( ©Lucasfilm / Disney )
Siempre he querido imaginar que tras los fastos de la Luna de Endor en El retorno del Jedi, la princesa Leia sería la reina Leia y que gobernaría con igualdad, paz y justicia junto a Han Solo. No sin muchas dificultades porque esa galaxia muy, muy lejana está repleta de planetas, criaturas de todo tipo, diversidad, conflictos y señores oscuros decididos a pasarse al otro lado en cuanto le des la espalda. Aunque a él, ese aventurero y mercenario galáctico intrépido y socarrón, y con más dotes evidentes para lanzarse de cabeza al peligro que usarlas con mesura y serenidad para la regencia, las cosas de palacio le importarían un bledo.
Algunos han dicho que con la destrucción de la segunda Estrella de la Muerte, el satélite de Endor habría quedado en realidad arrasado por la lluvia de escombros tras la explosión. No se lo crean. No fue así. Leia, Han Solo, Luke, ewoks, pilotos de X-Wing y demás prosiguieron con los festejos durante días y días.
