que “el que calla otorga”. Como dijo recientemente Anguita en una entrevista, “que no sea la protesta de los resignados en los bares”. Y para mí eso es en lo que se ha convertido España: la queja y la resignación. Y si no, démosle tiempo a las siguientes elecciones: ese día, como de costumbre, la gente se olvidará de los sobres, los casos Nóos, los trajes envenenados, los aeropuertos inútiles, y votarán en función de los acontecimientos de las últimas 48 horas. Esos somos nosotros, los de la memoria a corto plazo.

Siento también una inmensa pena por los investigadores cuyos proyectos no han visto financiación en España, por los jóvenes que tras años de trabajo no han cotizado ni un solo céntimo, y por los no tan jóvenes que se ven obligados a ganarse el pan fuera de nuestras fronteras. Este no es mi caso: yo dejé un contrato indefinido (cuando eso existía) y un relativamente buen salario, para ahora cobrar una miseria en el extranjero. Algunos podrían llamarme loca, pero irse al extranjero ya no es para mí una cuestión de calidad de vida, sino una cuestión de dignidad. Dignidad laboral, dignidad como mujer y dignidad como ciudadana, todo lo que me han arrebatado en mi país. Sólo me han dejado la libertad de poder decidir que no quiero vivir allí. Pero no nos confundamos, a mí no me han echado. YO ME HE IDO.

¿Obligarles a qué?

Por José Morales

Imagen de un partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona. (ARCHIVO)

Imagen de un partido entre el Real Madrid y el FC Barcelona. (ARCHIVO)

El expediente de Bruselas a España por un supuesto trato de favor a siete clubes de fútbol, entre ellos Real Madrid y Barcelona, mete en el mismo saco dos objeciones muy diferentes: las ayudas públicas que hayan podido recibir varios equipos valencianos y la estructura societaria de aquellos que no son SAD (Sociedades Anónimas Deportivas).

Las primeras, en efecto, resultan atípicas, pero los reparos a lo segundo son más que discutibles. El fútbol necesita limpieza y transparencia, cierto, pero no inquisidores que siembren de sospechas los éxitos. Si el Real Madrid y el Barcelona están entre los mejores equipos del mundo, no es debido a las ayudas públicas que no tienen. El estatuto de estos clubes (grupos deportivos) es el que siempre habían tenido todos, sería absurdo obligarles a transformarse en sociedades anónimas. El caso de Athletic Club y el Osasuna, aún es más llamativo.