‘La Fumeuse’ (1910) – Georges de Feure
El adjetivo femenino aparece pronto cuando se teoriza sobre la obra de Georges de Feure (1868-1943), uno de esos creadores todoterreno del art nouveau que eran tan capaces de dibujar un cartel como de diseñar todos los elementos de una obra de teatro, un juego de muebles de salón o un jarrón de porcelana.
El pintor, diseñador, escenógrafo y diseñador industrial francés tenía en realidad un nombre más complejo y difícil de recordar para un francoparlante: Georges Joseph van Sluijters. Su madre era belga y su padre, un acomodado arquitecto holandés. Trató a los 18 años de empatizar con sus raíces tras ser uno de los 11 estudiantes admitidos en la Rijksakademie van beeldende kunsten (Academia Real de Bellas Artes) en Ámsterdam, pero duró poco al sentirse encorsetado por unos estudios artísticos formales que coartaban su independencia.
No volvió a pisar un centro de estudios y volvió a París, donde fue alumno de Jules Chéret, el maestro de los deslumbrantes afiches de espectáculos y fiestas de la Belle Époque y considerado inventor del cartel moderno. De Feure comenzó así a crear carteles con paletas de tonos pastel y sombras de gris, ciñéndose a los cánones del art nouveau, un movimiento que apostó por interpretar la naturaleza con una elegancia geométrica.
‘Femme en rouge’ – Georges de Feure
Las mujeres de los afiches, los calendarios, las ilustraciones, pinturas y vidrieras del autor llevan estolas, vestidos y tocados con cenefas y flores vaporosas, telas que se ajustan en las caderas y se dispersan creando volantes y colas que lucen como el plumaje de un ave exótica. El autor les otorga rostros de facciones afiladas y armónicas. Entre fatales, melancólicas y benévolas, pueden convencerte de que los secretos que conocen podrían ser tu salvación y tu perdición a partes iguales.
En una trayectoria de fama y reconocimiento como el «poeta del cartel», participó en salones y exposiciones avaladas por aquellos académicos de los que había escapado años antes. En 1900 dio un giro hacia las artes decorativas y, junto a vidrieras, jarrones, lámparas y tapices, creó en colaboración con dos artistas más, un pabellón para la Exposición Universal de París como encargo del marchante y coleccionista de arte Siegfried Bing. Las imágenes que se conservan descubren una estructura que desprende la misma sensualidad natural de sus mujeres, invitando al visitante a dejarse llevar por la armonía natural del art nouveau.
Pabellón ‘art nouveau’ de Bing para la exposición universal de París del año 1900
A pesar de los éxitos —entre ellos medallas de oro en la Exposición Universal, exposiciones en el Grand Palais de París o una nominación a ser Caballero de la Legión de Honor— y demostrar una envidiable versatilidad, murió sin ser una estrella, con problemas económicos que no hicieron más que agravarse conforme avanzaba la década de los años treinta, sin dejar una estela de fascinación permanente como la que causan ahora coetáneos como Alfons Mucha. Las coquetas y arregladísimas mujeres de carteles y pinturas son ahora las mayores defensoras del talento olvidado. Silenciosas y secretas recuerdan, de vez en cuando, que Georges de Feure existió.
Helena Celdrán
‘Femme de Gand’ -Georges de Feure
‘Elegante Près d’une Source’ (1903) – Georges de Feure
‘The Return of Knight’ (1897) – Georges de Feure
‘Paris-Almanach’ (1894) – Georges de Feure
Sin título – Georges de Feure
‘The Voice of Evil’ (1910) – Georges de Feure
‘La Toilette Sensationnelle’ (1902) – Georges de Feure