En respuesta a las medidas de un consistorio que quiso limpiar São Paulo de grafitis, el colectivo Cinema de Rua nos invita a visitar las obras de arte urbano de la ciudad a vista de drone. La megalópolis brasileña, una Babilonia insomne que acaba de cumplir 463 años, está llena de grafitis que cubren extensos y elaborados murales en las principales avenidas, como la 23 de Maio. Muchos de los paulistas las consideran parte de su identidad artística, como un paisaje mestizo que se suma a los atascos, el desorden, la llovizna y la vibración de esta urbe que es conocida como La locomotora de Brasil.
El anterior gobierno municipal de João Doria declaró la guerra a muchas de estas obras – algunas financiadas por la administración- porque las consideraba una muestra de dejadez y suciedad. El grafiti y especialmente el pichação (expresión típica paulista basada en pintadas callejeras con mensajes en las paredes de los edificios, a veces con contenido político, pero también críptico e incomprensible) dejaron de ser bienvenidas.
El pichação sería esto…