Wakuneco invierte muchas horas en su taller de Tokio. Tiene un sentido asiático de la perfección y el realismo. Sus retratos en tres dimensiones terminan dentro de un marco que envía luego a los clientes.
Con pulso de taxidermista, la artista realiza estos trabajos. Son retratos minuciosos, fieles, y siempre por encargo. Algunos quieren, y es una rara costumbre que parece egipcia, inmortalizar a sus gatos. Entonces le mandan una fotografía del animal difunto.
Cose, teje, pega.
Wakuneco significa en japonés: «marco de gato» o «retrato de gato». Los clientes que acuden a ella quieren mediante este culto recordarlos, casi una momificación hecha de tela.