El equilibrio imposible del nuevo circo

Cae por su propio peso: somos animales desequilibrados; no sabios, desequilibrados. Un mamífero anhelante, que necesita firmeza, nivelación, estabilidad y simetría. Convencido de que en el equilibrio está su salvación (lo cual siempre es cierto si el suelo está fregado).

Por eso nos gusta el circo moderno, es como magia para el intelecto y los sentidos. Vemos el dominio de estos artistas e inmediatamente recibimos esa imagen de balance universal: cuerpo y mente, física y química. Es la magia de los que consiguen un acto imposible, y que aparentemente solo utilizan músculos y tendones, falanges, pies y narices. Parecen dispuestos a reírse de la mismísima gravedad, esa señora dura y sin corazón, que no se compadecerá de ti aunque acabes descalabrado del tercer piso.

El circo busca sorprendernos con la concentración de estos artistas. Estimula el desequilibrio interior  -la maldad, dirán otros- que nos hace esperar que se caigan del trapecio u otra barbaridad, solo por envidia, no es por sadismo, es porque son culpables de vacilar a unas leyes que el resto de mortales parecemos incapaces de dominar. Esta es la inconfesable emoción que llena las gradas, la gracia del invento.

Damas y caballeros… aquí tienen a un animal torpe y desequilibrado que se ríe de las fuerzas físicas que regulan la armonía y que merece de algún modo ser condenado o aplaudido; seguramente, ambas cosas a la vez.

Ahí está la belleza del circo.

El artista suizo Maedir Eugster consigue que este desafío sea un acto sobrenatural. Como buen animal desequilibrado que soy me quedo hechizado ante la sencillez de su magia. Deseo que se caigan sus palos y plumas, soplo sobre la pantalla del ordenador, pero nada ocurre, siguen allí, flotando, levitando, insultando a las leyes físicas. No hay pegamento o truco, solo matemáticas y destrezas que no alcanzo a comprender.

Trabaja en el Rigolo Swiss Nouveau Cirque y lleva desde 1999 practicando su arte. Empezó en una playa de Goa, jugando con palos. Ha creado una disciplina que se trasmite como un rito iniciático: solo los escogidos -como por ejemplo su hija, Lara Jacobs, conocida como La Diosa del Equilibrio, en el Cirque du Soleil pueden aprender sus secretos. Su espectáculo, Sanddorbalance, en el que usa trece nervios de palmera, ha sido multipremiado. Wings es la última creación de este circo.

Es su concepto de Balance, con el que juega como un prestidigitador con esos palos y plumas. Alza con sigilo esculturas que parecen colgar de invisibles hilos. Arma una estructura que solo se aguanta en realidad por el contrapeso de una insignificante pluma. ¡Una pluma mantiene el edificio! Busco inmediatamente mi pluma, ¿cuál es? ¿dónde estarás? ¿qué elemento irrisorio de mi vida es que el mantiene toda la estructura en pie? ¡Ah, la metáfora, el circo, los equilibristas, la diosa y mi desequilibrio!

Disfruten del espectáculo…

Los comentarios están cerrados.