Tras ver las fotografías de Elsa Bleda nunca más correrás hacia la luz

Siempre le he tenido miedo a la luz, nunca a la oscuridad. Es ella la que te persigue por las avenidas vacías y proyecta en los árboles tus miedos. En la película de El Exorcista el diablo nunca fue el protagonista: era la luz quien te apretaba la garganta.

Anochece en una fotografía de Elsa Bleda. Se ilumina el tendido eléctrico en una barriada sudafricana. La luz deja de ser una onda inocente para ser esa otra cosa cargada de presagios. Si la luz fuera un personaje sería como un visitante de dormitorio oculto entre manchas de neón, una alimaña invisible que marca las esquinas con la orina de un violador, el alien que ejecuta la abducción sin más testigos que tu voz anestesiada. Todo eso es la luz.

Seríamos estúpidos si creyéramos que esta onda esférica, capaz de recorrer eones en el espacio profundo, es un ser inocente. La fotógrafa Elsa Bleda tiene el don de capturarla, entiende su extrañeza en el momento de sumergirse en los paisajes nocturnos. La luz es una agitadora onírica, y lleva consigo a esas cosas que ha ido recogiendo en su camino desde el espacio exterior. No es una onda, no es energía aunque golpee la materia, es una emoción que teje el paisaje, capaz de convertir una calle inocente en este lugar de aullidos silenciosos.

El sol lanza el último aviso de evacuación hacia los dormitorios. Entonces Elsa sale a cazar las luces de Johannesburgo o Estambul, ciudades en las que habita, merodea, observa. El neón se funde con la brutalidad de los distritos rojos. Elsa lo sabe… La iluminación aparece como un desgarro en la amígdala. Dicen que su trabajo tiene la textura de las buenas distopías: un mundo en ruinas necesita de una luz que lo derrumbe.

Not like you do. // Portishead – Sour Times. Istanbul ☔️🦋

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The void inside of me II. Istanbul, January.

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Accra, Ghana 💎

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Los críticos vinculan el estilo de esta fotógrafa con el cine: Blade Runner (especialmente la última secuela), o las películas asiáticas de directores como Wong Kar-wai, Park Chan-wook, Kim Ki-duk, de los que dice sentir admiración.

A mí me viene a la mente Poltergeist, con esos espectros adictos a una niña rubia, y aquellas coordenadas que no podían estar más equivocadas: «¡Corre! ¡Corre hacia la luz, Caroline!».

🌌✨ // James Blake – Retrograde.

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